miércoles, 29 de abril de 2009

Red Auerbach


Hace un par de años que uno de los diez mejores entrenadores en la historia de la NBA murió de un ataque al corazón. Red Auerbach, el judio que amaba la comida china y fumaba un puro cada vez que la victoria estaba asegurada (en Boston, los bares llegaron a colgar carteles que informaban de que estaba prohibido fumar excepto si eras Red Auerbach), fue uno de los entrenadores claves en la formación del baloncesto moderno. Auerbach proponía un juego basado en la fuerza del equipo, una buena defensa y, cuando se pudiera, un contraataque vertiginoso. Era duro, pero muy querido por sus jugadores, incluso por los rivales (siempre se vanagloriaba de que Wilt Chamberlain, una de sus mayores víctimas, acudiera por sorpresa a su fiesta el día que cumplía 80 años). Desde que murió, los Celtics otorgan cada año un premio en su nombre al jugador que mejor haya representado durante la temporada los valores que creen que caracterizan a su club. Hasta ahora, los ganadores han sido Paul Pierce, Al Jefferson, Kevin Garnett y Ray Allen. Auerbach no será solo recordado por sus 938 victorias, sus nueve títulos de campeón de la NBA o los otros siete que hay que añadir si contamos sus años como mánager general y presidente del club, llegando a una cifra récord de 16 títulos en 29 años. Auerbach, además de todo eso, será recordado por ser uno de los impulsores del fin de las diferencias raciales en los Estados Unidos (eso sí que fue un paso de gigante hacia el baloncesto moderno) al "draftear" al primer jugador afro-americano de la historia, Chuck Cooper en 1950. Catorce años después, sería el primer entrenador en poner sobre la cancha un quinteto compuesto completamente por jugadores de color.
Por las manos de Arnold Jacob "Red" Auerbach han pasado algunos de los mejores jugadores en la historia de la NBA, muchos de ellos, miembros actuales del tan americano Hall of Fame (él también lo es, del de la NBA y del del deporte judio), tales como Bill Russell, John Havlicek, K.C. Jones, Frank Ramsey o Bob Cousy. Muchos de ellos, y otros que pasaron más tarde por el equipo cuando pasó a los despachos debieron aprender mucho de él porque también se convirtieron en exitosos entrenadores, casos de K.C. Jones, Don Chaney, Paul Westphal, Paul Silas o, aunque esporádicamente, el gran Larry Bird, último éxito de Auerbach cuando a finales de los setenta consiguió formar desde los despachos aquel gran grupo formado por Bird, Parish, Dennis Johnson, Kevin McHale, Danny Ainge y compañía.


Y, por cierto, creo que no tienen nada en común más allá de la coincidencia en el apellido, pero, si os apetece escuchar buena música, va una recomendación: el último disco y primero en solitario de Dan Auerbach, guitarrista de The Black Keys. Acertaréis, claro, si os gusta el rock and roll, con algo de blues, guitarras intensas, una voz folky y dos gotas de soul para darle más sabor.

martes, 28 de abril de 2009

Josu Amutio


Ya he dicho alguna vez que corro. Llegué a correr, durante un periodo bastante sano de mi vida, unos once kilómetros al día durante cinco días a la semana. A veces, más. Joder, sí que estaba en forma entonces. Dejé de fumar y cuidé mi alimentación. Después, me fui a vivir a los Estados Unidos, y volví a fumar pero cuidé aún más mi alimentación. Corría unos ocho kilómetros todos y cada uno de los días, desde casa hasta Moorehead Park y volver. Un día, cansado de no poder ir por culpa de la nieve y el hielo, salí a dar vueltas por la acera del barrio a cuatro grados bajo cero. Los vecinos me miraban desde la ventana y en la cuesta que llevaba a la colina del museo, me resbalé y me metí tal o…tia que salí corriendo y volví cojeando. Desde ahí, desde que volví, todo ha ido a menos: vuelvo a fumar demasiado, paso mucho tiempo frente al ordenador, y me volví perezoso. Poco a poco, intento recuperar la forma y hay semanas que parece que lo voy a conseguir pero otras vuelvo a frenarme en seco y tengo que volver al principio. De todas formas, no está mal lo que hago ahora para todo lo que he perdido (y el peso que he ganado): dos días mínimo, tres muchas veces, corriendo mis once kilómetros.
Se ha puesto de moda esto de correr. Está bien. Me parece cojonudo que la gente haga deporte, o ejercicio, llámalo como quieras. Cada uno sale a su ritmo y vuelve a casa cuando puede o cuando quiere. Somos muchos los “domingueros” que puedes encontrarte corriendo por el borde de la ría. También hay “flipados” que se pican y se empeñan en adelantarte como si eso fuera lo mismo que ganar una medalla en las olimpiadas. Entre mis viejos amigos, hoy compañeros de grada, y conocidos, hay muchos que ya llevan tiempo trabajando los gemelos. Si quieres conocer las hazañas de los Álvaro, Josema y Maiztegi, o de los Mitxel, Jaco, Piru, Iñaki, Cosme y demás, pincha aquí porMaratones. ¿Se lo toman en serio, verdad? No, o relativamente, pero lo viven con una naturalidad saludable y con un empeño más que loable.
En fin, a lo que iba. Creo que también aquí conté en su día que solo una vez he corrido una carrera organizada: la Herri Krosa de Bilbao. Me comen la cabeza para que tome parte en otras, sobre todo en la Behobia-San Sebastián, que es como el Gorbea para los montañeros (esto también lo he contado antes, ¿no?) y yo me hago el sueco, o el sordo, o me invento excusas aunque prometo que algún día lo haré. Este fin de semana, tres de los que listaba antes, corrieron la media maratón de Bilbao. Tiempos magníficos para los tres, cada uno en su nivel, sobre todo para el primero de la lista que aparte de unirme el parentesco, me une a él la admiración que siento por su fuerza de voluntad y su capacidad de sufrimiento. Josu Amutio no ganó ese día, pero es un especialista en ganar pruebas populares. Cuando corrí la Herri Krosa, pasó a mi lado, pero en dirección contraria, cuando yo iba, él volvía, con una zancada gloriosa, ligera y elegante como el pedaleo de Gianni Bugno. Corre sobrado, erguido, sin peso y, a veces, me han dicho, sigue corriendo cuando ha terminado la prueba. No sé si se ha dedicado o se dedicará a esto de manera profesional, no sé su palmarés, ni su edad ni si pertenece a un club ni qué piensa de sí mismo como atleta si es que piensa en esas cosas. Habrá muchos mejores que él, igual que somos miles los que corremos menos que él, pero bueno, a mí su zancada aquel día me dio una envidia tan sana que cuando voy corriendo y, por caprichos del destino, me siento liviano y suelto, me grito al cuello de la camisa: ¡vamos Amutio, vamos!

