domingo, 30 de septiembre de 2012

Joaquim Rodríguez



La temporada del catalán ya estaba siendo asombrosa: etapas en Tirreno-Adriático, Vuelta al País Vasco, Giro de Italia y Vuelta a España. Y pódium en las dos grandes, 2º en el Giro y 3º en la Vuelta. Lo tuvo muy cerca en la Vuelta. Fue, probablemente, el más fuerte en las subidas, realizó una contrarreloj sensacional y el recorrido le convenía. Solo la espectacular cabalgada de Alberto Contador en Fuente Dé y la constancia de Alejandro Valverde le privaron de quedar más arriba. A sus 33 años, Rodríguez ha ido dando pasos sólidos y continuados. La oportunidad perdida en esta Vuelta hace sospechar que quizás no vuelva a tener una ocasión tan propicia para ganar una grande. Pero, quién sabe, puede que aún le quede margen de mejora. Aún así, si no lo hiciera, ya podría retirarse con un palmarés digno de los mejores corredores contemporáneos: tres pódiums en grandes, medalla de bronce en el Mundial de ruta, campeón de España en ruta, etapas en las tres grandes, vueltas de una semana como la Semana Catalana, la Volta a Cataluña o la Vuelta a Burgos, y clásicas como la Flecha, la Klasika de Primavera, Ordizia... y el Giro de Lombardía.
Lo ha dicho él: es la mejor victoria de su carrera. Quizás Lombardía no tenga, para algunos aficionados, el renombre de las clásicas de primavera belgas, pero la clásica de las hojas muertas no deja de ser uno de los monumentos del ciclismo, junto con la Milán-San Remo, el Tour de Flandes, la París-Roubaix y la Lieja.Este año salían de Bérgamo y terminaban en Lecco, como el año pasado, tras 250 kilómetros que, en esta ocasión, fueron heróicos, épicos, llámalo como quieras pero exagera. 
Con su victoria, Joaquim se convierte en el primer corredor español en ganar esta clásica. Solo once países han conseguido ganar ya fuera en Lecco, Milán, Como, Monza o Bérgamo. Italia lo ha hecho 67 veces. Bélgica y Francia, 12 y 11. Phillippe Gilbert, Michele Bartoli, Damiano Cunego, Paolo Bettini, Tony Rominger, Sean Kelly, Bernard Hinault, Roger de Vlaeminck, Felice Gimondi, Eddy Merckx, Francesco Moser, Jo de Roo, Fausto Coppi, Mario Ricci, Aldo Bini, Gino Bartali y Alfredo Binda, entre otros, la han ganado más de una vez. Quizás ése sea el próximo reto del corredor de Parets.
Pero, aunque no lo consiga, la de ayer seguirá siendo la mejor victoria de su vida. La Lombardía recibió a los corredores con su habitual recorrido sinuoso, carreteras estrechas, paredes verticales, lagos que sisean, mansiones que cuelgan, verde eléctrico... Recuerdo que pensaba que tenía que hacerte más humilde vivir en un espacio tan angosto y escarpado. Quizás por ello todo parecía más bello. Y más trágico cuando la lluvia teñía de gris el paisaje. El tiempo nos privó de ver la subida a Villa Vergano. Solo se pudo ver a Joaquim un segundo, mirando hacia atrás mientras los espectadores parecían cobijarle del aguacero. Antes, vimos a Gorka Verdugo comenzando las rampas con su caminar erguido y seguro, y, al final, volvimos a la realidad cuando el vallado repiqueteaba con las gotas de lluvia. El esprint final que le ganó Samuel Sánchez a Rigoberto Urán parecía que ya había pasado y lo estábamos viendo a cámara lenta. Los ciclistas entraban cabizbajos, ansiosos por llegar a la ducha. Esa lentitud relativa y cinemática, no aparecía cuando se caían: Gilbert se contusionó el cuerpo entero, Paolo Tiralongo cayó como un bebé, Vincenzo Nibali parecía un espectador asustado, Kevin de Weert maldijo las cubiertas de su bici. Hubo momentos dignos de anuncio de Skoda, momentos de pánico, confusión. Quédate con los datos: Pello Bilbao fue el último corredor en llegar a meta. Puesto 54 a 20 minutos del ganador. 54º. Todo un triunfo si recordamos que 143 corredores se retiraron. ¡143!
Así que lo dicho, gran carrera, monumento del ciclismo y monumento al ciclismo lo que vivimos el sábado. Solo había que ver la alegría de Joaquim Rodríguez Oliver al entrar vencedor, los gestos de los corredores al entrar detrás de él. Lástima que, según la UCI, el puesto 54 de Pello Bilbao no valga una... mierda, sí. Hoy, el ciclismo se valora en puntos. Pero, perdón por el exabrupto. Otro día hablaremos de eso.  

sábado, 29 de septiembre de 2012

Emil Zatopek




Técnicamente, ya falta menos de un mes, así que iba siendo hora. Después de proponer a potenciales participantes y a históricos corredores de la primera edición que participaran en la selección de la fecha, la Organización de la Pormaratoniana tiene a bien anunciar, sin bombo y sin platillos, que ya hay fecha oficial para la segunda edición. Siguiendo vuestras votaciones, aunque hayamos tenido la última palabra, la fecha adjudicada puede que no contente a todos, pero esperamos que lo haga con la mayoría. La misma tendrá lugar el 27 de Octubre, aunque el lugar aún está por decidirse.

En los próximos días, iremos dándoos más información al respecto. Probablemente, siguiendo los fructíferos pasos del año anterior, en breve implementaremos algún tipo de herramienta informática para que dé comienzo el proceso de inscripción. A falta de las últimas valoraciones, una vez más, os propondremos el pago de una cuota que aún no hemos decidido pero que, como ya podéis imaginar, irá destinada de manera exclusiva en beneficio de la prueba y de sus participantes. El ánimo de lucro seguirá brillando por su ausencia. 

Por ahora, os invitamos a utilizar el foro de los comentarios de los dos blogs que albergan la organización de esta prueba para invitaros, si os place, a que hagáis sugerencias sobre posibles recorridos. La organización ya baraja algunas posibilidades, pero nos tocará, en los próximos días, valorar los pros y los contras sobre el terreno y con las zapatillas puestas. 

Por último, señalar que, como el año anterior, es la intención de la Organización celebrar la segunda edición con una comida posterior. También se os informará al respecto. De la misma manera, aceptamos sugerencias que vayan más allá de las propias sobre el recorrido, si éstas son en aras de la mejora de cualquier aspecto de la organización. No está de más que os recordemos, tanto a aquellos que ya participasteis como a los que no lo hicisteis pero sabéis que invitados estáis, que la prueba sigue siendo furtiva, carece de reconocimiento y de oficialidad, amistosa, aunque competitiva, y humilde. Una vez más, aunque esperamos crecer un poquito, la II Carrera Pormaratoniana no deja de ser una reunión de amigos que aspira a disfrutar del placer del atletismo popular. Eso sí, invitamos a todo aquel que quiera apuntarse, siempre que comparta el espíritu animoso y poco exigente, a unirse a nuestra celebración. 

