viernes, 31 de diciembre de 2010

Roberto Ayala


Parece que se le acaba el contrato con Rácing de Avellaneda hoy y no renovará, así que con 2010, se acaba la carrera deportiva del central argentino. Y como andaba un par de días buscando un nombre propio con el que escribir la última entrada del año, qué mejor que la despedida de un central duro y expeditivo, como no lo ha sido este blog en 365 días, pero que al fin y al cabo ha ganado la Liga española, la italiana, la UEFA y ha sido internacional en 115 ocasiones. Casi 100 entradas más que partidos ha jugado Ayala con la albiceleste he tenido el placer de escribir yo este año.
Aún con dudas repetinas y ataques suicidas, el blog ha sobrevivido gracias a la inercia, la pasión por el deporte tanto en directo como en diferido (en pasivo) y el apoyo de los visitantes asiduos y accidentales de este blog.
A todos ellos, tanto a los que hacen comentarios como a los que asoman por aquí en silencio, os deseo unas felices fiestas y un buen fin de año. El año pasado celebramos el último día con una reunión atlética en Rekalde a la que no podré asistir este año. La rodilla ha dicho basta desde que me dio por ir corriendo desde Santurtzi hasta Bilbao por toda la orilla. Representantes de pormaratones estarán allí, así que probablemente abramos el blog con resaca, pero con la habitual crónica navideña de la San Silvestre.
No soy amigo de recapitulaciones, pero me queda una sensación dulce, ahora que se aproximan las últimas horas del año. Este blog nació con vocación experimental, creció con la fragilidad de los proyectos indefinidos y lleva ya camino de convertirse en un anciano vacilante. Así ha sobrevivido un año que al bloguero principal se le ha hecho empinado y costoso. En cualquier caso, como ha pasado con la vida personal en general, me quedaré con los buenos momentos, que los ha habido, incluso en la experiencia excitante y fascinante en la que se convierte mantener un blog sin caer en la rutina y el aburrimiento.
En fin, que mucha suerte para el año que se viene encima, ánimo a los que corren, juegan, luchan, leen, rien, lloran y disponen de unos minutos para leer este blog y como decimos en mi pueblo, zorionak eta urte berri on!, y como decimos en mi curro, merry christmas and a happy new year! y como decimos en mi lengua materna, ¡felicidades y próspero año nuevo! A pasarse con el champán, a hacer promesas que no cumpliremos y a disfrutar de la familia y los amigos. Nos vemos de regreso en unas horas, pero estrenando nuevo año.
¡Que gane el mejor y que sea en justa lid!

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Luis Flores


No tengo el gusto de conocerle y lo único que sé de él es que es técnico de proyectos de Coopera ONGD en la República Democrática del Congo. Es fácil confundir a la República Democrática con la República del Congo, sobre todo, desde el sofá de casa, pero los países de Kabila y Sassou-Nguesso, huelga decirlo, no son el mismo, y para ir de Kinshasha a Brazzaville hay que cruzar el río que da nombre a ambos países. En Brazzaville nació Sergeballu LaMu Sayonga Loom Walahas Jonas Hugo Ibaka, alias Serge Ibaka, y en Kinshasha nació Dikembe Mutombo Mpolondo Mukamba Jean-Jacques Wamutombo, alias Dikembe Mutombo. No les dio tiempo a jugar juntos. En Wuko, Etiopía, vive el padre Ángel Olaran quien hace poco removió conciencias al recibir un premio, pero mucho antes, ya dejó constancia de su valor moral durante una entrevista en la que explicó como el coltán tan necesario para que nosotros podamos hablar por nuestros móviles es el ataúd de la República del Congo. A varios cientos de kilómetros, en Lwiro, en la frontera de la República Democrática del Congo con Ruanda está el Santuario de Lwiro, donde Carmen Vidal trabaja con vocación y esfuerzo para ayudar en la conservación de varios simios en peligro de extinción. La gestión de ese centro es una de las actividades en las que participa la ONG Coopera.
Otra de ellas, con la ayuda de la Fundación Athletic es la que hace un tiempo nos sorprendió a todos los aficionados cuando vimos a un grupo de niños congoleños con las camisetas del Athletic cantar el himno de nuestro club. Pues ahora, vuelven a las portadas de los periódicos.
Los chicos del entrenador Vicent, según cuenta Luis Flores en su crónica, se proclamaron vencedores del campeonato de Kavumu, en la provincia de Kivi Sur. El 26 de Diciembre, el Athletic de Lwiro ganó en la prórroga al Fútbol Club Júnior con un gol desde su campo a cargo del defensa Mashauri. Una gran alegría para unos jugadores que necesitaron andar durante nueve kilómetros para llegar hasta donde se jugaba el partido. Al menos, los nueve de vuelta fueron mucho más llevaderos, como explica Luis Flores al final de su crónica:
"Los nueve kilómetros de regreso a casa fueron realizados con el cansancio amable que acontece tras la victoria. Las sonrisas de felicidad de los niños eran dignas de ver. Y no era para menos, habían alzado la gran copa."
Cuelgo el video de la celebración y lo remato recuperando aquel otro del himno:

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Casey Harriman


Lo dejé con tres derrotas consecutivas, y lo recupero con tres victorias seguidas, chachi. Porque los bluejays del entrenador McDermott ganaron sus últimos tres partidos en Omaha, primero ante Saint Joseph's, después con Idaho State y el último, muy fácil, ante Western Illinois. Y la noticia más reseñable de esos partidos, si exceptuamos el primero donde no jugó, como había ocurrido en toda la temporada, es la irrupción del pivot venezolano Gregory Echenique.
Ante Saint Joseph's, se venció por 82 a 75, gracias a tres jugadores que se salieron. El base Antoine Young, con 17 puntos y 5 asistencias, el alero reserva Ethan Wragge, con 22 puntos en 18 minutos y el mejor partido de su carrera para el talentoso pivot titular de los arrendajos, Kenny Lawson Jr., que se fue hasta los 30 puntos y 18 rebotes, números que casi no se veían en Omaha, supongo, desde los tiempos de Benoit Benjamin o Bob Harstad, a quien, por cierto, homenajearon hace más bien poco.
Unos días después, se necesitó más tiento para vencer a Idaho State, que habría necesitado un poco más de puntería de Broderick Gilchrest para ganar. 66-60 fue el resultado final y Echenique salió desde el banquillo por primera vez para aportar 12 puntos y 5 rebotes en 18 minutos, dando mucho tiempo de descanso a un Lawson Jr que no estuvo muy acertado. La dirección de Young con otras siete asistencias además de 14 puntos y otro buen partido del joven McDermott hicieron el resto.
Por último, ante Western Illinois, todo fue muy fácil. Ganaban de once al descanso, llegaron a ir ganando de dieciséis y victoria final por trece. A resaltar tres cosas. Una, el poder bajo los aros de Creighton. Sus dos mejores hombres fueron los pivots Lawson Jr, con 10 puntos y 6 rebotes y Gregory Echenique con 16 puntos y 4 rebotes y 4 tapones. Dos, que jugaron hasta quince jugadores, aunque cuatro no llegaron a jugar más que unos segundos. Tres, que entre esos cuatro, estaba nuestro amigo Harriman al que le dió tiempo a coger un rebote.
¿Significa eso que no se ha operado? Digo yo, aunque también significa que sigue sin estar a un nivel físico suficiente como para entrar en las rotaciones.
La foto, para el venezolano que ha entrado en el equipo con mucha fuerza. Según apuntan algunas webs que siguen al equipo, el venezolano debe ser además todo energía y raza. Ya en su primer partido, debió tener algún roce con algún jugador contrario. Ya veremos cómo sigue siendo su aportación al equipo.