Chuck Eidson


Más baloncesto. Dos noticias en la misma noticia en la última página de un periódico deportivo. Primera: un americano que juega en la Liga Turca se marcó la nada desdeñable cifra de 17 triples en un mismo partido. El tal Chris Lofton, que consiguió un total de 61 puntos, hizo una estadística memorable con 17 triples de 22 intentos. Para enmarcar, por supuesto. Segunda: Eidson, consiguió 41 puntos, además de 8 rebotes y 8 asistencias, para darle la Liga Báltica a su equipo, el Lietuvos Rytas. Los de Kurtinaitis ya han ganado este año la Copa ULEB tras vencer en la final al todopoderoso Khimki de Scariolo, Garbajosa, Lampe y Delfino quienes, a la sazón, habían sido los verdugos del Bilbao Basket. Eidson, que fue pretendido por el TAU Cerámica como refuerzo esta misma temporada, es un jugador norteamericano que lleva varios años en Lituania, donde ha dado muestras sobradas de su calidad. Supera los dos metros por un puñado de centímetros y maneja el balón con una soltura sorprendente. En Bilbao, jugó de base muchos minutos del partido. ¿Es zurdo? Me suena, pero ahora no me acuerdo bien. Rebotea, pasa, dirige, anota y solo resalta cuando lo pide el partido. No sería un mal fichaje para ningún equipo. El otro, Lofton, supongo que tampoco, pero no lo conozco. Y unas últimas palabras para el grandísimo Luis Scola que le está aguando la fiesta a Rudy Fernández y Sergio Rodríguez. Cuando se fue, había dudas, es un ala-pivot pequeño (relativamente pequeño, joder) y lento (relativamente lento, ¿no?) y no todo el mundo las tenía todas consigo respecto a su éxito en la NBA. En un equipo en el que tiene que repartirse el balón con Yao Ming, Ron Artest y Tracy McGrady, Luis Scola se ha hecho con el puesto de titular, con un ascendente en el juego del equipo y con el protagonismo de la serie. Relativamente bajo, relativamente lento, pero contundentemente listo, hábil e implacable. Seguro que Prigioni le echa de menos. Por cierto, ¿alguien se imagina que equipo podría tener el TAU si reuniera a todos los jugadores que poco a poco se le fueron yendo y los que aún le quedan? Macijauskas (esté donde esté y esté haciendo lo que esté haciendo), Carlos Arroyo, Calderón, Oberto, Nocioni, Scola, Splitter, Prigioni, Garbajosa, Mickeal, Teletovic, Rakocevic, Planinic, Pat Burke (lo mismo que Macijauskas), Travis Hansen…

Ferrán López


Se va. Con treinta y siete años ha dicho lo que muchos antes que él ya dijeron, incluso lo ha dicho con la misma tristeza y resignación: mi corazón me dice que siga, pero mi cabeza, no. El base del Alta Gestión Fuenlabrada se retirará al finalizar la temporada. Le quedan dos partidos para disfrutar y, uno de ellos, el próximo, será en La Casilla, donde, quizás, tenga la oportunidad de despedirle con un fuerte aplauso. Y no dudo de que todo el polideportivo hará lo mismo, incluso aquellos (muchos) que no sepan ni quién es ni falta que les haga. Pero, para mí, Ferrán López siempre será la parte dulce de un recuerdo amargo. Porque Ferrán López, con 21 años, hizo una temporada espectacular aquel año en el que Txus Bidorreta ni superaba la treintena y con un equipo de gente comprometida y con talento (Álvaro Coca, Koldo Mauraza, Ronnie Coleman, Josetxu Astarloa, Pepón Artiles, Iñaki Zubizarreta…) consiguieron el ascenso, finalmente truncado para decepción de los aficionados, a la liga ACB.
Recuerdo un contraataque en el que hizo ese gesto maravilloso que tantas veces intenté repetir en el patio del colegio, me refiero a correr por el centro con dos compañeros a cada extremo, hacer que vas a pasar a un lado, y hacerlo al contrario con un pase por detrás de la cintura. Mi cintura era y es mucho más ancha que la de Ferrán López.
Hoy no voy a repasar su palmarés ni su biografía. En Fuenlabrada, en Cataluña y en Bilbao, los que sepan apreciarlo ya conocen los datos. Solo quería, sin que me vaya a oír, agradecerle, como les agradezco a los demás, aquella temporada y aquel grandioso partido final en el que ellos hicieron todo lo que tenían que hacer. El resto, no estuvo en sus manos. ¡Suerte en los despachos!

domingo, 26 de abril de 2009

Iker Muniain


Mis compañeros de grada me vacilaban el sábado, ¿qué?, ¿alguna nueva estrellita en ciernes? Muchos han sido los años en los que cuando venía el Bilbao Athletic siempre les comentaba: hay que seguir a ése. Primero fue Cachorro, después Lizoain, después Jonan García... Nada. Así que este año ni hablaba de Iker Muniain. Además, de unos años para acá, la rivalidad con el Athletic ha subido exponecialmente, que es una expresión que no entiendo muy bien pero sirve. Nunca he entendido la rivalidad cuando se convierte en tanta agresividad. Ni contra el Bilbao Athletic, ni contra el Alavés, ni contra el Real Madrid ni contra el Alcoyano. Me parece sano que haya rivalidad, competitividad, piques sanos, que decía aquel otro, pero más allá. La verdad es que los compañeros de fila somos todos bastante sosegados. No nos da nunca por insultar, ni por faltar al respeto. Gritamos, animamos cuando podemos, hablamos de lo divino y lo humano y aplaudimos cuando marca el Barakaldo. Yo ayer quería que ganara el Barakaldo, como quiero siempre, pero no puedo evitar que me alegre ver cómo funcionan los chavales de la cantera del que, tampoco puedo evitarlo, sea mi equipo, como ya dije en una entrada reciente, de alegrías y sinsabores. Habría preferido que el resultado fuera al revés, pero no me voy a arrepentir de mis pasiones, aunque, últimamente, no estén muy bien vistas por Lasesarre.
El Barakaldo ha sido un equipo sin alma esta temporada, sobre todo al final de la competición. Quizás lo que más haya dolido son las expectativas creadas al principio, las promesas y las buenas palabras que se quedaron en agua de borrajas desde muy al principio.
Mi hermano me decía ayer que parecía que no tenía ojos más que para Iker Muniain. Es cierto, le seguí de cerca. Todavía no ha cumplido los diecisiete años y ayer dio dos pases de gol, demostró tener rapidez, visión de juego, calidad en el toque y un talento especial para leer el partido. Y, además de todo eso, en edad juvenil, demostró carácter, oficio, brío y compromiso. ¿Cachorro, Lizoain, Jonan García? Quién sabe, no lo parece. Parece que es un jugador con mucho fútbol, ojalá no se equivoquen los que ya lo habían dicho. También demostraron buenas maneras otros, sobre todo Adrien Goñi y Ander Iturraspe.
No quiero volver a justificarme, así que no repetiré una defensa que me parece ridícula, pero ayer en Lasesarre se vio buen fútbol, por rachas, en detalles, por parte del equipo rival, pero no puedo evitar, una vez más, que la pena no fuera tan grande. Ni aún ganando, habríamos alcanzado el play-off, lamentablemente.

miércoles, 22 de abril de 2009

Javier Conde


Cuatro medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Barcelona 92, dos en Atlanta 96, una de oro y otra de plata en Sydney 2000 y otra de plata en Atenas 2004. Más: tres medallas de oro en el campeonato mundial de atletismo de Berlín 94, otras dos en el de Birmingham 98, oro en el Campeonato de Europa, campeón del Mundo de Media Maratón, campeón del Mundo de Cross en 1998. Y: 9 records mundiales. Con 44 años, corrió en las últimas olimpiadas de Pekín y fue 11º en la Maratón.
La semana pasada le otorgaron la Medalla de oro al Mérito Deportivo junto con otros grandes deportistas como Juan Llaneras, Samuel Sánchez, Carlos Sastre, Pol Amat, Barrufet o Almudena Cid. En 1997 ya había conseguido la de plata.
Javier Conde tiene un 49% de minusvalía por una agenesia congénita en ambas manos y anquilosis en los dos brazos. Nació en Bilbao, dicen que es de Basauri, y me parece que vive en Etxabarri. Sin duda alguna, uno de los mejores atletas de la historia del País Vasco.
Y junto con él, este año también ha recibido la Medalla de oro al Mérito Deportivo otro deportista vasco, el nadador guipuzcoano Richard Oribe. Ha participado en cinco olimpiadas: Barcelona, Atlanta, Sydney, Atenas y Pekín. Y ha conseguido en esas cinco participaciones 9 medallas de oro, 5 de plata y 1 de bronce. Y no tengo ganas de ponerme a contar los Campeonatos del Mundo y los récords del Mundo y el resto de los éxitos de este gran deportista donostiarra que se inició en la natación como terapia por su parálsis cerebral.
Y algún día le tocará a Javier Otxoa.
A todos ellos, enhorabuena.

