viernes, 12 de septiembre de 2014

Miroslav Raduljica



Lo voy a hacer sin tomármelo en serio. Va una lista de las preguntas que te pueden venir a la cabeza cuando ves baloncesto:

- ¿Vincent Collett es capaz de sonreír?
- ¿Cómo come yogur James Harden?
- Miroslav Raduljica, ¿se fuma algo?, ¿por qué siempre se parte la caja?
- Soy solo yo, ¿o Vladimir Stimac se parece al malo de Regreso al futuro?
- ¿Nadie piensa que Boris Diaw está gordo?
- ¿Y Víctor Claver?
- ¿Cuándo vuelven los finlandeses, por favor?
- ¿Alguien recuerda un jugador de Corea?
- ¿Sabrá DeMarcus Cousins dónde está Alabama?
- ¿Cómo siguen poniendo el dichoso anuncio de Vodafone?
- ¿Quién es Darjus y quién es Kristof, y qué más da?
- ¿Quién es Goran y quién es Zoran y cómo molan poniendo nombres sus padres?
- ¿Se cree Sasha su personaje o es así?
- ¿Florent Pietrus es inmortal?

No, en serio, falta un partido. La gran final. Bueno, dos, que antes se jugarán la medalla de bronce. Ya casi ni recordamos la fase de grupos, aunque, por cierto, no sé si ya lo han hecho, pero como quien dice hasta ayer, ahí seguían, a la puerta del BEC, las carpas que sirvieron de cobijo para el jolgorio y los festines de las aficiones que se jugaron el pase en el grupo C. Hay algunos que no olvidarán a la afición finlandesa, pero el tiempo pasa rápido y ya casi se ha olvidado el batacazo de España contra Francia, o eso le gustaría a algunos. A falta de los dos partidos más importantes, para mí, esta competición quedará como la del regreso del mejor baloncesto balcánico y la del asomo de una nueva generación y el final de otra. Pero, yo, como siempre, soy alérgico a recuentos eficientes y formales, que, para eso, hay otras fuentes y firmas más fiables y reconocidas. Así que, a parte de las estúpidas preguntas que he escrito al principio, me limito a resumir el Mundial de 2014 con la elección de mis diez jugadores favoritos del Mundial. Pueden ser favoritos por muchas razones, pero lo son y son mi capricho y mi única responsabilidad. Más aún, cuando reconozco que no he visto todos los partidos, ni tan siquiera la mayoría, ni mayormente un número que podríamos considerar importante, así que, probablemente, haya que tener en cuenta esta variable a la hora de considerar mi selección, porque a algunos equipos no les he visto jugar y, por lo tanto, me quedaré sin saber si alguno de ellos podría haber estado en la lista. No están por orden, que bastante desorden tengo ya en la cabeza.

Marcus Vinicius "Marquinhos"

Parecía que sonaba a coña. Quizás era porque todos los focos apuntaban a los tres interiores que amasan dólares en la NBA, y porque, por fuera, Marcelinho Huertas y Leandrinho Barbosa eran los nombres subrayados. Pero, al final, han sido las tímidas explosiones de Raulzinho Neto y sobre todo la regularidad de Marquinhos, así, a secas, Marquinhos, los que han dado consistencia al equipo de Rubén Magnano. Parecía que oír Marquinhos y decir que jugaba en el Flamengo quedaba de coña, como si fuera un futbolista que se había equivocado de autobús. Pero Marcus Vinicius es un alero de 2'07 que a sus 30 años ha recorrido media liga de baloncesto en Brasil y tiene también experiencia en la Italia y la NBA, donde ha jugado para New Orlean Hornets y Memphis Grizzlies. No es manco y así lo ha demostrado en un Mundial donde ha sacado a relucir sus largas pienas y su refinada técnica de tiro. No era uno de los jugadores que llamaba la atención (recuerdo que hubo un momento de micro abierto mientras la retrasmisión se iba a pausa de anuncios cuando se oyó a uno de los comentaristas preguntarle a otro, ¿y éste donde jugaba?, y éste era Marquinhos) pero acabó por reclamarla solo para él.

