miércoles, 29 de abril de 2009

Red Auerbach


Hace un par de años que uno de los diez mejores entrenadores en la historia de la NBA murió de un ataque al corazón. Red Auerbach, el judio que amaba la comida china y fumaba un puro cada vez que la victoria estaba asegurada (en Boston, los bares llegaron a colgar carteles que informaban de que estaba prohibido fumar excepto si eras Red Auerbach), fue uno de los entrenadores claves en la formación del baloncesto moderno. Auerbach proponía un juego basado en la fuerza del equipo, una buena defensa y, cuando se pudiera, un contraataque vertiginoso. Era duro, pero muy querido por sus jugadores, incluso por los rivales (siempre se vanagloriaba de que Wilt Chamberlain, una de sus mayores víctimas, acudiera por sorpresa a su fiesta el día que cumplía 80 años). Desde que murió, los Celtics otorgan cada año un premio en su nombre al jugador que mejor haya representado durante la temporada los valores que creen que caracterizan a su club. Hasta ahora, los ganadores han sido Paul Pierce, Al Jefferson, Kevin Garnett y Ray Allen. Auerbach no será solo recordado por sus 938 victorias, sus nueve títulos de campeón de la NBA o los otros siete que hay que añadir si contamos sus años como mánager general y presidente del club, llegando a una cifra récord de 16 títulos en 29 años. Auerbach, además de todo eso, será recordado por ser uno de los impulsores del fin de las diferencias raciales en los Estados Unidos (eso sí que fue un paso de gigante hacia el baloncesto moderno) al "draftear" al primer jugador afro-americano de la historia, Chuck Cooper en 1950. Catorce años después, sería el primer entrenador en poner sobre la cancha un quinteto compuesto completamente por jugadores de color.
Por las manos de Arnold Jacob "Red" Auerbach han pasado algunos de los mejores jugadores en la historia de la NBA, muchos de ellos, miembros actuales del tan americano Hall of Fame (él también lo es, del de la NBA y del del deporte judio), tales como Bill Russell, John Havlicek, K.C. Jones, Frank Ramsey o Bob Cousy. Muchos de ellos, y otros que pasaron más tarde por el equipo cuando pasó a los despachos debieron aprender mucho de él porque también se convirtieron en exitosos entrenadores, casos de K.C. Jones, Don Chaney, Paul Westphal, Paul Silas o, aunque esporádicamente, el gran Larry Bird, último éxito de Auerbach cuando a finales de los setenta consiguió formar desde los despachos aquel gran grupo formado por Bird, Parish, Dennis Johnson, Kevin McHale, Danny Ainge y compañía.


Y, por cierto, creo que no tienen nada en común más allá de la coincidencia en el apellido, pero, si os apetece escuchar buena música, va una recomendación: el último disco y primero en solitario de Dan Auerbach, guitarrista de The Black Keys. Acertaréis, claro, si os gusta el rock and roll, con algo de blues, guitarras intensas, una voz folky y dos gotas de soul para darle más sabor.

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