viernes, 20 de febrero de 2015

Eero Markkanen



El fútbol sigue su curso sin misericordia. Como te quedes dormido, te pierdes el capítulo y hasta los anuncios. En el grupo 2 de la Segunda B, andamos ya por la jornada número 26. La clasificación ha dado más vaivenes que curvas tiene el Alpe d'Huez. El Huesca parecía encontrar la solidez que siempre se le supuso, el Barakaldo comenzó la temporada acoquinando, el Real Unión de Irún sorprendió a propios y extraños y, finalmente, es el Real Madrid B de (pero no es de oficialmente) Zinedine Zidane el que lidera la tabla. Eso sí, la última jornada puso las cosas tan apiñadas que, a falta de doce jornadas, el final de Liga se presume interesantísimo. En solo una franja de dos puntos (de 43 a 41) se encuentran los seis primeros: Real Madrid B, Huesca y Real Unión con 43, Bilbao Athletic con 42 y Guadalajara y Barakaldo con 41. Getafe B y Toledo, con 39, se mantienen al acecho. Además, la vigesimosexta jornada se presenta con duelos directos que alterarán este orden nuevamente: el Guadalajara recibe al Huesca, el Real Unión al aspirante filial del Getafe y, sobre todo, el tozudo Barakaldo rinde visita al todopoderoso, también en equipos B, Real Madrid Castilla. 
Por casualidad, he visto los dos últimos partidos del filial madrileño. Con atención, seguí el empate contra el Bilbao Athletic en la Ciudad Deportiva. Se adelantaron los bilbaínos con un gol de delantero centro de Gorka Santamaría pero remontaron los de Zidane y también pudieron cerrar el partido. Sin embargo, los de José Ángel Ziganda jugaron sus bazas, que fueron las bandas, donde Iñigo Lekue y Aitor Seguín se lucieron, para aprovechar un balón centrado que remató, de nuevo, y de chilena, el delantero bilbaíno Gorka Santamaría. Un fin de semana después, y sin tanta atención, así como de fondo, vi el Amorebieta-Real Madrid B. En un Urritxe impracticable, los azulones se adelantaban con gol de Jon Orbegozo de penalty. Antes de que terminara la primera parte, Jorge Franco, alias Burgui, empataba para los madrileños y el resultado ya no se movería sobre el lodazal vizcaíno. No se movió porque no quiso el árbitro. Más allá de que fuera penalty o no lo fuera, la falta que reclamaron los jugadores del filial del Real Madrid, lo que si parecieron demostrar las cámaras es que el balón entró claramente en la portería en una jugada anterior en la que, si no me confundo, fue Raúl de Tomás el que bombeó un balón rechazado. 
Estos dos empates seguidos, que son tres, porque también empataron a cero en el derby madrileño ante el Trival Valderas, cortaron una racha de cuatro victorias consecutivas. El Real Madrid B no conoce la derrota desde el 29 de Noviembre. De hecho, solo ha perdido ese partido, contra el Real Unión en la Ciudad Deportiva, gracias a un gol del eterno Iñaki Goikoetxea, desde que una polémica victoria de los madrileños en Lasesarre en la primera vuelta, hiciera reaccionar a un equipo que había empezado la temporada con un bagaje de cinco derrotas y una victoria.
Los hombres dirigidos por Santiago Sánchez y Zinedine Zidane se encaramaron, poco a poco, a la primera posición y parece que va a ser difícil bajarles de ahí, aunque el Barakaldo de Axier Intxaurraga aspira a ello en la sobremesa de sábado. 
Por supuesto, la llegada del multimillonario adolescente Martin Odegaard le ha dado aún más visibilidad a un equipo que ya contaba con otros jugadores destacados, como el hijo del antiguo jugador de los jayhawks de Kansas Pekka Markkanen, en este caso, su hijo se llama Eero Markkanen, un delantero centro de 1'97 que, a sus 23 años, ya había sido internacional absoluto por su país, Finlandia; el cordobés Álvaro Medrán, quien ya ha debutado en Liga, Copa y Champions League, llegando a jugar en el Santiago Bernabeu y a marcar en la máxima categoría continental; el madrileño Raúl de Tomás, quien también ha vestido ya la camiseta del primer equipo; Cristian Benavente, hispano-peruano que optó por la nacionalidad de su madre y ya ha debutado con la selección absoluta de Perú; Abner Souza de Almeida, un prometedor brasileño al que ficharon del Coritiba; o el portero gerundense Rubén Yáñez. Un equipo que, sobre el papel, partía con ventaja sobre los demás y al que le ha costado demostrarlo. 
Los dos empates que yo vi por televisión me dejaron una grata impresión. El filial de Zidane parece un equipo compacto y seguro de sí mismo, uno de esos filiales que juega como si no lo fuera. Tiene fuerza en todas las líneas y los jugadores no demuestran esa candidez que, a veces, se espera de los jugadores de equipos B. A los ya mencionados, hay que añadir jugadores como Jorge Franco "Burgui", un jugador de ataque con talento y caracter, Marcos Llorente, que ejerce de faro en el mediocentro, el delantero colombiano del Real Madrid C, Juan José Narváez, Lucas Torró, el capitán del equipo, Sergio Aguza, el central José León, o los dos laterales, el madrileño Francisco Javier García-Noblejas y el uruguayo Guillermo Varela, probablemente, el jugador que más me sorprendió en esos dos partidos que vi por televisión, aseado, ordenado, bien colocado, seguro que hace también los deberes.El hijo del segundo entrenador, Enzo Zidane, por cierto, debutó en la victoria contra el Conquense.
Como ya he dicho, mi juicio se circunscribe a dos partidos en televisión y uno en directo en Lasesarre, con lo que no se puede calificar de fiable, ni tan siquiera de responsable, pero he intentado ser comedido y objetivo. Lo intentaré también para hablar del rival, un Barakaldo al que si hay algo que destacarle es su tozudez, por llamarlo de alguna manera. Se ha levantado de una derrota sonrojante ante el Conquense cuando era líder, a empates en el último momento en casa, a decepciones fuera de ésta, a partidos que manejaba con soltura y se le escapaban de las manos; se ha alejado de los primeros puestos hasta salir de los cuatro primeros; se levantó la veda para los comentarios gratuitos amparados en la libertad de expresión pero que, sin embargo, lastiman otros derechos y obligaciones igual de universales... Igual me he puesto muy trágico, pero lo cierto es que la temporada no está siendo tan plácida como se aventuraba al principio. Los aficionados albergan dudas que, en parte, creo que se sustentan porque el equipo da la sensación de poder ofrecer más, ya que los jugadores aparentan tener calidad para subir un nivel su juego y, en ocasiones, demuestran una robustez que se resquebraja poco después. Por supuesto, todo la anteriormente expuesto es mi ridícula y humilde opinión. El caso es que el equipo ha encadenado dos victorias consecutivas, ha incorporado a un nuevo delantero centro, Mario Barco, que ya se ha estrenado, y ha vuelto a colocarse a solo dos puntos del liderato. Una victoria en la Ciudad Deportiva le volvería a situar en lo más alto y los gualdinegros recuperarían las aspiraciones a las que presentaron candidatura al principio del curso. 
Para todo eso, habrá que esperar. Poco, porque será mañana a las cuatro de la tarde. El resto de la jornada se completará el fin de semana y aún así quedarán doce jornadas llenas de emoción para dilucidar qué cuatro equipos compiten por el sueño de subir a la segunda división. Por la cola, la cosa tampoco está clara. Trival Valderas y Conquense están a ocho puntos de la salvación y a cuatro el filial del Rayo Vallecano, pero el último puesto de descenso lo ocupa un Las Palmas B que el año pasado miraba la clasificación de otra manera. Los canarios, eso sí, están a un solo punto de empatar con su inmediato rival, y una victoria, acompañada de las derrotas de sus compañeros de grupo, podría auparle hasta la 12º posición, ya que seis equipos se encuentran en una diferencia de dos puntos. 
En el resto de los grupos de la segunda B, encontramos distintas situaciones. En el grupo 1, el Oviedo de Sergio Egea parece haber cogido carrerilla gracias a los goles del ex Recreativo Miguel Linares, quien ya lleva nada más y nada menos que 23. Los ovetenses tienen 57 puntos y le sacan seis al segundo, el Real Murcia. Rácing de Ferrol y el UD Logroñés de Carlos Pouso igualan a 45 puntos en las otras dos plazas y tienen un colchón de cuatro puntos de distancia con el siguiente aspirante. Por debajo, el Marino de Luanco parece estar defenestrado y difícil lo tiene el Lealtad, pero Spórting B y Tropezón aún lucharán por salir del pozo. En el grupo 3, la Gimnastic de Vicente Moreno también parece coger distancia. Sus 49 puntos, les alejan un poco de los 45 y 43 que tienen el Lleida de Imanol Idiakez y el Huracán de Toni Seligrat. El último puesto, un poco descolgado, lo ocupa el Badalona con 39 puntos, pero siente en la nuca el aliento del Hércules con 38, el Reus con los mismos o el L'Hospitalet con 37. En este grupo, las cosas están muy apretadas por mitad de la tabla y dos victorias te colocan mirando arriba o abajo. En descenso, Sant Andreu, Eldense, Cornellá, Zaragoza B y Elche Ilicitano parecen los más claros contendientes a la lucha por evitarlo. Finalmente, en el grupo 4, el Cádiz también coge ventaja. Con 52 puntos, ya le saca cinco a su inmediato perseguidor, el UCAM Murcia que con 47 se mantiene al rebufo. Precisamente los dos se enfrentaron en la última jornada y se llevó el triunfo el Cádiz de Claudio Barragán. Por cierto, en ambos equipos juegan viejos conocidos de la afición barakaldesa (Jon Ander Garrido en el Cádiz y Fran Pérez en el UCAM Murcia) y porteros con pasado rojiblanco (Oinatz Aulestia en Cádiz y Miguel Escalona en el UCAM Murcia). La Balompédica Linense del goleador Isaac Chico "Copi" y el Granada B que entrena Joseba Aguado son los perseguidores, pero hay muchos candidatos que estarían a una solo victoria de alcanzar al filial granaíno: Almería B, Melilla, Real Betis B, Real Jaén o Villanovense. El descenso también está muy abierto porque siete equipos se encuentran entre los 25 y los 28 puntos. De menos a más: Arroyo, La Roda, Cartagena, Hoya Lorca, Sevilla Atlético, Córdoba B y Lucena. 
Vamos, que se presenta un fin de semana apasionante de fútbol en la categoría de bronce y que aún hay emoción a raudales de aquí a que se decidan, finalmente, los grupos de ascenso y las plazas de descenso. A menudo, esta categoría pasa desapercibida para aquellos que no pagan carné o se acercan a los estadios, pero los ochenta equipos que la componen mueven centenares y miles de simpatizantes que viven este fútbol con más ímpetu y sentimiento que el que vende camisetas, acapara premios y publicita cuchillas de afeitar. No está mal, de vez en cuando, mentarlo en este blog.  

