miércoles, 27 de julio de 2011

Abel Kirui

Ya no sé si fue ayer o antes de ayer cuando después de escuchar un buen rato a una pareja de adolescentes imitando a Herman Düne, cruzamos la Parisier Platz y nos detuvimos debajo de la puerta de Brandenburgo. Estábamos cansados y nos sentamos en la acera, a escasos metros de las columnas que sustentan el arco y la cuádriga. Mientras fumábamos un cigarrillo, observábamos a la gente que se paraba a fotografiarse con dos actores disfrazados de soldados. Por un momento, yo le presté atención al monumento, tan ajeno al movimiento que lo penetra y lo venera por vocación de inercia. Franco y magnánimo, me lo imaginé abandonado en medio de la franja de la muerte, cuando los muros dividieron la ciudad en dos y a él lo dejaron en el limbo. Apenas han transcurrido 20 años, y parece que fue hace una vida. No sentí lo mismo cuando paseé por el Karl Marx Allé y llegué al café Moscú, y al darme la vuelta frente al cine Kino, la calle parecía desierta y el tiempo detenido. Intenté imaginarme qué pensó Abel Kirui cuando pasó por aquí en 2009, venciendo la maratón de los mundiales de atletismo de Berlín. Probablemente, en nada. Tras más de dos horas de carrera, al keniata solo le quedarían ganas de pensar en una buena ducha y una camilla de masaje. Pero, al fin y al cabo, fue el primer campeón del mundo de maratón que no lo celebró en un estadio.
Berlín es una ciudad para arquitectos, pero también para atletas. Acoge, para empezar, una de las cinco maratones que forman el grupo de majors. Es la más rápida de todas, dicen los expertos, más rápida que las tres americanas, Chicago, New York y Boston, y que la carrera londinense. Quizás, para confirmarlo, batió el récord mundial en 2008 Haile Gebrselassie con 2h 03m y 59s. La carrera comienza en la calle del 17 de Junio, una línea recta que divide el parque de Tiergarten, pero une el barrio de Charlottenburg con el centro. Cuarenta y dos kilómetros que recorren todos los rincones turísticos de la ciudad, desde el Reichstag que dejan a la izquierda en el kilómetro siete hasta la Puerta de Brandenburgo que anuncia el kilómetro 42, pasando cerca de Alexanderplatz, con el pirulí berlinés dándole sombra a los corredores, recorriendo la memoria comunista de la Karl Marx Allee y girando al sur por el pequeño Estambul de Kreuzberg. Un recorrido espléndido, plano por definición, que sirve de resumen para re-correr lo que ha sido y es esta ciudad donde se mezclan extremos en un caos maravilloso.
Por si no le servía con su historia política, cultural y social, Berlín también tiene historia atlética, y no solo por el maratón donde han ganado, entre muchos otros, Gebrselassie, Paul Tergat o Abel Antón, si no también por el reciente mundial de 2009, el mundial de Usain Bolt, con sus dos títulos y sus plusmarcas. El de Marta Domínguez y el rey del mediofondo, Kenenisa Bekele. El del oso pardo Berlino, que hizo de mascota, y ahora tiene a un monton de colegas coloridos por todo el Ku'Damm, con los brazos en alto y representando a todos los países del mundo. Y si volvemos a los años del blanco y negro, 1936 aparece en fosforito dentro de la historia del atletismo. El año de las Olimpiadas de Berlín, con el dirigible Hindenburg sobrevolando el estadio olímpico antes de la entrada triunfal de Adolf Hitler, Jesse Owens corrió tanto como para convertirse en mito. Mito que se convirtió en leyenda y que luego el propio Jesse Owens se encargó de apostillar.
Yo no he podido correr por Berlín, pero lo he andado. He andado Mitte de arriba a abajo, y Scheneunviertel obnuvilado, sin poder dejar de buscar a Bansky, perdido por Tachelles e hipnotizado por el olor picante de los restaurantes indios. He cruzado el Spree, he pasado de una bahnhof a la otra sin descansar, he subido en ocho segundos los veinticuatro pisos del Panoramapunkt, he paseado por Tiergarten, por Kreuzberg, por Ku'Damm, por Friedrichshain, Postdamer Platz. Estoy cansado de andar, de ver piedras, de hablar inglés, de leer menús que no entiendo, de soñar con que vivo aquí y con que vuelvo a donde vivo, estoy tan cansado como Abel Kirui o quizás más. Pero igual que él, estoy ansioso por volver a correr. Correr por Berlín queda, ahora, como una cuenta pendiente: plantar un libro, escribir un niño, tener un árbol y correr por Berlín.
Mañana nos vamos, ahora que había llegado el Real Madrid. Me enteré ayer, y hoy he visto a los aficionados del Hertha de Berlín celebrando la derrota en los locales eróticos de Zoologischer Garten. Ayer vi una pintada en honor de Ryan Giggs en el antiguo muro de Bernauer y tengo otro par de fotos para ilustrar lo poco deportivo que ha tenido este viaje: un mural de graffiti impresionante delante de Mauerpark donde pasé un mediodía inolvidable en un domingo de mercado y un par de corredores cerca del Café Am Neuer See donde cayó una pizza y su correspondiente cerveza aunque fuera de Múnich.
Mañana, el X9, el aeropuerto, Frankfurt a la carrera y vuelta a casa. El viernes, zapatillas, muchas ganas y a preparar la Hiri Krosa de la Aste Nagusia. ¡Nos vemos allí!