Joaquín Caparrós


Mi amigo hacía que se ponía nervioso y gritaba con la voz pequeña, tírala fuera, tírala fuera. Él es seguidor de otro equipo con el que los culés tienen aún más rivalidad. Pero la vida tiene estas cosas, que da muchas vueltas, y ahora mi amigo ha descubierto una afinidad secreta y casi impúdica por el equipo de su tierra. Yo no tengo escapatoria.
Así que seguimos el partido con sentimientos encontrados, entre la crueldad más esotérica y el sarcasmo más afilado que habíamos puesto en práctica en mucho tiempo. Ya somos más viejos que zorros, eso también es verdad.
Cuando Mateu Lahoz pitó el final respiramos aliviados. Aunque he de reconocer que las angustiosas sensaciones del mediante, una vez terminadas, fueron hasta agradables. Hasta lo disfrutamos.
Ahora, pasado un día de ello, aún no sé muy bien qué pensar. Cuando me alegro, se me pone la piel de gallina. Sin embargo, cuando me alegro del partido de ayer, me duele la cabeza. Por alguna extraña razón, no me apetece celebrarlo, y la única razón no es que aún queden noventa minutos que auguro serán igual de sufridos aunque el sufrimiento, probablemente, tenga otra forma y otro color.
Es difícil entender estos tiempos futbolísticos. Te obliga a aceptar certezas que no me hacen nada feliz. Pero la historia del mundo occidental y del fútbol occidental ha sido siempre así, ¿no? Vamos a pasar de la frase de Lineker que decía que el fútbol es un deporte que juegan once contra once y donde siempre ganan los alemanes, a una nueva que no sé quién acuñará y que dirá que el fútbol lo juegan once y otros once intentan que no lo jueguen. Y ahora voy y me explico: no me estoy poniendo melodramático ni estoy criticando con absoluta bajeza la táctica lícita (y probablemente lógica) de Joaquín Caparrós ni haciendo de menos la labor igualmente deportiva y esforzada de los jugadores del Athletic. Otros, han ganado títulos a mansalva con una táctica parecida y además han ganado reputación internacional. No solo es lícita, como ya he dicho, si no que es probablemente lógica y hasta épica, como algunos periodistas han resaltado en el día de hoy, volviendo incluso a usar frases ya pretéritas y casi desgastadas como aquello de los "once aldeanos".
El fútbol está lleno de matices, de estrategias y supongo que tiene clases y hasta castas. E incluso las dos cosas, clase y casta al mismo tiempo en un solo equipo. Y yo creo que mi equipo la tiene, aunque solo sea potencialmente en ocasiones. Pero duele. A mí me duele, si soy sincero, me duele un poquito. Me duele tener que ser del equipo que defiende y no del que ataca. Me duele con cierta envidia y con pudor, incluso. Me duele pero no lo rechazo. También me siento incómodamente orgulloso. Por todo eso, digo que en lugar de ponérseme la piel de gallina, me duele la cabeza. Y si sonrío, que lo hago, me sale la sonrisa un poco torcida.
Probablemente sea eso, que cada vez somos más viejos y menos zorros, y, aún así, seguimos haciendo más preguntas que nunca sabemos cómo responder. Caparrós supo responder la suya. A ver si la próxima que se haga, también consigue acertar con la respuesta. A mí que no me llame si tiene el comodín de la llamada, porque bastante tengo yo con las mías.
Eso sí: ¡Aupa Athletic!, que yo no tengo escapatoria.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Rubén Uría


Bueno, voy a por la tercera entrada del día, así que se puede decir que ha sido una jornada productiva, aunque ésta me la dan completamente hecha, porque Rubén Uría, un periodista deportivo al que hasta ahora no había leído nunca, quizás porque, como muy bien explica él, ha tenido una carrera que se aleja un poco de mis costumbres, ha escrito un artículo en la página de eurosport donde resume mucho mejor de lo que podría hacerlo yo, lo que en este blog he venido comentando bastantes veces, muchas de ellas de soslayo, como con reparo, otras intentando engatusar al agravio con cuitas poco personales.
En su artículo, que deberíais leer por completo, el periodista Uría se refiere en concreto a un periódico y en especial a un hecho específico, lo sucedido con el fallido aplazamiento del partido Osasuna-FC Barcelona. Sin embargo, muchas de las cosas que dice son extrapolables a otros periódicos y a otras ocasiones que quizás no hayan sido tan lamentablemente evidentes. En resumen, se podría decir más, incluso se podría ser más específico e incisivo, pero lo que dice Uría y cómo lo dice es suficientemente expresivo y, a la vez comedido (en formas y educación) como para tomarme el lujo de citarle: "Desde tiempos inmemoriales, este periódico solía defender la búsqueda de la verdad, se acercaba a la objetividad lo más posible y tenía a bien no tomar partido en cuestiones que fueran más allá de simples puntos de vista deportivos. Hoy el cuento ha cambiado mucho. Su afán vendedor, su ansia de poder y su difama que algo quedará han convertido sus páginas en un concurso de tiro al blanco, donde algunos pseudo-periodistas hacen las veces de francotiradores. " Y casi cierra el artículo con lo siguiente: "Y eso, precisamente eso, es lo que necesita este periodismo deportivo que se ha vuelto rosa, nauseabundo, especulador, grosero y de barra de bar. Este periodismo de nuestras entretelas, que ha cambiado la devoción por el euro, que ha prostituído la búsqueda de la verdad por los índices de audiencia, necesita más ejemplos de etiqueta negra. Más personas que fijen y den esplendor a un deporte convertido en negocio, donde las bajas pasiones no pueden primar sobre las reflexiones."