Lo dicho. Que la segunda edición de la lucha por la txapela más deseada del panorama atlético, tendrá lugar el 27 de Octubre de 2012 en algún lugar de la margen izquierda de cuyo nombre aún no os podemos dar cuenta. Y los molinos de viento, los ajusticiaremos a zancadas. Pronto tendréis más información, como siempre, en pormaratones.blogspot.com y en cronicadeportivasentimental.blogspot.com.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Kenyon Dooling



Hoy he leído en prensa que Kenyon Dooling se retira. Ha jugado más de 700 partidos en la NBA, repartidos entre los Clippers, los Heat, los Magic, los Nets, los Bucks y los Celtics. Podía haber seguido, tenía ofertas, pero a sus 32 años ha decidido dejarlo, según confesaba en una entrevista con Jennifer Camerato para CSNNE.com. Dooling repasa en la entrevista su carrera deportiva y se despide con una confesión muy personal que ha cruzado el charco. La antigua estrella de Missouri, por primera vez y en su última entrevista como jugador profesional, habla de su infancia y de las consecuencias psicológicas que durante toda su vida ha sufrido tras ser víctima de abuso sexual cuando era joven. Dooling afirma que a lo largo de su carrera ha sufrido bloqueos mentales y ha ejercido de terapeuta con otros compañeros que pasaron por lo mismo. A sus 32 años, dice adiós porque, según comenta, lleva sopesándolo los últimos cinco años, y, si no lo había hecho antes, había sido por la misma razón que le lleva a hacerlo ahora: su familia. Se arrepiente de haberse perdido muchas experiencias como padre y quiere recuperar el tiempo perdido, mientras se congratula de ser un auténtico afortunado: con dinero suficiente para no pasar problemas económicos y sin problemas físicos que le impidan llevar una vida saludable. 

Dooling ha tenido una larga y próspera carrera según cómo lo mires. Para algunos, habrá sido suficiente y respetable. Él parece encontrarse en este primer grupo.Para otros, aunque buena cuantitativamente, su carrera no ha sido buena cualitativamente. Quizás, estos últimos, recuerden más lo que se esperaba de él que lo que al final ha dado. Pero dar ha dado. Y esperar, se esperaba más. Es verdad. Incluso cuando en edad junior pasó a la historia del baloncesto español sin saberlo ni comerlo. 

Y es que Kenyon Dooling era uno de los componentes de aquella selección americana que cayó derrotada en la final del Mundial Junior que se disputó en Lisboa en 1999. Lo hicieron ante la España dirigida por Charly Sainz de Aja y el bilbaíno Carlos Sergio y, para muchos, para todos al parecer, ése fue el nacimiento de la época más gloriosa del baloncesto español. 

Los americanos llegaron a la final sin haber perdido un solo partido. De hecho, los habían ganado todos por una diferencia mínima de diez puntos. En el primer partido, le sacaron sesenta a China. Ninguno de aquellos jugadores llegaron a estrellas del firmamento NBA. Alguno se labró una carrera digna o aún sigue haciéndolo y otros ampliaron el estereotipo del profesional del baloncesto americano con ánimo de trotamundos. Matt Carroll, que aún juega en los Bobcats, Bobby Simmons Jr, que vuelve a los Clippers y llegó a ser nombrado Most Improved Player en 2005 y Nick Collison, quien tras pasar por Seattle Supersonics ahora juega en Oklahoma City han sido los que mayor carrera han hecho en la liga profesional americana junto con Kenyon Dooling. Otros hicieron breves carreras por muchas ligas internacionales. Adam Hall pasó por las ligas inglesas y belga. Chris Williams jugó en Australia, Francia, Hungría y China. Lance Williams aún juega en Turquía después de pasar por Bosnia, Polonia, Grecia o Arabia Saudí. Stephen Logan, el encargado de dirigir el juego junto con Dooling, acabó jugando en Grecia, Portugal o Israel. Michael Wright se ha asentado en Turquía y hasta se ha cambiado el nombre para aceptar el pasaporte turco. Ahora se llama Ali Karadeniz y antes de Turquía jugó en Polonia, España, Israel, Alemania, Francia o Corea del Sur. Otros tuvieron aún menos suerte. Nada sé de Jason Michael Parker y Stephen Lepore, uno de los mejores en aquel campeonato, responsable de que Quentin Richardson se quedara fuera, y presuntamente el protagonista de esa anécdota en la que Germán Gabriel se cruza con él por el pasillo el día antes de la final y le suelta lo de "fucking europeans", lo dejó muy pronto y se dedicó a trabajar para Spalding. Me queda uno, el mormón Casey Jacobsen, quien pasó por Vitoria y aún sigue haciendo carrera en Alemania, donde ha jugado en Alba Berlín y Brose Basket. Tuvo experiencia NBA en Suns, Hornets y Grizzlies. Aquella fue la selección americana que se vio sorprendida en la final por una España liderada en anotación por Juan Carlos Navarro y en psicología por Raúl López. La España que pasaría a la historia con el sobrenombre de los Juniors de Oro y que dejaría para la posteridad la que aún es la mejor generación de baloncestistas profesionales del país. 

Si Navarro y Raúl López se podían valer solos, tampoco les vino mal la ayuda de los Pau Gasol, Felipe Reyes, Carlos Cabezas, Berni Rodríguez o Germán Gabriel que aún hoy en día siguen agrandando sus palmareses y sus currículos. Habia más jugadores, aunque, sin duda, estos fueron los que más aprovecharon aquel éxito para sacarle lucimiento a sus carreras posteriores. Otros acabaron recordando aquel Mundial como la cúspide de sus carreras, ya fuera porque su proyección no cumplió las expectativas o por desgraciados accidentes. En el segundo grupo, queda Antonio Bueno, que se labró un buen expediente hasta que cayó por aquella ventana y aún anda recuperándose para llevar una vida normal. También Félix Herraiz, que se retiro joven por sus problemas de espalda, aunque hacía tiempo que había demostrado que su lugar estaba en las ligas LEB y EBA. En esas mismas ligas, han conseguido desarrollar su carrera muchos de esos secundarios que participaron en aquel éxito internacional. Hombres como Francesc Cabeza, Julio González (que llegó a debutar en ACB con León) o Souleymane Dramé (que jugó bastantes partidos con el Joventut en la máxima competición) se labraron una reputación más allá de la ACB. 