domingo, 24 de julio de 2011

Jim Ochowicz


El BMC Racing es su proyecto, y acaba de llevarlo a lo más alto con la victoria de Cadel Evans en el Tour de Francia. Pero Ochowicz no acaba de llegar a esto del ciclismo. En los ochenta se inventó el histórico 7-Eleven y lo llevó desde el amateurismo hasta la victoria final en el Giro de Italia con Andrew Hampsten. Kevin Costner los inmortalizó en una película, y luego vino el Motorola, pero Ochowicz no llegó al final. Sin embargo, ya había hecho bastante como para entrar en el salón de la fama del ciclismo norteamericano.
Hace poco más de tres años, volvió por lo grande, con un proyecto ambicioso, de capital suizo y con un marcado carácter internacional. Codo con codo con gente veterana y preparada como Andy Rihs, Noel Dejonckheere o John Lelangue, Ochowicz sumó al proyecto a otros cuatro directores deportivos que aún tenían muy cerca sus tiempos de ciclista profesional: Fabio Baldato, Michael Sayers, Max Sciandri y Rik Verbrugghe. Con todo eso, y con Cadel Evans a la cabeza, este año el Tour se presentaba, de manera silenciosa, como una aspiración obligada.
Se presentaron en la salida del Tour de Francia, con un buen puñado de rodadores para defender a Evans en el llano, trotones como Burghardt, Quinziato o Santaromita escoltaron a Evans cuando las piezas del dominó caían en el llano. Morabito y Moinard quedaban para las alturas y, para todo, hasta para las reuniones en el hotel, quedaba un veterano que ya sabía lo que era ayudar a ganar Tours, George Hincapie.
Buenas piezas que no funcionarían si no funcionaba el jefe del proyecto, Cadel Evans. Un australiano que tuvo que abandonar muy pronto su país para pasar prueba tras prueba en su empeño por emular a Miguel Indurain. Un contrarrelojista de piernas cortas, que pasaba desapercibido en el pelotón y que asomaba por sorpresa para esprintar con velocidad. Empezó en Italia, Saeco y Mapei, para luego emigrar a Alemania (Telekom), despuntar en Bélgica (Lotto) y encabezar el proyecto definitivo de Jim Ochowicz.
Hasta llegar a ganar el Tour de Francia de 2011, el que estaba destinado a los hermanos Schleck, Evans se había dedicado a labrarse una carrera de más de diez años repleta de triunfos, decepciones y desfallecimientos varios. Ganó la Copa del Mundo de 2007 (ya había ganado la de Mountain Bike), fue Campeón del Mundo en Ruta en 2009, dos veces pódium en el Tour (segundo) y una en la Vuelta (tercero). Además de todo eso, muchas otras victorias de relumbrón: el Brixia Tour, el Tour de Romandía, la Flecha Valona, la Tirreno-Adriático... Y muchos, muchos segundos y terceros puestos. Muchos tiros al palo. Pero, al final, con 34 años, le llegó su gran día.
Esperó agazapado, bregó hasta la extenuación cuando las cosas le iban mal, nunca perdió la fe y aceptó su posición como outsider, como el malo de la película, cuando Andy Schleck y Alberto Contador buscaban la épica, él era el contrapeso, el antagonista, el que, en realidad, le ponía el acento a la épica. Tiraba por detrás, solo, tumbado sobre su bicicleta, en una irreal camara lenta. Y así espero su momento, y no falló. Esperó y esperó hasta que el destino le propuso un pulso y no lo dejó pasar.
Jim Ochowicz lo celebrará por todo lo alto, a otros, les vuelve a tocar recapacitar y, quizás, les vuelve a tocar seguir el ejemplo de Evans y perseverar, perseverar, perseverar.

sábado, 23 de julio de 2011

Jens Heppner


Estoy camino de Berlín, carretera y speed, como dicen los navarros de El Columpio Asesino. No. En serio, si no he actualizado el blog últimamente ha sido porque he estado en Baviera primero, en Munich, donde, no me he encontrado con Jupp Heynckes al torcer la esquina, como era de esperar, pero sí he visto hacer surf en un río que cruza un parque del centro. Como lo oyes. Por lo demás, tener, tenía conexión a internet, y ver, he visto el Tour de Francia cada día, pero no tenía muchas ganas de escribir entradas entre cerveza y cerveza, entre salchicha y salchicha.

Deberíamos hablar del Tour, ¿no? De las dos espectaculares, casi diría legendarias, etapas de los Alpes. Primero, la exhibición de Andy Schleck (y Maxime Monfort), la enconada lucha desesperada de Cadel Evans, la épica histriónica de Thomas Voeckler y la humanidad de Alberto Contador. Después, el arrebato de dignidad del madrileño que por fin, aunque probablemente él ya lo sabía y no le hacía falta demostrarlo, nos dejó ver su aspecto más humano, más vulnerable, más afín con el carácter de este blog, para luego darle la vuelta con un empeño digno de los mejores campeones. En la misma línea, un Samuel Sánchez que sigue dándole lustre a su carrera de ciclista profesional y sufridor.

Pero, en lugar de hablar de hoy, me da por hablar de ayer, porque cuando volvíamos en tren de Dachau, al pasar junto a un polígono industrial, me fijé en una empresa de transportes que se llamaba Heppner. ¿Y? Pues que, durante el resto del viaje, mientras ella dormitaba y yo miraba el paisaje, me acordé de la generación de ciclistas alemanes que brilló en los 90, aquellos que nacieron en la década de los sesenta y que precedieron a la generación más brillante de principios del siglo XXI. Y no recordé a Erik Zabel y Jan Ulrich, que también deslumbraron, y más que ninguno, en la última década del siglo XX, si no de los que menos palmarés redondearon. Empezando por, Jens Heppner, que se llevó, al final, una vuelta a Alemania, una etapa del Tour (donde hizo décimo en su primer año) y un campeonato de Alemania en ruta. Además de vestir la maglia rosa durante diez días. Me acordé de Jan Schur, aunque éste brilló más en la pista que en la ruta. También recordé a los Uwe, con ese nombre tan glorioso que todo el mundo recordaba. Primero, Uwe Ampler, que llegó a ser medalla olímpica, se retiró y tuvo un triste regreso manchado por el dopaje. Un buen aventurero que también fue pistard. El otro, Uwe Raab, corredor rápido, con varias victorias en la Vuelta a España, donde consiguió el jersey verde, además de ser campeón del mundo en ruta amateur. Udo Bolts, varias veces campeón de Alemania, ganador de la Dauphinè, etapas en Giro, la Clásica de San Sebastián… Un lujo de corredor que completó diez participaciones en el Tour, donde llego a ser 9º en una ocasión. Más, Rolf Aldag, quien ahora corre maratones y ironmans. Fue campeón de Alemania, un buen preparador de esprints y un buscador de etapas, consiguiéndolas en pruebas tan prestigiosas como la Vuelta a Baviera, Alemania, Limousin, DuPont, Romandia o Suiza. Otro corredor rápido y de vistosa estética, un tal Olaf Ludwig. Maillot verde en el Tour donde ganó varias etapas. Después se especializó en la Copa del Mundo, cuya clasificación final llegó a ganar. Además, se hizo con la Amstel Gold Race, la Kuurne-Bruselas-Kuurne, el Gran Premio E3 Harelbeke, GP Frankfurt o Veneendaal-Veneendaal. Un gregario de lujo como Steffen Wesemann que, al final de su carrera, se llevó el premio gordo del Tour de Flandes de 2004. Otro esprinter de lujo como Marcel Wust, que, cuando aún tenía punch, se llevó un buen puñado de etapas en Giro, Vuelta y Tour. Christian Henn, campeón de Alemania y una etapa en la Vuelta, aunque, por supuesto, y para terminar, si hablamos de etapas en la Vuelta, todo el mundo se acuerda del agónico Bert Dietz llegando sin resuello hasta lo alto de los Lagos de Covadonga, aunque, lo que todo el mundo recuerda, por supuesto, es el gesto de Laurent Jalabert apretando la maneta del freno.