Foto: tomada de la página oficial del Barakaldo Club de Fútbol a través del buscador de imágenes del google.

jueves, 19 de febrero de 2015

Tyler Ennis



Podemos empezar con una introducción sesuda sobre el equilibrio entre sentimiento y negocio cuando hablamos de deporte profesional. Podemos, pero no lo haremos. Vayamos a lo superficial e inmediato: el cierre del mercado NBA y la locura que se ha desatado en unas pocas horas. Pongámoslo en fila india y con retruécano:

Regresos inesperados y sorprendentes: ocho años después, Kevin Garnett vuelve al frío de Minnesota. Al mismo tiempo, Tayshaun Prince regresa a unos Detroit Pistons que no se parecen en nada a los que él conoció. 

Extranjeros haciendo turismo: a sus casi 38 años, a Pablo Prigioni le mandan de viaje. Deja atrás New York y se va a una ciudad tan dispar como Houston. A cambio, los de la costa este reciben a un ruso, Alexey Shved, que va a conocer su cuarta ciudad en tres años: Minneapolis, Philadelphia, Houston y ahora New York. Sinceramente, estos dos traspasos me suenan a regreso al viejo continente cuando llegue el verano. Más, los Celtics de Brad Stevens se europeizan con la llegada de un italiano, Luigi Datome, y un sueco, Jonas Jerebko, que cambian Detroit por Boston. También se va de viaje Enes Kanter, el prometedor turco que deja atrás Salt Lake City para conocer Oklahoma. Por último, dos hermanos, los eslovenos Goran y Zoran Dragic, dejan Arizona y los Phoenix Suns para marchar a Miami, en uno de los traspasos más sonados. 

Equipos que mutan a mitad de temporada: traspasan a su segundo mejor anotador, Goran Dragic, a su hermano, a Tyler Ennis, a Miles Plumlee, a Isaiah Thomas. Reciben a Brandon Knight, Marcus Thornton, Danny Granger, Justin Hamilton y John Salmons. Jeff Hornacek tiene un equipo nuevo y apenas han cubierto la mitad de la temporada. Menos mal que llevaban balance positivo y ocupan puesto de playoff en el Oeste. 

Entrenadores y jugadores: George Karl recupera a un Andre Miller al que ya le dio la batuta de sus Denver Nuggets y ahora le ofrece la de los Kings a sus 38 años. 

Españoles por el mundo: Víctor Claver abandona el infierno de Portland y buscará más oportunidades en el paraíso de Denver, con unos Nuggets en los que Brian Shaw sigue intentando reformar el equipo a impulsos que, a veces, parecen desesperados. 

Jugadores de peso y no por la báscula: Michael Carter-Williams, JaVale McGee, Arron Afflalo, Thaddeus Young, Reggie Jackson... y los ya mencionados Danny Granger, Goran Dragic, Brandon Knight o Kevin Garnett. Nombres importantes, cromos que de estar repetidos se pueden cambiar bien caros. Todos ellos han sorprendido, aunque hubiera rumores, convirtiéndose en protagonistas de un mercado en el filo.

En resumen, equipos recomponiendo su banquillo, reforzando su defensa, cambiando la dirección. Algunos mirando hacia el futuro, traspasando contratos con cláusulas que podían reconvertir a los jugadores en problemas financieros. Traspasos que, a menudo, incluyen jugadores que aún no lo son, prospecciones a ciegas, pisos sobre plano. La NBA.

Podemos terminar con un epílogo reflexivo, reiterando lo que ya dijimos en la sesuda introducción que nunca hicimos. Pero no lo haremos. Nos quedaremos en esto, en ir contando lo que hemos ido leyendo, aunque no sepamos muy bien por qué o para qué. 

El titular para Tyler Ennis porque el canadiense ya fue una estrella de la NCAA con Syracuse y ahora tiene a su hermano Dylan intentándose abrir hueco en Villanova. Por nada más.

domingo, 15 de febrero de 2015

Fabian Cancellara



No es la primera vez que hablo de él y estoy convencido de que no será la última. Creo, además, que ya ha encabezado su entrada, puede que hasta más de una. Ya dije hace un tiempo que abandonaba mi empeño por no repetir protagonistas (sigo haciéndolo, pero, si no puede ser, o no me conviene, pues no puede ser o no conviene, tampoco voy a ser intransigente con nimiedades de este palo). Hace un par de semanas, creo, leía varias entrevistas al de Wohlen bei Bern, porque lo que decía servía para escribir titulares incómodos. No es que Cancellara comenzara una polémica, descubriera ningún secreto, estableciera una nueva máxima del ciclismo o se soltara una de esas declaraciones altisonantes que tan bien se suelen utilizar en el mundo del deporte. No, simplemente, el varias veces campeón del Mundo hablaba, no sé si por primera vez, pero abiertamente, de retirada. Incluso hablaba de fechas: 2016. 
Cancellara siempre ha sido un tío sincero, cabal y abierto, o, al menos, ésa es la impresión que da. Tanto en la bicicleta como en posición completamente vertical. Por supuesto, yo hablo desde la perspectiva del telespectador y aficionado que intenta sacar conclusiones con pequeños detalles y juicios atrevidos, ni he sido compañero de trabajo del interfecto, ni empleado ni empleador, ni amigo ni conocido ni alguien que se cruzó con él en la calle. Me lo crucé una vez en la Vuelta al País Vasco, y entendí por qué le apodaban Espartaco, pero poco más. 
El caso es que me sumo al largo número de aficionados y aficionadas que se declaran, hasta por inercia o por declaración de principios, seguidor de la carrera del suizo. Sus demostraciones de fuerza en el llano, sus exhibiciones de talento en el adoquín, sus ataques en los últimos kilómetros, su figura inamovible sobre la bicicleta, su trabajo de gregario, su fuerza en la lucha contra el reloj... No voy a ser yo quien descubra su talento, cuando, en realidad, con 33 años, apunto de cumplir en un mes los 34, no hace falta descubrirle porque su currículo ya lo dice todo:

