domingo, 20 de noviembre de 2011

Christian Gálvez

De éste seguro que no he hablado en este blog. De su novia o mujer, la gimnasta alavesa con orígenes extremeños, Almudena Cid, sí. Así que ahí tenéis el enlace con el aspecto deportivo. Pero hubo más, aunque mejor me explico desde el principio: he tenido el blog un poco abandonado durante toda la semana porque he estado fuera, en Barcelona.

He tenido poco tiempo para preocuparme por el deporte, aunque siempre hay espacio para experiencias que tengan que ver con el tema.

Me encontré a Christian Gálvez en la fnac de Plaza Catalunya y, si no era él, era alguien que se le parecía mucho y, de todas formas, él no va a comentar esta entrada para llevarme la contraria. También me encontré con otro personaje famoso, Miguel Tarín, aunque cuando se lo digo alguno, tengo que explicarles luego quién fue Tarín, pero Tarín, en su día, sí que salía en las noticias de las secciones deportivas y es que, al fin y al cabo, durante muchos años, con sus 2'17, fue el techo del baloncesto español. Jugó en el FC Barcelona, el Náutico de Tenerife, el Pineda, el Hospitalet, el TDK de Manresa, el Vic, el Patronato Mallorca, el Syrius Mallorca, el Gesa Alcudia, el Granada y el Digsa Loja. Por supuesto, todo esto no me lo sé de memoria, lo he leído en la Wikipedia. Lo que sí sabía es que desde que se retiró llevó una vida llena de altibajos y que finalmente volvió a saberse de él cuando se involucró en la defensa de los derechos animales. Últimamente, lo estaba intentando con la política.

Y hoy hay que votar, por cierto, y me ha hecho gracia el punto de vista del Marca que he leído en su versión digital. Ellos van a lo que les interesa: el Real Madrid volverá a la Moncloa y desbancará al Barcelona, porque mientras Zapatero era un fan de los culé, tanto Rubalcaba como Rajoy son aficionados del Real Madrid. Ahí está la noticia.

Por lo demás, me dio tiempo a trabajar y a disfrutar de Barcelona. Primero hice algo de turismo por mi cuenta y, después, el último día, tuve como guía a una joya turística, un emigrante vasco en la ciudad condal que me llevó a ver el Nou Camp, o el Camp Nou, como sea, el estadio olímpico de Montjuic o muchas otras cosas que no tienen tanto que ver con el deporte. Nos dio para cenar en un sitio cool, tomar una ronda en el Gótico y hablar de lo divino y lo humano, entre otras cosas, del FC Barcelona y del Real Madrid. También hablamos de patear las calles en zapatillas, por supuesto, porque mi guía, sin ir más lejos, fue el subcampeón de la I Carrera Pormaratoniana.

Lo dicho, una joya y eternamente agradecido.

Por lo demás, y en lo que afecta al deporte, me quedo con la prensa deportiva catalana que me ayudó a apreciar como en todos los sitios cuecen habas, los canales deportivos de la habitación del hotel, donde no dejaban de reponer partidos de fútbol internacional de lo más soporíferos, los conocimientos de fútbol de mi compañera granaína, una ponente que se parecía mucho al último jugador de cantera salido de la Masía y con quien además compartía apellido, mucha gente fina y con buen ritmo corriendo de Tetuán hacia el arco del Triunfo (en realidad, la gente corría en todas direcciones, increíble) y no sé muy bién qué más.

Tengo la batería en estado crítico y me quiero ir. Así que lo dejo aquí, publico y ya volveremos a pillarle el ritmo.

Y, de verdad, yo creo que era Christian Gálvez, pero qué más da, cómo si era Pepe Gálvez en realidad.

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