Todos ellos colaboraron para arrebatarle el oro a Kenyon Dooling en un Mundial aquel de Portugal que vio como el bronce se lo llevaba la Croacia de los Mario Stojic, Andrija Zizic, Dalibor Bagaric o Zoran Planinic. Sin medallas, se quedaron los griegos de Antonis Fotsis, Lazaros Papadopoulos, Andreas Glyaniadakis o Georgios Diamantopoulos, una selección que no hizo precisamente amigos según queda reflejado en muchas de las anécdotas que se pueden leer por internet de aquel mundial de 1999. Tampoco consiguieron entrar en el pódium otros equipos potentes como la Argentina de Federico Kammerichs, Diego Ciorciari o Martín Leiva, la Rusia de Alexander Miloserdov, Denis Ershov o Andrei Kirilenko, la Australia de Andrew Rice o David Andersen o la Letonia de Janis Blums, Kaspars Cipruss, Raitis Grafs o Kristaps Valters. 

Viendo todos los que se quedaron sin medalla, quizás la plata le sepa a gloria a Kenyon Dooling. Igual que su carrera deportiva le colma, ahora que se retira, aunque no pueda lucir merecimientos visibles, ni le vayan a retirar la camiseta, porque, a veces, hay certezas mucho más mundanas que, al valorarlas, dan más gozo que los trofeos, los flashes y las portadas de los periódicos.

Kyle Kuric



Durante el verano, ya hemos hablado de lo que se preveía antes de comenzar esta nueva temporada de baloncesto ACB. Hablamos de la fuga de jugadores, de la llegada de muchos nuevos, de la ausencia de descensos, de los movimientos en las oficinas, de las idas y venidas, de las historias e intrahistorias de esta competición, y, en realidad, no hablamos de casi nada de todo eso. Este fin de semana empieza el cotarro después de la animada presentación del otro día y llega la hora de la verdad. Aquí va mi análisis de los equipos antes de que comience la competición y, como siempre, os prevengo desde el principio, recordad que aunque aún tenga por ahí los apuntes del curso, ni tengo carné de entrenador, ni abono de temporada, ni pretensiones de colaborador ocasional ni nada por el estilo. Así que, con tiento, si os apatece, leís la chapa y no os tragáis nada de lo que os cuente. 