Si les quitas a Greipel, los alemanes se habrían encontrado con un Tour un poco triste, no como los Noruegos, ahora que, desgraciadamente, Oslo ocupa los informativos de la CNN y nosotros esperamos a que pase el tiempo sin quitar la vista del televisor. No sé cuando publicaré la entrada, pero termino de escribirla ahora mismo, puerta A11, aeropuerto Flughafen de Munich, cuando faltan poco más de treinta minutos para que embarquemos con dirección a Berlín, así que ya estarán rodando contra el reloj, y para cuando me conecte a internet en el hotel, ya se habrá quedado obsoleta la entrada. Pero estamos de vacaciones, así que me da igual. Nos vamos a Berlín, toda la noche. ¡Toro!

sábado, 16 de julio de 2011

Eduardo Hernández Sonseca


Tiene que ser jodido ser tan alto, ¿que no? ¿Cómo se pasa desapercibido? Si estás en una cancha de baloncesto es cojonudo, más cerca del aro. Pero, ¿en el recinto de txoznas? ¡Se tenía que agachar para pedir! No sé lo que pidió, por cierto, pero me acordé de fiestas de Bilbao cuando Fred Weis parecía un rascacielos en medio de un bosque de cabezas. Tiene que ser jodido despuntar en un mar estándar.
Sí, ayer fuimos hasta Santurtzi para ver a Los Planetas que nos tocaron, al final, la canción de Gaizka Mendieta, como decía el otro, adornada con imágenes de los goles que le han servido al Granada de Fabri y Quique Pina para subir a primera división.
Y nos tomamos nuestros katxis en la Sotera, donde los remeros de Santurtzi se visten de morado.
Y, sí, por allí apareció un Eduardo Hernández Sonseca que no podía, ni podrá nunca, pasar desapercibido. 2'12 de presencia arancetana para ponerle gloria a las fiestas patronales. Quien no miraba, apuntaba, quien no, hacía chistes fáciles, pero Sonseca, a lo suyo, se agachaba para hablar con sus amigas.
La temporada que viene no estará en Bilbao, pero se ve que ha hecho amistades en la provincia. Me alegro. Y me alegro de irme antes que los demás y disfrutar de un apasionante viaje en el taxi del sociólogo del ocio juvenil, mejor que quedarme a ver como seguían saliendo los katxis de cerveza de dos en dos.
Si no, me parecé que hoy Plateau de Beille lo iba a ver en braille. Toma chiste y rima fácil y mala.

jueves, 14 de julio de 2011

Borut Bozic


El esloveno ha llegado hoy último a la meta de Luz Ardiden, decimo segunda etapa del Tour de Francia 2011, a más de media hora del vencedor.
Un vencedor que se ha emocionado tras cruzar la línea de meta. Mientras la cruzaba, ha estallado de rabia. A sus 33 años, Samuel Sánchez ha culminado su sueño y una carrera deportiva brillante a la que, probablemente, aún le queda tiempo y espacio para el lucimiento. No le ha valido con ser pódium en la Vuelta, ganar etapas en la misma prueba, ser campeón olímpico o disputar la Vuelta al País Vasco. Le faltaba rubricar su historia de superación con una victoria que rememora la que su compañero Roberto Laiseka, con su historia de las cámaras, los yogures y sus colegas, consiguió en la misma cima hace ya diez años. Entonces, ambos formaban parte de un equipo humilde que empezaba ya a despuntar y a mover a una afición coloreada, que siempre existió pero comenzaba a ser vistosa, y que teñía de naranja las rampas pirenáicas. Pocos años después, otro compañero, Iban Mayo, daba un espectáculo abrumador en las rampas de Alpe d'Huez. Aquel mismo día, Samuel Sánchez llegaba fuera de control. Durante años, repudió la prueba francesa. Superó su tendencia al segundo puesto, mejoró en contrarreloj, se reconvirtió en un corredor de tres semanas, pulió su calidad en el descenso para ampliarla al ascenso. Se superó. Se sigue superando. Diez años siendo un profesional en constante ascenso. Ascendiendo hasta las cimas más altas, esta vez, la de Luz Ardiden.
El de las asics y un servidor hemos seguido la prueba en un bar, como si se tratara de un partido de fútbol, y desde los últimos kilómetros de ascensión al Tourmalet. Cuando hemos visto llegar a Samuel Sánchez a la altura de Phillippe Gilbert, dudábamos. Muy pronto, muy arriesgado. El ritmo de Pierre Rolland (inconmesurable) no parecía ser suficiente. Cogían y dejaban a Thomas y Roy. Basso nos hacía dudar aún más cuando ponía a su hombre a currar. Contador agazapado, escondiendo. Andy Schleck de los nervios. Franck Schleck disfrutando. Samuel Sánchez haciendo muecas que nunca le habíamos visto. Vanendert pidiéndole la etapa. Samu negándosela. Menos kilómetros a meta. Ataque definitivo de Franck Schleck. Las motos están cerca. El último kilómetro. Conocemos ese último kilómetro. Estuvimos ahí, en esa misma curva, viendo a Armstrong volar como un fantasma. Sabemos que es duro. Llega Schleck. Ataca Vanendert. Le coje la rueda Samuel. ¡Se sienta! ¡No, no se sienta! ¡Sí, sí se sienta! Y después la rabia, y los ojos rojos, y los pelos de punta de Gorka Verdugo.
A Borut Bozic aún le quedaba media hora. Pero él sabe lo que es disfrutar de una gran victoria. Lo hizo en la Vuelta a España, es rápido, inconsciente, se sienta y sube las montañas mirando el paisaje de las cunetas. Samuel Sánchez, no. No puede. Se supera, se sacrifica, se triunfa cuando se puede, cuando se persigue y cuando se logra, se disfruta. Más aún si es en Luz Ardiden, con el naranja a franjas sobre el verde. Otro día para la memoria selectiva y sentimental.