Como se aprecia, he intentado copiar los textos con exactitud pero eligiendo frases donde no se mencionan nombre propios, no por más razón que hacer sus apreciaciones más generales, universales y extensivas, y esta intención es solo responsabilidad mía. Por cierto, dejo aquí mismo un enlace al texto completo: artículo de Rubén Uría en eurosport. Pinchad sobre la frase.
Lo curioso de todo esto es como he descubierto yo este artículo, porque ya digo que no tengo por costumbre merodear páginas como la de eurosport. Lo que si tenía era un rato libre después de subir de fumarme el cigarrillo, y, haciéndome el remolón, he abierto la edición digital del periódico que precisamente menciona en su artículo, aunque no por nombre, creo, Rubén Uría, para perder un poco el tiempo. Enredando en la charla digital que mantenía con los lectores un periodista a sueldo de ese periódico, he visto como uno de los lectores le hacía referencia al artículo, donde precisamente se le nombra, y le pedía su opinión al periodista. No deja de tener requiebros la cosa.
En fin. Eso queda dicho, no sé qué más decir. Ya he hablado de Pereiro, de Patxi Mutiloa, de Rubén Uría y he evitado tener que perseguir al galgo o recurrir a la vida glamurosa de Paul Davis, y fíjate que hoy podía haber incluído una noticia más y hablar del cese del entrenador del club del que soy socio, pero para qué venir dando malas noticias. Creo que por hoy basta. Ahora, vuelta al tajo que no al duero, porque no toreo, que decía un amigo mío cuando se ponía místicamente poético y vulgarmente amarillo del fumadón.
Posdata: quería poner la foto que siempre acompaña a sus artículos en eurosport, pero me parecía tomarme demasiadas libertadas, así que, al final, y por no perder la costumbre de ocupar el lado superior izquierdo de estas entradas con una fotografía, he hecho una búsqueda rápida por el imágenes de google y me he puesto patéticamente artístico. Sorry.

Óscar Pereiro



Primera vez que encabezo con el gallego y no tiene nada que ver con ciclismo. Este fin de semana pensaba que ya era 28 de Diciembre. La noticia era así de sorprendente: Óscar Pereiro se pasa al fútbol y jugará en el Coruxo. Me suena que ya antes que el ciclista, los atletas Fermín Cacho y Ben Johnson lo intentaron con el fútbol, ¿me equivoco? Y también destacó hace no mucho tiempo el intento de la durante un tiempo figura del atletismo, Marion Jones, por reconvertirse en jugadora de baloncesto. Muchos jugadores profesionales de baloncesto pudieron serlo de béisbol o de fútbol americano, y ahora recuerdo los casos de Danny Ainge o de David Robinson. Michael Jordan le dio al golf, y luego volvió a donde debía. Aitor Osa se reconvirtió en atleta de pruebas de alta montaña. Y seguro que hay muchos otros casos que ahora no recuerdo o que ni tan siquiera conozco. Pero aún así, el fichaje del ganador del Tour de Francia 2006, no ha dejado de sorprenderme.

Tiene 33 años ya, y, al parecer, va a compaginar los entrenamientos con el primer equipo del Coruxo, que entrena José Manuel Abalde, y el equipo de Segunda Regional. Por ahora, el Coruxo mantiene una muy digna decimocuarta posición en su primer año en la Segunda B, tras un histórico ascenso que tuvo lugar el año pasado. La última jornada, sin el concurso de Pereiro, vencieron al Montañeros y el equipo pontevedrés se situó fuera del descenso. Josiño mantuvo prácticamente todo el plantel del ascenso e incorporó a algunos jugadores de la zona, más el delantero pamploníca Javier Zurbano, que venía de La Roda tras triunfar en el Santa Eulalia y no conseguir convencer a los suizos del Grashoppers para que le ficharan. También llegó el joven centrocampista ghanés Benjamin Acheampong, quien no sé si será familia del recordado Joachim "Yaw" Acheampong, exjugador de la Real Sociedad, que ahora es un reputado técnico de éxito en su país. Ahora ha llegado Óscar Pereiro, pero no es la primera vez que el Coruxo consigue atención mediática por algo así. Everton Giovanella, tras dos años de sanción, volvió a pisar un campo de fútbol con la camiseta del Coruxo. E incluso Valery Karpin probó en pretemporada con ellos, para, finalmente, decantarse por su retirada.

En fin, estaremos atentos a ver cómo le va a Pereiro con esto del balón. Este año los equipos gallegos no comparten grupo con los vascos, así que no tendremos oportunidad de verle por aquí si es que juega, a no ser que ambos equipos disputen algún play-off, pero espero que no, porque la lógica apuntaría a que ese play-off sería el de descenso, y prefiero que tanto Pereiro en su estreno como el Barakaldo en su enésima temporada, tengan un año más relajado.

Patxi Mutiloa


El director de deportes del Gobierno Vasco está manteniendo una agenda muy apretada desde que accedió al cargo. Con su llegada al puesto, los titulares se han disparado, sin que esto quiera suponer ningún tipo de juicio a su labor. Pero es cierto que de la mano de Blanca Urgell cuando visitaron la Vuelta, o con la gestión de la selección vasca o la confirmación del regreso de la Vuelta al País Vasco, el que fuera gerente de Aspe y del Eibar, ha aparecido más de una vez en negrita en los titulares de los periódicos.
Y ahora lo va a volver a hacer, y me imagino que no solo en la prensa más local o regional, porque, según ha publicado hoy mismo la versión digital del periódico El Correo, Patxi Mutiloa ha propuesto que se cobre por ver el ciclismo en directo. Por si acaso, voy a cortar y pegar las palabras tal y como se encuentran en internet: "Siempre hay un margen de cero a cien. No estamos planteando precios que sean una locura, pero evidentemente el espectador que acude y disfruta del espectáculo tendrá que colaborar de alguna manera en su mantenimiento". Y referencio la cita: "El Gobierno Vasco plantea que los aficionados al ciclismo paguen por ver las carreras". Y es una noticia de la agencia EFE publicada por elcorreodigital.com el 13 del 12 del 2010 a eso de las 14:20.
El debate está abierto, no sé si alguien querrá hablar de ello aquí, pero el tema daría para mucho, porque no es que haya matices, es que hay que molestarse en redefinir todo el concepto del espectaculo, y no es tarea banal. Incluso plantea dilemas que traspasan lo puramente deportivo: ¿reciento cerrado, reciento abierto? ¿Es la espacialidad un coeficiente valuable para calcular un gasto? Ahí es nada la pregunta, algún teórico de los estudios culturales andaría frotándose las manos.
Hace poco un asiduo a este blog me preguntó si sabía cuanto dinero podía generar una etapa del Tour de Francia. Él mismo se encargó de responderse, porque yo no supe ayudarle. Ahora no me acuerdo de los datos, pero he encontrado otros, en una web diplomática del gobierno francés, donde una tal Sylvie Thomas firma un artículo llamado "El éxito económico del Tour de Francia". Concretamente, en el artículo se explica el caso de la pequeña población de Besançon, que ya ha organizado un final de etapa del Tour en diecisiete ocasiones. Según el encargado de la organización de esa etapa para 2009, Denis Lazzarotto, la ciudad preveía un gasto de 400.000 euros, de los cuales 100.000 aporta el propio Tour. No se dan las citas exactas del rendimiento económico, pero una afirmación contundente nos explica cómo se resuelve el balance de una cita como ésta: "Además de la promoción turística, se produce un aumento sustancial del volumen de negocio de los hoteles, restaurantes, tiendas… El equipo del Tour está formado por cerca de 4.500 personas y se calcula que el público asciende a 500.000 espectadores, que gastan una media de dos euros por día." Multiplica 500.000 por dos y lo tienes.
No hace falta que nadie me diga que la Vuelta no es el Tour y que la Vuelta al País Vasco menos y la Subida a Urkiola ni te cuento. Ya lo sé. Pero me pregunto si antes de tomar decisiones drásticas no hay otras posibilidades para mejorar la gestión de las pruebas deportivas. Yo he estado en el Tour de Francia como espectador y sé que generé movimiento económico a 2.000 metros de altura. Era uno más de la marabunta, pero la marabunta no era simplemente una decoración colorida. También he visto pasar a Jens Voigt como una tabla de planchar por Lazkaomendi y me tocó pagar la ronda, un caldo, un cola-cao y dos bollos de mantequilla en una tasca de caserio donde pagamos a precio de oro las vistas y el refugio de niebla y frío. La tasca estaba hasta arriba y estaba arriba de un monte donde solo llegaba un camino de tierra. He visto ganar a Igor Astarloa en Amorebieta, a Jesper Skibby en Getxo, a Beat Zberg en Zalla o a Iván Basso en Arrate. En ninguna de ellas pagué, pero en todas generé valor económico, más o menos, para los lugares que organizaban aquellos finales de etapa. ¿Si hubiera tenido que pagar, habría ido? Me lo planteas, Patxi, y me lo tengo que pensar.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Hubert H. Humphrey


