domingo, 17 de mayo de 2009

Mario Benedetti


En el minuto 88, se ha acabado el partido. Para siempre. Quizás debieron cambiarte antes, ¿verdad? Pero Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia no quería abandonar el campo, no necesitaba tregua alguna. El extremo de la banda contraria, el argentino Valdano, dijo sobre él allá por el minuto 70: “Si Mario Benedetti se anima a arbitrar, tiene dos equipos enteros que patearán para el mismo lado porque no fueron convocados para jugar al fútbol sino con el fútbol.”
Es decir, además de justo, nunca dejaba de luchar, por eso quizás él mismo dijo, o dejó por escrito, lo siguiente:

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma

no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios

no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana

y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo

Quizás porque desde el minuto 8 al dieciocho, durante diez eternos minutos, él estuvo expulsado (digamos que exiliado) del campo (digamos que de Uruguay) por cometer un supuesto penalty (digamos que por negarse a reconocer el gobierno dictatorial de aquel ilustre vecino con nombres tan cercanos a esta tierra, Bordaberry Arocena), quizás por todo eso, digamos que él sabe de lo que habla, o de lo que escribe. Al final, la cordura le devolvió al campo (digamos que a Uruguay) porque en este partido (digamos que la vida) se permitió la función de arrepentimiento (no el suyo) o de justicia histórica (digamos que, simplemente, pasó el tiempo suficiente).
Algo raro en un campo de fútbol, ¿verdad?. Igual de raro como terminar el partido en el 88, ¿verdad? Igual de raro como saberlo ganado desde el principio, porque cada minuto, Mario Benedetti marcó un gol por la escuadra. Igual de raro como que dijera a un reportero un par de minutos antes del fatídico minuto final que algo inolvidable para él fue:
"Toda mi relación con Luz, desde la infancia. Y conocer a Fidel, también es inolvidable. Y el Maracaná. El fútbol fue muy importante, nos dio alegría. Y si ahora se puede recuperar la alegría, no es por el fútbol, es por la política. La gente tiene esperanzas en Tabaré Vázquez y son fundadas."
Descanse en Paz y en el paraíso de los locamente cabales el mejor futbolista-poeta y viceversa.

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