Javi Casquero

Igual me equivoco por partida doble. Primero, porque son profesionales para lo bueno y para lo malo y nada les puede quitar el sueño. Segundo, porque queda todavía parte de la jornada y me estoy adelantando demasiado. Pero, aún así, va la pregunta: ¿cuánta gente lo tuvo ayer difícil (o lo tendrá hoy) para dormir? ¿Javi Casquero? ¿Txomin Nagore? ¿Aitor Ocio? ¿Carlos Gurpegui? ¿Patxi Puñal? ¿José Antonio Camacho?... mmmm... ¿Pepe? ¿Soñará la afición de Osasuna con Clos Gómez? ... mmm... ¿Pepe? Es lo que tienen las últimas jornadas: las penurias aprietan, el tiempo se esfuma, la gente pierde los papeles... Otros quizás no hayan podido (o podrán) dormir por buenas razones: Toquero, Villa, Lassad, Iniesta, Salva Ballesta... Es lo que tiene el fútbol, en la primera y en la última jornada. Siempre hay uno que gana y por lo tanto otro que pierde. O si no, empatan. Ya, me he quedado calvo detrás de las orejas, ¿verdad? Pero es que es así de fácil y, después, viene lo de Villar, lo de los árbitros, lo de que la pelota me tiene tirria, lo de que el césped pica...

Eddie Griffin

Hablé de él antes, creo, entre otras cosas porque le vi jugar en aquel partido en el que bostecé repetidas veces. Fue en el Target Center y ganaron a los Portland Trail Blazers. Ha pasado ya un año, y ahora que me entero sí que me suena que ya estaba enterado, pero no me acordaba de que murió el año pasado, en un accidente de coche, el suyo, que se estrelló contra un tren de carga cuando no vio las barreras, entre otras cosas, probablemente porque superaba la tasa de alcoholemia. Tenía 25 años.
Y no es la única muerte trágica dentro del baloncesto profesional norteamericano. Todavía se recurre con asiduidad al nombre de Len Bias para hablar de tragedia y de drogas. Esta estrella de la Universidad de Maryland, había sido elegido por los Boston Celtics en el puesto dos del draft de 1986, justo por detrás de Brad Daugherty, pero a los dos días de la selección murió por problemas de corazón causados por una sobredosis de cocaína. Tampoco recordaba que hace tres años tan solo, Jason Collier, un jugador interior blanco de 2'13 que jugó en Bucks, Rockets y Hawks murió de problemas coronarios: dijeron que su corazón era extremadamente grande incluso para alguien de su tamaño. Problemas de corazón también tuvo Reggie Lewis, un gran jugador de los Celtics que murió en 1993 con 27 años durante un entrenamiento. Llegó a jugar un All-Star y promedió más de 20 puntos por partido. Un tercer ejemplo de un problema parecido fue el de Conrad McRae que murió durante un entrenamiento con los Orlando Magic a los 29 años, en el año 2000. La mejor parte de su carrera transcurrió en Europa, donde jugó en Trieste, PAOK, Fenerbahce, Bolonia, Efes Pilsen y Pau Orthez. Ese mismo año murió Bobby Phills, de los Charlotte Hornets, cuando conducía, al parecer de manera inapropiada, bromeando con otro coche éste conducido por su compañero David Wesley. No conducían de manera sospechosa, pero como todo aficionado al baloncesto en Europa sabe, dos grandes de este deporte, Drazen Petrovic y Fernando Martín murieron en la carretera. Por último, Malik Sealy murió, pero esta vez, aunque venía del cumpleaños de Kevin Garnett, el que segó la vida de este escolta de los Wolves fue el conductor de una furgoneta que iba borracho y se estrelló contra el coche de Sealy. Petrenko, del Khimki también murió en un accidente de tráfico. Y, por último, Alphonso Ford, un jugador al que se le recuerda con cariño en sitios tan dispares como El Pireo, Pesaro o la pequeña ciudad de Greenwood en Mississippi, recorrió medio mundo, incluida Huesca, para conseguir su sueño de convertirse en un gran jugador de baloncesto. El trofeo al máximo anotador de la Eurocup lleva su nombre. Murió a los 37 años, víctima de leucemia.
¿Por qué todo esta crónica tan trágica hoy? No lo sé, por casualidad. Y no me siento muy bien después de repasar todo esto. Pero, bueno, supongo que se lo puedo ofrecer a ellos como un homenaje tan humilde tan humilde que probablemente no sirva de mucho.

Pat Tillman


Hoy hablaban de él en la prensa. Hace un par de años que alguien cercano me contó su historia. Ahora, han pasado ya cinco años desde su muerte. Tillman era un jugador de fútbol de los Arizona Cardinals que rechazó una oferta de renovación por una suma millonaria para alistarse en los Rangers y viajar a Irak primero y a Afganistán después. Siempre he desconfiado de los héroes, y Tillman fue considerado un verdadero héroe americano cuando decidió terminar con su carrera profesional para luchar por su país. Tenía menos de treinta años y según sus allegados, los ataques contra las Torres Gemelas le afectaron tanto que decidió alistarse junto con su hermano Kevin.
Mucho se ha hablado de él tras su muerte. Keith Olbermann, un periodista tachado de izquierdista por algunos, destapó la polémica cuando anunció que los mandos del Ejercito Norteamericano habían escondido la verdad tanto a la familia como a los medios. Tillman cayó en combate, pero fue asesinado por fuego amigo. Estudios posteriores de los médicos forenses llegaron a señalar que los disparos debieron realizarse desde muy cerca. Unos dicen que sus últimas palabras fueron de reproche para un compañero al que le gritaba que dejara de lloriquear, otros dicen que fueron: "No dispares, soy Tillman." Su madre confesó recientemente que su hijo consideraba la guerra de Irak, una guerra ilegal y que tenía amistad con Noam Chomsky, linguista de renombre y analista político. Se dice que hizo campaña a favor de Kerry y en contra de Bush. Se graduó summa cum laude y hoy en día una fundación en su nombre otorga becas para que jóvenes puedan tener acceso a la universidad. No era una persona religiosa, según confesión propia, pero había leído textos sagrados del Catolicismo, el Budhismo y la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o Iglesia Mormona. Su hermano, ranger como él, confesó durante el proceso judicial sobre la muerte de Tillman, que todo había sido manipulado y conspirado de manera premeditada. Hoy en día, su muerte sigue siendo un misterio, pero cinco soldados fueron expulsados del ejército por quemar su uniforme y otro tipo de acciones dirigidas a tapar la verdad: que fue asesinado en el frente, pero por fuego amigo, sin que aún se sepa si fue cruzado o directo.

