viernes, 6 de diciembre de 2013

Mickaël Landreau



Es más joven que yo, pero cómo pasa el tiempo, la ostia. 603 encuentros en la primera división, para un guardameta cuyo nombre, a mí, aún me remonta a su debú, con 17 años, en el Nantes. Su nombre salía en los periódicos, ya se hablaba de ofertas millonarias de equipos italianos, como unos años antes había reclamado el debú de otro joven portero, Javier López Vallejo, y yo andaba empeñado en aprobar todas las asignaturas de mi curso académico. 
Qué tiempos. Y cómo pasa. Cierras los ojos, y sin darte cuenta, Javier López Vallejo ya no juega y Mickaël Landreau se ha hecho mayor. Para colmo, el primero solo es un año mayor que tú y, el segundo, tres más joven. Aún no había cumplido yo la mayoría de edad, cuando el navarro debutaba en primera, el Milán ponía 500 millones sobre la mesa, y el año antes le habían caído siete goles a su equipo en la cancha del mío. Y ya había hecho dieciocho, pero seguía sin madurar, cuando el francés se hacía con el puesto de titular en el equipo que entrenaba, por aquel entonces, Jean-Claude Suaudeau. Lo repito: qué tiempos aquellos. Si jugaba hasta al pcfútbol y buscaba siempre a cualquiera de los dos para hacer mis equipos...
1996, casi nada. Se han ido, con la broma, más de tres lustros, y un récord que parecía imbatible. Jean-Luc Ettori, el one-club goalkeeper del Mónaco, aceptó el bonito detalle de Landreau, quien le invitó a calentar con él antes del partido que enfrentó al Bastia, su actual equipo, contra el Ajaccio. Un partido que, por cierto, y quizás no se lo merecía Landreau, tuvo que disputarse sin público debido a los enfrentamientos que, con anterioridad, sucedieron entre ambas aficiones.
Tiene, además, curiosidad la cosa, porque Landreau debutó contra el Bastia, cuando jugaba con el Nantes, y tan solo tenía 17 años, como ya he repetido en varias ocasiones. Lo hizo, además, parándole un penalty a Lubomir Moravcik y manteniendo su portería a cero. Una temporada en la que su equipo acabaría tercero en la Liga y se clasificaría para la UEFA, pero que vería una fuerte crisis económica que le obligó a desprenderse de alguno de sus mejores jugadores. No de Landreau. Eso sí, Suaudeau dijo que hasta aquí hemos llegado y lo dejó, molesto con la venta de los jugadores, y, en su lugar, llegaría un viejo conocido de la afición txuri-urdin, Raynald Denoueix, quien andaba entrenando al filial. Landreau tuvo aquel año como compañeros a gente del calibre de Claude Makelele (no va con segundas lo del calibre), Eric Carriere, Bruno Carotti, Adel Sellimi, Javier Mazzoni, Jocelyn Gourvennec, Jean-Michel Ferri o, como no, el otro portero, un Dominique Casagrande quien, precisamente, y con la irrupción de Landreau, decidiría marcharse a jugar a Sevilla.
Landreau se mantuvo fiel a los colores del club bretón. Con los canarios jugó diez temporadas consecutivas, siempre titular, y sin aceptar ofertas. Llegaría a ser campeón de Liga en la temporada en la que el tahitiano Marama Vahirua se convertiría en la estrella con el gol que les dio el título en la penúltima jornada, Néstor Fabbri mandaba en defensa y Viorel Moldovan y Oliver Monterrubio metían los goles. Justo cuando cambiábamos de siglo. Y Landreau siguió jugando para el Nantes durante otros cinco años, hasta que decidió emigrar a París. Firmó cuatro años, acabó tres, todos como titular, y buscando serlo también con la selección. La llegada de Geoffrey Coupet puso fin a su época en el PSG, una época en la que su nombre sonó para el Real Madrid. De ahí, se marchó al Lille, con el que también llegaría a ser campeón de liga, en 2011, en aquel Lille de Rudi García donde empezaba a despuntar un Eden Hazard al que Landreau ha señalado como uno de los mejores jugadores, junto con Zinedine Zidane, que ha visto en un campo de fútbol francés. Hace un año, firmó por el Bastia, según confeso, rechazando fichar por el Inter de Milán. Internacional en once ocasiones, debutó en 2001, en un partido de la Copa Confederaciones contra México, y aún es el tercer portero de la selección, aunque Didier Deschamps destaca que su rol en el vestuario es mucho mayor. 
Jean Luc Ettori luce su revuelta cabellera plateada, Javier López Vallejo anunció hace un año su retirada, en Tajonar, donde empezó todo, tras volver de Grecia, y Mickaël Landreau aún seguirá jugando partidos en Córcega. Y en todos estos años, mientras ellos intentaban que no les marcaran goles, yo he ido haciéndome viejo, sin prisa, como ellos, poco a poco, partido a partido... Qué tiempos.



Posdata: el vídeo del youtube, insertado y apuesto que pronto lo eliminarán. Y la foto recogida en una búsqueda de imágenes en google y, aparentemente, pertenece a sports.orange.fr.

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