Por llegar, llegó a ser vice-presidente con Lyndon B. Johnson, quien alcanzara la Casa Blanca tras el asesinato de John Fitzgerald Kennedy y pasaría a la historia por la guerra de Vietnam. Sin embargo, antes que eso fue senador por Minnesota y alcalde de Minneapolis de 1945 a 1949. Quizás por eso, cuando hace ya casi 30 años, mientras en España se jugaba un Mundial, Minneapolis estrenaba un reluciente nuevo estadio para substituir al viejo Metropolitan Stadium, alguien se le ocurrió ponerle su nombre al estadio. Aún así, a la casa donde habitualmente juegan como locales los Vikings, se la conoce como el Metrodome, o entre colegas, The Dome. Por fuera es feo. Ésa es mi opinión. Aunque cuando yo lo vi ni me bajé del coche porque fuera hacía un frío de cojones. Pero el Metrodome es archiconocido en el mundo entero por una característica que lo hace muy especial, su techo está hecho de fibra de vidrio y se sustenta de manera natural por la presión del aire. Es decir, a mí al menos así me lo contaron, si alguien se pusiera a abrir todas las ventanas y todas las puertas del estadio, el techo se vendría abajo. El techo se ha venido abajo hasta en cinco ocasiones, la última hoy mismo de madrugada y quizás la más espectacular. En los años 80, el tejado se derrumbó hasta en cuatro ocasiones, todas ellas debido a la nieve o el viento. Y la de hoy ha sido por las mismas razones. El partido de los Vikings y de los New York Giants ya se había suspendido porque se temía que algo así podía ocurrir. Y, al final, ocurrió. A las cinco de la mañana de hoy, y debido a las nevadas repentinas de los últimos días, el tejado de fibra de vidrio del estadio se ha desplomado por completo. Las imágenes desde el interior, en exclusiva gracias a la Fox, son espectaculares, ¿no?

sábado, 11 de diciembre de 2010

Leo Gutiérrez


Pérez, López, Domínguez, Gutiérrez, Fernández, Sánchez... Mejor Gutiérrez, mejor hablo de lo de Leo Gutiérrez. De meter quince triples de veintidós intentos en un partido. Llevaba seis triples en el primer cuarto, el tío. No es un récord, es un récord en Argentina, con lo que es un récord, pero no es un récord, quiero decir, otros lo han hecho mejor en peores circunstancias. Qué me dices de Óscar Schmidt Bezerra en la ACB, once de diecinueve. No mejora a Leo, pero, aún veo cómo calentaba en La Casilla cuando ya superaba los cuarenta y jugaba con el Flamengo, creo, y no me lo creo. Pero sí ha habido quien ha superado al ala-pivot argentino. Hace más bien poco, porque antes de venirse a España, Chris Lofton se clavó diecisiete en un partido de la liga turca. Y hay otros que le superan por eficacia, por porcentajes, como los 11 de 12 de Tony Kukoc en un mundial júnior, pero sobre todo por los 8 de 8 de Juri Zdovc en la liga francesa, o los 9 de 9 de Saulius Stombergas en la Euroliga o los 10 de 10 que han conseguido en la liga italiana dos americanos que juegan o jugaron en la ACB, Terrell McIntyre y Thomas Kelati. El récord en la NBA ya sabemos todos que lo tiene Kobe Bryant con 12, empatado con un Donny Marshall que ahora intenta hacerse jugador de golf profesional.

De todas formas, lo que más me ha gustado de la hazaña de puntería del jugador del Peñarol ha sido sus declaraciones posteriores y que supongo que también conoce ya todo el mundo porque han salido hasta en los periódicos gratuitos del metro: "Comparo este récord con un jabalí que cacé hace algunos años con Chapu Nocioni. Creo que los dos son logros difíciles de repetir." Sin duda alguna. Tampoco dudo de que ha sido mucho mejor elegir el apellido Gutiérrez.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Casey Harriman



Bueno, qué puedo decir. Creo que nuestro seguimiento exhaustivo de la carrera deportiva de Casey Harriman no va a durar mucho más. En lo que va de temporada, ha jugado tres partidos con medias de 0'7 puntos en muy pocos minutos en cancha, y no todo se debía, como me temía, a que el nuevo entrenador contara más o menos con él. El mejor jugador de Ida Grove (Iowa) ya jugó la temporada pasada con dolores debido a una lesión en el hombro. A pesar de ello, consiguió entrar en las rotaciones de Dana Altman. Este verano, haciendo ejercicios musculares, se lesionó el hombro contrario, y se ve que esta vez los dolores son insoportables. Harriman ha tenido que parar y sopesa pasar por el quirófano, con lo que muy probablemente, daría por terminada su temporada. Y su carrera baloncestística, porque, ya en edad senior, los números de Harriman no invitan a pensar que pruebe con el aspecto profesional de este deporte. Por ahora, no tengo datos sobre su decisión final, si sigue en reposo y con rehabilitación, o ha decidido operarse. Sin embargo, su última temporada en el baloncesto universitario ya está viéndose truncada por los inconvenientes físicos. Cuando vuelva, si es que vuelve, puede que sea muy tarde. Aún así, y por deferencia, seguiré informando sobre los arrendajos azules hasta que termine la temporada y aunque las noticias no sean buenas del todo.

Porque, en los últimos cuatro partidos, en los cuales Harriman ha sido un mero espectador, los de Creighton han cosechado una victoria fácil y tres derrotas, las tres consecutivas. Mañana recibirán a Saint Joseph's para intentar romper esta racha.

Empezaron con una victoria ante Kennesaw State por 57-75 en el Qwest Center. Los mejores, Doug McDermott con 18 puntos, Darryl Ashford con 13, los mismos que Jeans Manigat saliendo desde el banquillo. También desde el banquillo destacó Wayne Runnels con 9 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias en 16 minutos. Descanso para Kenny Lawson Jr con solo 15 minutos. Jugaron hasta 13 jugadores.
Después, tres derrotas consecutivas, una en casa y dos fuera.