ESTUDIANTES: Plantilla corta la que tiene, por ahora, un Txus Bidorreta que, tras pasar con éxito por Alicante, acepta uno de los riesgos más complicados de su carrera. El bilbaíno intentará que Estudiantes duerma tranquilo para quizás la próxima temporada despertar con fuerzas renovadas. Son ya muchos los años desesperados para este equipo histórico que no ha acertado con los fichajes en años anteriores y que sufría de carencias en su cantera, algo que suele ser generacional. Apenas tienen nueve hombres en plantilla y no conocen el término medio: o mucha veteranía o juventud. Germán Gabriel, Tariq Kirksay, Lamont Barnes y Carl English tendrán que poner la experiencia, Jaime Fernández, Lucas Nogueira o Kyle Kuric, la ilusión. Granger y Clark aún son jóvenes pero ambos tienen ya más de un lustro de bagaje. A falta de fondo, lo que sobresale es atractivo: Kuric y Nogueira pueden animar la fiesta sin subir el volumen de la música.
MANRESA: Ponsarnau y Carles Marco llevan un par de años haciendo malabares con céntimos. Siento admiración por la política de este equipo, ahora que esa palabra no está de moda. Han vuelto a perder jugadores valiosos este año y vuelven a arriesgar con el fichaje de jugadores desconocidos o agazapados que darán lustre a los del Nou Congost. Han conseguido a la perla danesa Rasmus Larsen o al talento búlgaro Aleksander Yanev y aún mantienen de estos mercados menos explotados, a Haukur Palsson y a Adam Hanga. También dan la oportunidad a la gente de categorías inferiores: Troy DeVries, Salva Arco, Oliver Arteaga y Charles Ramsdell participarán de este proyecto Endesa con importantes roles.
VALLADOLID: Para ellos empezó todo más tarde y el equipo de Roberto González ha tardado en coger forma. Y ha cogido la forma que ha podido. Al menos, ésa es la sensación que nos queda a los que lo vemos desde tan lejos. Muchos los considerarán favoritos a luchar por evitar el descenso. Aún así, han conseguido contar, a última hora, a gente que ya sabe muy bien de qué va este juego y que, a buen seguro, ayudará a mantener la ilusión intacta: Jordi Grimau, Nedzad Sinanovic, Uros Tripkovic o David Navarro. Por cierto, solo Nacho Martín y Edu Ruiz han jugado ya en este equipo. Los demás vivirán en Valladolid por primera vez. El joven base lituano Vytenis Cizauskas puede ser una de las sorpresas, pero estas apuestas siempre me salen fatal.
BLUSENS MONBUS: El nombre de este equipo cada vez es más difícil de recordar. Los gallegos de Moncho Fernández también han renovado su plantilla por completo: hasta ocho nombres nuevos. Ahora mismo, tienen trece en plantilla porque acaban de fichar al veteranísimo Bernard Hopkins por dos meses debido a la lesión de Robert Hummel, el universitario americano que había rechazado a la NBA para fogearse primer en Europa. Moncho Fernández ha armado un equipo robusto con algunos nombres que pueden sorprender a los aficionados: desde el espigado pivot tunecino Salah Mejri hasta el checo de gracioso apellido Pavel Pumprla pasando por el prometedor base del Real Madrid Jorge Sanz o la (relativa) estrella universitaria William Buford. Aguantan veteranos como Andrés Rodríguez, Alberto Corbacho, Oriol Junyent o Levon Kendall que auguran equilibrio en el plantel.
CAI ZARAGOZA: El equipo aragonés está abocado a luchar siempre por crecer. Su historia le precede y una afición insistente lo obliga. Van dando pasos que se atojan cortos, pero quizás sean sólidos y, en un futuro no muy lejano, quizás puedan regresar los tiempos de gloria a Zaragoza. Este año va a estar difícil después de perder a buenos jugadores, algunos de ellos sobre la bocina. Sin embargo, el equipo de José Luis Abós cuenta con argumentos suficientes para mirar hacia arriba más que hacia abajo. Cinco incorporaciones, entre las que destacaría a Henk Norel y Pedro Llompart que ya conocen bien la ACB. Por lo demás, han conseguido mantener a gente importante como Pablo Aguilar, Jon Stefansson o Sam Van Rossom. Si a Michael Roll le funciona la muñeca van a ganarse montones de estas en la tómbola del perímetro.
CAJA LABORAL: Las pretemporadas de los vitorianos son un contínuo dèjavú y no sé si lo he escrito bien pero os aseguro que lo estoy pronunciando perfecto, con los morros encogidos. Que si fichan, que si no fichan, que si viene este, que si no, pues ficho a este otro y le quito la miel de los labios a mi vecino, y ahora lo flipas porque me voy hasta Alemania, y quiero a ése que no conoce nadie, y éste no me quiere a mí, y me da igual que se vaya mi estrella, y se me lesiona éste, y recae el otro, y se recupera uno, pero se lesiona el nuevo... No creo que Ivanovic se sorprenda ya. El caso es que este año han apostado por la continuidad: Andrés Nocioni, Mielko Bjelica, Fernando San Emeterio, Brad Oleson, Nemanja Bjelica o Maciej Lampe ya eran la columna vertebral del equipo el año pasado y lo será también éste. A ellos se unen fichajes interesantes como el de Carlos Cabezas, el de Fabien Causeur o el de Tibor Pleiss. Taylor Rochestie ha llegado con dudas sobre su físico y Edu Hernández-Sonseca solo ha firmado por unos meses. Queda por saber qué pasará con Thomas Heurtel.
CAJASOL: Mientras Joan Plaza se divierte en Lituania y ya gana títulos, Aíto García Reneses regresa a la empresa y recoge su legado. Asusta ver cómo se ha apostado por la juventud. Los vinculados Kristaps Porzingis, del que hablan maravillas, y el base Nikola Radicevic apenas llegan a la mayoría de edad. Pero es que en la plantilla Beka Burjanadze acaba de alcanzarla y Tomas Satoransky, Ondrej Balvin y Joan Sastre no superan los veinte. En realidad, nadie en el equipo llega a la treintena, y eso convierte a Juanjo Trigueros y al americano recién llegado Bradley Buckman en verdaderos veteranos con 28 años. Con esto, se sospechan altibajos en un equipo donde el talento, si fluye, puede ser contundente, y en el que gente como Luka Bogdanovic o Milenko Tepic deberán dar un paso adelante.
CB CANARIAS: Regresan a la ACB con cordura a la hora de formar la plantilla. Alejandro Martínez e Israel Martín han incorporado a Nacho Yáñez al plantel técnico y entre los tres han diseñado una bancada donde gente como Richi Guillén (por fín regresa a ACB), Nicolás Richotti, Jakim Donaldson, Carles Bivià, Jaime Heras, Jesús Chagoyen, Levi Rost o Fotis Lampropoulos tendrán ganas de demostrar que tienen calidad para disputar la liga Endesa. Ricardo Uriz, Blagota Sekulic y Saúl Blanco apuntalarán un proyecto que apunta a ser competitivo. 
BARCELONA: Tengo la extraña sensación de que hay ciertas dudas en Barcelona. Se acaba de renovar a Xavi Pascual y Joan Creus sigue trabajando con libertad, pero la Supercopa y el verano han dejado traslucir cierta inconsistencia en el juego blaugrana que, a buen seguro, irá desapareciendo a lo largo de la temporada. Se ha ido gente importante, pero han venido otros que a buen seguro lo serán, como el espectacular australiano Nathan Jawai o Ante Tomic, siempre a espensas de avanzar en su rendimiento. Se hace una apuesta arriesgada por la juventud, Álex Abrines, Marko Todorovic o más minutos para Xavi Rabaseda, mientras se equilibra con el regreso de Sarunas Jasikevicius, la luchada renovación de Víctor Sada y Erazem Lorbek y, en general, la confianza en un plantel que en estos años ha dado títulos a mansalva. ¿Alguien duda de que Pete Mickeal, Erazem Lorbek o Juan Carlos Navarro podrán seguir ganando partidos?
FIATC JOVENTUT: Sinceramente, no reconozco al equipo. Tengo la sensación de que Salva Maldonado tiene lo que puede, no lo que quiere. A más de la mitad del equipo, no lo conozco. Nunca he visto jugar ni a Moses Ehambe, ni a Manny Quezada, ni a Tony Gaffney... A Corey Fisher, como a todo el mundo, lo conozco por los 100 puntos. Parece que tiene la cabeza bien amueblada y que puede ser uno de los protagonistas del año. Otra vez sinceramente, los de Badalona son una incógnita. 
BILBAO BASKET: Siguen Fotis Katsikaris y otros seis jugadores, pero los seis que han venido nuevos y las bajas de los que se fueron pintan una realidad muy cambiada para un equipo que siempre ha ido creciendo pero sin cambios grandilocuentes. Sin embargo, la pintura parece buena, los cambios no asustan y se presiente que Bilbao seguirá disfrutando de baloncesto y de victorias. Nikos Zisis es un base en el que se puede confiar todo el éxito de un equipo. Franko Pilepic parece un buen tirador. Lamont Hamilton tiene visos de pivot ágil y trabajador, Milovan Rakovic pondrá lo que le falte al americano y Adrien Moerman va a sorprender a más de uno con su intensidad en defensa y con su buena mano. Katsikaris parece contento y los que se han quedado también. 
HERBALIFE GRAN CANARIA: Salto cualitativo el que ha dado el equipo de Pedro Martínez. Han perdido al gran capitán, Sitaphá Savané, pero parece que lo han hecho para crecer. Sobre el papel, nadie duda de que Gran Canaria puede ser una de las sorpresas agradables de esta liga Endesa. Han renovado a gente importante como Xavi Rey, Javier Beirán, Tomás Bellas o Spencer Nelson, y han fichado a jugadores de muchos quilates como Paulo Prestes, si se lo permiten los problemas físicos, Jon Scheyer, Uros Slokar o Eulis Báez. Brad Newley y un talentoso Ryan Toolson suben el índice de calidad. Habrá que ver si lo que parece acaba siendo.
LAGUN ARO GBC: La crisis destrozó los merecidos sueños de grandeza de los guipuzcoános. Tras una temporada maravillosa, se vieron obligados a renunciar a Europa y a muchos de los fichajes que habían tanteado ante los recortes en el patrocinio. Aún así, se completó la renovación de Sito Alonso y el equipo se sobrepondrá a las bajas y a los disgustos para volver a intentar convertirse en la sorpresa bregadora de la liga. David Doblas y Javi Salgado seguirán siendo el corazón del equipo. Aún les falta un americano después de que Chris Lofton abandonara por problemas físicos. Qyntel Woods puede ser y puede que no sea todo o nada, porque, con este hombre, que lo mismo te deja con la boca abierta por sus jugadas que por sus aficiones en el tiempo de ocio, nunca se sabe qué se puede esperar. Yaroslav Korolev regresa con ganas, Guille Rubio garantiza lucha y rebote y Daniel Díez, recién llegado de la cantera del Real Madrid, puede ser una de las sorpresas más agradables de la competición. 
MAD-CROC FUENLABRADA: Porfi Fisac sigue un año más al frente. Pocas incorporaciones y muchas renovaciones. Han mejorado el juego exterior con la llegada de Serguey Gladyr y James Feldeine y Charles García intentará ayudar por dentro al equipo. Apuestan por una nueva generación de talento nacional y Adrián Laso, Quim Colom, Álvaro Muñoz y Javier Vega tendrán minutos.
REAL MADRID: Se les ha unido, a lo largo de la temporada, con nombres importantes, sobre todo, para completar el juego interior. Ni Darko Milicic, ni Troy Murphy, ni Ryan Hollins, al final, a espera de confirmarse, el pivot brasileño del CAI de Zaragoza, Rafael Hettsheimeir será el elegido. Siguen todos los importantes, vuelve Rudy Fernández, y se incorporan Marcus Slaughter y Dontaye Draper. Pablo Laso tiene mimbres, ahora a ver si le sale la cesta con forma de copa. O copón. Por lo menos una, la más pequeña aunque se llame súper, ya se la han llevado. Son los favoritos, a mi humilde parecer.
UCAM MURCIA: Óscar Quintana ha podido darle puntillas a su bonito tapiz y tiene un equipo para no pasar apuros. Se incorporan jugadores de la NCAA con aspiraciones anotadoras como Matt Gatens y Joe Ragland, gente con bagaje como Kim Tillie o Marcus Lewis, proyectos de buenos jugadores como Miki Servera o Igor Lutersek y uno que lo era y aún sigue en ello como José Ángel Antelo. También llega todo un veterano como Berni Rodríguez y siguen gente importante como Josep Franch, Andrés Miso o David Barlow.
UNICAJA: De arriba a abajo. No se han dejado ni los calcetines. Ha llegado Jasmin Repesa y ha traído consigo ocho jugadores nuevos, nueve si contamos a Fran Vázquez, aunque él ya jugara antes en Málaga. Solo siguen Luka Zoric y Augusto Lima. Y temporalmente Carlos Jiménez que ha retrasado su jubilación para ayudar al equipo con las lesiones. Con tanto jugador nuevo, cuesta destacar a alguno. Quizás aparezca más en los resúmenes James Gist, quien traslada sus mates de Turquía a Andalucía. Quizás acaben por ser muy importantes los de siempre, los españoles, los exteriores Txemi Urtasun y Sergi Vidal que le pondrán cordura al ataque y tensión a la defensa. Earl Calloway viaja desde Sevilla para dirigir al equipo y Krunoslav Simon o Zoran Dragic intentarán ser la referencia desde fuera. Y Kosta Perovic, y Marcus Williams... Sorprendente el volantazo de los malagueños. 
VALENCIA: Sigue Velimir Perasovic, bien acompañado de Jesús Mulero e Ibon Navarro, continua al frente de los taronjas y lo hace acumulando talento. Pau Ribas, Justin Doellman y Marko Keselj, por ejemplo, se suman a los Rafa Martínez, Serhiy Lishchuk o Stefan Markovic para convertir a los valencianos en una alternativa de poder. Thomas Kelati se ha lesionado pero acaban de incorporar al veterano Mindaugas Lukauskis.