martes, 21 de abril de 2009

Juan José Rojo

Alias Pacheta. Cuando puedo, como se ha podido observar a lo largo del tiempo que llevo escribiendo este blog, intento evitar hablar del Athletic, supongo que ya es evidente que éste y no otro (junto con el Baraka, claro) es el equipo que irracionalmente me causa más penas que alegrías, en tiempo presente y desde una perspectiva realista (queriendo decir por realista, fuera a parte de chistes fáciles sobre el eterno rival, que evito hablar de lo que sucede en tiempo presente). Lo hice cuando el 3-0 ante el Sevilla, porque no pude evitarlo, son muchos años desde la última vez, eso ya lo sabe todo el mundo, aficionado o no. Sin embargo, nunca he hecho referencia a las penurias clasificatorias de los últimos años, polémicas sobre pasados presidentes y actuales repartos de entrada, ni he hablado de jugadores que sigan en activo si no ha sido en temas transversales o con un enfoque pretendidamente melancólico o secundario. Así que, tampoco hoy voy a hablar del duelo de esta noche ante el Numancia, más que nada, porque odio cuando me pongo dramático y tremendista, es decir, odio cuando confieso mis pecados más veniales y mis pasiones más superficiales.
Juan José Rojo, alias Pacheta, es el entrenador accidental del Numancia, rival que tendremos enfrente esta noche en ese partido de cuya hora de inicio no quiero acordarme. Hoy le entrevistaban en un periódico local (o nacional, quién sabe) y, aunque me remuerde la conciencia que últimamente no hago nada más que refritos de noticias y entrevistas que leo el mismo día que escribo, no he podido evitar hablar de él, y, por extensión, del Numancia. Porque la entrevista a Pacheta, y no porque nos dore la píldora a los bilbaínos, es todo un dechado de lo que se echa de menos en el mundo del fútbol: franqueza, humildad, rigor y mucho amor por el fútbol, que es amar al fútbol en sí mismo, sin las prendas barrocas con las que el negocio y el espectáculo disfrazan a un deporte tan sencillo y apasionante como éste.
Pacheta, de 41 años, jugó en Burgos, Marbella, Mérida, Espanyol y Numancia; es natural de Salas de los Infantes, en Burgos, y secretario técnico del club de Soria hasta que se ha visto obligado a tomar el mando del club después de que éste cesara al entrenador Sergio Kresic, decisión cuestionable, es cierto, pero tomada al fin y al cabo. A lo largo de la entrevista, Pacheta no duda en contestar con naturalidad y sinceridad a preguntas que generalmente se evitan con subterfugios y palabras vacías (alguien podría escribir un diccionario de expresiones sin contenido y tan manidas que el mundo del fúbtol las ha convertido en silogismos sin premisas ni conclusión). Pero por detrás de todo lo que dice, lo que late es una aceptación orgullosa de uno mismo, de su trabajo y de su lugar que aporta a todo lo que dice el valor propio de los esfuerzos más humanos, algo de lo que el fúbtol ha ido desprendiéndose casi sin percatarse. No quiero dar una visión tan crítica y negativa, pero cuando oyes a hablar a gente como él, te das cuenta de lo que falta y de lo que sobra.
Así que, con toda sinceridad, espero que Juan José Rojo se acueste hoy con un disgusto y que mañana, de esto estoy seguro, siga trabajando para cosechar éxitos. Si es al revés, espero que nosotros, implique lo que implique la primera persona del plural, sepamos reaccionar como seguro lo haría Pacheta.

lunes, 20 de abril de 2009

Diego Souza

Pues aquí andamos, ya ves. Pasó la medianoche y en la televisión están dando el concierto de Mando Diao en Bilbao. Mientras tanto, leo la prensa del día en Internet. Los suecos andan cantando una canción un poco peñazo y yo enredo en youtube para colgaros dos videos que he visto en sendas noticias en la prensa deportiva del día de hoy. Las dos son de la liga brasileña y si las cosas andan así no me extraña que Ronaldo y Adriano hayan acabado como han acabado.
Una de las historias transcurre en el partido Palmeiras-Santos. El jugador protagonista por parte del Palmeiras se llama Diego Souza y el del Santos, que acaba de entrar sustituyendo a un compañero, se llama Domingos. ¿No os parece que los brasileños se llaman todos iguales? El susodicho Domingos no pierde un segundo en acercarse a Diego Souza y decirle algo, se supone que cariñoso, al oído. Luego no está muy claro si la agresión (la primera agresión) se produce antes o después de la expulsión. Pero vaya agresión, ¿a nadie le entran ganas de darle de verdad al señor Domingos, supuestamente el agredido? De la segunda, ya no digo nada. Vaya por delante que no conozco las circunstancias del partido, no sé qué pasó antes de que Domingos entrara a la cancha ni lo que pasó después, pero, en este caso, yo tengo claro, al menos yo, lo digo otra vez, tengo claro que la víctima me parece muy culpable.
El segundo es peor aún. A Thiago Neves, que era, y supongo que aún está en edad de serlo, un jugador con un futuro prometedor, se le cruzan los cables y no se le ocurre nada mejor que hacer que darle un balonazo al recogepelotas. Y la madre de Neves me dirá: pero es que aquel niño no le daba la pelota a mi hijo. Pues sí, ¿otra víctima culpable? Aquí no lo tengo tan claro, pero ya lo decía el refrán, eso de tirar la piedra o no sé cómo. Oye, que lo dejo, que cuelgo los vídeos y se acabó, ahora, así, los suecos le están dando caña a las guitarras, ¡con trompeta y todo! ¡y coritos souls! ¡Lo mayor que se ha hecho el garaje rock!

Daryl Impey

Tiene 24 años, es sudáfricano y corre en el Team Barloworld. El equipo británico que nació con aspiraciones de Pro-Tour se fundó, en parte, como un proyecto importante para el ciclismo sudafricano. Lo encabezaba, de alguna manera, John Robertson, que ahora hace las veces de mánager del Team Konica Minolta, un modesto equipo sudafricano de categoría continental. Ya solo quedan tres corredores sudafricanos en el Barloworld, Robert Hunter, John Lee Augustyn y Daryl Impey. El primero, de 31 años, ha sido probablemente el mejor corredor del país, al menos, en los últimos tiempos. Un corredor rápido, que a menudo se ha metido en las grandes volatas. Augustyn solo tiene veintidós años y un par de ellos de experiencia profesional, pero ya ha tenido destellos de buen escalador. El último, Daryl Impey, es considerado una de las joyas del ciclismo de Sudáfrica.
Como muchos otros, primero le dio por el fútbol hasta que se fue a andar en mountain-bike con su padre y su hermano y se empeñó en ser ciclista. No le costó mucho ser profesional en su país y luego intentó, con resultados desiguales, ser amateur en Francia, pero volvió a su país, empeñado en demostrarse a si mismo que algún día podría competir en Europa. Hace poco que fichó por el Barloworld y de ahí a hoy.
Hasta ahora, había ganado una etapa en el Herald Sun Tour australiano, dos victorias en el Giro di Capo, 1 etapa en el Tour d'Morco o la clásica Moerbeke – Geraardsbergen, además de buenas actuaciones en el Tour del Mediterráneo, el Giro del Trentino, la Vuelta a Portugal, la Vuelta a Gran Bretaña o el Tour de Langkawi.
Este fin de semana, consiguió su victoria más importante al imponerse en la General final del Presidential Tour of Turkey, lo que viene a ser la Vuelta a Turquía, donde, además, había ganado una etapa. La Vuelta a Turquía suena a poca cosa, pero no tiene mal nivel de participación. Impey se ha impuesto por delante del prometedor italiano del Quick Step, Davide Malacarne, y del gran rodador español del Xacobeo Galicia, David García Dapena, que se llevó una etapa y fue el vencedor final del año pasado. Aparte del Quick Step, el Barloworld y el Xacobeo, también participaban equipos de la talla del Lampre, Fuji-Servetto, Silence-Lotto, Milram o Rabobank. Las victorias de etapa, además de para Impey y David García Dapena, han contado como vencedores con Andre Schulze, Olivier Kaisen, Sebastian Siedler y Mauro Finetto.
El caso es que la victoria de Impey contó con un desenlace épico que apunto estuvo en convertirse en drama. Impey se fue al suelo en el sprint final, dicen que porque el holandés Theo Bos se apoyó en su hombro para esprintar y permaneció durante 20 minutos en el suelo. Entró ayudado por su compañero Calcagni, lleno de sangre y con collarín y no pudo subir al pódium para los agasajos. Al final, el parte indicó que Impey solo (solo) tenía contusiones varias y demás heridas menores, sin rotura alguna o lesión grave. Sin embargo, las imagenes del vencedor final, no fueron precisamente felices, y dejaron una nueva estampa de la vertiente épica de este deporte.
Cuelgo un video en el que se ve la locura de los últimos cuatro kilómetros. Si os cansáis, podéis avanzar hasta los tres minutos cincuenta segundos, para ver claramente, como el holandés prácticamente le hace un placaje y el golpe de Impey contra las vallas es tremendo. A veces, no entiendo como pueden jugarse la vida así y a esa velocidad. Porque antes de la de Impey, hay otra caída, y poco después, una tercera. Vaya espectáculo.