Miroslav Raduljica

La carrera de este jugador es para llamar la atención. El año pasado debutó en la NBA y parecía uno de esos jóvenes europeos que llegan a los Estados Unidos sin haber hecho nada antes en Europa. Pero Raduljica es del 88, no es un niño, y se hacía las Américas tras haber jugado en Alemania, Serbia, Turquía y Ucrania. Vamos, lo dicho, que no era un niño y ya había hecho currículo. Salió de la reconocida cantera del FMP Zeleznik. Los turcos del Efes Pilsen confiaron en él, pero acabó cedido en el Alba Berlín, con los que estuvo apunto de ganar la liga alemana. Volvió a Serbia para jugar con el Partizan y después vivió una nueva cesión, pero esta vez al Azovmash Mariupol de Ucrania. El año pasado jugó 48 partidos con los Bucks con medias de 3'8 puntos y 2'3 partidos, pero llegando a ser titular en dos partidos. Fue traspasado a Los Ángeles Clippers junto a Carlos Delfino a cambio de Jared Dudley. Antes de que acabara agosto, los Clippers decidieron cortarlo. Es decir, está sin equipo. Sin embargo, su buen mundial (13'5 puntos y 4'8 rebotes) le van a ayudar a firmar un contrato jugoso casi con toda seguridad. Lo que más sorprende, sin embargo, de este tío es que siempre parece estar sonriendo, pero con una sonrisa como socarrona y pícara. Con esa barba que se ha dejado y todos los brazos tatuados, parece algo a medias entre Radisav Curcic y Kaspars Kambala (quien también se parece a Vladimir Stimac, por cierto), pero luego le miras y tiene pinta de estar relleno de algodón como un peluche. Ya esté en el banquillo, en el suelo porque se ha dado un costalazo, de espaldas metiendo una canasta de churro, regresando a la defensa o charlando con un árbitro, siempre parece que está cuidando que las hamburguesas no se quemen en la barbacoa. Creo, de verdad, que eso es algo bueno, aunque no sé muy bien por qué o cómo explicarlo. 

Anderson Varejao

Se fue del FC Barcelona a la NBA cuando aún no se había formado como jugador. Pero a fé que allí lo ha hecho. Su mejor comienzo de temporada se cortó por una inoportuna lesión, pero se ha labrado una fama de buen reboteador y afanado defensa. Además, ha pulido su tiro y no es torpe en los movimientos. Ya nadie niega su ascendente y, tras vivir en la mediocridad, el brasileño se prepara ahora para disfrutar de una temporada más excitante con el regreso de un LeBron James quien, por cierto, destacó a Varejao como una de las razones para volver a los Cavaliers. En el Mundial él ha sido el alma de Brasil más allá de su rendimiento o aportación. Su carácter se dejaba ver incluso cuando no estaba en la cancha. Juega con los ojos cerrados, sin pensar dos veces lo que hace, ansioso por agarrar el balón y quedárselo. A veces da gusto verle jugar, otras disgusta a cualquiera que quiera bajar el ritmo.

Nicolas Batum

El francés lo tiene todo para ser uno de los mejores jugadores del continente: tiro, velocidad, elasticidad, carácter, liderazgo, habilidad. Es uno de esos exteriores silenciosos y rápidos al estilo de Clyde Drexler, de los que recorren la cancha sin pisar el suelo. Su tiro en suspensión es de academia y gran parte del éxito francés en estos últimos años se debe a él. A parte de todo eso, me vuelve loco su apellido, sería un nombre perfecto para una nueva serie de televisión de PBS. 