domingo, 10 de julio de 2011

Johnny Hoogerland



Obligado, ¿no? Las imágenes son impresionantes. No voy a colgar el vídeo porque no, no me apetece. Además, las podéis encontrar hasta en el Dia.
A mí me ha pasado algo parecido a lo que le ha pasado a Pedro Horrillo, pero él iba a escribir un artículo, yo una entrada. Había decidido desde el puerto en el que Voeckler y Hoogerland se habían disputado los puntos de la montaña que iba a escribir del holandés. Horrillo decía que iba a escribir de manera irónica sobre "su carácter alocado", yo iba a hablar un poco de lo mismo acordándome de aquel italiano llamado Michele Coppolillo.
Pero ahora ya no procede.
Mira que ha sido dura la etapa: Amets Txurruka, Jurgen van den Broeck, Alexander Vinokourov, David Zabriskie... Y si eso fuera poco...
Lo más impresionante de la caída, más que ver a Flecha atropellado, a Hoogerland volando y cayendo sobre un alambre de espinos, más impresionante que todo eso ha sido el silencio. Lo más impresionante ha sido como todo ha seguido su rumbo, como no se ha detenido el tiempo, se ha congelado la imagen, ha retumbado el frenazo del coche. Todo ha sido el silencio de los ruidos habituales: el coche ha seguido su camino, Voeckler ha seguido pedaleando y los periódicos han colgado el vídeo antes de que Hoogerland se subiera de nuevo a la bici. Eso ha sido lo más impresionante.
Lo más impresionante hasta que he visto a Hoogerland pedaleando, terminando la carrera y demostrando que es cierto que los ciclistas están hechos de otra pasta, sea la pasta que sea. Tiene cojones. Vuela. Cae sobre el espino. Le joden la carrera. Pero él se monta en la bici y termina. Lo mismo si pones a Flecha como sujeto de las frases. Impresionante.
Hasta hoy Hoogerland era un corredor al que enseguida le cogías cariño, un Coppolillo, un Roscioli, un David de la Fuente, un inquieto ciclista que se apuntaba a todas las cabalgadas y, generalmente, sin éxito. Nadie parece acordarse de que, en su primera Vuelta a España, hizo decimosegundo en la general. Pero, ahora, todos le acabarán recordando como el tío que voló, cayó sobre el espino, y siguió adelante. Una imagen más para la historia del Tour, una imagen paradójica porque no debería haberse visto, no debería volver a repetirse, y, sin embargo, nos vuelve a mostrar lo que nos sigue prendando de este deporte.
Bravo a los dos, de verdad.

sábado, 9 de julio de 2011

Arturo Casado


El campeón de Europa de 1500 en Barcelona en 2010, ya había sido bronce en 2007 en Birmingham, tiene 27 años. Cuenta que su padre formaba parte del equipo de Al filo de lo imposible y que, cuando empezó a entrenarse para una aventura en los Andes, su hijo, por entonces un niño, le acompañaba a entrenar. Con la carrerilla, se apuntó a un club de atletismo de Santa Eugenia. Ahora, ya es campeón de Europa y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Casado es un atleta peculiar, y no lo digo tanto por esas imágenes recientes suyas cantando con Los Porretas. Hace poco, como otros atletas europeos, viajó hasta el centro que la antigua atleta holandesa de origen keniano, Lornah Kiplagat ha puesto en marcha en Iten, en el altiplano keniano, a 2400 metros de altura (dicen que en Iten, mil de los dos mil habitantes son corredores de fondo o medio fondo). Estuvo un mes allí, entrenando con otros 800 atletas en un centro de alto rendimiento donde se busca seguir el método de trabajo de los fondistas kenianos: correr, comer y dormir. Todos los días la misma preparación: “diana a las 6:30, rodar en ayunas algo más de una hora, desayuno, descanso, comida a las 12:30 y a las 16:30 de nuevo a correr y pronto a la cama”, así lo explicaba él en una entrevista. La mayoría de los atletas europeos que se apuntan a esta experiencia, piensan en los glóbulos rojos, el oxigeno, la altitud, pero según Casado, su intención era más bien olvidarse del pulsímetro, de la ciencia y vivir en primera persona el ambiente natural de los atletas más fuertes del medio fondo y el fondo. No estuvo solo, cuando llegó, ya estaba allí Fran España, el hermano pequeño del subcampeón de Europa de los 5000, Jesús España, además de Fabiana Lafuente y Elena García que llegarían después. Tenían como monitor a Wilson Kipsang (2 horas y cuatro minutos en la maratón) que cada jueves dirigía los entrenamientos de estos corredores, con cambios bruscos de ritmo.
En alguna de las entrevistas que Casado ha dado en relación con esta experiencia, destaca como confiesa la calidad de cientos de esos atletas que entrenaban con él, corredores anónimos, con material profesional usado que recibían de otros compañeros, y que demostraban marcas y capacidades que les harían estar en la élite del deporte, pero que, como Casado cuenta, permanecerán anónimos y sin gloria en muchos casos porque el sistema de captación de estos valores es caprichoso y limitado.
Pero Casado también es peculiar porque volvió de Kenia con algo más que un exigente entrenamiento. Volvió con 27 entrevistas que le ayudarán a terminar su tesis doctoral. Una tesis doctoral en la que estudia las razones del éxito de los fondistas africanos, apoyándose en las teorías de K. A. Ericsson para refutar las teorías, más aceptadas y recurrentes, de los genetistas que explican la superioridad de estos atletas en razones genéticas. Él lo explica mejor:

"Estoy convencido de que genéticamente no hay una gran diferencia entre los kenianos y nosotros. Hay un estudio que demuestra algo, que dice que tienen los gemelos y los sóleos más delgaditos, pero no es definitivo."

"Lo que nosotros llamamos talento o que son mejores genéticamente, para mí es otra cosa: que cuando van a la escuela primaria, de los 4 a los 14 años, hacen una media de 10 kilómetros semanales. Y eso de media, porque algunos hacen 20. Por tanto, la base que tienen es mayor."

