lunes, 24 de marzo de 2014

Isiah Austin



Primero, lo que nos compete: Creighton se vuelve para casa. No vamos a ponerle paños calientes: durísima derrota y, quizás solo lo piense yo, pero, sinceramente, a mí me ha parecido una decepción. Se podía esperar una derrota. Al fin y al cabo, Baylor es un equipo competente. Pero despedirte de la competición, después de una temporada con más claros que oscuros, con una derrota por 30 puntos es bastante doloroso. No le quita mérito, pero sí invita a hacer otras lecturas, quizás más realistas, que pueden sugerir que, quizás, insisto, quizás, Creighton ha jugado por encima de sus posibilidades. Aún así, jugar por encima de tus posibilidades es una expresión bastante vacua. Han jugado, han ganado, han resultado competitivos, han ilusionado y han escoltado a un jugador con talento suficiente como para encarar el salto a la competición profesional en el país. Así que, sea por encima o por debajo, los resultados no han sido ficticios, y tampoco lo ha sido el que se dió ayer en el AT&T de San Antonio. Recapacitar, mirar para adelante y despedir a los cuatro seniors que terminan ciclo y probablemente cierran una época en el equipo. Yo, desde fuera, poco más puedo decir.
Solo añadir que uno de los principales verdugos de Creighton fue Isaiah Austin, pivot de 2'16 y 20 años que, en algunos drafts, aparece en el puesto 10 de la segunda ronda por Detroit Pistons y al que comparan con Alexis Ajinca. Austin se fue a los 17 puntos y 4 rebotes y 3 asistencias. Todo el quinteto de Baylor funcionó, y Corey Jefferson, Royce O'Neale, Kenny Cherry y, sobre todo, Brady Heislip se coordinaron con Austin para no darle ninguna posibilidad a los chicos de Greg McDermott. Su hijo, auténtica estrella del equipo, jugó el último partido de su carrera universitaria con 15 puntos, 2 rebotes y 1 asistencia. Buenos números, pero pobres para alguien que ha terminado su periple colegial como el quinto máximo anotador de la historia de la NCAA. Esta vez no entraron los triples (20.8% de acierto) y estos siempre han sido un recurso fundamental en el juego del equipo. Grant Gibbs y Austin Chatman intentaron tirar del equipo y nuestro amigo Will Artino se quedó en 5 minutos donde aportó un punto y nada más. 

Dicho esto, aprovechamos para cerrar el Oeste donde los tres principales favoritos no han dejado lugar a las sorpresas: Arizona vapuleó a Gonzaga (84-61), San Diego State a North Dakota State (63-44) y Wisconsin tuvo que apretar más los dientes ante la Oregon de Dana Altman (77-85). Y apretaron los dientes todos, porque los cinco titulares superaron la decena de puntos aunque destacara el alero Frank Kaminsky, y, así, en conjunto, pudieron con los dos únicos hombres de los Ducks de Altman que estuvieron a la altura, Joseph Young, con 29 puntos, y Jason Calliste, con 20. Los Aztecs de San Diego State, sin embargo, se bastaron con un solo hombre, un Xavier Thames que, con 30 puntos y 5 asistencias, se ventiló casi solito a North Dakota State. Por su parte, Gonzaga, que había eliminado con brillantez a Oklahoma State no pudo resistir las embestidas de Arizona, a pesar de los 14 puntos y 10 rebotes del polaco Przemek Karnowski. Aaron Gordon y Nick Johnson tuvieron, esta vez, la ayuda de Rondae Hollis-Jefferson y Arizona pasa de ronda. 