En casa, derrota ante la Brigham Young University mormona de Jimmer Fredette que no fue el mejor de su equipo porque Brandon Davies hizo 24 puntos y Kyle Collinsworth 12 puntos y 10 rebotes para los Cougars de Dave Rose que aún no han perdido un partido en lo que va de temporada. Los Fredette, Emery, Hartsock y Davies aspiran a mejorar sus resultados en la ronda final de la NCAA.

Fuera no le fueron mejor las cosas a los Bluejays: dos derrotas, ante Northwestern, por un contundente 52-65, a pesar de los de siempre, los 18 puntos del base Young, los 14 de McDermott y los 11 y 12 rebotes de Kenny Lawson Jr. La buena serie en el tiro del escolta Michael Thompson y el trabajo del prometedor alero de 2’03 de los Wildcats, John Shurna, fue suficiente para los de Illinois.

La última derrota fue en el derby ante la Universidad de Nebraska por un apretado 59-54 en el Devaney Center de Omaha, Nebraska. Los puntos para los de McDermott muy repartidos y solo su hijo alcanzó los 10, los demás se quedaron cerca y especial mención para el trabajo de Ethan Wragge, que no llevaba una temporada especialmente regular. El héroe de los Huskers, Brandon Richardson, con 18 puntos. Los de Doc Sadler se impusieron en parte gracias a la buena dirección de Lance Jeter, probablemente su mejor jugador.

A pesar de todo, seguiremos informando. Y ánimo para Casey Harriman.

jueves, 9 de diciembre de 2010

John Degenkolb


Hace poco, la prestigiosa web sobre ciclismo cyclingnews.com publicaba un artículo que firmaba Daniel Friebe sobre los diez neoprofesionales con más aspiraciones de brillar durante la temporada que estamos apunto de estrenar. Llamaba la atención que casi la mitad eran hombres rápidos: el alemán John Degenkolb (para él va el título por no poner al periodista del que no tengo más datos que sus artículos en un par de webs ciclistas), del que hablan maravillas, el enésimo italiano rápido Andrea Guardiani, el australiano Michael Matthews, por el que se ha pegado medio pelotón y al final se lo ha llevado el Rabobank y Caleb Fairly, aunque éste dicen que se desenvuelve bien con pequeñas rampas. Junto a ellos, un buen puñado de prometedores escaladores aún desconocidos, como el francés Thomas Bonnin, el italiano Antonio Santoro, el ruso Petr Ignatenko y el todoterreno Yonathan Alejandro Monsalve. El último de la lista era el prometedor contrarrelojista americano Taylor Phinney, quien, a sus 20 años, es casi una realidad y una promesa de éxito para el ciclismo norteamericano.
A todos ellos, a mí se me antoja necesario añadirles otro buen puñado de corredores que quizá ya lleven años en las pruebas profesionales pero que hacen que los aficionados a este deporte auguremos un futuro espléndido. Desde Jan Keukeleire a Sam Bennett, pasando por Jacopo Guarnieri o Beñat Intxausti, aquí va un listado por generaciones de los corredores que, en mi caprichoso parecer, darán espectáculo en los próximos años, con lo que queda claro que este deporte no dejará de tambalearse pero tampoco se prestará al degüello como muchas veces parece. Ninguno de los corredores que listo aquí tiene más de 25 años, ya que comienzo con la generación de los nacidos en 1986, una buena generación que ya empieza a despuntar y donde hay lo mismo hombres rápidos, que futuros clásicomanos que potenciales ganadores de pruebas por etapas, aunque quizás no se asome ningún dominador de las tres grandes pruebas.

Nacidos en 1986: Beñat Intxausti, Yoann Offredo, Ignatas Konovalovas, Nikolas Maes, Dominic Klemme, Maxim Vantomme, Artem Ovechkin, Bauke Mollema, Rob Ruijgh, Jan Bakelandts, Jay Robert Thomson, Jack Bauer, Thomas de Gendt, Fabio Duarte, Aidis Kruopis, Jerome Coppel, Ben Hermans, Maciej Paterski, Vitor Rodrigues o Víctor de la Parte.

Con un año menos, a mí, particularmente, la próxima generación me parece que tiene más talento que la anterior.

Nacidos en 1987: Rafael Valls, Manuel Boaro, Daniel Oss, Andreas Stauff, Andre Steensen, Dennis van Winden, Michel Kreder, Sacha Modolo, Denis Galimzyanov, Sergio Luis Henao, Kris Boeckmans, Gaitis Smukulis o el australiano Mark O’Brien.

En la próxima, sí que veo corredores que pueden triunfar en las grandes vueltas y, sobre todo, destaca por el potencial renacer del ciclismo colombiano.

Nacidos en 1988: Adriano Malori, Michael Weicht, Martijn Keizer, Wilco Keldermann, Wesley Kreder, Coen Vermeltfoort, Boy Van Poppel, Andrew Talansky, Tejay Van Garderen, Bjorn Selander, Arkimedes Arguelyes, Marko Kump, Darwin Atapuma, Jarlinson Pantano, Camilo Suárez, Sep Vanmarcke, Klaas Lodewyck, Michael Van Stayen, Pim Lighthart, Higinio Fernández, Julián Arredondo y Daniel Teklehaimanot.

La del 89 está todavía muy verde, pero sin duda, hay grandes proyectos de corredores, hombres rápidos y todoterrenos sobre todo.

Nacidos en 1989: Elia Viviani, Luca Barla, Tom Jelte Slagter, Raymond Kreder, Jack Bobridge, Adam Blyth, Timothy Roe, Alexei Tsatevich, Guillaume Boivin, Vegard Stake Laengen, Davide Apollonio, Timothy Stevens, Anthony Delaplace, Alexander Ryabkin, Carlos Betancourt y el portugués Nelson Oliveira.

A partir de aquí, es muy difícil que con 20 o menos años se empiece a destacar tan temprano en un deporte como el ciclismo, donde el desarrollo físico suele ser un poco más tardío. Sin embargo, sorprende que de la generación de los nacidos en 1990, ya hayan empezado a aparecer corredores muy prometedores como Peter Sagan, Michal Kwiatkowski, Nairo Quintana, Edward Beltrán, Marc Goos o el conquense Jesús Herrada. De la de 1991, he oído hablar algo de Luke Durbridge, pero supongo que es muy pronto para empezar a hacer cábalas.

