martes, 22 de enero de 2013

Luis Bárcenas



Me subo al tren en marcha de la actualidad porque parece que no va a descarrilar nunca. Luis Bárcenas, sí. ¿Sí? Sí, yo también me he sorprendido, pero sí, hoy encabeza mi entrada el onubense Luis Bárcenas, y no es precisamente para homenajearle, glorificarle... pero tampoco vilipendiarle. Al menos, no para vilipendiarle por tener cuentas en Suiza. Eso lo dejamos para otro día, lo del vilipendio, el estipendio y los pendejos. Yo también tengo mis momentos de ciudadano indignado y los acabo de tener hasta hace unos segundos, cuando me he puesto a escribir el encabezado y ya estaba arrepintiéndome. Aún así, me voy a gobernar y dejaré análisis económicos, sociales, políticos y jurídicos para otra ocasión. Probablemente, para otro sitio también. Aquí, hablamos de deporte, aunque siempre acabemos borrachos, porque nos da por mezclarlo con todo y, al final, vemos doble. 
Si hay alguno que aún queda sin enterarse, puede visitar la hemeroteca más reciente. Ahí, encontrará bien explicado quién es Luis Bárcenas y a santo de qué se ha hecho su nombre propio, común. Encontrará descripciones surrealistas sobre el ex tesorero del Partido Popular, desde aquellas que describen su impoluta y rancia manera de vestir, hasta los que se fijan en sus costumbres a la hora de peinarse. Encontrará adjetivos como "pijo de Madrid" y encontrarán referencias al caso "Gürtel", misteriosos sobresueldos en sobres de carta, cuentas en Suiza, plantaciones de limones en Sudamérica etcétera, etcétera, etcétera. Todo eso está en prensa, igual que también lo que yo voy a contar ahora. Que no cuento nada, porque me limito a recordar, a tirar de una hemeroteca más remota (finales de los ochenta) y revivir uno de los momentos más gloriosos de la carrera deportiva del ex senador Luis Bárcenas, que tener, tuvo carrera deportiva. No en vano, y según citaba, hace un tiempo ya, Pío García en ABC, César Pérez de Tudela, conocido alpinista y escritor, valoraba de esta manera a Luis Bárcenas: "Luis es un hombre serio que sabe concebir muy bien sus actividades de montaña. Es un buen esquiador y un alpinista impecable".
En el mismo artículo de Pío García se mencionaban algunas de las hazañas deportivas de Luis Bárcenas: 
"También siguió embarcándose en nuevas expediciones con su amigo Luis Fraga, ahora senador por Cuenca. Ascendieron el Monte Olimpo, en Grecia (2.917 m.), y el Elbrus, la cima del Cáucaso (5.642 m.), que de nuevo bajaron esquiando. Bárcenas incluso escaló en solitario el Mont Blanc (4.810 m.), durmiendo en los refugios de hielo."
García añadía la afición de Bárcenas por el "heliski" (descenso extremo con esquíes desde una cima que se alcanza en helicóptero). Daniel Campos, en Zoomnews.com, hacía referencia a una experiencia más temprana en la que Bárcenas se lanzó en paracaídas desde el Teide y hacía referencia a otra ocasión, más reciente, y también citada en otras fuentes, en la que Bárcenas bajó esquiando desde la cumbre del Aneto. De hecho, y con esto concluyo, hoy mismo leía en prensa, aunque quizás la noticia sea anterior, que Bárcenas, al ser interrogado por sus viajes a Suiza, los justificó haciendo alusión a su pasión por el esquí y el alpinismo. 
De todas formas, como ya he dicho anteriormente, en esta entrada nos queríamos remontar unos cuantos años atrás, concretamente, a 1987. Por aquel entonces, Luis Bárcenas y su amigo íntimo, el bilbaíno, y sobrino del expresidente de la Xunta, Luis Fraga Egusquiagirre, eran dos jóvenes emprendedores y ambiciosos, con un espíritu deportivo que habían dirigido hacia la montaña. Durante aquel año de 1987 consiguieron organizar una ascensión al Everest que recabó el apoyo del Rey, convertido en Presidente de Honor, y el patrocinio económico de las Cajas de Ahorro Confederadas. A la expedición, acabó por conocérsela como "La Expedición de las Autonomías" y se anunció que la intención de la expedición era descender desde la cumbre en paracaídas. El 12-6-87, Cristina Arias dejaba testimonio de la aventura en el diario ABC: "Una nueva expedición hispana va a intentar llegar a la cumbre del Everest, en los meses de julio, agosto, y aunque no serán los primeros españoles en llegar a la cumbre, sí lo serán en colocar la bandera nacional, ya que las otras lo hicieron en representación de sus Comunidades autónomas y fue su enseña la que clavaron." Dicha expedición, según informaba El País en el mismo año de 1987, "estaba dirigida por el canario Antonio Ramos, e integrada, además, por Luis Bárcenas, Luis Fraga, Pedro Holst, Biscen Itxaso, José Agustín, Cristóbal Salas y Fernando Garrido". En algún otro diario, he encontrado que se menciona a otro alpinista vasco, cuyo nombre no recuerdo ahora. 