Por descontado, Cancellara comenzó despuntando como un reputado especialista en la lucha contra el reloj. En su país, sigue siéndolo: nueve veces campeón de Suiza contra el reloj (dos más, en ruta). Fue cuatro veces campeón del Mundo de la especialidad, en Salzburgo, Sttutgart, Mendrisio y Melbourne; años 2006, 2007, 2009 y 2010. A esos títulos, les sumó un oro olímpico, el que consiguió en Pekín 2008, y al que añadió una plata en ruta, ya que llegó justo por detrás del asturiano Samu Sánchez. Desde su último título de campeón del Mundo, en 2010, ha sido bronce en Copenhague un año después y Florencia en 2013. Tony Martin y Bradley Wiggins le han cogido el relevo y él ha diversificado sus capacidades.
En grandes vueltas, su mejor puesto es el 65º, conseguido en el Tour de Francia. Es decir, como cabía esperar de un especialista en el llano, la velocidad y la pedalada larga, el suizo nunca ha sido un corredor de tres semanas. De hecho, ha corrido 17 grandes vueltas y ha abandonado en 10 ocasiones. Especialmente mal se le da la Vuelta a España, donde ha participado en seis ocasiones y se ha retirado en todas, aunque es necesario puntualizar que, a menudo, por no decir siempre, esos abandonos estaban planificados. En cualquier caso, sí ha rendido en estas pruebas, aunque no fuera en la general. Al fin y al cabo, ha vestido el amarillo, se convirtió en un devorador de prólogos y, en su palmarés, relucen ocho etapas del Tour de Francia y 3 de la Vuelta a España.
En vueltas de una semana, su rendimiento ha sido, en ocasiones, más satisfactorio. De hecho, ha ganado la prestigiosa Tirreno-Adriático y se llevó la Vuelta a Dinamarca en otra oportunidad. Su mayor éxito en estas lides, por descontado, es su victoria en la Vuelta a Suiza de 2009. La competición de casa es siempre una prueba dura que, entre otros, han ganado grandes campeones como Gino Bartali, Eddy Merckx, Sean Kelly, Andrew Hampsten, Alex Zulle o el triple ganador en estos tres últimos años, Rui Costa. Cancellara ganó la de 2009 gracias a que aquel año la montaña no fue definitoria y superó en las dos contrarrelojes a un esforzado Tony Martin que acabó segundo. 
De todas formas, y a pesar de dominar la especialidad durante unos cuantos años, no ha sido en la contrarreloj donde el suizo ha dejado las mejores imágenes para el archivo ciclístico. Ha sido en las clásicas, en el adoquín y el barro, donde su legado ha quedado más sólidamente inscrito. Y eso que su primera experiencia, no fue nada deslumbrante. Poco a poco, eso sí, el de Berna ha ido creándose un nicho en la lucha por estas pruebas que siempre suelen ser cosa de aguerridos ciclistas que saben bien cómo prepar estrategias y superar emboscadas de todo tipo. En la segunda decena del siglo XXI, su lucha con Tom Boonen en pruebas como el Tour de Flandes o París-Roubaix se ha convertido en un monumento más de este deporte, y eso que sus enfrentamientos directos no han sido tan habituales. El Tour de Flandes es casi una fiesta nacional en el norte de Bélgica y la París-Roubaix disfruta de esa mitología que engrandece cualquier prueba atlética. En ambos escenarios, es donde se ha dado esa rivalidad. Cancellara ha ganado el Tour de Flandes en tres ocasiones, Tom Boonen fue segundo en su primera victoria y séptimo en la tercera. Por el contrario, Boonen también guarda el mismo número de victorias en la prueba belga, y Cancellara fue 6º en su segunda victoria. Cancellara ha hecho doblete Flandes-Roubaix en dos ocasiones, en 2010 y en 2013. Ha ganado en una ocasión más esta prueba histórica. Tom Boonen le supera ya que ha conseguido vencer en cuatro ediciones distintas. En la primera victoria de Boonen, Cancellara fue octavo y cuando el belga consiguió su segundo triunfo, segundo fue precisamente el puesto del suizo. Los puestos se tornaron cuando Cancellara ganó su primera París-Roubaix y Boonen hizo segundo. En su segunda celebración, Boonen haría quinto. Para muchos, estos enfrentamientos no serán muchos, para otros, más que suficientes para establecer una rivalidad que no hace más que engrandecer a este deporte. 
Más allá de estas dos pruebas, Cancellara acumula puestos de honor en muchas pruebas de esas que llamamos clásicas, pero también alguna victoria significativa, como su triple triunfo en el Gran Premio E3 Harelbeke, la conquista de la Strade Bianche o su victoria de 2008 en otra de esas pruebas que jalonan la historia del ciclismo: la Milán-San Remo. Ganó en solitario, adelantándose al pelotón, algo que no es muy común en la línea de meta de San Remo. Años más tarde, ha estado apunto de repetir victoria. En 2012, se la quitó el australiano Simon Gerrans, experto en agazaparse, levantar los brazos y después repartir gloria en sus declaraciones. En esta ocasión, el de las antípodas también reconoció que él no era el más fuerte. Un año después, quién batió al suizo fue el alemán Gerald Ciolek, quien le venció en una de las ediciones más duras de la prueba italiana.

Cancellara debutó en el ciclismo profesional con aquel colorido Mapei de Giorgio Squinzi y Patrick Lefevere. Squinzi le subió muy rápido porque, según he leído, estaba preocupado por las tentaciones que el dóping levantaba entre los amateurs y le quería limpio. De hecho, Squinzi se rindió a lo que veía crecer en el ciclismo profesional y finiquitó su proyecto. Cancellara pasó entonces a formar parte del Fassa Bortolo de Giancarlo Ferretti. Lo ficharon, en principio, para lanzar a Alessandro Petacchi. En esos años, entre otras victorias, se llevó el prólogo de la Vuelta a Suiza por delante de Óscar Pereiro y Bradley McGee, quién después sería su director técnico en el CSC-Saxo Bank, a donde llegó del Fassa Bortolo, después de aquellas estrambóticas y fracasadas negociaciones entre Giancarlo Ferretti y Sony Ericsson. En este equipo y sus futuras mutaciones, pero al abrigo de Bjarne Riis, consiguió el suizo sus mejores éxitos, destapándose también como gregario de lujo (ayudando a los Schleck y a Carlos Sastre). Tras el desencuentro entre Bjarne Riis y Kim Andersen, Cancellara tomó partido por este último y firmó con lo que, poco a poco, fue y ahora es el Leopard/Radioshack/Trek. 

Esta temporada comienza una nueva, muchas ya, como él mismo reconocía en esa entrevista, y muchos expertos apuntan a que puede ser otra temporada cargada de éxitos. En un equipo cosmopolita, y ya sin Andy Schleck, el suizo parece más libre, aunque bien arropado, para enfrentarse a sus habituales retos de cada año. Además, su experiencia y conocimiento pueden ser el mejor aprendizaje para corredores como Jasper Stuyven, los hermanos Boy y Danny Van Poppel, el luxemburgués Bob Jungels, el australiano Calvin Watson o el italiano Eugenio Alafaci, que, a buen seguro, aspirarán a acercarse al palmarés del de Berna.
Hace unos cinco años, Davide Cassani, por entonces comentarista de la televisión italiana, acusó a Cancellara de montar una bicicleta que se ayudaba de un motor Gruber Assist. La acusación tuvo eco en toda la prensa y un impertérrito Fabian Cancellara se limitó a declarar en Het Nieuwsblad que estaba sin palabras porque aquello le parecía una estupidez:  "It's so stupid I'm speechless".

Prácticamente, abríamos esta entrada diciendo que Cancellara daba la impresión de ser un tío franco y directo, para después relatar sus hazañas deportivas. Ambos aspectos podrían verse resumido en una frase que el contrarrelojista suizo hizo hace unos años ya:

“It is exactly the unattainability, which differentiates a dream from a goal: Goals are reachable, when you fight for them. Dreams are not. Athletes shouldn't dream, but set goals for themselves and fight for them.”

Es decir:

"Es precisamente la condición de inalcanzable lo que diferencia un sueño de una meta: las metas se pueden lograr cuando luchas por conseguirlo. Los sueños, no. Los atletas deberían dejar de soñar y concentrarse en ponerse metas por las que luchar."

