jueves, 19 de diciembre de 2013

Faouzi Benzarti



La noticia era, básicamente, que el club marroquí del Raja de Casablanca le había hecho la puñeta a Ronaldinho y su Atlético Mineiro, ganándoles 3 a 1 y así clasificándose para la final de la FIFA Club World Cup 2013, lo que viene a ser, supongo, algo así como el Mundialito de Clubes o el pariente lejano de aquella Copa Intercontinental que ahora han sabido aprovechar para sacarle más rendimiento económico. 
Quería empezar por esto, porque prácticamente el 90% de las noticias mencionaban más la desgracia del brasileño que la merecida alegría de los marroquíes. Solo el Corinthians y el Vasco de Gama, en Brasil, y allá por el año 2000, primera edición de este nuevo torneo, consiguieron acceder a una final siendo del país anfitrión. Las siguientes cuatro ediciones se disputaron en Japón y no hubo contendiente japonés en el último partido. Las dos siguientes emigraron a Emiratos Árabes Unidos y pasó lo mismo. Volvieron al Japón y tampoco se clasificó ningún nipón. En esta edición, en Marruecos, el Raja Club Athletic de Casablanca sí que ha conseguido dar la campanada y disputará la final al Bayern Munich de Josep Guardiola, donde ya se han olvidado de topos y ahora se dedican a jugar pachangas navideñas con sus colegas de la sección de baloncesto. 
Los alemanes se incorporaron directamente a las semifinales y el pasado 17 de Diciembre se deshicieron sin problemas del Guangzhou Evergrande chino con tres goles marcados por el pretendiente al balón dorado Franck Ribery, el espigado delantero croata Mario Mandzukic y otro Mario, este alemán y rubio, de apellido Götze. Su rival, por el contrario, tuvo que superar dos rondas más. En la que denominan "play-off", eliminó al Auckland City australiano por un apretado 2 a 1. Para los australianos marcó el delantero de las Islas Fidji Roy Krishna y para los marroquíes, dos jugadores nacionales pero internacionales, el ex del Charleroi, Mouhcine Iajour y el extremo izquierdo Abdelilah Hafidi, quien marcó el gol de la victoria en el tiempo de descuento. El mismo resultado, y un gol también con la prolongación a punto de terminarse, les dio una nueva clasificación, esta vez en los cuartos. Se enfrentaban al Monterrey mexicano que dirige José Guadalupe Cruz. Se adelantaron los locales con gol del centrocampista de Marrakech Chemseddine Chtibi y empataron los mejicanos con otro del defensa argentino José María Basanta. Hubo que esperar al noventa y cinco para convertir en héroe a otro centrocampista del Raja, este natural de Costa de Marfil, y que responde al nombre de Kouko Guehi. Así llegaron a semifinales donde, como ya hemos dicho, se cargaron ayer a los brasileños del Atlético Mineiro. Los goles de Mouhcine Iajour, Mouhcine Moutouali y Vianney Mabidé le dieron la victoria al equipo que entrena Faouzi Benzarti (para él va el titular, por la parte de mérito que le corresponde).
Descubrir ahora al Raja de Casablanca solo demuestra el eurocentrismo de nuestra visión futbolística, algo que parece inevitable. No me voy a proponer yo, ahora, como adalid del fútbol africano, porque más allá de conocer por nombre al Zamalek, el Al Ahly y a los susodichos marroquíes, según la FIFA, los tres equipos más poderosos del continente, poco más puedo aportar. No sé qué sería del Canon Yaoundé que, en mi cabeza, resuena con vientos de grandeza. Pero sí que se debe aprovechar la oportunidad para reivindicarlo y, si no llegamos a tanto, al menos sí para lucirnos con una entrada que parece darnos coba aunque solo nos dé la oportunidad de dedicarle unos minutos de la mañana a enredar por "interred" como dice el Adolf Hitler literario de Timur Vermes, quien no creo que sea pariente de Peter Vermes.
Hace unos meses, me parece, algún periódico de la tierra se hacía eco de una clasificación sobre las mejores aficiones del mundo que había llevado a cabo la revista francesa So Foot. Aquí se hicieron eco porque, por supuesto, faltaría más (a pesar de ser aficionado yo mismo, sí, hay algo de ironía en mis palabras), el Athletic Club de Bilbao y su afición estaban en la lista, concretamente, en el séptimo puesto. Por detrás, los bilbaínos tenían (o teníamos, aunque yo soy más bien de las afueras), al Estrella Roja serbio, a los japoneses del Urawa Red Diamonds y a la hinchada del Saint-Etienne franceses. Los criterios no los tengo muy claros, pero, lo que si está claro es que para los responsables de la revista francesa había seis aficiones aún mejores que la de Bilbao, y éstas eran las de Galatasaray, Nápoles, Celtic de Glasgow, Borussia de Dortmund y Boca Juniors, por orden inverso, queriendo decir esto que los argentinos serían los primeros. Sí, claro que sí, me falta uno, ya sé que solo he puesto cinco. Y es que la sexta, colocada en quinto puesto en la clasificación, justo por delante del Galatasaray y por detrás de los napolitanos, era la afición del Raja de Casablanca, la de mayor número en el país, vistosa y ruidosa, y muy dada a las decoraciones, como la del Barcelona, y valga como ejemplo la última ocasión en la que se marcaron un vistoso colage dibujando en la grada la expresión "vox populi" que forma parte del aparato identitario de la afición.