"Es un argumento racista y sin base. Hay que estudiar esto de verdad. Hay muchos enfoques y este es uno más. Han intentado buscarle explicaciones genéticas desde siempre, y lo único que han encontrado es que tienen los gemelos un poquito más delgaditos que nosotros. Biomecánicamente, sí que es una ventaja, pero también podemos preguntarnos si eso no se ha producido como una adaptación fisiológica porque han estado corriendo descalzos desde pequeñitos."

"En el fondo, intentando probar mi teoría, más ambiental que genética, lo que intento es quitarme una barrera psicológica, la noción esa de que a los africanos no les puedo ganar. No estoy de acuerdo. Hay que entrenarse mucho, tendré que entrenarme todo lo que no me he entrenado desde pequeñito y pensar que podré mejorar más. Y seguro que lo consigo".


Hace tiempo K. A. Ericsson estudió la mejora en el rendimiento de violinistas y llegó a una conclusión que convirtió en su teoría de la práctica deliberada. Para K. A. Ericsson la excelencia en el rendimiento es el resultado del esfuerzo prolongado. Esta teoría se opone a otros razonamientos científicos que apuntan a características genéticas para explicar las diferencias en el rendimiento deportivo entre atletas de regiones distintas.
Hace poco, Alain Laiseka publicaba un buen artículo en torno a la figura del ciclista antillano Yohann Gené que, durante esta edición del Tour se está convirtiendo en el primer ciclista de color en correr la carrera por excelencia del calendario internacional. En su artículo, Laiseka mencionaba el trabajo de Casado y citaba a otras personas como el propio K. A. Ericsson, Tim Noakes o Nicholas Leong. Y precisamente Leong era el objeto de comentario de Laiseka por un proyecto experimental que este fotógrafo comercial de Singapur puso en marcha hace tiempo para demostrar que las capacidades fondistas de los atletas kenianos se podían trasladar al ciclismo:


“para tratar de demostrar que es posible que los atletas kenianos puedan transferir su capacidad atlética al ciclismo, un universo inexplorado por la raza negra. Llamó a su iniciativa African Cyclist Project y en 2008, dos años de entrenamientos después, se cogió a dos ciclistas aficionados de la ciudad keniana de Eldoret, a 20 millas de Iten, y se los llevó al Alpe d'Huez. Zakayo Nederi, un zapatero de 26 años que nunca había montado en una bicicleta de carreras con cubiertas, antes de dejar Kenia para entrenar en Europa, subió el coloso alpino en 42.10 minutos. Su tiempo habría estado en la mitad de la clasificación de la cronoescalada al Alpe d'Huez del Tour de 2004.”

Sin duda, un apasionante tema el que ha elegido Arturo Casado para su tesis doctoral. No sé en qué etapa del largo proceso que conlleva realizar una tesis se encuentra, pero quizás acabe ganando medalla en Londres antes de que la termine. O quizás no. Aún así, le seguiremos la pista a él, a Yohann Gené y a Nicholas Leong.

Iván Velasco


Bueno, de primeras, perdón por un largo periodo de silencio en este blog, tampoco tan largo, que conste, pero creo que me he acostumbrado a actualizarlo casi a diario y el tiempo se me hace largo cuando no lo hago. Esta vez, he estado perezoso hasta para contestar comentarios y he dejado pasar muchas noticias que tenía pendientes en estos últimos días de mucha actividad en despachos, canchas, urnas y prensas. No ha sido una buena semana para este bloggero y sus allegados, así que he estado completamente perdido. Ahora, vuelvo, pero se seguirán quedando cosas en el tintero que no recuperaré ya.
Siempre nos quedará el Tour, aunque para muchos ya se ha acabado. Puede que esta sea una de las primeras semanas más sangrantes de la historia del Tour: Kern, Wiggins, Horner, Brajkovic, Kiriyenka (llegó fuera de control), Boonen, Pauriol... Wiggins y Brajkovic podían optar al pódium, Horner darle vistosidad a la carrera, Kern era la esperanza francesa... Todos se han ido ya para casa. Igual que el protagonista de nuestra entrada, el arrasatearra Iván Velasco. Velasco se ha llevado un buen chasco. Llegaba fuerte y con pretensiones de lucir cuando la carrera se empinara. A sus 31 años, Velasco es aún joven para el ciclismo porque empezó tarde en esto debido a que, durante un tiempo, se dedicó a sus estudios, es ingeniero técnico, pero siempre, y ya lleva en sus piernas unas cuantas grandes, ha demostrado una buena regularidad y una gran capacidad para el trabajo en equipo. Se fue triste del Tour pero seguro que aún le queda alguna oportunidad de volver.
Mientras tanto, hoy llega el macizo central al Tour, el aperitivo de la montaña que entrará en los perfiles la semana que viene. Hoy acaban en un corto pero exigente puerto de tercera y antes tendrán otro de segunda. Puede que no haya guerra entre los favoritos, aunque Contador parece estar ansioso por recuperar el tiempo que perdió. A setenta kilómetros, hay un grupo de escapados con posibilidades de llegar, pero aún puede pasar de todo. El Tour acaba de empezar, aunque haya empezado con ganas de poner las cosas difíciles a los favoritos.


Posdata: impresionante etapa la que nos han dedicado hoy los ciclistas del Tour de Francia en la llegada a Super-Besse. Continuos repechos, un puerto de segunda que han hecho duro ellos, y una espectacular rampa final. Felicitaciones al ganador, Rui Costa, con una demostración de fuerza y determinación, pero también a todos los demás, a Tejay Van Garderen, Christophe Riblon, Cyril Gautier, Alexander Vinokourov, Juan Antonio Flecha, Paolo Tiralongo, Amets Txurruka, Jonny Hoogerland, Alberto Contador, Samuel Sánchez, Phillippe Gilbert, Cadel Evans, George Hincapie, Andy Schleck... Una vez más, las carreras las hacen duras ellos.