Para muchos, la expedición nacía con cierto interés político. Hasta entonces, solo catalanes y vascos habían hollado la cumbre del Everest, y, como bien se explicaba en esa noticia del ABC, la intención de Bárcenas y de Fraga era alcanzar cumbre y colocar la bandera de España en lo más alto del Everest. Como se verá luego, el asunto de las banderas no es baladí, y acusaciones políticas se lanzaron desde varios frentes una vez la expedición regresó a España. La expedición, por cierto, no consiguió hacer cumbre. Sin embargo, se consiguió otro logro que dulcificó aquel hecho.Una vez de vuelta en el campo base, la expedición anunció que el proyecto había sido todo un éxito, ya que habían conseguido abrir una vía alternativa que, a partir de entonces, se conocería como "vía española".
A pesar del éxito anunciado por los protagonistas, el regreso no fue precisamente pacífico. Para empezar, nunca se llegó a descender en paracaídas, debido a las condiciones meteorológicas (algo que ya se temía desde el principio). De todas formas, ése no fue el desencadenante de la polémica entre la Federación Española de Montañismo y los organizadores de la expedición. Una polémica que se alargó en el tiempo y que, a día de hoy, desconozco si llegó a tener resolución alguna, si es que eso es posible o necesario. 
Al regreso de la expedición, la Federación Española de Montaña presentó un informe en el que puso en tela de juicio los logros de la expedición. Según el diario El País, "en el pronunciamiento del comité nacional se afirma que la expedición 'se inició y finalizó sin ética' y se concluye que es 'inapropiado' hablar de vía española, ya que ésta coincide con la vía japonesa creada con anterioridad." Por supuesto, los miembros y organizadores de la expedición se defendieron. Ambas partes, utilizaron la versión de Pierre Beghin en su propio beneficio, para unos, confirmaba la apertura de la nueva vía, para otros, a lo más, aceptaba haber abierto una variante parcial de una vía ya existente. César Pérez de Tudela, según rememoraba Pío García en ABC, tenía claro que la hazaña no era ficticia: "la ruta, paralela a la japonesa, era indiscutible." El propio Pérez de Tudela, en su blog personal, señalaba en 2009 otras razones para que se hubiera producido aquel recelo en contra del éxito de la expedición: "la denominaron 'Vía Española', lo que incomprensiblemente generó algunas suspicacias por parte de quiénes no les gusta el nombre de España." Celes Piedrabuena, en el Mundo Deportivo, repasaba la hemeroteca de su periódico para señalar que "según se desprende de dicho artículo [se refiere al artículo de los años ochenta que daba testimonio de la expedición en Mundo Deportivo], Luis Bárcenas manipuló la ascensión de la expedición española" y añade que los miembros de la expedición se defendieron tildando la actuación de la Federación Española de Montaña de "cacicada".
Algunos miembros de la expedición participaron de la polémica. Y desde bandos opuestos. Como rememora Piedrabuena tirando de hemeroteca en Mundo Deportivo, Biscen Itxaso, al parecer, "denunció que Luis Bárcenas y Luis Fraga tramaron todo para ser ellos los únicos que se llevaran la gloria." Según Itxaso, o más bien, según las palabras que se publicaron en Mundo Deportivo citando a Itxaso, el francés Beghin había dado una versión distinta sobre la vía: "si él dice que lo que hicimos es un itinerario, suscribo lo que él diga, es una autoridad en este tema y más concretamente en esta pared." Daniel Campos, en el artículo de Zoomnews.com que ya he citado anteriormente, señalaba que "el vasco Biscen Itxaso, llegó a acusarle de 'doping'", en referencia a Luis Bárcenas. Y Piedrabuena recordaba que, en su día, Itxaso puso en tela de juicio el descenso en esquís de Bárcenas (a su llegada a España, Bárcenas aseguraba que había descendido la arista noroeste del Everest esquiando): "si yo hubiera puesto unos esquís en mi mochila y me hubiera arrastrado por la pendiente hubiera logrado la misma hazaña que Luis Bárcenas (...) Tuvimos que subir a buscarlo, ya que casi sin vista y sin fuerzas bajó arrastrándose y cayendo contínuamente." Los organizadores se defendieron afirmando que no era casualidad que los ataques contra la expedición llegaran principalmente del País Vasco y de Catalunya. Confesaban que Itxaso había demostrado su enfado desde el comienzo de la expedición porque quería subir una ikurriña, a lo que los organizadores se negaron. Ya dije que el asunto de las banderas no era baladí. Sin embargo, otros miembros defendieron el éxito de la aventura. Hace tan solo unos pocos años, en 2009, el blog basabide rendía homenaje a Pedro Holst poco después de su fallecimiento. Al rememorar la carrera del alpinista español de origen danés, Fernando J. Pérez recordaba la carta abierta que el alpinista escribió al diario El País defendiendo la veracidad del logro, para proteger, como él mismo decía "la honorabilidad de la expedición y, por lo tanto, la mía" que habían sido puestas en entredicho con tanta sospecha. Terminaba Holst su carta, según se podía leer en basabide, con las siguientes palabras: "Adjunto le remito suficientes pruebas para demostrar, en primer lugar, que nuestra ruta (ruta de los Españoles) no coincide ni es la ruta Japonesa, sino una nueva ruta que arranca 100 metros a la derecha de la ruta Japonesa y a 7.100 metros de altura la cruza, para seguir nuestra ruta a la izquierda de la Japonesa, hasta la entrada del corredor Horbein, donde ambas (rutas Española y Japonesa) coinciden con la ruta Americana. Por tanto, la ruta Española, hasta los 7.800-8.000 metros, es considerada nueva vía del Everest, y así lo reconoció la Asociación China de Montaña."