Seguro que alguien que entienda más de ciclismo que yo, verá que en esta lista sobran tantos como faltan, pero, basándome solo en lo que leo, veo y oigo, he creído que esos nombres podían ser próximos apellidos que veamos repetidos en los primeros puestos de las clasificaciones. Algunos ya han empezado a ganar, otros aún suenan demasiado exóticos, pero ver como aparecen nuevas generaciones de ciclistas siempre alegra a los aficionados que seguimos, aunque sea ciegamente a veces, confiando en un deporte que siempre acaba por ofrecernos momentos de desquite.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Niels Albert



Se llevó él la victoria final, así que para él va el título de la entrada. El joven belga de Amberes, con su pelo teñido de rubio, unió su nombre a la relumbrante lista de ganadores del Ziklokross de Igorre, la prueba más importante de ciclocross que se disputa en el estado. Antes que Albert, en el circuito embarrado de San Kristobal, lo más parecido a un santuario del ciclo cross que tenemos por aquí, habían brillado los nombres de Zydenek Stybar, el gran Sven Nijs (4 victorias), Bart Wellens, Arnaud Labbe, Jiri Posposil (David Seco entró justo detrás de Posposil y Labbe los dos años que ganaron, consiguiendo los mejores puestos de un corredor vasco en muchos años y que ya había conseguido él mismo unos años antes al entrar detrás del suizo Wabel), Mario de Clerq, Danielle Pontoni (6 victorias), Paul Herijgers... etcétera. José María Yurrebaso, en 1987, fue el último ganador vasco. El de Urretxu, que se retiró de la carretera habiendo ganado una etapa en la Vuelta a España, ganó tres veces el campeonato de España e hizo entre los veinte primeros (12º, 14º y 17º) en tres campeonatos del Mundo. Albert, campeón del mundo absoluto y sub-23, ganó con suficiencia y fue acompañado en el pódium por el francés Francis Mourey y el también belga Sven Nys, quién se redimió un día después ganando en Asteasu. Muy muy reseñable el 11º puesto de Egoitz Murgoitio. El de Abadiño sigue creciendo, empieza a dominar el escenario nacional y quizás pueda despuntar en los próximos años, quería quedar entre los veinte primeros y lo consiguió con creces.
En esta edición en la que los primeros rumores de crisis empiezan a acechar sobre la organización de esta prueba histórica, me parecía obligatorio darles un espacio en este blog, aunque no sirva de mucho. La prueba ciclista por excelencia del invierno es un deporte aún desconocido en muchos lugares, pero que deja muchas imágenes espectaculares, como demuestran algunas de las fotos de Karlis Medrano que colgaba ayer biciclismo.com en su web:

domingo, 5 de diciembre de 2010

Jaycee Carroll


El año pasado ya vi jugar a los de Pedro Martínez en el BEC, en un partido que perdieron sin que supusiera nada para la clasificación final. Ayer, volví a verlos jugar, aunque jugaran con la equipación de pretemporada del Bizkaia Bilbao Basket, lo que dio lugar a comentarios humorísticos en el twiter del entrenador catalán, porque Pedro Martínez es catalán, ¿no?
El caso es que ayer I y yo ocupamos las localidades de J y A en el Bilbao Arena. A pesar del frío, creo que la gente subía con poco ánimo hasta la colina de Mirivilla por otra razón. La temporada está dejando opiniones encontradas y extrañas sensaciones de destemplanza, creo que eso ya lo dije, y si lo digo ahora, tampoco es por el frío, que lo hacía.
Siendo sincero diré que Fotis Katsikaris nunca ha sido un entrenador de mi gusto. Y cuando digo nunca, digo desde que entrena al Bilbao Basket, porque no conocía con detalle su trabajo anterior en Grecia y en Valencia. La temporada pasada las circunstancias eran excepcionales. Mi juicio se basa en el análisis de su ideario baloncestístico que he juzgado tras ver la progresión del equipo en pretemporada y en los primeros partidos de esta temporada. Dejo de lado sus decisiones para con la plantilla durante el verano, que aunque no comparto, acepto porque las responsabilidades técnicas siempre deben ser adquiridas por el entrenador.
Ya en pretemporada contra el Cajasol en Barakaldo, el planteamiento táctico del equipo me parecía pobre y arriesgado, pero era solo un partido de pretemporada. Lo que va de temporada, sin embargo, no me ha animado a compartir con Katsikaris su propuesta deportiva. Considero que la apuesta de Katsikaris por un juego físico y rápido provoca que se menosprecien situaciones del juego que resultan más eficaces. La sensación general que me queda es que el equipo juega revolucionado y desesperado porque la desesperación parece su espacio natural. Pero todo esto, como siempre, es una opinión personal que a ciencia cierta podría ser rebatida por gente que entiende mucho más que yo de baloncesto. También podría explicar mucho mejor por qué digo lo que digo pero tampoco creo que sea el lugar y el momento adecuado. De todas formas, si Katsikaris sigue como entrenador, deseo que su propuesta funcione cuante antes y que el equipo resuelva mucho mejor los partidos.
En fin, lo que quedo de todo esto, fue la anécdota de seguir el juego de dos mormones en la ACB. Y ya he explicado antes aquí que no soy mormón, pero por lazos de amistad y por obligaciones laborales mantengo cierta cercanía con esta comunidad religiosa que es en realidad una entidad cuasi-étnica y culturalmente particular. Jaycee Carroll es el máximo anotador de la ACB, así que no fue una sorpresa que comenzara el partido con 8 de los 10 puntos que su equipo anotó para ponerse 0-10. Y después desapareció, porque Jaycee Carroll juega como estoy seguro de que jugaba en la Universidad. De hecho, viéndole jugar frente a Aaron Jackson, había momentos en los que parecía que lo que estábamos viendo era un partido entre la Universidad estatal de Utah y la Universidad de Duquesne. Sus porcentajes son dignos del imaginario de un tirador nato de los Estados Unidos, malos pero abundantes. Su forma de botar el balón, abierto y retador, recuerdan a los tiradores blancos de las universidades pequeñas del medio oeste.
El otro mormón tuvo un día digno de borrar del calendario. Spencer Nelson entró y salió del partido al ritmo desesperante de su entrenador, Pedro Martínez que veía con incredulidad como al jugador con pasaporte azerbayano no le salía nada. Sus minutos en la cancha se distinguía por perder balones, verse superado por el rival o cometer faltas. Incluso cometió una flagrante ante Marko Banic que ofreció la posibilidad de un encontronazo que no llegó a más porque Nelson, con una probable ética mormona, se disculpó casi azorado. No es un recién llegado. Tiene ya 29 años y ha jugado en Alemania con el Bamberg, en Italia con Benetton y Fortitudo Bolonia y en Grecia con Aris y Peristeri, no es mal bagaje, la verdad. Ayer, sin embargo, no le salió nada, como no le salió nada al Bilbao Basket en siete segundos finales esperpénticos.
Y, por cierto, eso es lo más reseñable que hice en un sábado en el que hasta disfruté de una película de Sandra Bullock aunque fuera gracias a Thomas Haden Church.
Por cierto, una auténtica joya el blog de Jaycee Carroll. Una joya. La foto, de sus tiempos de estrella en la Universidad de Utah State.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Alberto Tomba