Bogdan Bogdanovic

¿Ha nacido una nueva estrella? ¿Es él el nuevo líder que buscaban los serbios? Sasha Djordjevic parece estar convencido de ello. Al antiguo base del Barça y del Real Madrid le costó confiar en Nenad Krstic y aunque tiene una fe ciega en Nemanja Bjelica, necesitaba ese jugador explosivo, capaz de todo, que sigue siendo Milos Teodosic aunque ahora tenga el reposo de los años en la sangre. Bogdanovic ha dejado boquiabiertos a muchos con su tremenda temporada en el Partizan, especialmente en la serie final por el título de liga, donde Bogdanovic pudo con la rivalidad del Estrella Roja y con cualquier otro impedimento, porque se marcó medias de más de 30 puntos por partido. Eso le ha valido un contrato con el Fenerbahçe Ülker de Zeljko Obradovic, al que ya no le va a quedar ni una sola excusa para no ganarlo todo este año. Hoy mismo, cuando más apretaba Francia, más ha aparecido un Bogdanovic que hasta entonces ha permanecido un tanto escondido. Triples punteados y bandejas con la izquierda. Tampoco ha sido una actuación deslumbrante, pero llama la atención que no se esconda y que apechugue a sus 22 años. 

Pau Gasol

Me da igual cuanto mide, en la cancha parece dos veces más grande. Sus manos son enormes, sus brazos son larguísimos, su espalda se ha anchado. Él fue el único que mantuvo el nivel el fatídico día de Francia aunque encontró una resistencia inesperada en el bisoño e irregular, pero prometedor Rudy Gobert. Hasta entonces, su Mundial había sido de enmarcar. Rápido en los movimientos, generoso en el pase, rotundo en el rebote, fiable a media distancia y hasta en la línea de tres. Parecía estar en una forma inmejorable, parecido a sus primeros años en los Memphis Grizzlies aunque este Gasol ya no se parece en nada a aquel jugador que le ganaba el fondo a Kevin Garnett. Su temporada en Chicago promete. Parece que está liberado, suelto y convencido. Decía Collett ayer que creía que Gasol era el jugador más determinante del baloncesto europeo en los últimos años, más determinante que Tony Parker o Dirk Nowitzki. No fue tan determinante cuando se enfrentó a un Collett cuyo planteamiento dejó a Juan Antonio Orenga sin más argumentos, precisamente, que el de Sant Boi. Sin embargo, quedaría manco cualquier repaso al Mundial sin nombrarle a él. 

Goran Dragic

Entre él y su hermano han metido el 35% de los puntos de su equipo. Dragic dicen que es la apuesta de los Lakers para la próxima temporada (no ésta que empieza ahora, si no la siguiente, que en la NBA corren con prisa), lo cual es mucho decir, pero desliza la impresión, sobre todo después de la temporada pasada (20 puntos y casi seis asistencias con los Phoenix Suns), de que ya se ha ganado galones en la liga profesional americana. Hay momentos específicos en un partido que parece que nadie va a poder parar a este base zurdo que corre más rápido que ninguno. Su hermano suena para los Indiana Pacers aunque tiene contrato con Unicaja de Málaga. Si los dos se unen en la NBA, igual les toca correr a uno detrás del otro como Tom y Jerry lo hacían en el televisor.

Nenad Krstic

Cerró su carrera deportiva en la NBA con medias globales de más de 14 puntos y 7 rebotes por partido. Fue perdiendo peso en Moscú y ahora acaba de firmar por el Anadolu Efes de Dusan Ivkovic, donde tendrá la oportunidad de participar del proceso de formación de la nueva estrella croata Dario Saric. Mucho podrá enseñarle un tío que lleva mucho tiempo fajándose en la pintura en silencio y sin aspavientos. Se le ha ido cayendo el pelo, es más lento, y le cuesta más estirarse y hacer escorzos, pero el de Kraljevo sigue siendo un talento natural para meter la espalda o colocarse en la bombilla en el momento oportuno. Su temple y experiencia ha sido clave contra Brasil. Ha ido ganando minutos en este Mundial y perdiendo años. Años que no pasan en balde, pero sigue siendo un deleite ver cómo se zurra este tío en la zona.