Cancellara hablaba de 2016. Decía que llevaba muchos años dando pedaladas, que se acercaba el final. Lo matizaba y no decía nada con contundencia. Se limitaba a señalar que "cuánto más mayor, más difícil se hace todo" y que no se veía repitiendo lo que hacían Jens Voigt o Chris Horner. Eso sí, en esa misma entrevista, el suizo dejaba claro que puede que no sueñe pero retos no le faltarán cuando se retire. No daba detalles, pero tampoco rechazaba la posibilidad de aspirar a dirigir la UCI en un futuro. De todas formas, aún le quedan retos por los que luchar en los próximos meses y cuando finalmente su retirada sea un hecho, ya tendremos tiempo de volver a usar su nombre para titular una entrada. Hasta entonces, a seguir disfrutando de Espartaco y de los tacos que monta en el pelotón cada vez que arranca. 


viernes, 13 de febrero de 2015

Jerry Tarkanian



En una sola semana, nos han dejado dos de esos entrenadores de baloncesto que pasaron a ser venerables leyendas, nombres en tinta negra sobre el papel de la memoria. Se fue primero Dean Smith, y pocos días después, Jerry Tarkanian.
El primero, con un nombre corriente, de transeúnte anónimo que paga sus impuestos y pasa desapercibido, consiguió labrarse un nombre y un aura de mito que, en realidad, le vino devenido por el éxito de otros. El segundo, apodado el Tiburón, parecía el protagonista de alguna serie de policías de la vieja televisión por cable americana, con ese apellido de origen armenio y ese apodo de eco fiero. Ambos han fallecido en un intervalo de tiempo muy corto y los dos consiguieron hace años incorporarse al elenco de magistrales del baloncesto universitario.
Smith murió cuando apenas le faltaba veinte días para cumplir los 84 años. Tarkanian los tenía, los había cumplido el verano pasado. El primero nació en Emporia, Kansas, una pequeña población de veinte mil habitantes entre Topeka y Wichita, el tipo de localidad en la que el deporte es una de las ocupaciones de ocio comunitario más asequible y popular. En ocasiones, la única. Tarkanian, por el contrario, nació mucho más al norte, junto al lago Erie, en el suburbio de Euclid, a un paso de Cleveland.
Los dos coinciden en haber disfrutado de una vida deportiva muy corta. Quiero decir, vestidos de corto, como atletas o deportistas. Ambos completaron sus cuatro años de período universitario, pero no llegaron a firmar ningún contrato profesional. Smith cumplió su periplo en una de las universidades del estado donde lo concibieron: Kansas. Con los jayhawks que ahora entrena Bill Self, jugó de 1949 a 1953 y coincidió con Clyde Lovelette, jugador de los Celtics de Boston y los Minneapolis Lakers, entre otros, quien se convirtió en el primer jugador en ser campeón de la NCAA, de la NBA y medalla de oro en las Olimpiadas. Lovelette, a quien Wilt Chamberlain sacudió en medio de un partido, fue el mejor jugador de un campeonato en el que la Kansas donde jugaba Smith, reserva de Dean Kelley, otro de los mejores jugadores de aquella edición, venció en la final a St John's y se proclamó campeón nacional. Smith no era un jugador determinante en aquel equipo que entrenaba el histórico Forrest "Phog" Allen, a la sazón, díscipulo del inventor del juego, el mismísimo James Naismith, y, para muchos, el inventor del entrenamiento específico. Terminada su carrera, Dean Smith no seguiría la misma con un contrato profesional, como ya hemos dicho. Lo mismo le sucedió a Tarkanian, quien jugó sus primeros partidos para Pasadena Community College ("a place for fun, a place for knowledge" como le dice Leonard a Penny en The Big Bang Theory) para después terminar sus dos últimos años en los bulldogs de Fresno State, equipo al que también entrenaría.
Ya en los banquillos, ambos vuelven a coincidir en una carrera definida por unos primeros años de aprendizaje que, o bien les llevó a trabajar como ayudantes (Smith), o con otras edades o en otras categorías (Tarkanian). Finalmente, en los años sesenta, los dos conseguían un puesto de trabajo como entrenador principal en las mismas universidades con las que se harían históricos en el baloncesto universitario. Para Smith fue en North Carolina, para Tarkanian en Nevada.
Por supuesto, hablamos de los veinte años seguidos que estuvo Jerry Tarkanian al cargo de la dirección técnica de la Universidad de Nevada Las Vegas (UNVL) y las treinta y siete que duró Dean Smith en la Universidad de North Carolina. Para Smith, ése fue su único equipo en la NCAA. Eso sí, fue también seleccionador absoluto de los Estados Unidos en el año 1976. Aquel año, llevó al equipo nacional a la final de las Olimpiadas de Montreal; ganándola, además. Era la selección de los Walter Davis, Phil Ford, Adrian Dantley o el general manager de los actuales Lakers Mitch Kuptchak, y ganaron a la Yugoslavia de Kresimir Cosic, Mirza Delibasic, Drazen Dalipagic o Dragan Kicanovic.
Por contra, Tarkanian tuvo un currículo algo más largo antes de ser entrenador de UNLV. Además, también abandonó Las Vegas para intentar (y fracasar) el sueño americano. Aceptó la propuesta de los San Antonio Spurs para entrenar en la NBA, pero no salió bien. Al quedarse en el paro tras su renuncia al banquillo de los Spurs, aceptó la oferta de su antigua universidad, Fresno State. Ése fue el último equipo en el que jugó y el último al que entrenaría.
Su año en los Spurs fue una auténtica decepción. Apenas aguantó 20 partidos y lo dejó con un récord de 9 victorias y 11 derrotas. Le substituyó Rex Hughes y, después, un John Lucas que consiguió un bagaje de 39 victorias y 22 derrotas y metió al equipo en unos playoffs donde caerían contra Phoenix Suns en las semifinales de la conferencia Oeste. Se escribió durante aquellos meses que Tarkanian tuvo problemas de corazón por la presión durante esta breve pero intensa experiencia (decían que algunos jugadores se rebelaron contra él, especialmente Dale Ellis) y se enfrentó con la directiva tras el traspaso de Rod Strickland a los Portland Trail Blazers. Su insistencia en que el equipo adquiriera un base de calibre le llevó a terminar su carrera en la NBA antes de dirigir el vigesimoprimer encuentro, uno ante los Mavericks, convirtiéndose en el noveno entrenador que más rápido termina su experiencia laboral en la historia de todas las temporadas que ha conocido la NBA. Curiosamente, por delante de él, está Jack McKinney, quien apenas cubrió nueve partidos de su periodo en Los Ángeles Lakers, debido a un accidente de bicicleta. Esto ocurría en 1979, y lo menciono porque McKinney fue elegido como entrenador de los Lakers justo después de que fracasaran las negociaciones para el fichaje de Jerry Tarkanian como entrenador del equipo angelino. Unas negociaciones que se truncaron por el asesinato de Vic Weiss, representante de Tarkanian, quien tenía muy avanzadas las negociaciones con Jerry Buss hasta que la policía se lo encontró maniatado y con dos tiros en la cabeza en el maletero de su Rolls Royce. 
Tarkanian pasará a la historia por el reconocimiento deportivo que merece su legado como entrenador de UNLV en todos esos años. Compañeros de trabajo han insistido desde siempre en la herencia que ha dejado, sobre todo, por el trabajo en defensa y la presión al hombre. Sus equipos eran equipos duros y correosos, belicosos y físicos, que defendían al límite y buscaban la velocidad y el primer tiro que tenían. Con ese compromiso y rabia, Tarkanian consiguió que UNLV pasara de ser una universidad menor a un acontecimiento nacional. Se encargaba de reclutar a jóvenes que cumplían con los requisitos de actitud necesarios para acoplarse a su espíritu de juego, a menudo, jóvenes crecidos en la ciudad y con problemas de comportamiento. Por ejemplo, un Anderson Hunt al que se le nombró MVP de la temporada de 1990, el año del único título nacional de Jerry Tarkanian, cuando derrotaron en la final a Duke y Hunt tocó la gloria con los dedos. La marihuana, los jacuzzis... Hunt acabó jugando en Turquía, Polonia y Francia, pero nunca tirunfó en la NBA, como se podía esperar. Sí lo hicieron muchos otros jugadores que pasaron por las manos del de Euclid: Larry Johnson (primer y único, si no me equivoco, número uno del draft que pasó por sus manos), Armen Gilliam, Stacey Augmon, Gerald Paddio, Greg Anthony, Anthony Jones... Su hijo, Danny Tarkanian, fue el base titular de inicios de los ochenta; recibió elogios y fue drafteado por los San Antonio Spurs, pero dejó el baloncesto para dedicarse a los negocios y a la política, donde sigue intentando hacer carrera en el Partido Republicano.
Finalmente, en 2013, Tarkanian fue incluido en el Hall of Fame y se corrigió una larga deuda histórica, según sus propios colegas. Una deuda que, probablemente, encuentre explicación en la otra razón por la que se recordará a Tarkanian. El entrenador de origen armenio mantuvo siempre una relación tensa con la NCAA. Sus desencuentros llegaron a los juzgados y podrían ser objeto de una tesis doctoral. Sin embargo, no deberían ensombrecer sus logros con los Runnin' Rebels
Por su parte, Dean Smith, con un aspecto más venerable y sosegado, mantuvo su cátedra en North Carolina durante tantos años que su nombre ha acabado por convirtirse en sinónimo de baloncesto. Walter Davis, Brad Daugherty, Rick Fox, George Karl, Mitch Kuptchak, Ademola Okulaja, Vince Carter, Antwan Jamison, Bob McAdoo, Sam Perkins, J.R. Reid, Kenny Smith, Jerry Stackhouse, Rasheed Wallace, James Worthy... y, por supuesto, Michael Jordan, todos ellos pasaron por las manos del kanseño. El futuro 23 de los Chicago Bulls fue, sin duda, el que aupó el nombre de Dean Smith a la gloria, pero su mérito ya había superado los elogios recibidos por ser el entrenador iniciático de uno de los mejores jugadores de la historia. Al fin y al cabo, en esas más de treinta temporadas como primer entrenador, Smith amasó un palmarés con trece victorias en su conferencia, once de la región y dos títulos nacionales (1982 y 1993) en las once final fours que llegó a jugar. El primer título, el del 82, se lo quitaron a los hoyas de Georgetown que lideraban Eric "Sleepy" Floyd y Patrick Ewing. James Worthy pudo con ellos, entre otras cosas, porque estaba acompañado de Sam Perkins y un jovencísimo Michael Jordan. Jordan, precisamente, se jugó el tiro final. Fue uno de los primeros tiros decisivos de su larga carrera. Con él ganaron la final y, según la mayoría de los expertos, se puede apuntar este momento como uno trascendental, un clímax en su carrera de formación que descubrió el futuro del que acabaría por convertirse en uno de los mejores jugadores de la Liga, como ya hemos dicho. Eso sí, es obligatorio recalcar que Dean Smith recibió su merecido reconocimiento porque él fue el verdadero responsable de que aquel último tiro lo lanzara Michael Jordan y no los más veteranos y previsibles James Worthy o Sam Perkins. Aquella audaz decisión fue debidamente comentada. Más o menos, es lo mismo que el entrenador Norman Dale quería hacer en Hoosiers con Buddy Walker y Jimmy Chitwood, pero no a él no le dejaron. Además, eso era una película. 
El segundo título, el de 1993, fue responsabilidad de Don Williams, un escolta que haría carrera en Europa jugando en Grecia, Austria, Francia, Alemania, Israel o Chipre, además de convertirse en miembro de los Harlem Globetrotters. Williams tuvo como compañeros al alemán Henrik Rödl, al italoamericano Dante Calabria, a Derrick Phelps, quien haría carrera en Alemania y se reuniría, de nuevo, con Rödl en Berlín, al exterior de los Lakers George Lynch, o al pivot de Indiana Eric Montross. Ganaron en la final a la Michigan de Chris Webber, pero los wolverines fueron sancionados después porque, aparentemente, el futuro número uno del draft recibió dinero de corredores de apuestas ilegales. Webber, por cierto, fue el protagonista curioso de aquella final al cobrarse una falta técnica por solicitar, en los últimos segundos, un tiempo muerto cuando su equipo ya los había consumido. 
Smith siempre aparece unido al nombre de Michael Jordan, pero su magisterio incluye nociones que hoy en día nos parece que nacieron con el baloncesto. Él fue el creador en la NCAA del día del senior, despidiendo la temporada en casa poniendo en liza a los jugadores que terminan su carrera universitaria; él se empeñaba en que un jugador que anotara apuntara al pasador para reconocerle el mérito. Hay más. El pase era una obsesión en el juego de sus equipos, y quizás por ello los porcentajes de acierto en tiros de campo de sus equipos eran muy altos. Su defensa y rapidez se parecían a la de Tarkanian, pero la innovación técnica de Smith buscaba todos los valores del tiempo, y, de hecho, él fue quien desarrolló hasta el máximo la técnica de las cuatro esquinas, con un movimiento severo y eficaz del balón para consumir el tiempo. Sin embargo, muchos recordarán a Smith por su trabajo a la hora de formar jugadores (y futuros entrenadores: Larry Brown, Doug Moe, Billy Cunningham, Buzz Peterson, George Karl... o el actual entrenador de los Tar Heel Roy Williams) y por su empeño en cultivar el concepto de pertenencia, la familia de North Carolina. 

