martes, 10 de septiembre de 2013

Roger Federer



Él no es el que ha ganado, lo sé, pero hay que tener respeto, ¿no? El nombre de Novak Djokovic ya lo he utilizado con anterioridad para encabezar una entrada y el de Rafael Nadal parece que tendré oportunidad de utilizarlo más adelante. Hacerlo ahora sería un tanto ventajista a la par que cansino, porque ya le han dedicado, merecidamente, todo el espacio que podían los noticiarios del día. Hasta ha salido en portada del New York Times, hasta casi llora uno de los presentadores de la Cuatro con el enésimo reportaje pringoso y aparatoso que no es de mi gusto pero se ve que sí de la audiencia. Así que para qué voy a añadir yo otro "hasta" con una entrada de este blog. 
Sin embargo, los números de Rafael Nadal, el dato, repetido hasta la saciedad encumbradora, de que su duelo con Novak Djokovic superaba al de John McEnroe y Bjorn Borg en las estadísticas del más disputado de la historia, me han invitado a recapacitar. 
Para aquellos tiernos aficionados al deporte de Martina Navratilova que, habiendo nacido en torno a la segunda mitad de los años ochenta, no hayan conocido a la ganadora de 18 finales del Grand Slam porque han crecido para el consumo deportivo en los años del encumbramiento de Roger Federer, probablemente, el tenis masculino se pueda resumir en tres nombres, cuatro si me apuras. 
Así como los que nacimos unos años antes hemos tenido tiempo de conocer más variedad a pesar de los éxitos de Pete Sampras y André Agassi, los que nacieron más tarde, si no son de esos aficionados que lo miran todo con lupa y disfrutan hasta del torneo de Kitzbuhel, pues, cuando les crezcan canas y les pregunten por sus años de mozo, con que digan Novak Djokovic, Roger Federer y Rafael Nadal, y si me apuras, Andy Murray, ya no hace falta que digan más. 
Te voy a dar los datos: si tenemos en cuenta el cambio de siglo, desde el año 2000 hasta el año 2013 ha habido oportunidad de ganar 56 títulos de Grand Slam (es decir, cualquiera de las finales que se organizan en los cuatro torneos de tenis más importantes del mundo: el Roland Garros, el campeonato de Wimbledon, el Abierto de Estados Unidos y el de Australia). De esos 56 títulos posibles, hasta esta última edición de 2013, los cuatro caballeros del apocalipsis han ganado 38 finales. Es decir, el 67'8% por ciento de los títulos en discordia. 
Pero aún se puede afinar más, porque los primeros años del siglo XXI vivieron aún los últimos coletazos de los Andre Agassi y Pete Sampras y habría que esperar hasta 2003 para ver ganar a Roger Federer por primera vez. En concreto, el campeonato de Wimbledon, con 22 años, fue su primer título del Grand Slam. Si aceptamos esta fecha como el nacimiento de la época que inaugura el suizo y a la que luego se unen el español, el croata y el británico, nos quedan un potencial de 44 títulos que se podían ganar y, de los cuales, como ya he dicho, ellos se llevaron 38, con lo que el porcentaje de victorias de este cuarteto se amplía a un total del 86'3%. Casi nada. 
Vamos, que así como Gianni Bugno y Claudio Chiappucci se acuerdan de Miguel Indurain y todos nos acordamos de Lance Armstrong, pues cualquier tenista profesional que haya encontrado su madurez física en estos años habrá lamentado coincidir con estos cuatro tenistas. Más aún, si retrasamos un año el inicio de la época victoriosa. Es decir, si comenzamos con 2004, cuando Roger Federer anunció la realidad de su reinado al hacerse con tres de los cuatro torneos (Wimbledon, Open USA y Open Australia), solo tres tenistas han conseguido llevarse alguno de los 40 títulos que había para repartirse. Gastón Gaudio ganó el Roland Garros de 2004, Marat Safin el Open Australia de 2005 y Juan Martín del Potro el Open USA de 2009. 
Todos los demás se los han repartido ellos. Roger Federer encabeza el palmarés con 17 títulos de Grand Slam (1 Roland Garros, 4 Open Australia, 5 Open USA y 7 Wimbledon). Le sigue Rafael Nadal con su recién estrenado decimotercero (1 Open Australia, 2 Wimbledon, 2 Open USA y 8 Roland Garros). El tercero en discordia es Novak Djokovic, quien aún no ha sido capaz de ganar en Francia, pero ya ha vencido en 1 Wimbledon, otro Open USA y 4 Open Australias para un total de 6 títulos de Grand Slam. Por último, Andy Murray se conformaba con ser el cuarto en discordia e incordiar de vez en cuando hasta que se estrenó en 2012 con un Open USA y alegró a la catedral del tenis sobre hierba al ganar la edición de 2013 de Wimbledon, primer británico en hacerlo desde que lo consiguiera Fred Perry por última vez en 1936. 
Los datos son contundentes. Y aún pueden serlo más. Roger Federer nació en 1981, así que cuenta ahora mismo con 32 años. Rafael Nadal es de 1986, con lo que aún cuenta con 27 años. Y uno menos tienen Novak Djokovic y Andy Murray porque ambos nacieron en 1987. Da la sensación de que, aunque la retirada de Federer parece estar cerca, los otros tres tenistas aún pueden alargar durante un lustro este monopolio de títulos. 
Si nos fijamos en otros grandes campeones de este deporte, la edad de retirada de los jugadores más galardonados ha ido retrasándose. Aún y con el retraso, todos parecen rondar la edad del suizo Roger Federer cuando se retiran. Aunque hay casos de mayor longevidad reciente y de longevidad victoriosa. Veamos los datos:

Bjorn Borg, que ganó hasta 11 Grand Slams, se retiró con tan solo 28 años en 1984. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 1981 con 25 años. 
John McEnroe, que ganó hasta 7 Grand Slams, se retiró con 33 años en 1992. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 1984 con 25 años.
Iván Lendl, que ganó hasta 8 Grand Slams, se retiró con 34 años en 1994. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 1990 con 30 años. 
Stefan Edberg, que ganó hasta 6 Grand Slams, se retiró con 30 años en 1996. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 1992 con 26 años. 
Mats Wilander, que ganó hasta 7 Grand Slams, se retiró con 32 años en 1996. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 1988 con 24 años.
Boris Becker, que ganó hasta 6 Grand Slams, se retiró con 32 años en 1999. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 1996 con 29 años.
Jim Courier, que ganó hasta 4 Grand Slams, se retiró con 30 años en 2000. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 1993 con 23 años.
Pete Sampras, que ganó hasta 14 Grand Slams, se retiró con 32 años en 2003. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 2002 con 31 años. 
André Agassi, que ganó hasta 8 Grand Slams, se retiró con 36 años en 2006. Su último título de Grand Slam lo había ganado en 2003 con 33 años. 

De Bjorn Borg a André Agassi se ve un cambio significativo en la longevidad competidora de los tenistas y, más aún, en su capacidad para ganar. Igualmente, los datos de Pete Sampras, el anterior dueño de Wimbledon hasta que apareció Roger Federer, dos tenistas cuyas carreras parecen asemejarse, son significativos: se retiró a los 32 años, los mismos que Wilander o Becker y algo más joven que McEnroe y Lendl, pero siguió ganando hasta prácticamente su retirada. 
Estos datos no significan nada. Roger Federer puede romper la tendencia y retirarse a los 40 ganando, pero sirven como contexto para pensar que no va a ser así. Actualmente, ha bajado hasta el séptimo puesto del Ránking ATP, si mis datos son correctos, y en la última temporada de 2013 le eliminaron en semifinales en Australia, en cuartos de final en Roland Garros, en segunda ronda en Wimbledon y en la cuarta ronda en el recién terminado Abierto de los Estados Unidos. Solo ha ganado un título en este año de 2013, sobre hierba, en Halle, allá por junio. Para alguien que ha estado 302 semanas, récord absoluto, en el primer puesto del ránking ATP, los números de este año a buen seguro que le harán reflexionar. No le pondrán ningún pero, eso sí, a una carrera que, por ahora, se alarga ya desde 1998 cuando se hizo profesional. No son pocos años. Años en los que ha batido todo los récords y ha dejado boquiabierto a muchos aficionados con su juego cerebral, equilibrado y preciso. Los expertos sabrán describirlo mejor. Los que no entendemos tanto, recordaremos su flema, su pasmosa serenidad, sin despeinarse, con la mirada entornada como si fuera un miope distraído, pero siempre en el lugar justo y con el giro de muñeca perfecto para colocar la bola dulcemente donde no podía alcanzarla el contrario. 
Los otros tres tienen para rato. A Murray, coincidiendo en generación con Djokovic, no parece quedarle tiempo para alcanzar a sus dos rivales por la exclusiva vencedora. Mientras tanto, el croata imitador y el español musculoso seguirán, casi nadie lo duda, repitiendo duelos si las lesiones lo permiten y no irrumpe nadie para evitarlo antes de que alcancen la treintena. Hay quien dice que el esfuerzo físico (especialmente en el caso del mallorquín) les pasará factura antes o temprano y no alcanzarán la longevidad de Sampras. Lo veremos, no creo, tampoco, que a ellos les importe mucho, que les quiten lo bailao. Pero, con 26 y 27 años respectivamente, se huele que aún tendrán oportunidades de alcanzar al suizo, quien tampoco ha dicho que se haya cansado ya de ganar (bueno, en julio tras caer en Gstaad ya dejó caer que no le costaría cerrar el ciclo si había que hacerlo). 
Lo que queda claro, queden los años que queden, es que estos tres, cuatro si me apuras, tienen ya asegurado que sus nombres le den precisamente eso, nombre, al tenis de comienzos del siglo XXI. 

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