lunes, 4 de julio de 2011

DaJuan Summers


Casi que iba a encabezar con el nombre de ella, pero me he cortado, ya se presenta ella bien posando a la cámara, ¿verdad? Esto, en realidad, va de baloncesto, de cómo el mercado de fichajes en Europa ha empezado a velocidad de crucero y tiene pintas ya de no parar. Y eso que aún queda el Eurobasket para servir de pasarela a nuevos jugadores y conocer las consecuencias de un lockout que aún me resisto a considerar.
Pero buscaba un nombre con el que encabezar la entrada, porque nombres va a ver unos cuantos, y elegí el de DaJuan Summers porque el alero de Georgetown, que la temporada pasada no tuvo muchos minutos con los Detroit Pistons, acaba de fichar por Montepaschi Siena que busca devolver los golpes que ha recibido de otros equipos. Y entonces me acordé que ya hace un tiempo, Summers se ganó unos minutos de fama al hacerse pública la apuesta virtual que había hecho con la estrella del cine para adultos Valerie Luxe, la de la foto, sí. Una foto en la que los dos salen con sus respectivos uniformes de trabajo. Ambos se retaron a lograr 4.000 amigos (o como se llame) en el Twitter. Si perdía Summers, éste le pagaría a Luxe una entrada con todos los gastos pagados a un parque acuático, sí, a un parque acuático. Si ella no llegaba primero, prometía una cena y un buen masaje al alero de los Pistons. ¿Quién ganó? Creo que Summers, pero no lo tengo muy claro.
De todas formas, como decía, esta entrada era para analizar un poco cómo va el mercado europeo. Un mercado que se ha visto sobresaltado por los rumores de crisis en Grecia. Contaban que los dueños de Panathinaikos y Olympiakos dejaban sus equipos, aunque, al final, parece que los primeros seguirán en el negocio. Ioannis Bouroussis ya se ha declarado agente libre aunque está pendiente del negocio del siglo y de los registros de sus llamadas por teléfono. Esto ha hecho que el mercado se tambaleara, ante la cantidad de jugadores de prestigio que podían quedar libres. El dinero parece fluctuar con una facilidad asombrante y ahora está en Turquía. Los turcos siempre han aspirado a tener protagonismo, pero este año parece que quieren tirar la casa por la ventana. También en Francia parece que vuelven a apostar por el baloncesto, mientras que los griegos se controlan y en España y en Italia el mercado lo protagonizan equipos concretos. En Alemania, por cierto, todo el mundo sigue esperando que el ambicioso proyecto del Bayern de Munich de Marko Pesic siga creciendo.
En Italia, la atención se la ha llevado, desde un principio, el fichaje de Scariolo por el Armani Jeans Milán. Y no solo porque el entrenador italiano regresa al Pallacanestro, si no que también destacan los 45 millones de euros a gastar en tres años que le han puesto sobre la mesa. Por ahora, Scariolo los ha usado para robarle dos jugadores al Barça, Omar Cook y Antonis Fotsis, y otro a un rival directo, el Montepaschi Siena, Malik Hairston. Por eso fueron a por Summers los de Siena y no a por Valerie Luxe. Dicen que los de Siena también quieren a Drew Nicholas y, por supuesto, ya se han hecho con un flamante fichaje, el de David Andersen.
También en Italia, destaca el regreso de Aleksander Djordjevic a los banquillos de la Lega, será al Benetton de Treviso. Terrell McIntyre fichará por la Virtus Roma para intentar olvidar su mal año en Málaga.
En Rusia, el CSKA, a pesar de hacerse con la Liga, tiene que recomponer su equipo, especialmente tras la retirada de Holden y Langdon y la marcha de Bykov y Smodis. Por ahora, se han hecho con Anton Ponkrashov y Darjus Lavrinovic, pero comentan los entendidos que están muy cerca de hacerse con Milos Teodosic quien, al parecer, ha rechazado a un FC Barcelona que anda como loco por lograr un base de prestigio que substituya a Ricky Rubio. Y los del CSKA, por cierto, ya han empezado a adelantarse al lockout y se han hecho con Nenad Kristic.
También en Rusia, Boban Marjanovic, un pivot joven de 2’22 que vimos jugar por Bilbao, ha fichado por el BC Nizhny Novgorod, un equipo que también se ha hecho con el MVP de la D-League, el ex-jugador ya del equipo de Iowa, Curtis Stinson. Vitali Fridzon ha renovado por el Khimky, donde también parece que sigue Zoran Planinic y se lo piensa Raúl López mientras está de vacaciones en Menorca con Axel Hervelle y Alex Mumbrú, y Maciej Lampe dejará, parece, Unics Kazan para viajar a occidente.
En Israel, lo más destacable, además de la renovación de Big Sofo por el ganador de la Liga israelí, es el fichaje por el Maccabi de Tel Aviv de John Scheyer, reciente estrella de Duke.
El dinero, como decíamos, parece que está en Turquía. Jaka Lakovic ya ha fichado por un Galatasaray que, según algunos rumores, está dispuesto a dejarse los cuartos en Nando de Colo y Tracey McGrady. Dusko Savanovic y Stanko Barac parece que también están cerca de recalar en la liga turca. De donde se marchan Igor Rakocevic, que apunta a la ACB, Bostjan Nachbar, Reinaldas Seibutis que vuelve a su país tras una temporada magnífica, y digo yo que alguno más.
También decíamos que sorprende el protagonismo que está adquiriendo el mercado francés, especialmente por el ASVEL Villerbaune que parece querer reverdecer viejos laureles (qué frase más bonita, joder). Los frances han fichado a Jamie Skeen, auténtico líder de la sorpresa de la última NCAA, la Virginia Commonwealth de Shaka Smart, y del que ya hablamos en este blog. Además, también se han hecho con los servicios de un pivot alto y con experiencia NBA como Hilton Armstrong y dicen que van a por Nick Calathes. En la misma liga francesa, unos llegan, otros se van. Vule Avdalovic, ex-ACB, ha hecho una gran temporada en Francia pero se marcha en busca del dinero ucraniano y el año que viene jugará para el Donetsk. También dicen que se puede ir el joven base francés Antoine Diot que, el año pasado, estuvo muy cerca de llegar a Bilbao. El que se queda es Alex Acker, un auténtico trotamundos que renueva por LeMans. Mustafa Shakur también jugará en Francia, en el Pau-Orthez, y Joseph Gomis ficha por el Limoges que ni tan siquiera juega en la primera categoría.
Ya hemos dicho que Seibutis volvía a Lituania, pero no es el único, Darius Songaila, tras una dilatada carrera en la NBA donde tuvo sus mejores años con los Bulls, regresa al Lietuvos Rytas. Al mismo equipo, llega desde la ACB, Robertas Javtokas.
En otras ligas, como la belga, se conforman con la llegada de Jiri Welch. A Argentina, por cierto, vuelve ya seguro Maxi Stanic y quizás también lo haga Pancho Jasén.
Por último, en la ACB ya tenemos un buen puñado de jugadores que debutarán o regresan a la liga, algunos de ellos, de indudable calidad: Chuck Eidson, Stefan Markovic, Marquez Haynes, EJ Rowland, Luka Zoric, Ondrej Balvin, Luka Bogdanovic o Adam Hanga. Vendrán más, otros se irán, y movimientos internos quedan para dar y tomar.
Además de todo esto, queda saber qué pasará al otro lado del océano. David Stern está triste y preocupado. Los equipos NBA, cabreados, y han quitado todas las fotos de sus jugadores de las páginas web. Los jugadores parece que están más unidos que en la última ocasión que se dio esta situación y, algunos, parecen hasta ansiosos por jugar en Europa. La lista de jugadores NBA que han confesado ya su deseo de jugar en Europa si no hay liga, se alarga cada día: Deron Williams, TJ Ford, Ron Artest, Marco Belinelli, Pau Gasol, José Manuel Calderón... Rudy Fernández se marea an te la propuesta de Florentino Pérez que, además, le dejaría regresar a la NBA si el lockout se termina en enero. Ibaka ha dicho que querría volver a Manresa si no se juega en la NBA. Andrei Kirilenko también apunta a la ACB y, además, ha dejado claro que al ser agente libre, él bien podría quedarse todo el año en Europa aunque el lockout se arreglase más tarde. Kobe Bryant, ya de salir, apunta más al negocio económico, como otros, y habla de China. David West se declaró agente libre por si acaso. Omri Casspi ya suena en Israel. Y etecé y etecé. Aún no está claro qué puede pasar. La NBA es un negocio demasiado suculento como para prestarse a tomar decisiones impulsivas. Aún habrá más reuniones, aunque parece que las posturas están enconadas. Si finalmente se cierra la liga y no juegan hasta después de Navidad, apostar por aprovechar las vacaciones forzosas de alguno de estos jugadores, puede ser una apuesta muy arriesgada para los equipos europeos. Habría que reflexionar en relación al coste económico de la operación, el verdadero beneficio deportivo, la repercusión en la plantilla, las consecuencias posteriores a su regreso a la NBA, el nivel de compromiso que traerían... Quizás los jugadores europeos que regresaran, o algunos americanos con un perfil concreto podrían encajar sin problemas, pero lo de estrellas acostumbradas al protagonismo, a la falta de estrategia, y a otros detalles más concretos, yo, personalmente, no lo veo muy claro. La calidad suma por inercia, pero, a veces, es más eficaz otro tipo de recursos deportivos.
Aún así, el mercado está lanzado, Valerie Luxe preparada para soportar el calor y DaJuan Summers bien cenado y masajeado. Nos queda esperar al Eurobasket, después de haber disfrutado ya del femenino, donde reinaron las rusas, el sub-20, la Copa América, el Europeo de fútbol sub-21, el sub-19 y el yo qué sé, vaya veranito de competiciones internacionales.