Una afición que vio nacer al equipo (supongo que no todos) allá por 1949, aún a falta de siete años para conseguir la independencia, pero en pleno crecimiento del fervor independentista y la resistencia contra el protectorado. De hecho, el club nació como un instrumento para la causa independentista contra los franceses, eligió el color verde porque era el de la esperanza, el islam y uno de los que viste la bandera de Marruecos y vivió sus años de iniciación futbolística (me refiero al estilo que le marcó después) de la mano de Père Jégo, una de las figuras importantes del olimpismo marroquí y del nacionalismo del país. Y es que a las águilas verdes les costó tiempo y esfuerzo conseguir su primer título, allá por 1974, al ganar la Copa, aunque antes, en la edición 59-60 de la Liga, y de la mano de Jégo, el equipo acabó la competición empatado en el primer puesto con el FAR Rabat y el KAC Kenitra. Tenían mejor coeficiente de goles, pero la Federación decidió organizar un triangular para dirimir quién era el ganador final. Los dirigentes del Raja se negaron a participar, aduciendo que la normativa indicaba que en caso de empate contaría el coeficiente de goles a favor y que ellos eran, por lo tanto, los ganadores, pero la Federación no dio su brazo a torcer y el KAC Kenitra se llevó aquella edición al ganar por 1-0 su partido ante el FAR Rabat. No se ganó ningún título, por lo tanto, hasta los años setenta, y en el 68 lo dejó Jégo, pero cuentan las crónicas y los que saben de esto, que Jégo dejó como herencia una paciencia para construir un fútbol rápido y vistoso, de pases cortos y combinaciones, querencia por la posesión, la triangulación y la hermosura que definió el juego de un equipo que acabó por convertirse en poderoso con la cercanía de un nuevo siglo. Porque, poco a poco, el club ha crecido hasta convertirse en dominador de las competiciones nacionales. Desde aquella edición de copa del 74, los de Casablanca han ganado otras seis más (en 1977, 1982, 1996, 2002, 2005 y 2012), sumándole, además, 11 títulos de liga, la mayoría, a finales de los noventa y en un siglo XXI que dominan con solvencia (1988, 1996, 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2004, 2009, 2011 y la última, la de 2013). Su poder ha alcanzado al continente, al vencer tres veces la CAF Champions League (equivalente, supongo, a la UEFA Champions League), en los años 1989, 1997 y 1999, una CAF Cup (2003) y una CAF Super Cup (2000). También ha ganado la liga que organizan todas las naciones árabes, la Arab Champions League en 2006 y la Afro-Asian Club Championship (1998) que organizan, al alimón, la Confederación Africana y la Asiática.
Aquellos años noventa tan victoriosos podrán encontrar un rival muy duro en las preferencias de la afición como los hombres de Faouzi Benzarti consigan darle un disgusto a los de Josep Guardiola. Motivación no les faltará. Juegan en casa y tienen la posibilidad de hacer historia. Y no es poco hacer historia en un club que tiene ya más de sesenta años de ella, una afición comprometida y extensa, una escuela de fútbol de la que han salido numerosos internacionales y un currículo amplio de títulos y exjugadores y exentrenadores que dejaron su impronta en la enciclopedia del club. Sin ir más lejos, la camiseta blanquiverde de las águilas verdes la han vestido jugadores como los históricos Houmane Jarir y Mustapha Choukri "Petchou", el ex del Lens, Niza o Saint-Etienne, Mustapha El Haddaoui, el ex del Deportivo y del Lille Salaheddine Bassir, el también ex jugador del Lille Abdelilah Fahmi, Youssef Safri, con carrera en Inglaterra, donde también ha jugado, además de en Francia, Grecia y Qatar, Talal El Karkouri, el ex del Hibernian y el Middlesbrough Marouane Zemmama, el francotunecino Adel Chedli, el internacional por Burkina Faso, Yssouf Koné, el ex de las ligas belga, francesa, griega y chipriota Dieudonné Londo, el actual delantero del West Ham Modibo Maiga o el ex de Lyon y Toulouse Alain Gouaméné, por nombrar a alguno. Además, varios entrenadores de cierto renombre han entrenado a este club marroquí: el español Francisco Ruiz allá por los años setenta, después relevado por Paco Fortes (un catalán que hizo carrera en Portugal) y que entrenó al Raja en el año 2006, los franceses Bertrand Marchand, Henri Stambouli, Alain Fiard, Jean-Yves Chay y, sobre todo, el histórico exjugador del Nantes, seleccionador francés y con un amplio bagaje en África, Henri Michel, el serbio Silvester Takac, el bosnio Vahid Halihodzic, el argentino Óscar Fullone, el portugués Fernando Cabrita, el ruso Guennadi Rogov, el portugués José Romao o el antiguo defensa de la selección de Brasil y del Benfica, Carlos Mozer. Hay más, claro, pero no tengo todo el día y creo que ha quedado claro, se entienda o no, se comparta o no se comparta, lo que me proponía decir. Mejor lo dejamos aquí. 
Quedan un par de días para que se dispute la final en el estadio de Marrakech. Ya aventuro que no creo que me acuerde de comentarlo aquí. Ya sabéis como es esto, tan pronto como lo hago, lo (me) olvido. Eso sí, aunque no me vaya nada en juego, y solo sea por elegir uno entre dos, si acabo viendo el partido y me da por animar, cuenta con que eligiré, puestos a elegir, los colores del Raja de Casablanca. Veremos, después, si hay sorpresa o Guardiola sigue recogiendo títulos.

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