jueves, 16 de abril de 2009

Jesús Gómez Peña

De vez en cuando, te fijas en los nombres de los que firman las noticias. Tendría que dedicar más tiempo a esta entrada si quisiera ser rigurosa y correcta, pero no lo voy a hacer, porque tampoco tengo tan altas pretensiones. Sin embargo, me voy a permitir soltar la rajada: el periodismo deportivo, en general, está en horas bajas. Tampoco creo que haya sido para tanto, ¿no? Más aún, cuando, hoy en día, todo está en horas bajas, que es una expresión muy socorrida... a la par que distinguida (esta broma solo la entenderá uno y no funciona mucho fuera del Carrefour, pero bueno).
Hay unos pocos nombres que saltan a la palestra en cuanto quieres hacer una lista con lo mejor del periodismo deportivo escrito (estoy hablando todo el rato del escrito, apenas escucho la radio y de la televisión tengo por costumbre no hablar, como los entrenadores de fútbol con los árbitros, ya me entendéis) Otro paréntesis, va: (se podría dedicar todo un blog a los periodistas deportivos de la cadena Cuatro, que creo que también son los de la SER, ¿no?, pero no creo que sea el más apropiado para hacerlo). Quizás, como decía, de todos esos nombres recurrentes, el más que requeterecurrente es el de Santiago Segurola quien, tampoco, merece ser reseñado con una simple entrada y hablar de él daría lo mismo para alegrías que para penas. Además, parece ser que es del pueblo.
En fin, periodistas buenos, los hay, y muy buenos, con criterio, ética, ingenio, cierta dosis de rebeldía y buena prosa. Hoy quería hablar de eso mismo, y como, generalmente, las únicas crónicas que leo son las de ciclismo, los cronistas a los que me gustaría alabar son periodistas deportivos que escriben sobre ciclismo. Los hay que saben de qué escriben, como Iñaki Benito o Josu Garai, también Alain Laiseka, de DEIA, a quien además se le nota que le gusta escribir de ello, y, en especial, el que escribía antes de él, Unai Larrea, que escribía desde dentro, subido a la bicicleta. Inigualable toda la crónica de aquella Vuelta al País Vasco que Mayo le robó a Frigo en un descenso espeluznante. Pero, para mí, en mi modesta opinión, que además de componerse de curiosidad y afición por el deporte, se complementa con mi oficio, por ahora, y hasta que se acabe el contrato, unido por naturaleza a la literatura, el mejor de todos ellos es Jesús Gómez Peña.
No he realizado la investigación suficiente como para ser concluyente en mis afirmaciones. Ni leo tantos periódicos, ni leí los de hace años, cuando, cuentan, los cronistas prestaban más atención a la forma, que no quiere decir que no lo prestaran también al contenido.
Jesús Gómez Peña es un periodista que, generalmente, se encarga de las noticias ciclistas de El Correo, periódico que antes era vizcaíno, ahora, ya, con todo esto del Grupo Correo y de las grandes empresas de comunicación, uno no sabe qué queda de aquel periódico. Gómez Peña, además de escribir unas deliciosas crónicas semanales ( o casi semanales) sobre las rutas de entrenamiento de los ciclistas profesionales, periodismo de investigación, porque Gómez Peña escribe después de correr la ruta acompañado del protagonista, tiene un estilo especial y literario a la hora de escribir sus crónicas. Un estilo con un imaginario especial, que va más allá del ciclismo pero siempre vuelve a él. Le gustan las frases cortas, los sintagmas, la expresividad del lenguaje materializado en gotas de lluvia, en ruido de piñones, en sudor o en carreteras escarpadas que descollan hacia el cielo. Yo no soy bueno, ya se ve claramente, pero él sí. No he conseguido ningún ejemplo en internet, así que tendréis que esperar a que vuelva a escribir. Quizás lo hace para todos los periódicos de El Grupo Correo, no lo sé. Si tenéis la oportunidad y casualmente está inspirado, disfrutaréis, porque aunque es barroco a veces, no es pedante ni se regodea, y siempre abusa, con salud, de metáforas socorridas que con precisión dibujan lo que Gómez Peña vio, lo que va más allá de los brazos en alto bajo la pancarta de meta, la belleza del ciclismo y el deporte en general.
Y ya está. De Patxi Alonso, nuevamente, ya hablaré cuando haya comido ligero y esté descansado.

Ricardo Abad

Hoy hablan de él en un periódico de tirada nacional. Y lo voy a tener chupado para escribir esta entrada, porque solo tengo que copiar un enlace: porMaratones. ¿Fácil, no? Si enredáis, además de conocer a Ricardo Abad, podréis conocer a Dean Karnazes y a otros locos del atletismo, incluido al tío que lo escribe, aunque a otro nivel.
Yo solo hago un pequeñísimo resumen: Ricardo Abad es un navarro que se ha propuesto correr 150 maratones durante 150 días consecutivos. Y no se queda en proponérselo, ya lo está cumpliendo: va más de cien. En PorMaratones os lo cuentan bien y con un ligero humor envidioso, así que... pincha en el link y a correr.

lunes, 13 de abril de 2009

Nikos Pappas

Qué ganas de que termine ya la temporada para el Bilbao Basket. Hasta que matemáticamente no se consume, se seguirá luchando por alcanzar los play-offs pero prácticamente quedan descartados. Matemáticamente, prácticamente: en mente la temporada que viene. El éxito del equipo de Vidorreta se ha basado hasta ahora en una planificación sin excentricidades y reposada. Sin embargo, soy de los que piensa que el equipo necesita más de un retoque para el año que viene. Aún así, es solo mi opinión, que no deja de ser la de un aficionado. Un aficionado que, además, no deja de confiar en el trabajo y el conocimiento de Txus Bidorreta y sus ayudantes. La temporada, pase lo que pase, ha sido un nuevo éxito. Está bien, el juego no ha sido el mismo que el de la temporada pasada, pero nunca se debe perder la perspectiva, hay que mirar las cosas desde la distancia adecuada. Muchos quieren ya codearse con el TAU y lo único que nos acerca al TAU es la A-68. Un dato: los de Vitoria cumplen esta temporada 50 años, ¿cuántos lleva el Bilbao Basket en ACB?
De todas formas, ya me he vuelto a ir por las ramas. Solo quería escribir una pequeña reseña sobre un par de jugadores jóvenes que tienen contrato con el equipo de La Casilla. Por un lado, Asier García Zengotitabengoa, que volvió a Bilbao después de que en Italia le marearan y se marchó cedido a Huesca, donde querían formar un equipo de garantías y no llegan a la mitad de la tabla. He intentado seguir a Zengotita esta temporada, aunque solo fuera echándole un vistazo a sus estadísticas en la web de la FEB, y me ha parecido que ha mantenido una línea irregular, normal, al llegar a un equipo ya formado. Al menos, esta última jornada consiguió 19 puntos, con 5 de 8 en triples. Su equipo perdió, pero aún tengo esperanzas de que el alero alavés demuestre lo que apuntó en la cantera de varios equipos ACB.
Y el otro es el griego Pappas, al que el club fichó a principio de temporada, llegando con la vitola de perla de la cantera griega, para ceder, en un movimiento un poco extraño, al filial del Real Madrid que juega en la LEB Bronce. Allí coincide con otra perla del baloncesto nacional, Nikola Mirotic, y este si que ha tenido una temporada irregular. Regular en cuanto a minutos en cancha y participaciones en el quintento titular, pero no tanto en cuanto a su aportación. Por lo que puedo intuir, ya que lo único que hago es sacar conclusiones particulares después de echarle un vistazo a sus estadísticas, es que le gusta más meter que pasar. Pero debe meter. Por lo menos, de vez en cuando. Este fin de semana ha jugado el Nike Summit Hoop, prestigioso partido en el que los mejores jugadores americanos de High School se enfrentan a las promesas del baloncesto internacional. En este último bando, a parte de Pappas, viejos conocidos como el "vitoriano" Nocedal, el "culé" Samb o el mejor jugador joven del año en la Copa ULEB, Milan Macvan, quien, por cierto, fue el mejor del partido. Pappas tuvo una actuación remarcable saliendo de titular y consiguiendo 10 puntos, 3 asistencias y 2 rebotes en 24 minutos. ¿Qué pasará el año que viene con él? Quién sabe. Podría estar de tercer base con los bilbaínos, de segundo parece una apuesta demasiado arriesgada, pero para eso habría que jugar con el número de jugadores seleccionables en el resto de fichas.
Por cierto, mientras Pappas jugaba en Portland este partido, sus compañeros disputaban un partido más de liga en la LEB Bronce, y Pappas se perdió un buen duelo. Sus compañeros perdieron por cuatro puntos ante el Sant Josep Girona, lo que queda del fallido Akasvayu (¡el Valvi Girona, qué lástima!), y Pappas no pudo enfrentarse, ojo al dato, ante Darryl Middleton, Jaume Comas, Cesc Cabeza o ¡Anthony Goldwire! Vaya plantilla.