domingo, 3 de julio de 2011

Moisés García León





Están dando Poseidón. En la primera. ¿Cómo se llamaba ese actor? Ah, sí, Kurt Russell. También estaba pensando que esta mañana he leído que Moisés García León, rima con Poseidón, colgaba las botas, no, perdón, que rima con Poseidón, colgaba los borceguíes, y empezaba una nueva vida como entrenador, como segundo entrenador del Huesca, donde jugó antes de ir a La Muela y cubrir una temporada más que digna. Al menos, en Lasesarre, cuando nos visitaron, hizo un buen partido. Al principio, no le reconocimos, y tenía maneras, grande, corpulento, bregador. No recuerdo si marcó gol. El Barakaldo perdió, o empató, tampoco me acuerdo, pero casi seguro que no ganó. La Muela ha descendido a segunda junto a todo ese grupo de equipos morosos que se han visto descendidos por impago. ¿Quién me contó que La Muela era una moderna barriada al estilo pocero que hicieron en Zaragoza? No lo sé. Al final, se van ahogar todos menos Kurt Russell y su hija, ya verás. Pero, bueno. Que también estaba pensando que ha sido curiosa la trayectoria deportiva de Moisés García León y de su hermano Gerardo, el pequeño de los dos, aunque ya tiene 36 años.


Los dos nacieron en Sevilla pero crecieron en canteras que no eran del sur. Moisés empezó en Zaragoza, desde el Deportivo Aragón hasta el primer equipo. Aún recuerdo ser un crío de 14 años y escucharle a un veraneante en Castro Urdiales decirle al quiosquero al que le estaba comprando el Marca que la próxima temporada el Zaragoza se iba a salir porque iban a subir a un chaval de la cantera que se llamaba Moisés. Pero no fue así. Y tras cuatro temporadas en el Zaragoza, se marchó al Osasuna con un bagaje de 42 partidos y 8 goles. En el Osasuna cumplió medianamente durante dos temporadas, pero acabó en el Leganés donde se salió con 13 goles en 16 partidos y acabó la temporada en el Celta de Vigo. Se marchó después al Villarreal donde realizó sus mejores temporadas, las que le valieron para fichar por el Sevilla, su tierra, donde hizo una buena primera temporada. En la segunda, le cedieron al Córdoba. La siguiente se fue al Elche y superó la decena de goles, igual que en sus siguientes dos temporadas en el Hércules. No duró mucho en el Poli Ejido y marchó a la Gimnastic, para luego volver a Aragón en el Huesca y retirarse la temporada pasada en La Muela.


Casi nada. En total, catorce equipos (Deportivo Aragón, Zaragoza, Elche, Hércules, Sevilla, Celta, Villarreal, Osasuna, Huesca, La Muela, Leganés, Córdoba, Poli Ejido y Gimnastic), doce ciudades (Zaragoza, Elche, Alicante, Sevilla, Vigo, Villarreal, Iruña, Huesca, Leganés, Córdoba, El Ejido y Tarragona), siete comunidades autónomas (Aragón, Valencia, Navarra, Madrid, Andalucía, Cataluña y Galicia) y goles en todas las categorías profesionales del país.


Su hermano eligió otra cantera para acabar teniendo una vida deportiva igual de aventurera. Comenzó en el Real Madrid B, siguió en el Leganés, se marchó al Lleida, fichó por el Badajoz, después al Villarreal, el Valencia, el Osasuna, varias temporadas en Málaga, tres en la Real Sociedad entre primera y segunda, y ahora juega en el Córdoba.