Así pues, en el Oeste, el sweet sixteen se disputará con las eliminatorias Arizona-San Diego State y Baylor-Wisconsin

Un poco más hacia el centro, el Midwest, solo ha habido una sorpresa, una que me permite seguir teniendo esperanza de que, al final, acierte el ganador en mi porra particular, porque Kentucky derrotó a una Wichita State de la que se esperaba más. Eso sí, eran dos equipos muy potentes y los hombres de Gregg Marshall (quien, por cierto, ha perdido a uno de sus asistentes, Chris Jans, que ha fichado como primer entrenador de Bowling Green) tuvieron el triple de Fred Van Vleet como oportunidad final de alcanzar la épica, pero no pudo ser y John Calipari y los Wildcats dejaron a los Shockers con cara de pena. Fue un partido intenso en el que Ron Baker estuvo bien en el triple y Cleanthony Early demostró por qué es un candidato a la primera ronda del draft con 31 puntos y 7 rebotes. Pero no fue suficiente para los de Wichita State, antiguos compañeros de conferencia de Creighton, porque la puntería de los hermanos Harrison, Andrew y Aaron, y la fuerza de Julius Randle por dentro, 13 puntos y 10 rebotes, resistió con solidez. La Louisville de Rick Pitino sigue empeñada en romper los pronósticos y defender su actual título de campeón nacional hasta el final, y eso que jugaron un partido horroroso, con muchas pérdidas y con su estrella, Russ Smith, quedándose en unos pobres 11 puntos. Sin embargo, el buen partido de Luke Hancock y los rebotes de Montrezl Harrell fueron suficientes para doblegar a la Saint Louis de Jordair Jett y Dwayne Evans. Tennessee que, como ya contamos, viene de la ronda previa, se cargó a la gran sorpresa Mercer, verdugo de Duke, y la ganó por 20 puntos. Los 26 puntos de Josh Richardson, bien acompañados por el buen partido de Jarnell Stokes y Antonio Barton, dejó a los Bears de Mercer con las zarpas pulidas. Por último, los wolverines de Michigan no le dieron ninguna oportunidad a Texas. Caris LeVert, Nik Stauskas, Jordan Morgan y el hijo de Glenn Robison (ex jugador de Spurs, Sixers, Haws y Bucks y número uno del draft de 1994), Glenn Robinson III apagaron sin esfuerzo los 22 puntos de Isaiah Taylor para Texas. 

Con lo que... las semifinales de esta conferencia la jugaran Kentucky enfrentándose a Louisville, sin duda, uno de los encuentros más calientes que se pueden dar en este deporte a nivel universitario, ya que la rivalidad entre ambos es archiconocida, y la sorprendente Tennessee que intentará seguir la racha ante la Michigan del entrenador John Beilein, subcampeona el año pasado, y a quienes seguro que les encantaría volver a encontrarse con Pitino y sus Cardinals. 

En el otro lado del cuadro, por arriba, es decir, por la conferencia South, destacan dos sorpresas y, por contra, se dieron dos victorias esperadas. Las victorias con las que contaba todo el mundo fueron las del gran favorito Florida ante Pittsburgh, a la que dejó en 45 puntos, gracias al gran partido de Scottie Wilbekin con 21 puntos para los de Billy Donovan, y la de UCLA ante los lumberjacks de Stephen F. Austin, quienes habían sido una de las grandes sorpresas en la ronda anterior. Steve Alford cumple su primer año como entrenador de los Bruins devolviéndoles al Sweet Sixteen. Thomas Walkup y Desmond Haymon, anterior protagonista de nuestra entrada, cumplieron, pero no fueron suficiente para detener el buen partido de Jordan Adams, Norman Powell y Kyle Anderson. Por contra, las grandes sorpresas fueron las derrotas de Syracuse y Kansas, dos candidatos a la final four. Los Kansas Jayhawks de Andrew Wiggins, uno de los grandes candidatos al número uno del draft, se quedaron boquiabiertos ante la Stanford de Chasson Randle. Cuentan, porque yo no lo he visto, que después del partido de segunda ronda, un periodista le preguntó a Wiggins y Selden Jr por Randle, máximo anotador de Stanford, y se les escapó una risilla demasiado irónica. Pues les pesó. Wiggins decepcionó y se quedó en 4 puntos. Wayne Selden Jr, en 2. Randle solo hizo 13, pero entre él y sus compañeros Dwight Powell, Stefan Nastic y Anthony Brown sellaron una victoria que, además de sorpresa, parece una auténtica venganza. Y la Syracuse de Jim Boeheim se encontró con una Dayton que, tras eliminar a Ohio State, se han creído sus posibilidades y parecen determinados a seguir dando guerra. Los 19 puntos de Tyler Ennis para los Orange no fueron suficientes y Dyshawn Pierre lideró un esfuerzo coral que resultó muy efectivo para los Flyers de Dayton.