POSDATA: Creo que tres personas han leído esta entrada antes de que me diera cuenta de que no le había puesto título. Las prisas siempre son malas compañeras. Le he puesto Kyle Kuric porque sí, no sé, porque quería poner a alguien y rápido. Por cierto también, decía que la plantilla del Estudiantes es corta. Hoy mismo he oído en las noticias que han fichado a Josh Fisher, que es el Josh Fisher que conocemos todos, aunque el presentador de los informativos haya dicho que las últimas temporadas jugó en el Cajabilbao. Viajando en el tiempo, tío.

domingo, 23 de septiembre de 2012

José Luis Mendilibar


Me vais a perdonar, pero quizás es el reseco. Que ayer eran fiestas del barrio y zurito tras zurito ahora se pagan las consecuencias y tengo esa lucidez ácida y aparatosa del ingenioso con dolor de cabeza y malas pulgas. Así que, primero, me va a perdonar Mendilibar porque uso su nombre cuando en realidad quiero hablar de David Villa y de Leo Messi y de Sergio Ramos y en realidad quiero hablar de los periodistas y en realidad no hablo de nadie, y hablo hasta de Mendilibar. Que va a ser la resaca, pero que yo lo flipo. Yo es que cada día abro las versiones digitales, o los ojeo (u hojeo) en papel mientras me tomo un café, y yo cada vez entiendo menos, cada vez lo flipo más, y por más que lo intento, vivo en un estado continuo de melopea alucinógena con la prensa deportiva. 
En lugar de hacer referéndums para valorar las agonías de Artur Mas, van a proponer desde Madrid que España entera salga a la calle para, o bien por Recoletos manifestarse en favor de Sergio Ramos. O bien por la Castellana, hacerlo en apoyo a José Mourinho. Que si sí en Vallecas, que si no. Y de paso los ricos son más ricos, y los pobres son más pobres. Y la liga sigue perdiendo público y a Michel no le preguntan nunca por el Sevilla y al final va a tener que opinar sobre Pilar Rubio. ¡En todas las portadas de toda la prensa digital! Que si Pilar Rubio sí, que si no. Yo lo flipo. 
Y hoy broncas. Dios mío, qué bronca más morrocotuda que no usaba morrocotuda desde que había socomoturra en las fiestas del barrio. ¿He dicho que ayer fueron fiestas en mi barrio? Dieciséis años pasaron desde las anteriores, era como para celebrarlo, ¿que no? Aunque no haya goitiberas porque ahora el mundo es así de complicado. Y Messi se cabrea. ¡Pero qué cabreo! ¡Pero qué bronca! Por dios, aquello parecía el Sálvame. Y aquí viene Mendilibar haciendo de Kiko Hernández, porque justo ayer le escuché hablar en rueda de prensa, mordiéndose la lengua, dejando titulares insobornables que trasparentaban el cabreo que arrastraba el bueno de Zaldibar. Y me volvéis a perdonar que no he encontrado por escrito sus declaraciones, que solo he encontrado lo de que no estamos para competir y no sé qué más, pero ayer lo escuché como que para escuchar no me afectaban los zuritos y le oí como decia que un buen compañero es aquel que no solo echa flores al otro, que también se necesitan broncas, corregir, ayudar al compañero diciéndole lo que hace mal. ¿Lo dijo verdad? Lo dijiste, José Luis, ¿a que si? Vamos, que lo escuchó hasta Leo Messi. Te imagino viendo la tele y diciéndole a Cejudo, mira, ¿ves?, ¡así, así! Y he dicho Cejudo como podría haber dicho Menganito que no hay razón ninguna para que sea él u otro, que no vi el partido, solo la rueda de prensa, y me vais a perdonar, pero yo lo flipo.
Quizás es el resaco.
La resaca y que me he levantado muy temprano para molestarme la apatía. 
Y hoy homenaje a Iribar. 
Dime,Chopo. Dime, ¿volverán?
¿Volverán las oscuras golondrinas?
¿Volverán los porteros elegantes que visten de negro y miran como Roger Moore en Panorama para Parar?
¿Por qué, Chopo? ¿Por qué dura tan poco la felicidad incluso cuando no fue feliz del todo?
Yo no dejo de fliparlo, pero, sin duda que fue por la minioktoberfest de ayer.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Bruno Lábaque