Casi nada. En total, diez equipos (Real Madrid B, Leganés, Lleida, Badajoz, Villarreal, Valencia, Osasuna, Málaga, Real Sociedad y Córdoba), diez ciudades (Madrid, Leganés, Lleida, Badajoz, Villarreal, Valencia, Iruña, Málaga, Donostia y Córdoba), siete comunidades autónomas (Madrid, Cataluña, Extremadura, Valencia, Navarra, Euskadi y Andalucía) y toda la vida entre primera y segunda división.


Entre los dos hermanos, por lo tanto, suman 20 equipos distintos, 18 ciudades distintas y 9 comunidades autónomas. Son los hermanos Urtasun del fútbol, porque me recuerda a la entrada de baloncesto que escribí hace ya tanto tiempo, mientras Kurt Russell acaba de decirle a su hija que la quiere y el Poseidón se hunde.

sábado, 2 de julio de 2011

Osoro Ondoro


Aquello que dijo el Barón de Coubertin a mí me suena muy bien, sobre todo en situaciones como la que se ha dado esta mañana. Aunque solo haya habido un ganador, ganar hemos ganado todos. Allí hemos ido, por allí hemos corrido y para allí volveremos en Septiembre.
Hoy, efectivamente, se ha disputado la I Quedada Deportivo Sentimental con un éxito absoluto de participación. Ha venido el doble de gente de la que esperábamos. Esperábamos ir dos, el Comité Organizador, y nos hemos presentado cuatro, así que no se puede pedir más. Bueno, sí, se puede pedir más, pero es cuestión de perder el tiempo. Y hoy hacía un tiempo estupendo, quizás demasiado calor y humedad para correr, sobre todo si uno, y uno de los cuatro es uno mismo, es lo suficientemente estúpido como para embutirse en ropa.
Vayamos a lo que importa: los ganadores. Pues solo hay uno, el primero, y ése ha sido nuestro particular Osoro Ondoro, el atleta con el garbo atlético más contundente de la comarca, don Jacobo VN que se ha hecho con el primer puesto de manera categórica y sin mucho esfuerzo, aunque sudar, ha sudado. De cerca, y a buen ritmo, regresando con alegría a la actividad competitiva, el segundo puesto ha sido para uno que ya fuera protagonista de este blog, Asier GB, alias el Zatopek de Baraka, que ha tenido la delicadeza de correr a mi vera hasta que ha decidido dejarme sin esfuerzo alguno. Tercero, aguantando el ritmo de la cabeza hasta los últimos kilómetros, pero víctima de una pájara, ha llegado don Mitxel UV, de puntillas como Michael Johnson. Y, por supuesto, cuarto, un servidor, el Moussambani del atletismo, que ha cogido la cola desde el principio, y ha ido perdiéndolos de vista con las piernas agarrotadas hasta un último kilómetro donde no ha sido capaz ni de apretar.
Los tiempos y la clasificación, por tanto:



1) Jacobo VN 48:20
2) Asier GB 48:49
3) Mitxel UV 52:40
4) Holden Caulfield 53:23

Por lo tanto, el primer Premio Osoro Ondoro al vencedor de la I Quedada Deportiva Sentimental ha recaído en Jacobo VN que ha ganado sin despeinarse, a pesar de la pugna con Asier GB en una mañana calurosa y sofocante que ha provocado a Mitxel UV una buena pájara. El cuarto en discordia, rozando el pódium, no ha tenido protagonismo ni posibilidades en ningún momento, piernas bloqueadas, resignación a raudales y el consuelo de que, al menos, hemos conseguido, por fin, celebrar la prueba, que esperemos que el año que viene se repita y volvamos, al menos, a doblar la participación.
Participación que en la celebración, el anunciado poteo de mediodía, se ha tornado en deserción, y solo hemos aparecido por allí el tercero y el cuarto. Aún así, queda, como ya he dicho, la satisfacción de que, después de tanto sí y tanto no, al final hemos quedado, hemos corrido, hemos sudado y hemos puesto el principio de lo que estará por venir.
Ahora, solo queda esperar hasta Septiembre y confiar que las promesas de participación se cumplan, nos reunamos un buen puñado de aficionados y lo celebremos luego. Estáis todos invitados y ya iremos dando información sobre la I Carrera Pormaratoniana.
Y ahí van unas fotos de nuestro fotógrafo particular.


viernes, 1 de julio de 2011

Osoro Ondoro


Bueno, un par de cosas, aprovechando un descansillo para comer en diez minutos.

a) Mañana, sí, se celebrará la I Quedada Deportiva Sentimental. No parece que la participación vaya a superar nuestras previsiones más... pesimistas. De todas formas, el Comité Organizador de la I Carrera Pormaratoniana continúa invitándoos a que mañana, a las 10:30, y con el recorrido que tenéis en la antigua entrada, os presentéis, si os apetece, en el Nuevo Polideportivo de Lasesarre. Somos comprensivos con las muchas ausencias justificadas, y, por supuesto, también somos comprensivos con todos aquellos que no vais porque no os da la gana o tenéis algo mejor que hacer. Eso sí, esperamos que en Septiembre la I Carrera Pormaratoniana sí la guardéis en el calendario como una fiesta... de guardar, como decían las abuelas.

b) Ante la aclamación popular de un par de asiduos a este blog, ya he colgado la pertinente encuesta-porra para adivinar el próximo ganador del Tour de Francia. Ya sabéis, participáis pinchando y si queréis, aquí, por escrito, en los comentarios, confesáis vuestra elección y así participais en un bonito regalo (que aún no existe, como aún no existe el del Giro y que probablemente se pague en especias) al que adivine el ganador final. Si luego se me olvida, es culpa mía, pero me perdonáis. Para jugarse los cuartos, ya hay otras porras... más elaboradas.

Y nada más, cigarrín, cafetito, y vuelta al tajo que la tarde se presenta larga y, aún en vísperas de fin de semana, no podemos todavía cantar victoria. Y... ya veremos que nos cuentan en las ruedas de prensa.

A votar (y vivir) que son dos encuestas (y dos días)

Posdata: he puesto a quince tíos en la encuesta que es diversidad suficiente, pero mi favorito es Brent Bookwalter, que conste. Cuelgo otra foto de él, que parece majetón, ¿que no?