Boris Diaw

Yo no sé si este tío es base, escolta, alero, ala-pivot o pivot. No sé si es un experto en tiros de tres o destaca por su juego en el poste. No sé si es bueno en el rebote en ataque o en defensa. No sé si subrayar su talento en ataque o su destajo en defensa. No sé. Tiene ya 32 años. Lleva ya 13 temporadas en la NBA. Sus mejores años en Charlotte Bobcats y alguno de los que jugó en Arizona parecían quedar atrás cuando firmaba por unos San Antonio Spurs donde se le esperaba una reducción en minutos y un rol menos importante. Pero también se las arregló para convencer a George Popovych y ha acabado saboreando el título y el anillo con 25 minutos por partido y 9 puntos en cada uno. Diaw dio una lección de determinación y serenidad contra España. Lideró el abordaje francés en el rebote y la clavó desde el perímetro siempre que fue necesario. Juega con cara de pocos amigos y se retira al banquillo como si acabara de levantarse a pillar otra cerveza en la nevera, pero el tío es un gatillo rápido y un cuchillo con el filo muy fino que se compagina con los pivots más altos de su equipo para reforzar una pintura de donde no les quitan ni con espátula. Hoy ha jugado en semifinales haciendo pareja interior con Florent Pietrus y aún así cerraban el rebote. 

Renaldas Seibutis

Porque el lituano dejó buen sabor de boca en Bilbao a pesar de todo. Era de esos jugadores que siempre parece que algún día darán más aunque acaban por irse sin darlo. Últimamente fue Fran Pilepic, antes fue Ivan Koljevic o puede que alguien hasta se acuerde de gente como Jeff Nordgaard o Russell Larson. Tenía temperamento y predisposición. Sabía dar los pasos entrando a canasta como nadie y aunque cargaba lento, si pillaba el ritmo, podía tener una muñeca eficaz. Era afanoso en defensa y tenía buena visión del juego. Sabía acompañar al base y ayudarlo y entrar al rebote largo. Acabó por irse y se salió en el Olin Edirne turco al que llevó a quedarse cerca del título en una de las mejores temporadas del modesto equipo turco, ganándose un contrato con el Lietuvos Rytas, su regreso a la selección y que su carrera volviera a repuntar. El año que viene volverá a Turquía, pero antes de eso ha ayudado a que la selección de Jonas Kazlauskas vuelva a luchar por las medallas. Sus 19 puntos ante Turquía, acompañado del sólido partido de Jonas Valanciunas, llevaron a su país a semifinales y ahora lucharán por el bronce contra los franceses. Seibutis es grande me digas lo que me digas. Y a mí, además, me cae de puta madre. Y así termino con un exabrupto de taberna de bar que es lo que mejor se me da. 

Más jugadores: Raúl Neto a veces, Thomas Heurtel porque parece que esta en el patio del colegio, Nemanja Bjelica que no le tiene miedo a Ioannis Borousis, Jonas Valanciunas aunque se agache, Kenneth Faried, salte o no salte, Rudy Gobert por lo que puede llegar a hacer, Milos Teodosic por no cambiar de peinado, Gustavo Ayón cuando se deja bigote, Giannis Antetokounmpo por hacer tan divertida cualquier conversación en la que alguien quiera mencionar al griego, Aron Baynes porque tiene cara de pillo, a Nikola Kalinic porque siempre parece que acaba de despertarse de la siesta, Gorgui Dieng y todos sus saltarines compañeros de selección, Petteri Koponen porque es el Kopón, Francisco García por tirarse hasta las zapatillas, Emir Preldzic por que no le tiembla y a su compatriota Omer Asik porque no se cansa, Andray Blatche por intentarlo y a Anthony Davis y James Harden por el vello facial y lo bien que juegan al baloncesto. 

¿Una porra para las medallas? Me gustaría que Sasha Djordjevic tuviera un subidón de ego que ni cuando jugaba en pantalón corto, pero me huelo a que va a ser que no. Eso sí, sabiendo que lo que yo apueste no va a ir a ningún lugar, apostaré por los serbios por llevar la contraria. Por la plata, apostaré por Francia porque creo que se lo merecen. Aunque, digamos que no soy bueno en esto y que, además, lo único que realmente deseo es que gane el mejor, se acabe ya, y empiecen las competiciones de clubes que es realmente lo que mola por este blog sin derecho de admisión. 

Posdata: la foto, como siempre, de una búsqueda por las imágenes de google. Aparentemente, pertenece a la web arlo.rs.

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