miércoles, 27 de enero de 2010

Quentin Tarantino


Estoy seguro de que a Tarantino (y no me refiero al ex del Athletic y actual jugador del Albacete) se la sopla el deporte, si no es un deporte verse un maratón de películas de artes marciales de los años 70. Pero el caso es que ayer estuve viendo Malditos bastardos hasta casi las doce de la noche. Éste no es un blog de crítica cinematográfica, y no voy a decir nada que la peña de Zaragoza (esto solo yo lo entiendo y ellos si por casualidad leyeran este blog) pudiera utilizar en mi contra el año que viene en Almería, pero, siendo simplista y sucinto: la película me gustó, me entretuvo, no me emocionó pero me sorprendió por momentos. Tarantino ha conseguido que su cine sea solo suyo, y no me refiero a lo más puramente estético, como la música, la rotulación de los créditos o algunos diálogos que van a acabar usando para su descripción un nuevo adjetivo nacido a partir del apellido del director americano. Hay algo más, en los contenidos, en el espíritu de sus películas, en su dinámica y su naturaleza que ha conseguido hacer suyo, y distinguiblemente suyo. Además, me gusta que Tarantino haya logrado tal grado de excelencia en algo tan complejo y paradógico como el equilibrio entre originalidad y repetición, entre novedad e imitación. Ni tan siquiera es imitación la palabra adecuada.
Pero bueno, a lo que iba, que sobre las doce de la noche, a los pocos minutos de que Landa gritara, encendí el portátil mientras me disponía a fumarme un cigarrillo y me metí en la página de la Eurocup para descubrir que el Bizkaia Bilbao Basket había ganado en Treviso. ¡Qué tiempos los de la Benetton! ¡Cómo echo de menos a Riccardo Pittis! El caso es que ya puestos, me puse a enredar y a mirar los demás resultados y me encontré que entre los dieciséis equipos que juegan esta segunda fase de la segunda competición en importancia en Europa, había auténticos trotamundos, jugadores ya olvidados y viejos conocidos de la liga ACB.
Así, en el grupo del Bilbao Basket, me sorprendió ver en su rival, la Benetton de Treviso, a Repesa como entrenador y a ex-jugadores ACB como Gary Neal, Sandro Nicevic y Davor Kus. También claro me llamó la atención de que a Don Ferdinando Gentile le haya salido un hijo profesional tan pronto. En el Panellinios, otro rival del grupo, se encuentran tres viejos conocidos del baloncesto español, el ex-Bruesa Devin Smith, el ex-Breogán de Lugo Djuro Ostojic y el ex-Lucentum Alicante Britton Johnsen. El cuarto en discordia del grupo son los alemanes del Brose Baskets donde también se reunen varios viejos conocidos como el ex-Llanera Menorca Elton Brown (que llegó a jugar hasta en el Maccabi) o el mormón Casey Jacobsen, que no hizo mala temporada de compañero de Travis Hansen en el por entonces TAU Cerámica Baskonia. El tercero es más joven, el eslovaco que no tuvo tiempo de destacar en la ACB, Anton Gavel. Además, todavía juegan en el equipo alemán veteranos como Predrag Suput o Robert Garrett. Y tienen un americano que de nombre de pila se llama Beckham (uno de los siete americanos que tienen contando al entrenador, por cierto).
Viendo los otros grupos, creo que el del BBB es acceptable. Quizás sea flojo también el cuarto, donde juega el Gran Canaria ante el Türk Telekom, que ya visitó Bilbao en la anterior fase, y tuvimos la oportunidad de volver a ver a veteranos como Serkan Erdogan, Kris Lang (ex-Unicaja), Demond Mallet o Huseyin Besok. Completan el grupo el Nymburk checo, dirigido por el israelí Muli Katzurin y donde está el ex-Manresa Phil Ricci y el Crvena Zvezda, que creo que es el Estrella Roja, dirigido por Trifunovic, que abandonó Rusia, y lleno de jovenes jugadores con talento, como el ex-Girona Marko Keselj (parecía bueno), el ya tanteado por la NBA, Tadija Dragicevic y otros menos conocidos como Bjelica, Kikanovic o Vladimir Stimac. Además, cuentan con veteranos como el ex-Real Madrid, ex-Granada y ex-Cajasol, Filip Videnov o el ex-Fuenlabrada Vuk Radivojevic.
Los otros dos grupos son a mi entender más fuertes. En el primero, el Le Mans francés cuenta con el joven talento Antoine Diot, y los veteranos Marc Salyers y Thierry Rupert. Además del brasileño Joao Paulo Batista. El Alba Berlín de Luka Pavicevic, antaño dominador de la Liga alemana, reune a pocos internacionales alemanes como Hamann o el prometedor Zwiener, y a veteranos como Jurica Golemac, Blagota Sekulic (ex del Real Madrid) o Dragan Dojcin. Como buen equipo alemán, tiene hasta cinco jugadores americanos. El grupo lo completan el Joventut y el último equipo del actual entrenador del Bilbao Basket, Fotis Katsikaris, que ha fichado a David Blatt como entrenador, y tienen en plantilla a veteranos que también pasaron por España como Dikoudis, Kakiouzis, Betts o Aaron Miles. También tienen a Hatzivrettas y a Dragan Labovic.
Quizás el grupo más equilibrado es el del Power Electronics Valencia de Neven Spahija que tendrá como rivales al Galatasaray, donde juegan ahora Simas Jasaitis, Radoslav Rancik, Darius Washington o Mike Wilkinson; el Unics Kazan que entrena Valdemaras Homicius y donde aún juega su ex-compañero de selección Saulius Stombergas, además de otros que iban para estrellas como Marko Popovic, Kresimir Loncar, Vladimir Veremeenko o el amigo de Markota, Maciej Lampe; y el Hapoel Jerusalem (que ya ha sorprendido al Valencia en Valencia en la primera jornada) que cuenta con el ex-Manresa y Unicaja Pooh Jeter, y con otros cinco americanos, Brandon Hunter (que jugó en Panathinaikos, Italia y la NBA), Tre Simmons (ex-del Gran Canaria) y Dijon Thompson, Leo Lyons (qué sentido del humor) y Kevin Pinkney. Por cierto, están entrenados por un histórico jugador israelí, Guy Goodes.
Al final, todo esto duró más que la película de Tarantino. Me fumé un segundo cigarrillo y, después de lavarme los dientes, me metí a la cama mientras soñaba que yo era judío, me escondía debajo de una granja y tenía que correr hacia el bosque para salvarme. Lo más raro es que en el sueño llevaba falda, tenía los ojos azules y era rubio, bueno, rubia.

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