Probablemente, no sea justo que esta jugada resuma la carrera deportiva de Bruno Lábaque. Ni tampoco hacer ahora referencia a su protagonsimo en la prensa rosa argentina. Entre otras cosas porque entre nombres y posados, me pierdo. No pillo la española, como para enterarme de la argentina. Además, esto va de baloncesto. La liga Argentina nos pasa desapercibida a no ser que sucedan jugadas tan curiosas como la que protagonizó Lábaque en la última jornada. Un Lábaque que, a sus 35 años, sigue jugando en el Atenas de Córdoba, donde acumula ya 15 temporadas (incluídos cinco títulos de Liga), además de jugar un par de temporadas sueltas para River Plate y el Club Atlético Obras Sanitarias de la Nación en la misma liga. En España, quizás se le recuerde más por su breve paso por la ACB en las filas del CB Tenerife. Y, en Italia, por intentar la aventura europea en Rimini y Rieti, ambos conjuntos disputando la LegaDue.
La jugada sí que es curiosa. Faltan cinco segundos para que su equipo termine de jugar el partido y tiene el balón el equipo contrario. Atacan la canasta a la desesperada y sin resultado. Pierden en balón y éste acaba en manos de Bruno Lábaque que, tras mirar al marcador, deja soltar toda la tensión propinándole una patada a la pelota. Eso en el reglamento se sanciona con técnica. Lábaque creía que el partido había terminado, pero quedaban cinco décimas. Miró al márcador, pero solo vio cuatro ceros antes de ver, en un tamaño más pequeño, uno más y un cinco de regalo. Los árbitros lo sancionaron, Nicolás Lauría convertía los dos tiros libres y Unión de Formosa le ganaba el partido a Atenas de Córdoba. Las imágenes de televisión demuestran la desesperación de Lábaque y la resignación de los árbitros. Las declaraciones posteriores del escolta de Córdoba no hacen si no dignificar su fallo y convertirlo en una anécdota, dolorosa para su persona, pero anécdota al fin y al cabo, que no debería oscurecer el rendimiento de este jugador. Admitir tu error, pedir disculpas y compartir la decisión arbitral parecen parte de la actitud más coherente y obvia, pero no siempre se da. Lábaque la ha dado. "Brunito" calificó el asunto de "una cagada", justificó la actuación de los árbitros ateniéndose al "reglamento" y asombró a su padre, Felipe Lábaque, vicepresidente del club que allí se conoce como el Griego quien dijo que "en tantos años de básquetbol, nunca vi algo igual."
Prometo volverle a dar cancha a Lábaque si recibo noticias de otro tipo de "anécdotas" que no resulten tan dolorosas para él. También prometo volverme a hacer eco de la Liga Nacional de Básquet Argentina donde, por cierto, no serán pocos los nombres de viejos conocidos que alimenten la nostalgia de los seguidores al baloncesto europeo. Principalmente con experiencia en las ligas españolas, pero también en otros países del viejo continente, y alguno de ellos con un largo recorrido a sus espaldas, este año disputan el campeonato, entre otros muchos, jugadores como estos, ¿a que os suenan?:


Diego LoGrippo, Matías Lescano, Bruno Lábaque, Javier Bulfoni, Diego Guaita, Román González, Federico Kammerichs, Paolo Quinteros, Alejandro Alloatti, Matías Sandes, Ariel Eslava, Sam Clancy, Nicolás Gianella, Rubén Wolkowyski, Darren Phillip, Axel Weigand, Nicolás de los Santos, Juampi Gutiérrez, Marcus Fizer, Víctor Valdo, Richard Roby, Robert Battle, Adrian Boccia, Daniel Santiago, Federico Van Lacke, Maximiliano Stanic, Federico Aguerre, Jason Robinson, Diego Ciorciari, Kahiem Seawright, David Teague, Martín Leiva, Derrick Alston, Matías Ibarra, Thomas Terrell o Juan Ignacio “Pepe” Sánchez.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Víctor Cabedo



Yo pensaba que algún día tendría que utilizar su nombre para encabezar una entrada de este blog, pero jamás podría haber imaginado que las razones fueran tan funestas. 
Víctor Cabedo ha muerto hoy tras chocar con un automóvil y caer por un barranco mientras se entrenaba en Castellón. Eso es lo que ha trascendido en las primeras y breves informaciones. Tenía 23 años, llevaba uno en el Euskaltel tras despuntar en el Orbea con quienes consiguió una gran victoria en la Vuelta a Asturias. 
Su muerte supone una lamentable pérdida y una dura noticia para el equipo. Según he podido leer, Miguel Madariaga ha recibido la noticia del propio Samuel Sánchez y ha confesado que ésta era, sin duda, su peor experiencia en sus muchos años dedicándose al ciclismo profesional. 
En un día en el que las noticias sobre el Euskaltel Euskadi se reproducían de manera vertiginosa: retirada de Alan Pérez, principio de acuerdo para las renovaciones de Rubén Pérez, Gorka Verdugo y Juanjo Oroz, todo lo contrario para Amets Txurruka e Iban Velasco, fichajes de Ion Aberasturi y Garikoitz Bravo... Esta última ha eclipsado todas las demás, y todos habríamos desado que no ocurriera.
Hace dos meses, creo, dejé un pequeño comentario haciéndome eco de que, por entonces, ya iban 67 muertes de ciclistas en las carreteras españolas. Soñé que ese número no se iba a mover. Pero no se ha cumplido. 
Descanse en paz Víctor Cabedo y muchos ánimos a toda su familia, amigos y compañeros. 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Wendell Alexis


No hace ni dos días que el Alba Berlín retiró la camiseta de Wendell Alexis. Lo hicieron aprovechando el partido amistoso que enfrentó a los locales contra el Bayern Munich y que ganaron los primeros en un adelanto de la lucha que quizás puedan llevar hasta el final por el título de liga. En los berlineses, los mejores fueron los americanos Zach Morley, Deon Thompson y DeShaun Woods. Los exACB Vule Avdalovic, Nihad Djedovic y Albert Miralles también hicieron un buen partido. En el bando de los muniqueses de Dirk Bauermann, el mejor fue Jared Homan. Yotam Halperin, Lawrence Roberts y Tyrese Rice le secundaron. Todos ellos, a su manera, brindaron un merecido homenaje al hombre de hielo, "Ice Man", como le bautizó la afición alemana.

Hacía mucho que no sabía de él. Desde que se retiró, supe que lo intentó con el banquillo, pero no sé si sigue haciéndolo. La última vez que oí su nombre andaba haciendo de ayudante para Quin Snyder en los Toros de Austin de la NBDL. Ahora Quin Snyder trabaja para Ettore Messina en Moscú y, por más que busqué, no pude averiguar si Paul Wendell Alexis sigue dedicándose a dar lecciones magistrales desde la bancada.

Alexis fue un hombre de naranja en la universidad. En Syracuse, coincidió con gente como Rafael Addison, Dwayne Washington o Rony Seikaly que tuvieron más protagonismo que él. Como no podía ser de otra manera porque lleva más de treinta años haciéndolo, su entrenador fue Jim Boeheim, y, al poco de terminar con su carrera universitaria, se dieron excelentes campañas en Siracusa con la llegada de Sherman Douglas y Derrick Coleman.