sábado, 11 de abril de 2009

Amaya Valdemoro

Siempre me culpo de que apenas hay chicas en mi blog. Supongo que es por cuestiones laborales, en mi trabajo, el enfoque feminista es fundamental, si no lo usas, estás prácticamente perdido. Bueno, pues hoy he leído la noticia sobre el buen puesto en el draft que ha conseguido Alba Torrens, a la que en tal noticia, calificaban como la Ricky Rubio femenina. ¿Es entonces Ricky Rubio el Alba Torrens del baloncesto masculino? Pues no, en este caso, el orden de los factores si altera el producto. El caso es que, en el draft de la WNBA, Alba Torrens ha sido elegida en el puesto 36 por los Conneticut Sun. Es la segunda española elegida en el draft, anteriormente, y en el mismo puesto, el equipo de Minnesota eligió a Nuria Martínez. Torrens, que apenas cuenta con 20 años, es una de las más firmes promesas del baloncesto español. En cualquier caso, que el año que viene pueda jugar en la WNBA no es un acontecimiento extraordinario si nos atenemos a la historia. Porque, aunque ella y Nuria Martínez hayan sido las únicas españolas seleccionadas vía draft, hasta nueve españolas han jugado ya en la que se supone es la mejor liga de baloncesto del mundo. Nueve contándolas a ellas dos, las otras siete, jugaron en Estados Unidos, sin pasar por el draft: Isabel Sánchez, Marina Ferragut, Betty Cebrián, Begoña García, Elisa Aguilar, Marta Fernández (hermana de Rudy) y Amaya Valdemoro.
¿No es suficiente mérito como para que hayan tenido un poco más de reconocimiento del que tienen? Ahora que las secciones de los periódicos deportivos nacionales siempre abren con Pau Gasol o llenan sus columnas de especialistas con reprimendas a Nate McMillan por no darle más minutos al Chacho, sin acordarse de que seguimos jugando la Liga ACB, de que los equipos españoles siguen dando juego en Europa y sin darle importancia a que el baloncesto de verdad, y esto ya es una opinión personal, se sigue jugando en Europa, ahora, como decía, que el foco se va a las americas porque vende más y vende mejor, ¿no se merecen las chicas la repercusión que sus logros denuncian?
Un detalle más: ¿alguien se ha parado a mirar el bagaje de Amaya Valdemoro?
Ha jugado en Estados Unidos, Rusia y Brasil. Y, en esos países, así como con la selección estatal, ha conseguido el siguiente palmarés:
6 Ligas en España, 5 Copas de la Reina, 2 Supercopas de España, 1 Euroliga, 3 anillos de la WNBA, 1 Superliga y 1 Copa en Rusia, un Subcampeonato Paulista en Brasil, 1 medalla de plata y 2 de bronce en Europeos con España, 1 Mundial de Clubs, amén de decenas de títulos individuales, tanto en el apartado de anotación, como en reconocimiento a su valoración individual, tales como mejor jugadora extranjera de la Liga Rusa, quintentos titulares de Europeos y demás competiciones y agasajos generales a nivel de deportista en el ámbito nacional.
Lo dicho, y dicho de mala manera: que si no tienes p..o, parece que no vale.

jueves, 9 de abril de 2009

Marco Giovanetti

¿Y cuánta gente dijo aquello de me cago en la madre de Giovanetti en 1990? Perdón. Qué Vuelta. No ganó una sola etapa, se metió en una escapada camino de Ubrique y a partir de ahí, aguantó. Aguantó hasta chafarle el año a Perico Delgado, dejando un poco más atrás a Anselmo Fuerte, a Peio Ruiz Cabestany y a Fabio Parra. Todavía le recuerdo sufriendo en Cerler. Una vuelta la de 1990 que tuvo a Gorospe de lider, tres victorias vascas, dos para Cabestany y una para Echave y una buena actuación extranjera con victorias para Uwe Raab, Nijboer, Esnault, Worre, Van Brabant, Pedersen o Edmonds entre otros. Y entre otros, dos grandes que prefiero nombrar a parte: Martín Farfán y Asiate Saitov. Y una victoria más en las metas volantes para el eterno Miguel Ángel Iglesias.
Giovanetti ganó aquella edición de la mano de Maximino Pérez en el histórico Seur, un equipo con grandes pretensiones y una colonia rusa, que acabó deveniendo en un modesto equipo del extrarradio madrileño. Kelme, Lotus, Alfa Lum, Banesto, ONCE, BH-Amaya, Chateau D'Ax, Teka, Café de Colombia, Clas-Cajastur, PDM, Jolly-Componibili, Toshiba, Sicasal, Ryalcao-Postobón... palabras que ahora suenan a melancolía incomprensible.
Giovanetti dio el golpe de su vida. Siempre fue un corredor de chepa, sufridor, a remolque, de tres semanas y apuradas. Su palmarés no tiene muchas victorias, pero todas ajustadas para dejar entrever una carrera de esfuerzo contínuo y reposado. Una etapa de la Vuelta a Suiza, Campeón de Italia en ruta... Poco más. Sus últimas lecciones las dio en los años dorados de Indurain en Italia. Después de lo que parecía la cima en la que no se mantendría, consiguió superar el golpe del éxito de la Vuelta a España. Fue 3º en el 90, 4º en el 92 cuando ganó Indurain. En aquellos años de los Franco Vona, Andrew Hampsten, con Indurain secundado por Philipot y De las Cuevas, luchando a brazo partido contra Chioccioli, Chiappucci, Lelli, Conti, Furlan, Paolo Viberti hizo una crónica para El País de su victoria en la cima de Monviso de 1992 y que terminó con el siguiente párrafo que no tiene nada que ver con Giovanetti pero a mí me llega a la patata, que diría aquel tipo de perilla de Madrid:


Las 'hormigas azules'


Juan Tomás Martínez y Ramon González Arrieta, las hormigas azules del Festina, estuvieron, un día más, junto a los favoritos hasta casi el final. Su tarea es aguantar y conservar su buena clasificación en la general. Martínez, veterano, con un apodo tan épico como el Volcán de Baracaldo, repite su buena actuación de otros años en la ronda italiana. González, otro vizacaíno, está aprendiendo. Miguel Moreno, su director, no quiere que se desgaste en vano. Desea que aguante todo lo que pueda para que saque enseñanzas de los buenos: "Sólo atacan a la desesperada los malos. Ramón tiene futuro y debe aprender. Si veo que no vale, ya le diré que ataque".

