miércoles, 2 de diciembre de 2015

Luke Walton



Hablemos de entrenadores y de la NBA. Hasta donde yo sé, que igual se me cuela alguno, por ahora, solo ha habido un cese y, sorprende, sobre todo, cuando hay equipos que están inmersos en rachas de una gloria poco envidiable. Quizás en otros contextos, esos entrenadores ya no hubieran recibido más confianza, pero la NBA suele ser una competición dada a respetar contratos o a aceptar años malos. Al menos, ésa es mi impresión. 
A alguno, por ello, quizás le sorprenda que Byron Scott siga en el cargo de entrenador de Los Ángeles Lakers, más aún, tras caer derrotado en su último partido ante los Philadelphia Sixers, que llevaban una de las rachas más frustrantes de los últimos años. El 4 de 17 en triples de Kobe Bryant, en su despedida de su ciudad natal, fue una losa, pero, en parte, es solo un reflejo de la dinámica negativa del otrora equipo campeón. De Bryant y su reciente anuncio de retirada, quizás hablaremos más adelante, porque, aunque no llegue al extremo de contundencia de Kevin Durant, sí que opino que el escolta angelino merece una despedida más digna que simplemente mencionarlo aquí. 
Volviendo a Byron Scott, en su equipo técnico, cuenta, entre otros, con un buen jugador de los Milwaukee Bucks en los años ochenta y noventa, Paul Pressey, con Mark Madsen, ex de los Wolves, y con un histórico del baloncesto europeo, Larry Lewis, quien, en la ACB, jugó hasta bien maduro y lo hizo en equipos como el Tenerife, Gran Canaria, CAI Zaragoza, Lucentum, Estudiantes, Unicaja o Manresa. 
Como deciamos, los Lakers perdieron recientemente contra los Sixers, que no conocían la victoria, y servían de contrapunto a la histórica racha de los Warriors (eso sí, evitaron el 0-19). Sin embargo, su entrenador, Brett Brown, ex seleccionador de Australia y ex asistente de Gregg Popovych en los Spurs, también sigue en el cargo. Entre su larga plantilla de colaboradores, Brown cuenta, por ejemplo, con Sean Rooks, ex jugador NBA en los 90, que empezó con los Mavs y también pasó por España, Unicaja y Joventut. Los bandazos de los Sixers estos últimos años son un caso de estudio. Hace unas semanas, su rookie Jahlil Okafor (número tres del draft), tuvo problemas cívicos por la noche. Ni Nerlens Noel ni Joel Embiid ni Jahlil Okafor consiguen levantar el vuelo en un equipo que no juegan play off desde la 2011-2012, cuando los Jrue Holiday, Andre Iguodala, Lou Williams o Evan Turner levantaron el ánimo de un equipo que aún echa de menos a Allan Iverson.
Al que sí han echado fue a Kevin McHale, despedido en los Houston Rockets tras un decepcionante comienzo de temporada. Con solo once partidos disputados, Daryl Morey y su equipo decidieron que ya no podían confiar más en el antiguo escudero de Larry Bird, y le ofrecieron el mando a J.B. Bickerstaff, quien, hasta entonces, era ayudante de McHale y también lo fue antes en Bobcats y Wolves. J.B. es hijo de Bernie Bickerstaff, veterano ex entrenador, entre otros, de Nuggets, Sonics, Wizards o Bobcats, antes de dedicarse a la asistencia, igual que su hijo. Hace un par de años, el padre se fue a los Cavs después de trabajar en los Lakers y acabar de interino cuando Mike D'Antoni dio su brazo a torcer. 
Hay otros entrenadores que están siendo pasto de los rumores pero se mantienen en su posición... por ahora. Lionel Hollins (ex de Memphis Grizzlies) fue el elegido para entrenar a unos Brooklyn Nets, que han tenido un comienzo decepcionante. Hollins tiene un equipo de trabajo de auténtico lujo. A su lado, como ayudante, se encuentra todo un veterano como Paul Westphal. La última vez que Westphal fue entrenador principal fue en 2012 con los Sacramento Kings, pero su currículo es mucho más profundo que eso. Además de él, con Hollins trabajan gente como Joe Wolf (reconocible pivot blanco de los años 90, también con una breve experiencia en España) y Jay Humphries (eficiente base de Suns, Bucks, Jazz y Celtics). 