En Diciembre de 1987, seguía la polémica, El País se hacía eco de la defensa de la expedición y ya en 1988 La Vanguardia daba fe de que la polémica aún continuaba: "La Federación Española de Montañismo hizo público hace dos semanas un amplio informe denunciando las muchas irregularidades que realizó esta expedición. Por su parte, los montañeros tildan de mentirosos a los federativos y anuncian la posibilidad de interponer una querella contra los que redactaron el informe, alegando que intereses políticos quieren entorpecer la bandera española."
Lo que parece seguro es que solo Fernando Garrido y el francés Pierre Beghin alcanzaron aquel día una altura de 8.700 metros y se quedaron a 148 metros de la cumbre. El resto de los miembros de la expedición no alcanzó aquella altura. Por supuesto, el descenso en paracaídas no se llevó a cabo, aunque Bárcenas realizó esquiando el descenso. Hace un par de años, Alberto Zerain, en su página web, copiaba un artículo de ExWeb, un especial que citaba el próximo intento de Zerain (y del japonés Nobukazu Kuriki) de ascender al Everest en solitario y sin oxigeno. Al final de ese artículo (en inglés), se citaban los intentos españoles de ascensión al Everest por el corredor Hornbein (que era la vía que Zerain se disponía a atacar en 2010). El artículo se cerraba con un repaso (según ExWeb a cargo de Rodrigo Granzotto basándose en los archivos del Himalaya Database) de todos los intentos españoles por esa vía. En 1987, aparecía la mención a la expedición que lideraban Antonio Ramos Villar y Luis Barcelas (así en el original) señalando que Pierre Beghin y Fernando Garrido, "among others" alcanzaron los 8.700 metros. No se hace mención a ninguna nueva vía. Aún así, como ya dije al principio, desconozco cuál fue la resolución final. No sé si los alpinistas de hoy en día reconocen esa vía como "la española", si la Federación Española de Montaña, de 1988 a esta parte, cambió de opinión, si a Bárcenas y a Fraga les quedaron ganas de volver a intentarlo. 
Lo que sí tengo claro es que yo he acabado tan cansado como ellos, después de andar buscando información en internet sobre aquella expedición de 1987. No es mi trabajo, y solo lo hago por una mezcla de curiosidad y amor al arte. Sea lo que sea a lo que yo llamo arte. No es una justificación, ni me quiero librar de culpa. Si he cometido algún error en el uso de todos esos datos y citas que empleo en este repaso histórico, baste decir que todas las fuentes están accesibles en internet. Si yo he llegado hasta ellas, puede llegar cualquiera. A donde no creo que llegue nunca es a alcanzar los 8.700 metros de altura. Por no alcanzar, no he alcanzado, no he conseguido ni ponerle un final a esta historia; no he conseguido hollar la cima. Y cerrar la entrada volviendo a mentar las cuentas suizas (ya lo he hecho, así que pido perdón) sería una falta de respeto a los miembros de aquella expedición y a los sherpas (que haberlos hubo, al parecer), así que, mejor lo dejo aquí. Me quería ceñir a lo deportivo (aunque no solo de deporte vive el hombre, y menos aún, al parecer, sobrevive esta historia). Mejor cuelgo una foto, que también ha salido recientemente en prensa, y me olvido del alpinismo por un tiempo, porque creo que me está entrando el mal de altura.

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