De todas formas, Alexis fue elegido en el draft. Concretamente, en el puesto número 59 y por los Golden State Warriors. Justo por delante de Drazen Petrovic. Ese año, detrás de él, jugadores internacionales como Jerome Mincy, Alexander Volkov o Valery Tikhonenko también fueron seleccionados. Por delante, también hubo otros cuantos: Augusto Binelli, Panagiotis Fasoulas y Arvydas Sabonis. Parecía que la NBA estaba desesperada por encontrar hombres altos. Eso también explica que el número uno de aquel año fuera Brad Daugherty, justo por delante del malogrado Len Bias. Uno de los draft más desastrosos de la historia, donde, sin embargo, aparecieron los nombres de alguno de los americanos que a finales del siglo XX participarían de la mejora en el baloncesto europeo. Un rápido repaso a la lista, nos llena de recuerdos con nombres como los de Harold Pressley, Johnny Rogers, Andre Turner, Walter Berry, Ken Barlow o Kenny "Sky" Walker. Por cierto, a pesar de ser elegido por encima de Drazen Petrovic, Wendell Alexis nunca jugó en la NBA.

No jugó en la NBA pero estuvo casi veinte años ganándose el jornal en Europa. Debutó en Valladolid, pero pronto lo fichó el Real Madrid, con los que ganó una Copa Korac ante los hermanos Drazen y Alexander Petrovic y su Cibona. Fernando Martín, Antonio Martín, José Manuel López Iturriaga, Juan Antonio Corbalán, Josechu Birukov, Alfonso Del Corral, Joe Llorente, Brad Branson, Fernando Romay y Pep Cargol. Casi nada lo que manejaba Lolo Sainz. Pregúntale a Franjo Arapovic, ahí abajo lo tenéis, cómo jugaba Wendell Alexis. De Madrid se fue a Italia, volvió a Valladolid, marchó a Israel para ganar la liga y ser nombrado MVP con el Maccabi, de nuevo a Italia, una rápida aventura por Francia, y se asienta en Alemania, sobre todo en Berlín, antes de pasar un año jugando con el PAOK y retirarse en el Mitteldeutscher con los que ganó la EuroChallenge en compañía de Misan Nikagbatse y Marijonas Petravicius, que se ha retirado este año, por cierto. Pero, como decía, su época dorada la vivió en Berlín, donde jugó durante seis temporadas consecutivas en el ALBA, ganó seis títulos de liga, fue nombrado tres veces mejor jugador de la competición y se retiró siendo el máximo anotador histórico del equipo. Como para no retirarle la camiseta.

De todas formas, aunque lleve ya escribiendo un buen rato y haya dicho tantos nombres de jugadores que podríamos formar una liga privada, de lo que quería hablar es de algo mucho más concreto: de una experiencia veraniega que el ex de Syracuse vivió mientras jugaba en Berlín. Ocurrió en 1998 y ya tenía, por entonces, 34 años. Ese verano, entre el 29 de Julio y el 8 de Agosto, se disputó en Atenas el Campeonato del Mundo de baloncesto. La selección americana había estrenado nueva política seis años antes, en las Olimpiadas de Barcelona 1992, seleccionando a jugadores profesionales por primera vez en su historia. Dos años más tarde, en 1994, Shaquille O'Neal se lució para que los Estados Unidos se llevara su primer mundial contando con jugadores profesionales. Junto con Reggie Miller, Dan Majerle, Joe Dumars, Dominique Wilkins o Alonzo Mourning, el equipo nacional que entrenaban Don Nelson y Don Chaney se llevó el campeonato con un inmaculado 8 de 0 y una paliza en la final ante Rusia a la que metió 137 puntos. Pero, en 1998, no se repitió ese guión.

La lucha laboral que mantenían los jugadores con la patronal mantuvo en vilo a los aficionados al baloncesto del país que dirigía Bill Clinton mientras se divertía con Monica Lewinsky. A pocas semanas de que empezara la preparación, ni había seleccionador ni tenían equipo. Al final, Rudy Tomjanovich, ayudado por Del Harris, tomó las riendas de una selección que se decidió que la formaran una combinación de jugadores de la CBA, universitarios y profesionales americanos que jugaban en Europa. Por eso, fue seleccionado Wendell Alexis. Igual que fueron seleccionados otros jugadores norteamericanos que andaban ganándose la paga en distintos países europeos: Gerard King jugaba en Siena, Bill Edwards en Roma, Michael Hawkins en el Olympiakos y Jimmy Oliver en el Ciudad de Huelva. Ashraf Amaya, Kiwane Garris, Jimmy King, Jason Sasser y David Wood jugaban en la liga comercial CBA. Mateen Cleaves (no llegó a jugar, estuvo lesionado), Trajan Langdon y Brad Miller estaban en la universidad. Ellos formaron una selección que apenas levantó ilusión y que rompió la espiral vertiginosa de orgullo y éxito que habían levantado los equipos nacionales formados por jugadores profesionales. Nadie sabía muy bien que esperar de ellos, pero, al final, lo que acabaron recibiendo fue una medalla de bronce a base de trabajo, lucha y baloncesto.

Acabaron el campeonato en el que Dejan Bodiroga se bordó el apellido en oro con un récord de 7-2. Perdieron ante Lituania en la primera ronda y la semifinal ante la Rusia de Vassili Karasev. En la final de consolación, pasaron por encima de Grecia, los anfitriones, y se llevaron un metal en el que casi nadie creía en su país. Por cierto, en los octavos de final, sufrieron para eliminar a España por 75-73, una España a quien lideró un gran Alberto Herreros que acabaría como máximo anotador del campeonato.

Jimmy Oliver lideró en anotación al equipo. Wendell Alexis rayó a gran altura y Jason Sasser también hizo un gran campeonato. También Jimmy King y Michael Hawkins se reivindicaron. Ninguno de ellos se aprovechó de aquello. Oliver consiguió poco después diez días de contrato con los Suns. Amaya siguió su carrera en Europa. Trajan Langdon se retiró hace poco después de labrarse una reputación en el viejo continente. Sasser se retiró hace unos años después de conocer medio mundo (además de su país, vivió en otros como Alemania, Portugal, España, Catar o Corea) y Jimmy King, por ejemplo, se recorrió sus país en equipos comerciales, Venezuela y Polonia. De David Wood ya hablamos en este blog y sobre Wendell Alexis ya he dicho bastante. Todos, incluído Tomjanovich que aún trabaja de ojeador para los Lakers, se colgaron una medalla de bronce que tiene un valor especial en un palmarés tan brillante como el del baloncesto en los Estados Unidos de America. 



jueves, 6 de septiembre de 2012

Roger Walkowiak




Hace ya un tiempo que me hice eco de la publicación del libro de Ander Izagirre Plomo en los bolsillos. Ayer terminé de leerlo, después de que, en todo el verano, no hubiera sido capaz de encontrar un hueco para cumplir mi promesa. Finalmente, lo encontré hace un par de semanas, y, entre parones al llegar al avituallamiento y sustos en el descenso, me ha costado un puñado de días alcanzar la meta.

