sábado, 14 de marzo de 2015

Sun Mingming



Una entrada de altura. 
El otro día expulsaron de un partido NBA a Kevin Seraphin. En Vitoria-Gasteiz, donde se hace la ley, seguro que se acuerdan de él. Nacido en Cayena, Francia, tiene 25 años, llega a los 2,06 y se ha hecho con un hueco en las rotaciones de los Washington Wizards de John Wall. El otro día vio entrando a canasta a Jon Leuer (2,08) y fue a por él como voy yo a por un bocata de panceta si me tienes dos días sin comer. 
Eso, sin embargo, no me llamó la atención. Faltas flagrantes hemos visto muchas, algunas, menos duras, en otras competiciones, han terminado en vergonzosa trifulca y, por lo tanto, en sanciones (recientemente) severas, ya veremos luego. Lo que me llamó la atención fue a quién saluda Seraphin cuando ya avanza por el túnel de vestuarios. Está al final del vídeo, os lo cuelgo si lo encuentro. Va:



Efectivamente, es Gheorghe Muresan, el eterno rumano, el jugador más alto en la historia de la NBA porque sus 2'31 eran ligeramente más altos que los 2'31 de Manute Bol. El pivot de los Nets y los Bullets se instaló en los Estados Unidos y ahí sigue ganándose la vida. Se dedica a organizar campos de entrenamiento, ligas de perfeccionamiento y otras prácticas relacionadas con el baloncesto, generalmente en los Estados Unidos, pero, en el verano, también en Rumanía. Además de eso, hace funciones de relaciones públicas para los actuales Wizards y entiendo que ésa era la razón de que se encontrara en tan privilegiada posición para saludar a Seraphin. 
Su hijo, George Muresan, juega ya de pivot en el instituto St. Andrew's y llama la atención. A sus 16 años mide 2'07 y ya recibe una formación que bien le hubiera gustado tenerla a su padre cuando le descubrieron en Francia. Por cierto, que el otro que le disputa el trono de jugador más alto de la NBA, Manute Bol, también tiene un hijo, Bol Bol, quien, con tan solo 14 años, ya mide 2'08 y dicen que puede llegar a los 2'25. Sus números en el instituto andan por el triple doble. 
Eso sí, ninguno de estos dos ha recibido la atención que consigue Thon Maker. ¿Habéis oído hablar de él? ¿No? Pues lo haréis. ¿Os acordáis de Ivan Chiriaev? ¿No? Pues os lo recuerdo yo. Chiriaev era un ruso que andaba jugando al baloncesto en un instituto del sur de Ontario. De repente, alguien colgó un vídeo y a otro se le ocurrió convertirlo en noticia. Sus estadísticas se airearon y se repitió hasta la saciedad que medía 2'16 pero quería y podía jugar de base. Empezaron a llegar ojeadores a Oakville y el rumor se extendió como en los institutos de las series de televisión. Chiriaev firmó contratos de patrocinio, eligió a un representante y decidió declararse elegible para el draft de 2004 pero rechazó todos los entrenamientos privados que le ofrecían porque no quería lesionarse. Al final, todo quedó en un auténtico desastre. Un partido retrasmitido a nivel nacional en Canadá donde no demostró lo que las expectativas auguraban cambió la opinión de los expertos que se cebaron con él: no salió en el draft y no pudo jugar en la NCAA por tener contratos firmados. Volvió a su Rusia natal, chupó banquillo y se retiró muy joven. 
Ahora, y también desde Canadá, nos llega Thon Maker. No estoy diciendo que sea un nuevo Chiriaev, pero coinciden los datos: el origen, sus cualidades físicas, su altura. Hay diferencias, y muchas, entre ambos jugadores, y Maker parece dar más confianza de la que daba Chiriaev. Nacido en Sydney, Australia hace 18 años, es de origen sudanés y juega en Canadá, también en Ontario. Sus 2'16 no impiden que cruce la cancha botando el balón, que haga reversos en velocidad, que lance de tres sin dificultad, que entre a canasta como Dairis Bertans pero sin dolor de rodilla. Su juego recuerda al de Kevin Garnett pero con una pizca más de movilidad. Así que se ha levantado el coto de caza y andan todos a ver si atrapan la noticia. Maker parece que pretende seguir los pasos hacia el profesionalismo de manera más cabal y sosegada, pero no estaría mal que le concertaran una entrevista con Chiriaev y que el ruso le contara lo que no debe de hacer. 
Ya que hemos hablado de altura, el rumano Muresan terminó su carrera en el equipo más alto de la historia del baloncesto, ¿lo sabíais? En esa estrambótica liga que se llama ABA, una de las ligas comerciales menores de los Estados Unidos, parece ser que los dirigentes del equipo Maryland Nighthawks se propusieron entran en el libro Guinness de los récords. El equipo ya ha desaparecido, pero, en aquella temporada 2007, sacaron a la pista contra los Cape Cod Frenzy al equipo más alto en la historia del baloncesto profesional. Firmaron a Muresan para jugar el partido, y a los 2'31 del rumano, se sumaron los de sus compañeros el nigeriano Ayo Adigun, de 2'15, el sudanés de 2'13 Deng D'Awol y el norteamericano Barry Mitchell, con 2'07. Por supuesto, me queda uno, el chino Sun Mingming, quien aún recibe el título del jugador más alto en la historia del baloncesto profesional con 2'36. Salen en el libro de los récords y en pocos más. 
Lo dicho, una entrada de altura que, para que no haya disputas, se la otorgamos al más alto de todos, Sun Mingming. El chino se retiró después de regresar a su China natal, donde, si no me equivoco, acabó jugando para los Beijing Ducks, quienes, precisamente, andan ahora mismo disputándole la final de la liga de su país a los Liaoning Hunters. Empatados a uno, el protagonismo se lo llevarán los americanos, los Lester Hudson, Deon Thompson, Randolph Morris y Stephon Marbury, pero también cuentan con sus propias torres nacionales, Dejun Han para los Hunters, con 2'15, y Shongtao Zhang para los Ducks, con 2'13. Ahora, Mingming o Ming Ming se dedica a enseñar baloncesto por Maryland y pocos recuerdan su carrera por China, México y las ligas menores de los Estados Unidos. Eso sí, sus 2'36 permanecen inamovibles como el techo del baloncesto profesional.

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