martes, 7 de abril de 2009

Ty Lawson


Ando ocupado y me había olvidado del blog, pero como he andado tanto tiempo dando la tabarra con la NCAA, me veo obligado a hacer un esfuerzo y hablar de la final, porque ya tenemos ganadores y no han sido Goran Suton y los chicos de Michigan State. Los Spartans perdieron la final ante los Tar Heels de North Carolina, sin duda alguna, los grandes favoritos. Se puede hacer otra lectura: Michael Jordan le ganó a Magic Johnson una vez más, pero no me gusta. Ganaron los de Chapel Hill y Roy Williams consigue así su segundo título como entrenador y continua intentando superar la alargada sombra del gran Dean Smith que se retiró en 1997, después de 36 años como entrenador de los Tar Heels.
Primero, empezaré con los derrotados, que aunque lo hicieron por 17, no cabe otro adjetivo que el de magnífico para calificar su temporada, incluida la final. Goran Suton, 17 puntos y 11 rebotes, reivindicó su talento como pívot con buena mano y Kalin Lucas, con 14 puntos y 7 asistencias, no se amilanó ante los grandes jugadores exteriores de los de North Carolina. Vaticino que el año que viene volveremos a oír hablar de los chicos de Izzo.
Y los ganadores se apoyaron, una vez más, en el gran número de jugadores que le ofrecen a Roy Williams múltiples opciones tanto de ataque como de defensa. Hansbrough, con quien quizá debí titular la entrada porque para muchos ha sido el mejor del equipo, consiguió 18 puntos, además de 7 rebotes. Ty Lawson hizo 21 puntos, dio 6 asistencias, pero, además, y por eso le elegí, robó 8 balones. Wayne Ellignton aportó 19 puntos y desde el banquillo, 11 añadió Ed Davis más 8 rebotes. Danny Green, que también ha hecho una buena temporada, se quedó esta vez en 6 puntos, aunque también cogió 3 rebotes y dio 4 asistencias. Ante tanta diversidad, poco se puede hacer. Dicen los cronistas que North Carolina ha sido el mejor a lo largo de toda la temporada, así que no queda más que darles la enhorabuena.
Hasta que llegue el draft, les toca disfrutar y celebrar. Hansborough estará seguro en él, aunque muchos pronostican que no tan alto como sus méritos deportivos le hacen merecedor. Me da la sensación de que algunos expertos ven en él al típico jugador de gran rendimiento en la NCAA pero que no triunfa en la NBA. ¿Por qué? Quizás por la altura, porque es un ala-pivot blanco y pocos que basen su juego en la fuerza más que en el tiro triunfan en la NBA... no sé. Por si acaso, os cuelgo el vídeo en el que Tyler Hansborough machaca en la cara del bueno de Kenny George, el gigante de 2'30 que machaca sin saltar. Juzgar vosotros. También cuelgo un vídeo sobre la victoria de los Tar Heels y... nada, enhorabuena a los de Chape Hill y esperemos que a nuestro amigo Casey Harriman le vaya mejor la temporada que viene. Cuando se acerque el draft intentaré dar noticia de los amigos que hemos ido haciendo por el camino, los Booker Woodfox, Goran Suton... y demás. Espero que estas entradas sobre la NCAA no hayan sido un peñazo. Vaya por delante esto: odio como juegan al baloncesto los americanos, y en el college es peor, pero la intensidad, el espectáculo, la afición y la repercusión de esta competición es increíble. Espero que se haya podido entender aunque sea un poco.

viernes, 3 de abril de 2009

Fernando Hierro

Qué guapo está ahora con corbata. Y qué bien sabe pronunciar las palabras. Con ese dulce, ligero, tímidamente andaluz acento que macera con su pose de hombre de negocios y buenos modales. Que también tenía elegancia en el campo, decían. Y digo yo que la tenía. También mala leche y una mala costumbre de llegar tarde a las segadas. No siempre, pero a veces. Una vez le hice un corte de mangas, y él me lo devolvió. Nunca me he sentido más gilipollas y tengo la imagen grabada en la cabeza. No sé si había cumplido la mayoría de edad y si lo había hecho poco tiempo tuvo que pasar. Era verano, un torneo veraniego y el Real Madrid visitaba San Mamés. Mi padre se tiró el largo, y los cuatro, que éramos la familia al completo, nos fuimos a ver el partido. Nos fuimos, primero, a ver a los jugadores llegar por la puerta que da a la que pronto ya no será la feria de muestras. Y mi hermano y yo nos pusimos estratégicamente en el sitio adecuado para ver a los jugadores que a la derecha miraban sin sorpresa por la ventana del autobús. Recuerdo a Manolo Sanchís, a Guti, y mi hermano y yo mirábamos con una sonrisa que no era de alegría pero sí de excitación. Cuando ya creía que el autobús pasaba y nadie me iba a ver hice un corte de mangas estúpido, un estúpido juego de niños, una chiquillada que acompañé con una risilla patética y ya de antemano avergonzada.
No habían pasado todos los jugadores. En el último asiento, Fernando Hierro, mirándome a los ojos, diciendo que no con ellos y devolviéndome el corte de mangas sin hacerlo, solo con aquel gesto de resignación que asomaba también un ascendente moral. Y era un puto crío. Y aquello había sido una chiquillada. Pero yo lo sentí. No lo entendí, pero lo sentí.
Creo que perdieron.
Creo que durante todo el partido sentí un runrún, una acidez de estómago. Sobre todo, cuando Fernando Hierro tocaba la pelota.
Grande Fernando, qué guapo con su corbata y su traje bien planchado y sus maneras de tertuliano mañanero. Una imagen: Butragueño, Hierro, Michel y Pardeza echando una partida al mus. Butragueño dice: Efectivamente, me veo en la obligación de lanzar órdago a pequeña, si me lo permiten. Hierro contesta: ozumilio que me fuerzas a ver tu órdago como eztipulan los eztatuto de ete juego tan ibérico como é el mú. Michel, a su bola, tiene la risa tonta y le dice a Pardeza: ¿queda algo de Licor 43? Y el maño, muy suyo, le contesta: por cierto, me estoy leyendo la última lección de maestría publicada por el gran escritor checo Milan Kundera. Por sorpresa, Patxi Alonso aparece de debajo de la mesa y grita: ¡chicos!, como dijo en su día Milan Kundera...

jueves, 2 de abril de 2009

Kirk Snyder

¿A quién le sorprende? Cuando me preguntan por cómo fue mi experiencia en los Estados Unidos, mucha gente siempre tiene clara cuál debe ser mi respuesta: violencia, caos, una dieta insana, mucha televisión y americanos obesos. Si tu respuesta era ambigua, si hablabas lo mismo de cosas buenas que de malas, de contrastes, el otro insistía, "ya pero..." Pues nada, siempre tenías que acabar diciendo que sí. Pero, queramos o no queramos, los Estados Unidos es un país de contrastes, y ésta es una afirmación tan absurdamente obvia que me siento estúpido cada vez que la utilizó. Estados Unidos es un país sugerente, atractivo, increíblemente agradable para vivir, para experimentar y para ambicionar nuevos horizontes. Está lleno de literatura subyugante. Manejan como ninguno su mitología y su imaginería. Es un país de una belleza natural, de recursos, de talento, de posibilidades y de grandes jugadores de baloncesto. Vale, sí, el Club del Rifle, George W. Bush, la comida basura, los reality shows, la política exterior, McCarthy, Nixon, la sanidad pública y la obsesión por el mate, pero todo eso ya lo sabemos y no podemos reducirlo a lo malo. Nos encanta destacar lo malo, porque así nos es más fácil convencernos de nuestras pocas virtudes. Todas las civilizaciones lo han hecho. Los propios americanos buscaron construir su identidad a base de distorsionar la de todos aquellos a los que se podía tachar de distintos: los indios, los afro americanos, los mormones, los mejicanos o los chinos.
¿A qué viene todo esto?
Noticia del día: Corie Blount, antigua estrella de la Universidad de Cincinnati y ex jugador de los Bulls entre otros, puede irse diez años a la carcel por posesión de marihuana. Hace poco, salió Charles Barkley. Isaiah Rider, detenido y encarcelado por retener forzosamente a una joven. Allan Iverson, Gilbert Arenas, Kobe Bryant y Jason Richardson también tuvieron problemas con la policía. Lloyd Daniels debutó en la NBA con una bala incrustada en su cuerpo. A Carl Landry le disparan. Dicen que Marko Jaric es el presunto jugador de los Grizzlies acusado de propasarse con una mujer. A Olowakandi también le detuvo la policía. Stephen Jackson la armó al pegarse con el público y ése no ha sido su único problema. Por lo mismo, Ron Artest recibió la sanción más dura de la historia. ¿Qué decir de Dennis Rodman? Casi el mismo palmarés delictivo que Zach Randolph. Eddie Griffin tuvo un accidente de tráfico mientras se masturbaba viendo un video porno. Art Long derribó a un caballo, con policía y todo, de un puñetazo. Lonny Baxter disparando al aire junto a la Casa Blanca. DeShawn Stevenson abusando de una niña de 14 años cuando el tenía 20. Ruben Patterson lo intentó con su niñera y pegaba a su mujer. Tony Allen ejerció de Al Capone y Alan Henderson no quería abandonar su arma cuando volaba en avión.
¿Y qué decir de los Portland Jail (Cárcel) Blazers? En unas pocas temporadas, se labraron una reputación de la que aún hoy intenta librarse. El gran Bonzie Wells al que creo que echaron hasta de su equipo en China, Damon Stoudamire y Rasheed Wallace diciéndole a la poli que no buscaran la marihuana porque ya se la habían fumado, los ya comentados Patterson o Randolph o el inigualable Qyntel Woods que se presentaba enseñando un cromo a la policía.
Y el último ha sido Kirk Snyder. Su vecina le desenmascaró (literalmente, le arrancó el pasamontañas) cuando intentaba robar en su casa. También se había ido a jugar a China.
¿Tanto te sorprende que en un país en el que solo en la competición de la NBA puede haber más de 400 jugadores profesionales? Si contar contratos temporales y las otras ligas comerciales y los miles (diría que millones si no sonara exagerado) de americanos que juegan en otros países, y la competitiva liga universitaria y y y y. ¿Cómo no va a haber criminales entre todos ellos? Hay criminales, lo mismo que casi seguro que habrá poetas, y no me refiero solo a las canciones de Shaquille O'Neal ni a los poemas de Rashard McCants, si no al trabajo de Josh Moore, Etan Thomas, Tom Meschery, Alex English... Y no solo poesía. Kevin Johnson, aquel magnífico base de los Phoenix Suns que estuvo en el Dream Team de Barcelona 92 es el actual alcalde de Sacramento; Dikembe Mutombo graduado por Georgetown en linguística y diplomacia habla nueve idiomas; Chris Bosh se graduó con honores y es miembro de la Sociedad Nacional de Ingenieros Afro-Americanos... etcétera, etcétera, etcétera. En resumen: un país de contrastes y una liga de contrastes, ¿no?