Por lo tanto, Florida y UCLA decidirán el representante de los favoritos, porque, en la otra eliminatoria de esta parte del cuadro, una de las dos sorpresas, Dayton y Stanford, prolongarán su sueño más allá del Sweet Sixteen. 

Finalmente, en el East, Virginia eliminó a Memphis con solvencia y Michigan State terminó con el sueño de Harvard. Por abajo, Iowa State sigue representando con orgullo al estado que lidera la producción de soja en los Estados Unidos (sí, conozco este dato) y, tras eliminar a los Tar Heels de North Carolina en un final apretado, se encontrarán con una Conneticut que no le dio ninguna posibilidad a los compañeros de conferencia de Creighton, Villanova. UConn, con un gran partido de Shabazz Napier, se deshizo con cierta facilidad de una Villanova donde el mejor fue Ryan Arcidiacono. Roy Williams consiguió que todos sus hombres rindieran y James McAdoo, Kennedy Meeks, J.P. Tokoto, Marcus Paige y Leslie McDonald mantuvieron a North Carolina cerca de la victoria. Sin embargo, el enorme partido de DeAndre Kane (24 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias), bien acompañados por el trabajo y los puntos de Melvin Ejim, Dustin Hogue, Monte Morris y Naz Long dejaron sin argumentos a los Tar Heels y clasificaron a los Cyclones de Iowa State. Tony Bennett ha puesto a los de Virginia a defender y, una vez más, se llevaron el gato al agua así, derrotando a una Memphis donde solo Austin Nichols pareció estar a la altura. Joe Harris volvió a ser el mejor hombre de una Virgina donde muchos aportaron y aportaron bien, incluídos los 8 puntos del jugador que, siguiendo mi caprichoso sentido del humor, se lleva el premio al nombre más curioso del campeonato: London Perrantes. Y, por último, Michigan State. Los Spartans de Tom Izzo se dejaron remontar por Harvard y estuvieron rozando la debacle, pero, al final, un triple de Travis Trice devolvió la ventaja y los Spartans, que nunca suelen fallar en esta competición, y volvieron a llegar al Sweet Sixteen. Wesley Saunders intentó mantener a los de la Ivy League, pero Branden Dawson, 26 puntos y 9 rebotes, estuvo excelso y, como muchos periodistas se han encargado de recordar, en este recorrido ha acertado Barack Obama, que le hace gracia a la gente porque Obama tiene a Harvard como alma máter, y, sin embargo, apostó por la derrota. 

Dicho todo esto, falta recordar que, en consecuencia, Virginia y Michigan State se jugaran el pase a la final de conferencia. En la otra semifinal, Conneticut y los ciclones de Iowa State tendrán la oportunidad de enfrentarse a uno de los otros dos candidatos. 

A pesar de que Creighton nos deja, y prácticamente todos los equipos a los que me vinculé sentimentalmente, continuaré con la crónica. Ya puestos, no nos vamos a rajar. Veremos si Florida cumple con los pronósticos, Rick Pitino saca la varita mágica, se cumple mi vaticinio con Kentucky o los Spartans de Michigan State repiten el título que consiguieron en el año 2000 de la mano de un Mateen Cleaves que, por cierto, se dedica ahora a buscar talentos musicales para su sello de hip-hop All Varsity Entertainment. 

Posdata: lo de siempre, foto buscada en google images aunque se remonta al catálogo de usatoday.com

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