Sigue soltero, creo, el esquiador más mujeriego de la historia. A ésta pasó por sus medallas, tanto en Mundiales como en Olimpiadas, pero luego muchos otros se acuerdan de sus fechorías y aventuras, especialmente en lo que compete a los ritos de apareamiento. Ahora anda por ahí trabajando por y para el esquí pero sin esquíes. Sigue tan engominado y dicharachero como siempre y continua disfrutando del buen beber y del buen comer. Ya dijo Paquito Fernández Ochoa en su día que era el mejor esquiador de su época, y eso fueron los últimos ochenta y los primeros 90.
¿Por qué hablo de Tomba La Bomba?
Porque nieva. Nieva en Lyon y nuestro amigo de las asics está pensando en ponerle cadenas a sus zapatillas, pero también nieva aquí, más al sur. Hace poco veía nevar por mi ventana, ahora parece que todo vuelve a calmarse. La carretera estaba deslizante pero evocadora, con todos los pinos ribeteados de blanco y el cielo plomizo recortándolos. Como venía despacio, he venido recordando. Y no me he acordado de Tomba, pero sí de mis aventuras con la nieve, el hielo y los deportes de invierno que nunca he practicado.
Mientras vivía en los Estados Unidos disfruté de la nieve a tropezones. Creo que ya hablé aquí del día que salí a correr bajo la nieve y volví con una pierna útil de menos por el hielo negro. Pero no fue el único día. Recuerdo correr hasta Morehead Park bajo una nieve ligera, con mi gorro de lana, mis guantes de lana, mi cara roja y una sonrisa bobalicona al respirar un aire intensamente límpido. Generalmente, descansaba junto al puente para ver el poco tráfico que resbalaba por la general. También recuerdo mi visita a Minneapolis, con más de diez grados bajo cero, el Mississippi congelado, y las cataratas de Minniehaha detenidas en el aire y en el tiempo, colgando como por arte de magia. También recuerdo, por supuesto, conducir el coche sobre un lago helado donde la gente hacía agujeros, como en la película "Beutiful Girls" para pescar. No me encontré con Natalie Portman, no. Ni con Uma Thurman. Y sobre todo recuerdo ir camino del Target Center para ver a los Minnesota Timberwolves jugar contra los Portland Trail Blazers sin pisar el suelo. Pasando de edificio en edificio a través de puentes acristalados mientras, fuera, a ras de tierra, unos pocos afro-americanos esperaban al autobús escondiendo el cuello y resoplando.
Pero sin ir tan lejos, también recuerdo los años en los que, en lugar de a trabajar, venía hasta aquí a estudiar. El día que nevaba venías en el autobús pensando en cómo te ibas a resbalar al subir las escaleras de mármol, así que elegías la opción con barandilla y rezabas mientras mirabas como ibas dando paso tras paso torpe. Un invierno, justo antes de vacaciones, nevó tanto que no merecía la pena ir a clase y estar en la cafetería parecía muy aburrido. Se montó una pelea de bolas de nieve en el patio y E disfrutaba como un niño corriendo de un lado para otro mientras yo le seguía a distancia y me escondía tras las columnas. Se fue uniendo más y más gente, gente de otras facultadas. Hasta tal punto que había escaramuzas y bandos y refuerzos y hasta un arsenal donde alguien iba manufacturando verdaderos proyectiles de hielo. Al final, me olvidé de mi poco sentido del equilibrio y me animé, pero para qué lo hizo. El momento más épico, el que recordó todo el mundo durante mucho tiempo, fue cuando, al desplazarse la batalla del patio al aparcamiento, no se me ocurrió más que seguir las huellas de mis compañeros que saltaban el poco más de medio metro de alzada del bordillo de las escaleras. Cuando estuve lo suficientemente cerca del borde como para saltar, me resbalé. Caí a cámara lenta, tan lenta que mientras caía, alguien, yo creo que de mi propio bando, alcanzó a lanzarme una bola de nieve que impactó en toda mi cara, una cara que luego cayó al peso, como un saco de patatas, contra el frío manto mullido de la nieve reciente. Ni quería levantar la cara hundida del hielo. Cuando me levanté, otra bola anónima impacto en mi cabeza. Pero ya no dolía, dolían más las risas armoniosas que unían a los dos bandos en amistad y jolgorio.
Por último, también me he acordado del día que nos dio por emular al mismísimo Alberto Tomba, aunque, muy probablemente, no supiéramos ni quién era. Habíamos subido a pasar la noche al Tostadero, un viejo refugio de piedra a unos 300 metros de altura desde el que se divisa toda la ciudad. La noche empezaba a cerrarse y había nevado ligeramente durante todo el día. Nos daba igual, no queríamos disfrutar de la naturaleza, solo queríamos beber, fumar, charlar, reírnos del primero que se emborrachara y a la mañana siguiente bajar a ver el partido del Athletic. Pero la noche se hizo larga y siguió nevando. Así que seguimos fumando y bebiendo, charlando y riéndonos los unos de los otros porque todos nos emborrachamos los primeros y al unísono. A eso de las tres o las cuatro de la madrugada, con una linterna en la mano, y aprovechando que había dejado de nevar, un amigo que compartía conmigo una forma muy ingeniosa de caminar haciendo círculos y un servidor, nos fuimos de expedición. Queríamos probar nuestros esquíes, porque habíamos hecho unos esquíes con unos tablones partidos por la mitad que alguien había abandonado en una esquina del refugio. Por el camino de tierra, encontramos unas varas, o hicimos unas varas con ramas caídas por el peso de la nieve y ya teníamos bastones. Tardamos casi dos horas en llegar a la explanada de Peñas Blancas y ya empezaba a amanecer. Nos sentamos en una piedra bajo un árbol para hacernos un porro mientras nos reíamos quién sabe de qué. En aquella laladera, dijo mi amigo. Lalalaladera, seguí yo imitando a Massiel, pero fuimos hasta allí. La nieve estaba blanda y no era mucha, pero lo suficiente para resbalar. En lo alto de la ladera nos calzamos nuestros tablones con los cordones de nuestras botas. Mi amigo dijo, tú primero. Yo contesté: no, los dos a la vez. Y dijimos, uno, dos, tres, y vete tú a saber por qué, no mentimos. Los dos cogimos impulso y nos lanzamos por la ladera abajo. Ahora me río. Entonces también. Pero ahora más porque ya no duele. Por ciencia o por lógica, mi amigo se torció a la derecha y cayó de bruces diez segundos después de arrancar, cuando uno de sus esquíes caseros se partió por la mitad y el otro se dobló de tal manera que para aguatar el equilibrio mi amigo no pudo más que rendirse a la evidencia del equilibrio y quedó con la cabeza clavada en la nieve y el culo erguido y apuntando al cielo. Pero no me dio tiempo a reírme, porque, por ciencia ficción o por magia, mis esquíes funcionaron de tal manera que no pude más que gritar mientras mantenía los bastones en el aire y me dejaba llevar por la inercia de la rampa. Disfrutaba de manera impúdica y kamikaze, sabiendo, porque lo sabía, porque miraba al frente, que la única forma de frenar era estrellarme contra la alambrada que separaba el bosque del camino. Así que allí terminé. De costado, golpeándome una nalga contra un bastón grueso de madera que tumbé, como tumbé parte de la alambrada que salvé de milagro al rebotar y acabar tumbado boca arriba sobre la piedrilla punzante del camino. Lo que más recuerdo es respirar acelerado y notar mis piernas levantadas porque los esquíes estaban clavados sobre la tierra. Y mirar el cielo. Estrellado y narcotizante. Luego vi llegar a mi amigo corriendo, con la cara roja y cojeando, tirarse a mi lado y empezar a reírnos con tantas ganas que dolían las heridas.
Cuando nos cansamos él dijo:
¿Repetimos?
Y yo contesté:
Que le den por culo a los deportes de invierno, tío.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Nancy Lieberman