Diagnosticado con demencia hace unos años, yo desconozco cuál fue la causa del fallecimiento de Dean Smith. Sí he leído que una infección del tracto respiratorio acabó con la de Jerry Tarkanian. En cualquier caso, y ambos casos, sus logros, largos, numerosos y complejos, como hemos intentado demostrar en esta entrada, siembran de luz todos los años de esas vidas que los dos dedicaron al deporte.
En este año en el que Mike Krzyzewski llegó a las mil victorias con una última de Duke sobre St. John's, la NCAA pierde a dos de sus grandes entrenadores. Sus propios discípulos serán los encargados de poner ahora en valor lo que aprendieron de ellos.
Yo, bastante he tenido con escribir todo esto.

domingo, 8 de febrero de 2015

Will Artino



Hacía tiempo que no hablábamos de los arrendajos azules y se nos han acumulado un montón de partidos y, por qué no decirlo desde el principio, unas cuantas derrotas. Lo dejamos, precisamente, con otra ante North Texas y el primer partido de este nuevo recuento, también sigue el mismo derrotero. 
Viajaron los de Creighton hasta Rhode Island para abrir la temporada en la Big East contra Providence, y se volvieron a Nebraska con un 53-65 que deja bien a las claras por qué los de Providence aparecen más arriba en los pronósticos finales para esta temporada. Liderados por un LaDontae Henton imparable, 35 puntos y 8 rebotes, los de Providence no dieron oportunidades al equipo de Greg McDermott, donde intentaron oponer resistencia, y tímidamente, un Austin Chatman que se quedó solo en la dirección y el reserva interior Geoffrey Groselle, quien sí aprovechó los minutos que tuvo para retirarse con 14 puntos y 3 rebotes. Nuestro amigo Will Artino apenas contó con seis minutos en un partido en el que jugó hasta Mogboluwaga Oginni. Artino, en esos seis minutos, contribuyó con dos puntos y tres rebotes. 
De Providence a Washington DC para jugar el segundo partido consecutivo fuera de casa y también el segundo de la Big East. Visitaban a Georgetown y volvieron con otra derrota sin mucha lucha. En el Verizon Center, los bluejays perdieron por 76 a 61, con un buen partido colectivo de los Hoyas, donde hasta cinco jugadores consiguieron dobles figuras (L.J. Peak, Joshua Smith, Jabril Trawick, Tre Campbell y Paul White). Por los de Creighton, volvió a jugar todo el banquillo, lo que da fé de las pocas oportunidades de victoria que tuvieron. Solo Zach Hanson, desde el banquillo, y Devin Brooks, entre los titulares, alcanzaron la decena, quedándose ambos en once puntos. Artino jugó diez minutos y consiguió cuatro puntos y un rebote. 
Volvieron al CenturyLink para recibir a DePaul y se llevaron otra derrota, esta vez, por 70 a 60. El partido estuvo marcado desde el principio porque los de la universidad privada de Chicago abrieron con un 20 a 5 que los de McDermott no pudieron remontar. Forrest Robinson fue el mejor de los de DePaul con 20 puntos y 9 rebotes, y por Creighton, destacó el alero Toby Hegner, titular durante toda la temporada, quien realizó uno de sus mejores partidos con 15 puntos y 3 rebotes. El veterano Avery Dingman aportó desde el banquillo para intentar la remontada pero sus 10 puntos y 5 rebotes fueron insuficientes. Artino recuperó presencia y, aunque siguió en el banquillo, sumó hasta 19 minutos de juego en los que a sus cuatro puntos añadió seis rebotes. 
Un triple de Sterling Gibbs a falta de dos segundos le dio la victoria a los Pirates de Seton Hall y colocó una nueva derrota, esta dolorosa, en el casillero de Creighton. James Miliken tuvo después un tiro para intentar que la afición de Omaha no se volviera a casa triste, pero no pudo ser. Sterling Gibbs con 22 puntos y el tiro ganador fue el mejor de Seton Hall, pero también destacaron Khadeen Carrington desde el banquillo y Brandon Mobley quién, con 9 puntos, 13 rebotes y 2 tapones, fue la referencia interior de los piratas. Por Creighton, James Miliken fue el mejor de todos, 20 puntos , 4 rebotes y 4 asistencias, aunque no pudo ponerle la guinda con el último tiro. Rick Kreklow también hizo un buen partido desde el banquillo y destacó un Will Artino que aprovechó su regreso a la titularidad para rivalizar con Mobley. Sus números, de lo mejor de la temporada: 14 puntos, 11 rebotes y 1 asistencia. 
La historia volvió a repetirse en el siguiente partido. Esta vez fue el tirador Rick Carlino el que, con un triple a falta de once segundos, sentenció otro apretado partido a favor de los rivales de Creighton. Marquette se llevó la victoria por 53 a 52 y los bluejays siguieron lamentándose. El número 31, Will Artino, siguió siendo titular y aportando con 8 puntos y 6 rebotes, aunque no consiguió defender mejor el tiro definitivo de Carlino. Toby Hegner, con 10 puntos y 6 rebotes, y de nuevo el alero reserva Rick Kreklow, con 13 puntos desde el banquillo, fueron los mejores hombres de Greg McDermott. No pudieron, eso sí, con la pareja que formaron Duane Wilson y Rick Carlino, quienes con 17 y 19 puntos respectivamente, mantuvieron a Marquette desde la línea exterior. 
Providence volvió a ganar en su visita al CenturyLink en el día en que la hinchada celebraba el anual Pink Out, cuando todos se visten de rosa. Providence no dio oportunidades y con una diferencia de nueve puntos se volvió a llevar una victoria para casa. Esta vez, el verdugo de Creighton fue el exterior Kris Dunn quien, con 21 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias, completó un partido redondo que llevó a su equipo a la victoria junto con la ayuda de LaDontae Henton y del reserva Tyler Harris. Will Artino apenas jugó ocho minutos, aunque salió de titular, y sus números se quedaron en negativo. James Miliken, con 22 puntos, volvió a ser el sustento del equipo, pero no fue suficiente ni su tiento en el tiro ni la ayuda de Devin Brooks y Rick Kreklow desde el banquillo. 
Otra nueva derrota llegó ante Butler. Los de Indiana supieron jugar los últimos minutos y se llevaron una victoria que, como bien decían las crónicas, no se daba desde 1934. El ex equipo de Brad Stevens, actual entrenador de los Celtics de Boston, estuvo liderado por Roosevelt Jones. El escolta, con 18 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias, aprovechó la colaboración de los interiores Kameron Brown y Andrew Chrabascz, en un partido en el que los de Indiana estuvieron fatal en el tiro: 22 de 65 en tiros de campo. Sin embargo, no impidió que se impusieran a unos bluejays donde Rick Kreklow volvió a ser el mejor, haciendo labores de sexto hombre (16 puntos y 4 rebotes). Artino, titular, contribuyó 6 puntos y 4 rebotes. James Miliken, en el quinteto titular esta vez, no estuvo tan acertado pero volvió a repetir dobles figuras. Devin Brooks, perdida la titularidad, completó un buen partido con 7 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias. 