miércoles, 1 de abril de 2009

Edurne Pasaban


Discusión típica de poteo: ¿por qué sube esa gente a esas cumbres jugándose la vida? "Esa gente"... como si fueran extraterrestres. Aunque, bien es cierto que, a veces, están muy cerca de estos. Yo he subido a 1482 metros de altura, los del Gorbea, y eso desde Pagomakurre. El resto de las cumbres que he pisado, algunas a las que subo con asiduidad: Paga, Apuko, Sasiburu, Cerredo, Arroletza, Kolitza, Ganeran, Gasteran, Pico La Cruz, Eretza, Montaño... no llegan a los mil metros. Lo que yo siento cuando estoy en lo alto del Eretza supongo que no se puede ni comparar con lo que Edurne Pasaban sentirá dentro de unos días cuando consiga hollar el Kachenjunga. Con ése, ya tendrá doce y solo le quedarán dos en su carrera para llegar a los catorce, carrera en la que también están otras dos mujeres: Gerlinde Kaltenbrunner y Nives Meroi. Un logro que no consiguió Wanda Rutkiewicz, la que se consideraba la mejor alpinista del mundo y que falleció, si no me equivoco, cuando intentaba su noveno ocho mil, el Kachenjunga. La buena noticia para nosotros es que estos retos serán cubiertos por una nueva edición de "Al filo de lo imposible". Edurne Pasaban es una ingeniera de 35 que reside ahora en Barcelona y a parte de regentar el restaurante-casa rural que tiene en Zizurkil y colaborar con la ONG Mountaineers for Himalaya, vive dando conferencias sobre sus experiencias en las montañas más altas del mundo. Hace unos años leí una entrevista donde mostraba su cara más oculta, hablaba de las dudas que la atraparon hace unos años y la llevaron a una fuerte depresión, dudas sobre su futuro, sobre el camino que había elegido, sobre la vida que llevaban los demás y la que tenía ella... Dudas que al final acabaron en la certeza de que su vida era la que ella quería. Cuando la preguntan por su profesión, siempre habla de que la reporta vitalidad, determinación y motivación. Es feliz. Su felicidad es el esfuerzo por conseguir un reto que no produce ningún beneficio material visible. ¿Tan difícil es imaginárselo? ¿Tan difícil es imaginarse la plenitud que se tiene que sentir a casi nueve mil metros de altura después de un esfuerzo en el que sientes el vértigo del límite? ¿De qué sirve? ¿Por qué todo tiene que servir de algo? ¿Qué significa servir? ¿Te tienen que dar un diploma? ¿Tienes que recibir un cheque al llegar? Las medidas son distintas pero si corres, aprendes que sudar no solo reconforta físicamente. Las medidas son distintas, pero si los sábados subes al monte, aprendes que ver es suficiente para que todo tenga sentido. Los valles, los ríos, las cumbres, el cielo, las veredas, las laderas, los collados, las grutas, los taludes, los macizos, los arroyos, los bosques, el valle que se abre inmenso y al fondo más montañas nevedas se asoman como si te dieran la enhorabuena. No hace falta buscarle un sentido, no necesitas que hagan un merendero, una nueva carretera para que la gente suba a pasar el domingo: es naturaleza, sin presencia humana, bella en sí misma, sin que sirva para nada porque sirve para todo, para todo y todo se reduce a ser feliz, y se puede ser feliz solo con mirar. Solo con imaginarme lo que ve Edurne allá arriba, puedo ser capaz de saber cómo ser feliz. Mucha suerte.

Jens Voigt


Después de escribir la de Rebellin, parece como si estuviera empezando una nueva serie de biografías de ciclistas, ¿verdad? Quizás me ponga a ello, a reivindicar la carrera de esos ciclistas que puede que no aparezcan en los almanaques pero que, para aquellos a los que nos gusta el ciclismo, deberían aparecer con sus nombres rotulados en negrita. Ahora me apetece hablar de un alemán.
Jens Voigt fue antes militar que ciclista y quizás de ahí le viene las que él considera sus principales características: es un todoterreno y resiste el dolor. Yo simplemente diría que es una fuerza de la naturaleza. Tuve la suerte de verle pasar a toda velocidad por el alto de Lazkaomendi como si fuera en moto. Un día frío, desagradable, con una contrarreloj a la tarde, el alemán pasó por delante nuestro por aquella colina desde la que se veía todo el valle. La contrarreloj la ganó Julich y la Vuelta al País Vasco, Menchov, pero ver a Voigt recto como la tabla de una mesa, moviendo el desarrollo con dos columnas de músculo y gemelos fue una de esas imágenes que aún salvan el ciclismo.
Tiene unas cincuenta victorias en su palmarés. La última este año en el Critérium Internacional, una prestigiosa prueba francesa que podríamos considerar como el campeonato de los corredores completos: tres días de competición, una etapa llana, otra llena de puertos y una contrarreloj. Voigt la ha vencido, con esta última a los 38 años, en cinco ocasiones. Su especialidad han sido las vueltas de una semana: Vuelta a Baviera, Vuelta a Polonia, Vuelta a Alemania y Tour del Mediterráneo. Y etapas en muchas otras, como la Vuelta al País Vasco donde prácticamente tomó por costumbre dar un recital de año en año. A parte de eso, ha ganado dos etapas del Tour y una del Giro, pero lo que realmente brilla en este caso no son las victorias, si no cómo las ha logrado, porque la mayoría de ellas, han sido recitales de fuerza, en escapadas duras, con puertos y llanos donde la fuerza de los buenos rodadores remonta kilómetros y viento.
Quizás el año que viene se retire también, igual que Rebellin, y habrá que esperar a que otros corredores teutones que apuntan su fuerza y su predisposición al esfuerzo, le tomen el relevo. Siempre ocurre, más tarde o más temprano.