Si me confundo, que me corrija alguien, pero lo más cerca que he visto a una mujer de entrenar a un equipo de baloncesto profesional (masculino) es cuando Sergio Scariolo incorporó a Carme Lluveras a su staff técnico en Málaga. No cuento con la película que no he visto de Whoopi Goldberg entrenando a los New York Knicks. Lluveras también fue invitada, y con ello se convirtió en la primera española en hacer algo parecido, a entrenar a un equipo de la WNBA, en concreto, Minnesota Lynx, donde entrenó a Seimone Augustus.
Bueno, pues no es lo más cerca que una mujer ha estado de entrenar a un equipo profesional (masculino) porque Nancy Lieberman entrena desde el año pasado a los Texas Legends de la D-League, o la Liga de Desarrollo Profesional. Lieberman, a la que se conocía como “Lady Magic”, ha sido una de las mejores jugadoras en la historia del baloncesto femenino americano. Lo de “Magic” le veía de quien le venía. Al fin y al cabo, Lieberman promedió 8.9 asistencias por partido durante su etapa universitaria y aún mantiene el récord total.
Lo curioso de Lieberman es que se retiró con 39 años como la jugadora más veterana de la Liga. Aceptó un cargo como General Manager de Detroit Shock y cuando lo dejó se dedicó a comentar partidos para ESPN. Pero, con 50 años cumplidos, firmó un contrato de siete días con los Detroit Shock. Solo jugó un partido y dio dos asistencias. Ahora, sigue rompiendo barreras al convertirse en la entrenadora jefe de un equipo masculino.
Lieberman cuenta con la ayuda del veterano Scott Flemming y de todo un exNBA como el primo de Michael Dickerson, David Wesley. En la plantilla, hay nombres conocidos como Sean Williams, el exNets, uno de los mejores taponadores en la universidad, con unas condiciones físicas inmejorables, pero que ya tuvo problemas con la marijuana y su actitud en Boston College. También está el exGranada y exMilano Reece Gaines, además del veterano Antonio Daniels, exjugador de Grizzlies, Spurs, Blazers, Sonics, Wizards y Hornets. Junto a ellos, un amigo de este blog, la vieja estrella de los Creighton Bluejays, que ya volvió de su experiencia exótica en Líbano, Booker Woodfox. No lo está haciendo mal Woodfox, por cierto, que lleva tres partidos jugados con medias por encima de los quince puntos. Ahora, creo que también se han hecho, para alegría de Lieberman, con el exBucks y exHornets, Joe Alexander.
Solo van 3 partidos de Liga, pero las leyendas de Texas dirigidas por Nancy Lieberman llevan dos victorias y una derrota. La Liga por ahora la lideran los Bighorns de Reno dirigidos por el exNBA Eric Musselman, donde juegan, entre otros, un exACB como Aaron Miles, Patrick Ewing Jr o Nick Fazekas. Segundos son el equipo de Iowa donde juega Chris Lofton. Terceros, los Erie Bayhawks de Christian Eyenga. Los chicos de la entrenadora Lieberman aspiran a superarlos a todos antes de que llegue el final de la liga regular.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

William Randolph Hearst


Sin ánimo de hacer comparaciones. Si uso a Hearst aquí es porque para seguir la costumbre de encabezar cada entrada con un nombre propio, alguno debía elegir que me diera lugar después a hablar de todo menos de él.
Porque con lo que me quiero quedar de Hearst es con su "I make news" ("yo hago las noticias") y con lo que se desprende de esas palabras, lo que todo el mundo sabe a poco que sepa algo o haya visto Ciudadano Kane de Orson Welles hasta el final y sin quedarse dormido: que Hearst era un magnate de la prensa.
Porque a los medios de comunicación, y no solo a la escrita, también a la radiada, a la televisada y a la htmleada hay que felicitarles por el enorme éxito del enésimo partido del año: el partido de pago más visto de la historia, récords de audiencia, medio mundo ante el televisor... Al día siguiente nadie podía evitar hablar de ello o escuchar a alguien hablando de ello. Se sucedían los comentarios. Mientras subía a casa, oía como en los bares se gritaban los goles. Antes, durante y después nunca vi tanta expectación que, en mi opinión, ha sido generada de manera exógena por un aparato mediático que está siendo el gran protagonista de la temporada 2010-2011. Bajo mi parecer, esta liga debería estudiarse en los grados de periodismo porque creo que está siendo la culminación de un largo proceso de depuración y evolución dentro de los mecanismos generadores de opinión y de la rentabilidad mercantil de los medios de comunicación. Las posturas ideológicas se han convertido en posicionamientos corporativistas. Había escrito un par de líneas más a este respecto, pero las he borrado.
Porque ante todo, debajo, hubo fútbol. Porque, a pesar de todo ello, no fue más que un partido de fútbol. Y después de los penalties y de los fueras de juego, y de los goles, las tarjetas, las entradas, las declaraciones, los gestos, los comentarios, las audiencias, las alegrías y las penas, no nos quedaba otra que volver al curro. Después del partido del siglo de todos los años, no nos queda más que esperar a que vuelva el próximo.
Sin embargo, insisto, cuando pase el tiempo, del 5-0, nos quedarán los goles, Xavi Hernández y la probable cumbre magna de un proyecto futbolístico que es mucho más añejo de lo que algunos piensan. Cuando pase el tiempo, probablemente nos quede, hablando desde una perspectiva histórica más expansiva, la reacción del Real Madrid, porque vaticino que reaccionarán. Ahora, en frío, sin que aún haya pasado el tiempo, no puedo evitar más que quedarme con los intentos de Eduardo Inda por no echar espuma por la boca, las risas incontenibles y nerviosas al leer la prensa escrita de Madrid dos días después, los pobres adjetivos calificativos siendo estirados y maniatados con igual capricho, las incontinencias verbales de los ganadores, los contertulios turbados y los contertulios abrumados, las fotografías inocentes siendo reparadas por interpretaciones de fantasía, la ciencia ficción más ficción que ciencia y menos deportiva que nunca, la ebriedad de la amargura y de la euforia, a partes iguales, transformada en un torrente de posturas demagógicas, pretendidamente fundamentadas y ridículamente psicopáticas. Por eso, estoy ansioso de que pase el tiempo y solo quede eso, el fútbol.
Mientras tanto me río por no llorar, intento posicionarme en el medio, agudizo mi instinto más subversivo leyendo entre líneas e intento sugestionarme para sentir la amargura de unos y la euforia de otros, que me son igual de ajenas y postizas, para intentar saber qué se podría sentir de estar en cualquiera de los dos bandos. ¿Y Hearst qué hubiera hecho? Probablemente Hearts habría decidido el 5-0 antes incluso de haber empezado el partido. ¿Rosebud?