Vilanova, uno de los favoritos para el título nacional, fue el siguiente rival y, por supuesto, no les dio ninguna oportunidad a los de Creighton. Un rotundo 71-50 añadía una nueva derrota al récord de los de Nebraska. Darrun Hilliard se bastó para lanzar a los de Vilanova, con 24 puntos, seis triples incluidos. En Creighton, James Miliken fue el mejor, aunque Rick Kreklow volvió a aportar desde el banquillo. Artino, a pesar de ser titular, volvió a contar con muy pocos minutos, en los que apenas pudo aportar una canasta y un tapón. 
El final de una racha de derrotas muy dolorosas llegó al derrotar por 77 a 74 a la universidad de Saint John's en Omaha. Un gran partido de Toby Hegner y James Miliken sirvió para que, por fin, los de McDermott consiguieran terminar un partido celebrándolo (de ahí, la foto, que, por cierto, la he cogido de la web oficial de la universidad). Para Hegner, debutante este año, era su primer partido como reserva, ya que el entrenador McDermott había sorprendido confiando en él durante todos los partidos anteriores. El rookie, sin embargo, se rebeló y firmó su mejor actuación con 21 puntos y 5 rebotes. James Miliken, quien también volvió a la reserva, fue la otra gran razón de esta victoria con sus 17 puntos y 4 rebotes. Kreklow, titular, también repitió en las dobles figuras y Austin Chatman volvió a sobresalir (estuvo muy apagado durante esta racha de derrotas), con 13 puntos. Artino, flojo, salió titular pero volvió a disfrutar de muy pocos minutos, minutos en los que consiguió 3 rebotes y un tapón. D'Angelo Harrison y Jamal Branch fueron los mejores de St. John's, aunque el doble-doble de Sir'Dominic Pointer (premio al nombre más extravagante de la temporada), con 13 puntos y 10 rebotes, fue una de las claves para que los de New York tuvieran oportunidades de ganar hasta el final. 
Los resultados negativos regresaron con el siguiente encuentro. Georgetown no dio ninguna oportunidad y arrasó a los bluejays en casa con un contundente 67-40. Artino, repitiendo en su rol (titular y pocos minutos), solo sumó 4 rebotes, y Toby Hegner, desde el banquillo de nuevo, con 5 puntos y 8 rebotes, fue el mejor, junto con los 8 puntos y 2 rebotes del capitán Avery Dingman. El sophomore de Indiana, D'Vauntes Smith-Rivera fue el mejor en esta ocasión con 24 puntos. Jabril Trawick, con 15 puntos y 4 rebotes, secundó el trabajo del escolta hoya. 
Los de Omaha consiguieron volver a ganar en el siguiente partido, la salida al Cintas Center para enfrentarse a los mosqueteros de Xavier. Ganaron por 79 a 72 en la prórroga donde Austin Chatman cerró el partido con un buen pulso en la línea de tiros libres. Artino volvió al banquillo y fue substituido por Zach Hanson en el quinteto de salida, pero ninguno de ellos llegó a los diez minutos de juego. Artino, al menos, colaboró con cuatro puntos. Pero, en realidad, el interior que dio solidez al equipo esta vez fue, de nuevo, un sorprendente Geoffrey Groselle que se fue hasta los 15 puntos y 7 rebotes. Rick Kreklow, con 17 puntos, sigue mejorando su rendimiento y empezando a recuperar las aspiraciones que la afición había puesto en él. Austin Chatman, con 12 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias, dirigió bien al equipo y Devin Brooks (13 puntos y 12 rebotes) y James Milliken (12 puntos desde el banquillo) resolvieron el partido en favor de los de Omaha. Remy Abell en el tiro exterior, hizo un buen partido para Xavier, pero destacó, sobre todo, Jalen Reynolds, quien, desde el banquillo, aportó 17 puntos, 8 rebotes y 3 tapones. 
Finalmente, para cerrar este círculo, una derrota en el Madison Square Garden de New York ante Saint John's. Una derrota, además, contundente, ya que los Red Storm se impusieron por 84 a 66. De nuevo, Rysheed Jordan y D'Angelo Harrison se bastaron para derrotar a los de Nebraska: el primero se fue hasta los 25 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias, y el segundo consiguió 21 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias. En los bluejays, solo funcionó el banquillo. Rick Kreklow rindió con 10 puntos y 10 rebotes en el quinteto, pero fueron los reservas los que maquillaron el resultado: James Milliken consiguió 10 puntos, pero los más destacados fueron los interiores reservas. De nuevo, Geoffrey Groselle, con 13 puntos y 4 rebotes, y nuestro compañero Will Artino, con 12 puntos y 5 rebotes. 
El equipo no volverá a la competición hasta el próximo sábado, 14 de Febrero, cuando Marquette visitará el CenturyLink Center de Omaha. Será una oportunidad para abandonar el farolillo rojo de la Big East, en posesión de Creighton ahora mismo con 2 victorias y 10 derrotas. Marquette, con 3 y 8 es el siguiente por la cola. Villanova y Butler lideran la conferencia en estos momentos. De todas formas, parece que la temporada, que empezó muy bien, comienza a combarse como se esperaba al principio. La marcha de los seniors Grant Gibbs, Ethan Wragge y Doug McDermott no podía suponer más que un necesario proceso de renovación. Parece que a Greg McDermott le costará reequilibrar el equipo. 
Por cierto, ya que la entrada me ha salido larguísima, aprovechemos para perder el hilo un poco más. Si os interesa, sabed que Grant Gibbs sigue rindiendo en el Zwolle holandés, ahora mismo, colocado en cuarta posición en la liga holandesa, a cuatro victorias del líder Leiden, donde está destacando el surinamés Worthy de Jong. Doug McDermott, por su parte, regresó a la cancha después de una larga lesión que le ha echo perderse varios partidos con los Bulls. La otrora estrella de Creighton ha jugado solo 20 de los 51 partidos que ya lleva su equipo. Al principio, Thibodeau le incluyó en sus cortas rotaciones, pero fue perdiendo peso hasta que se lesionó. Desde que regresó, no había rendido a gran nivel, pero en el último partido de los Bulls (victoria contundente ante los Pelicans), McDermott aprovechó los cuatro minutos que le dieron para conseguir 9 puntos. Su mejor puntuación desde los 12 puntos que le endosó a New York Knicks y Orlando Magic. Esperemos que sea un punto de inflexión en la primera temporada del bluejays como profesional. Por su parte, Ethan Wragge acaba de jugar esta misma mañana un nuevo partido en ACB. Ha empezado de titular ante el Manresa, para ir perdiéndose poco a poco en el banquillo del Bilbao Basket. Ha lanzado tres triples, prácticamente consecutivos, de los que ha anotado uno. Y ha intentado una canasta de dos, recibiendo, a cambio, un enorme gorro. Más o menos, es el resumen de lo que va de temporada para él: tiros de tres y pocos minutos. 
Y yo creo que éste es el momento adecuado para dejar de escribir. Volveremos con los de Omaha, pero más adelante, y esperamos que con más victorias.  