Dicho así, suena como si leer el libro se hubiera convertido en una etapa pirenaica, y así ha sido, pero una etapa pirenaica donde tus piernas te sorprenden por la ligereza y el impulso, el aire corre perfecto por tus pulmones, y atacas en las rampas más duras para entrar en meta con los brazos en alto y el maillot bien cerrado hasta el cuello. Así de satisfactoria ha sido la lectura. La misma satisfacción que debió sentir ayer Alberto Contador, por cierto. 

Y, si algún día se anima a cambiar de grande y hacer con la Vuelta lo que ha hecho con el Tour, estoy seguro de que Ander Izagirre incluiría la etapa que ayer terminó en Fuente Dé entre sus crónicas históricas. De lo que sí que estoy convencido es de que la figura de Joaquim Rodríguez, es decir, la del perdedor, tendría tanto peso como la de Alberto Contador, es decir, la del ganador. Y, así, como pasa con las que ha reunido para celebrar la existencia de una prueba como el Tour de Francia, nos daríamos cuenta, una vez más, de la relatividad de algunas máximas categóricas. 

Porque, en Plomo en los bolsillos, Izagirre empieza con Octave Lapize y termina en Alberto Contador, pero, por el camino, se encuentra con Hugo Koblet, Fausto Coppi, Gino Bartali, Lance Armstrong, Miguel Indurain, Jacques Anquetil, Bernard Hinault, Eddy Merckx, Luis Ocaña, Pedro Delgado, Ferdi Kübler, Louison Bobet, Greg Lemond y muchos otros a los que si hubiera mencionado, los habría desordenado, como he hecho con estos otros, para insistir en que la cronología no altera el valor y que no pueden existir jerarquías entre estos esfuerzos. Lo mismo hago con los otros, que no son fantasmas de Amenabar aunque todos los ciclistas parezcan alérgicos al sol. Los otros son José Manuel Fuente "El Tarangu", el escalador alocado; Tom Simpson, el drama del esfuerzo; Wim Vansevenant, el estajanovista con farolillo; Vicente Blanco "El Cojo", el bilbaíno testarudo; Henri Cornet, Óscar Pereiro y Andy Schleck, los ciclistas que más tardaron en ganar; Henri Pelissier, el sindicalista; Abdel Kader Zaaf, el embriagado; Raymond Poulidor, eterno segundo; Colin Lewis, y el duelo ciclista; o él mismo, Ander Izagirre, que se incluye en la nómina con un capítulo final en el que rememora de manera breve los últimos coletazos de su carrera como ciclista amateur.

Todos ellos tienen tanto peso en la historia de este libro como los que lo tienen preferente en la historia del Tour. No es una cuestión de auparles a las alturas de los que sí alcanzaron el primer lugar del pódium, consiste en demostrar cómo sus historias se entrelazan, se sustancian, se deben las unas a las otras. Sin perdedores, no habría ganadores. Sin tragedia, no habría éxito. Sin farolillo rojo, no habría maillot amarillo. La sensación implícita tras la lectura de este libro es que este énfasis no ha sido premeditado, si no natural. Quizás, se me antoja que solo un ciclista podría haber comunicado con absoluta naturalidad que la épica necesita tanto del derrotado como del vencedor y que ambos alimentan y retroalimentan esas historias de grandeza y que no deberían pervertirse con ánimos desviados y tendenciosos.

El libro, si nos ponemos magnánimos y presuntamente objetivos, es una gran demostración de trabajo de hemeroteca y de búsqueda bibliográfica. Probablemente, no cuente nada nuevo, nada que no haya sido escrito antes o que no se supiera con antelación. Pero lo cuenta de una manera distinta. Izagirre demuestra talento y oficio a la hora de manejar el ritmo y el estilo en sus historias que, con su prosa, adquieren un valor romántico y emocional que las acerca más a su verdadera naturaleza que lo que podría ofrecer el simple recuento enciclopédico. Las historias se centran en el valor humano del deporte, profundiza en los riesgos y las pasiones de los protagonistas, nos descubre la subjetividad que subyace debajo de los perfiles tópicos y definitivos que, a veces, nos han comunicado los resúmenes de prensa. Los ciclistas, en este libro, conducen, beben, fuman, lloran, ríen, trasgreden y triunfan, sueñan y tienen pesadillas que solo nos recuerdan que el deporte no es más que alguien que practica eso, deporte.

Izagirre nos devuelve el ciclismo como es: imperecedero, heróico y villano, más terrenal que divino, impregnado de las ansias de trascendencia de los ciclistas más que de las leyendas que con ese ímpetu convirtieron en realidad. Lo hace con un elocuente talento para sentir, y comunicar con precisos y emotivos detalles, los entresijos fundamentales del ciclismo en acción. El secreto de su éxito es un equilibrio perfecto entre el exciclista y el escritor que hace plácida la lectura, profundas las reflexiones y duraderas las imágenes. 

Se me hizo difícil resumir el libro en un solo nombre que encabezara esta entrada. Más aún cuando la solución más sencilla, recurrir al nombre del propio escritor, ya la había agotado cuando hablé del libro por primera vez. No era fácil elegir a uno entre todo ese pelotón de héroes y villanos. ¿A quién darle más valor? ¿A las gestas de Coppi? ¿Al secreto de entreguerras de Bartali? ¿Al bidón? ¿Al peine de Koblet? ¿Al despite de Perico? ¿Al cognac de Colin Lewis? ¿A las lágrimas de Merckx? ¿Al bacalao de El Cojo? Difícil elegir entre todas estas historias y muchas más, pero tenía que elegir porque, si el Tarangu era obzecado para escalar, yo lo soy para titular. Así que, al final, opté por Roger Walkowiak, al que hasta ahora no había nombrado. 

Un personaje que recoge en una sola historia la relatividad del éxito y del fracaso que comentamos al principio. Alguien que ganó el Tour en 1956 gracias a una ecapada que acabó por acuñar un término y desapareció durante 40 años, hasta que aceptó ser entrevistado en televisión y resumió su historia con la punzante y expresiva frase: "Ojalá nunca hubiera ganado el Tour". Pensaba contar más, pero prefiero dejarlo ahí ,para que os incite a leer.

Y, si aún necesitáis más motivación, podéis asomaros por el Fnac de Bilbao hoy mismo jueves 6 de Septiembre a eso de las siete, si no me equivoco, y asistir a la presentación del libro e, incluso, conocer al propio autor. Quizás hasta yo lo haga, si puedo, y puede que me siente en una esquina y me ponga a silbar "Verano azul".