martes, 3 de febrero de 2015

Mathieu Van der Poel



Su apellido, a mí, y yo creo que a alguno más, nos suena a chapas de gorbea bien pulidas y la fotografía de su padre Adrie Van der Poel, recortada y bien plomada. Jugábamos a las chapas y aquellos recios ciclistas de curiosos nombres como Mathieu Hermans, Moreno Argentin, Peter Pieters, Jacky Durand, Maurizio Fondriest, Dirk de Wolf, buoff, cómo molaban. Adrie Van der Poel era uno de mis favoritos.

Adrianus Aloysus Jacobus Van der Poel debutó en el ciclismo profesional allá por el año 1981. Se casó con Corinne Poulidor, la hija de Raymond Poulidor, ganador de la Vuelta a España de 1964. Su hermano Jacques Van der Poel también fue ciclista profesional durante seis años. Mathieu Van der Poel y David Van der Poel, sobrinos de este último, e hijos de Adrie y Corinne, acaban de comenzar sus carreras ahora mismo. Mathieu tiene 20 años, es de la generación del 95, y David es de la del 92, tiene 22 años. 
En la familia Van der Poel solo se habla de polo y gimnasia rítmica, ¿te parece?
Jacques apenas consiguió un puñado de victorias, siendo la general del Tour de Valonia su mayor victoria, probablemente. Adrie, por el contrario, se retiró habiendo labrado una buena reputación y un mejor palmarés: dos victorias parciales en el Tour de Francia, vencedor de la Amstel Gold Race, la Klasika, el Tour de Flandes, la Lieja-Bastogne-Lieja, la París-Bruselas, el Circuito de Getxo... Del abuelo de Mathieu y David, no hablemos: no ganó el Tour, pero consiguió 198 victorias en su carrera. A Mathieu y David Van der Poel les va a costar alcanzar esos éxitos.
Los dos corren ahora en el BKCP-Powerplus de Christoph y Philip Roodhooft, donde también lo hacen gente como el varias veces campeón de Alemania de ciclocross Phillipp Walsleben, el campeón checo de la misma especialidad, Adam Toupalik, su compatriota y también experto en barro Lubomir Petrus y otros compañeros de fatiga en los circuitos de ciclocross.
De hecho, de eso tenemos que hablar, de ciclocross. En ruta, el más joven, Mathieu, ya se ha estrenado, ganando, entre otras cosas, el Tour de Alsacia o siendo campeón del Mundo junior. Pero donde ambos han destacado ha sido en el ciclocross. David Van der Poel fue campeón de su país en categoría junior allá por 2009-2010, llevándose también la Copa del Mundo y el Superprestigio en la misma categoría. Dos años más tarde repitió como campeón nacional, pero en espoirs. Su hermano, ya le ha dejado atrás y aparenta que hará lo mismo con el padre.
Ya ha sido campeón nacional de ciclocross en todas las categorías: cadetes (2010-2011), Junior (2011-2012 y 2012-2013), Sub-23 (2013-2014) y absoluto (2014-2015). Pero sus triunfos han sobrepasado las fronteras: también ha sido dos veces campeón del mundo junior de ciclocross (2011-2012 y 2012-2013) y este fin de semana se proclamó campeón del Mundo absoluto igualando el título que logró su padre en 1996.
Su padre fue, durante años, la gran estrella de esta disciplina en su país, Holanda. Tras los años gloriosos de Hennie Stamsnijder, entre Adrie Van der Poel y Richard Groenendaal se repartieron todos los títulos de los años noventa y principios del siglo XXI, excepto por un par de títulos que se llevó Gerben de Knegt y un par de victorias aisladas de Henk Baars y Wim de Vos. Adrie Van der Poel fue campeón nacional en seis ocasiones y Groenendaal en ocho ocasiones. Habría que esperar a los seis títulos consecutivos de Lars Boom (2007-2012) para ver el nacimiento de otra estrella. Últimamente, había sido Lars van der Haar (Giant-Shimano) el que demostraba maneras de relevo, campeón nacional en 2013 y 2014, pero parece que pueden haberle adelantado en la carrera por la gloria. Este fin de semana, Van der Haar tuvo que conformarse con el tercer puesto en el Campeonato del Mundo de la categoría, justo por detrás de Wout Van Aert y, el primero, nuestro protagonista, Mathieu Van der Poel quien, como ya hemos dicho, también ha relevado a Van der Haar en el palmarés del campeonato nacional.
Wout Van Aert, el segundo en el circuito de Tábor, es también otra de las nuevas promesas del ciclocross internacional. A sus 19 años, el belga se mostraba contrariado en línea de meta. Según comentaba en las entrevistas, tenía piernas para ganar. Dos cadenas rotas y una caída, le impidieron alcanzar a Mathieu Van der Poel. Alcanzó a Van der Haar pero no pudo llegar hasta un Van der Poel quien permanecía más sereno en la línea de meta. Van der Haar tiene 23 y se crió al cobijo de la estructura del Rabobank, firma que, si no me equivoco, aún sigue unida al ciclismo, aunque sea el de promoción.Vamos, que son tres yogurines llamados a dominar el cambio generacional en los circuitos de barro. Michael Vanthourenhout, Laurens Sweeck, el danés Simon Andreassen, Gianni Vermeersch... y muchos otros le tomarán el relevo a los Sven Nijs, Erwin Vervecken, Mario de Clerq o los más recientes Kevin Pauwels, Zdenek Stybar, Niels Albert etecé etecé. 
Lo que ocurra en la carretera, eso habrá que verlo. 
Lo que va a pasar en la próxima comida familiar de los Van der Poel, eso, se puede adiviniar más fácilmente. 
Por cierto, en el circuito de Tábor, un circuito bastante técnico, según comentaban los expertos, y donde los obstáculos y escaleras jugaron un papel muy importante, Javier Ruiz de Larrinaga acabó en un meritorio 27º puesto, por delante del hermano del ganador, David Van der Poel, mientras que el vizcaíno Aitor Hernández, tampoco quedó muy lejos, 34º, por delante de gente experimentada como Radomir Simunek.

domingo, 1 de febrero de 2015

Gianni Meersman



Poco a poco, vamos arrancando. Los autobuses se ponen en marcha, se sacan las tijeras para cortar las cintas y los ciclistas se pasan para firmar antes de subirse a la bicicleta. Ha comenzado la temporada ciclista y, como siempre, lo hace entre Latinoamerica, Australia y Mallorca, lugares que para los autóctonos, no, pero para otros pueden resultar de lo más exótico, especialmente, cuando el ciclismo parece definirse por las grandes avenidas francesas, las cimas pirenáicas y el adoquín belga. 
Ha empezado todo con unos cuantos grandes nombres para iluminar este arranque de temporada. Alejandro Valverde sigue ganando, Fernando Gaviria sorprende a Mark Cavendish, Cadel Evans queda quinto en su última carrera y Jon Odriozola ve cumplido su sueño. Estos podrían ser algunos de los grandes protagonistas de este arranque de temporada. 
Explayémonos:
Rohan Dennis se llevó un disputado Tour Down Under donde Cadel Evans acabó tercero. El australiano, probablemente, junto con Robbie McEwen, el australiano más laureado de la historia del ciclismo, había anunciado unas pocas carreras antes de retirarse del ciclismo profesional a sus 37 años. Campeón del Mundo en 2009, vencedor del Tour de Francia 2011, pódium en Vuelta, Giro y Tour, y vencedor en otras pruebas de prestigio como la Flecha Valona, el Giro del Trentino, el Tour de Romandía, el Criterium Internacional o la Tirreno-Adriático, el de Katherine se merecía un final por todo lo alto y lo tuvo en una carrera que llevaba su nombre, la Cadel Evans Road Race y donde se impuso el belga Gianni Meersman (para él el titular) por delante del propio Evans (quinto) y el resto de compañeros de una escapada de alcurnia, con nacionales como Nathan Haas o Simon Clarke y foráneos como Giampaolo Caruso y Moreno Moser. 
Alejandro Valverde se llevó la primera del año al vencer en el Trofeo Serra de Tramuntana de la Challenge de Mallorca que terminó en Deià. Antes de que comenzara la temporada, creo recordar que le leí una entrevista al murciano en la que ya empezaban a asomar temas como su edad o la palabra retirada. Cumplirá 35 en Abril y son ya una docena o más de temporadas como profesional. Aún así, el de Las Lumbreras no se cansa de ganar y, una vez más, la temporada arranca en la península viéndole levantar los brazos. 
También en Mallorca se vio otro tipo de alegría, la de Jon Odriozola y sus compañeros de trabajo, mucho más comedida. El periodista Aitor Martínez tuvo la ocasión de seguir este acontecimiento en el coche de Murias Taldea y escribió después un interesante artículo en el periódico Deia. Hablamos, por supuesto, del estreno de Murias Taldea en el pelotón internacional. Después de tantos intentos y decepciones, por fin el guipuzcoano Odriozola era capaz de disfrutar de esta primera victoria: ver a su proyecto en calzas, devolviéndole a la afición de Euskadi un nuevo referente, con un color distinto, pero el mismo ánimo inspirado. Mientras Valverde ganaba, Egoitz García se caía dos veces y, aún así, entraba decimosegundo en la línea de meta de Deià. Pero da igual. La primera victoria llegará, igual que, quizás (lo veo difícil), llegue el perseguido objetivo de correr la Vuelta al País Vasco, pero como bien confesaban los protagonistas en el artículo de Martínez, la primera victoria ya se ha conseguido y se consiguió nada más dar la salida en el primer trofeo balear. 
Por último, otra de esas carreras que abren el palmarés y la temporada todos los años es el Tour de San Luis en Argentina. Dani Díaz se llevó la victoria final por delante de contendientes como los colombianos Rodolfo Torres y Nairo Quintana, que le acompañaron en el pódium. Por ahí andaban equipos europeos y entre ellos el Etixx-Quick Step que esperaba llevarse todo lo que acabara en plano con Mark Cavendish. El de la isla de Man se llevó la última, pero los dos esprints anteriores, el de la primera etapa que terminó en Villa Mercedes y el de la tercera que lo hizo en Juana Koslay fueron para un inesperado vencedor, un velocista colombiano llamado Fernando Gaviria. El jovencísimo corredor de La Ceja se impuso al británico y a otros como el italiano Sacha Modolo y dejó a todo el mundo boquiabierto porque su irrupción fue totalmente inesperada, como ya hemos dicho. El ciclismo en su país siempre ha ido unido a las cuestas interminables, a los históricos escarabajos, a los ciclistas menudos y enjutos que no cambian el semblante cuando atacan en las rampas con mayor porcentaje, pero no a la velocidad y la pista, donde, si ha habido casos, pero más bien escasos. Su punta de velocidad, su juventud y su arrojo (amén de su ambición: "No conozco mis límites", dijo al poco en una entrevista) le han llevado a los titulares y a llamar la atención de los equipos europeos. De hecho, según leía hace poco, parece que su breve rival, Cavendish, y el equipo que le cobija, el Etixx-Quick Step, han estado tan rápidos como sobre la bicicleta y ya se han hecho con él. 
Por supuesto, el comienzo de temporada ha tenido más protagonistas, más carreras y más cosas que contar, pero estos pocos nos sirven de prolegómeno para una temporada que, como siempre, seguiremos intentando, en la medida de lo posible, cubrir aquí.

Errick McCollum



Cosas que puedes hacer una lluviosa noche de sábado:

a) Ver una película. HECHO. 
b) Beberte una cerveza. HECHO. 
c) Jugar una partida al blockus. HECHO. 
d) Releerte el Ruta 66. HECHO. 
e) Hacer arroz con leche. HECHO. 
f) Perder el tiempo en internet. VAMOS A ELLO:

Y me da por la CBA. La liga profesional de baloncesto china. Me da por lógica, porque Errick McCollum ha ocupado las portadas de las revistas de baloncesto digitales con sus 81 puntos en la última jornada. El hermano de CJ McCollum, quien precisamente fuese cortejado por Josean Querejeta, según se comenta, ex del Panionios, se tiró hasta las zapatillas y muchas las metió por la canastilla. Pero es que, en esa misma jornada, Von Wafer consiguió 55 puntos, Bobby Brown, 47, Michael Efevberha, 43, Toney Douglas, 43, Lester Hudson, 42... Michael Madanly hizo 40 y su compañero Dominique Jones, 38, para el mismo equipo, los JiLin Northeast Tigers que entrena el español Curro Segura, ex seleccionador nacional de Kuwait. Igualmente, para el Foshan, el libanés Fadi Khatib y Josh-Emmanuel Akognon se coordinaron para hacer ochenta y tres puntos, 41 el primero, 42 el segundo. Vamos, que McCollum fue el mejor y lo viene siendo durante la temporada porque promedia más de 39 puntos por partido, pero que es una costumbre regular que las individualidades y las altas puntuaciones se repitan en la CBA: los diez mejores anotadores en lo que va de liga, todos sobrepasan los 30 puntos por partido. 
La Liga China ha sido un proyecto débil. Llevan años intentando hacer un producto sólido que repita el exitoso modelo de negocio de la NBA en la república popular. Lo que no deja de ser una paradoja. Y lo que, de alguna manera, puede ser la razón por la que la CBA aún viva situaciones extraordinarias que van más allá de los aciertos de McCollum con el tiro, y, si no, que se lo pregunten a Chus Mateo y Paco Aurioles, quienes, hace poco, se embarcaron en una decepcionante aventura para entrenar a el Shanxi Zhongyu. Entre otros, han jugado en esta liga jugadores de la talla de los nacionales Yao Ming, Wang Zhizhi o Mengke Bateer, y foráneos como Sean Williams, David Vanterpool, Mark Strickland, Gilbert Arenas... O, por mencionar a otro, uno que ya fue protagonista en este blog cuando fichó por el Real Madrid, el norteamericano Alex Scales quien vendría a representar el espíritu nómada de muchos ciudadanos norteamericanos que toman el baloncesto como una salida profesional. Scales, además de jugar en España y China, también lo ha hecho en Turquía, Puerto Rico, Italia, Argentina, Ucrania, Rusia, Grecia, Corea del Sur y ahora creo que lo hace en el Líbano. Por cierto, ese Hassam Whiteside que deslumbró hace unos días al marcarse un triple doble con 12 tapones en el Miami Heat-Chicago Bulls, también jugó en China.
Los últimos jugadores en llegar a la CBA han sido James Singleton, viejo conocido del omnipresente Querejeta y con una larga trayectoria en la NBA, y Earl Barron, ex jugador de hasta siete equipos NBA (los primeros los Heat, los últimos, los Knicks). La CBA, probablemente, viva ahora mismo una de las cimas de su corta trayectoria, permitiéndose contratos como los que tendrán firmados jugadores como Metta World Peace (reemplazado por Daniel Orton creo que para cubrir algún problema físico), Hamed Haddadi, Stephon Marbury o el polémico número 2 del draft de 2008 Michael Beasley. Ellos, junto con otros ex ACB como John Lucas III, Will McDonald, Charles Gaines o el recientísimo jugador de Valencia, Dwight Buycks, más una larga lista de ex jugadores de la NBA o compatriotas o colegas que no lo han sido pero saben de qué va este juego, gente como Earl Clark, Viacheslav Kravstov, Eugene Jeter, Jeremy Tyler, Ikechukwu Diogu, Kevin Murphy, Deon Thompson, Jeff Adrien, Will Bynum, Shelden Williams, Willie Warren, Arsalan Kazemi, Bernard James, Justin Dentmon, Sebastian Telfair o Andray Blatche, solo por nombrar algunos, ellos, decía, han conseguido subir el nivel de una liga que, sin embargo, sigue estando marcada por el individualismo y la espectacularidad. Estos se llevan los titulares y el haz de los focos, por supuesto, más los ya mencionados y también puestos en negrita, y junto con nacionales que pasaron por los USA como Jianlian Yi o Yue Sun o, por ejemplo, un Quincy Douby, ahora lesionado, que mantenía el récord de anotación en un partido hasta que se lo quitó McCollum hace unos días.
Por cierto, ya es domingo y sigue lloviendo. Habrá que hacer otra lista.