Tampoco Michael Malone en los Nuggets cuenta con el apoyo de todo el mundo. Este joven entrenador, 44 años, terminó su carrera como jugador en Loyola Maryland y se retiró para entrenar. Le llegó una oportunidad como primer entrenador muy pronto, en los Sacramento Kings, y ahora en los Nuggets se ha rodeado de un equipo en el que tiene a gente como Ed Pinckney, antigua estrella y campeón de la NCAA con Villanova que luego jugaría en varios equipos de la NBA en los 90, aunque probablemente sus mejores años fueron en los Celtics y otro ex de los de Boston, Dee Brown, sí, el famoso base que hacía mates sin mirar pero antes accionaba el pump-it-up y se hinchaba las zapatillas. Brown comenzó en la WNBA y la D-League y ahora hace carrera como asistente. También con Malone está Wes Unseld Jr., hijo de Wes Unseld, miembro del Hall of Fame y, por lo tanto, con una reconocida carrera tanto como jugador como como entrenador. 
En los New Orleans Pelicans, Alvin Gentry (ex primer entrenador de los Suns, Clippers, Heat y Pistons, aunque su carrera está plagada de cambios de posición, de asistente a primer entrenador, interino...), empieza a escuchar como algunas críticas crecen. En su banquillo, junto a él, se sientan gente como Robert Pack (ex del Valencia e histórico de los años 90 en la NBA). A Pack igual se le recuerda porque estaba en los Denver Nuggets del 94, un equipo repleto de jóvenes como él o Dikembe Mutombo, Laphonso Ellis o Mahmoud Abdul-Rauf, y otros como Bryant Stith, Bison Dele, Reggie Williams o Rodney Rogers. En aquella temporada, dirigidos por Mike Evans, perderían en las semifinales de la conferencia Oeste contra los Utah Jazz de John Stockton, Karl Malone, Tom Chambers, Tyron Corbin, Felton Spencer, Jeff Hornacek, David Benoit o el ya mencionado Jay Humphries, pero antes habían hecho la machada de eliminar a los grandes favoritos, los Seattle Supersonics de Detlef Schrempf, Gary Payton, Shawn Kemp, Kendall Gill, Sam Perkins, Ricky Pierce o Nate McMillan. También ayuda a Gentry un Fred Vinson que algunos recordarán jugando con el Nancy, el Slask Wroclaw o el Maccabi Habik'a.
En cualquier caso, los entrenadores NBA que más focos han reclamado en los últimos días han sido los que mejor lo están haciendo. No tanto David Blatt, nombrado mejor entrenador del mes de noviembre en la Costa Este, si no, como veremos luego, por el colega que se lo ha llevado en el Oeste. Las ocho victorias consecutivas de unos Cavs en los que se ve un tanto ansioso a LeBron James, le han valido a Blatt para llevarse el título. El norteamericano curtido en Rusia está acompañado en su trabajo por recientes ex jugadores como Tyronne Lue, James Posey o Larry Drew. Drew, por cierto, también jugó en Europa. Concretamente en el Scavolini de Pesaro de Walter Magnifico y Ario Costa, donde jugó con Darren Daye de pareja extranjera. Hace solo unos días, la recomendable web solobasket.com se hacía eco del fichaje de Austin Daye, hijo de Darren Daye, por el equipo de Pésaro, devolviéndole un hueco al apellido Daye en la historia del equipo italiano 20 años después.  
De todas formas, ha sido Luke Walton, mejor entrenador del mes de Noviembre en el Oeste, quien se ha visto, sin quererlo ni beberlo, en el ojo de la prensa gracias a su buena labor en este comienzo de temporada. El entrenador interino de los Golden State Warriors trabaja en silencio, ocupando el hueco que ha dejado su jefe, Steve Kerr, auténtico protagonista de la temporada pasada junto con su jugador Stephen Curry. El año pasado, Curry en la cancha y Kerr en el banquillo, llevaron a los Warriors a lo más alto del baloncesto profesional norteamericano, pero la hazaña pasó factura. Steve Kerr terminó con problemas de espalda, si no me confundo, y tuvo que pasar por el quirófano y ahora por rehabilitación. Su lugar, mientras tanto, lo ha ocupado desde el principio de temporada Luke Walton, su entrenador ayudante.
Walton, es hijo de Bill Walton (histórico interior de Blazers, Clippers y Celtics).  A sus 35 años ha alcanzado, aunque sea temporalmente, la cabeza técnica del actual campeón de la NBA y está rindiendo a la altura. Se retiró joven tras nueve temporadas en los Lakers y dos años finales en los Cavaliers. Más de 550 partidos en la NBA que, sin embargo, no parecieron nunca completar lo que se esperaba de un jugador como él, un alero con buen rebote y sentido del juego colectivo, que creció a la sombra de Lute Olson en la Universidad de Arizona. Pronto, se decantó por entrenar y acabó colaborando con los Warriors de Steve Kerr donde, como él mismo explicó en el momento de su llegada, se quería aplicar el famoso triángulo ofensivo de Phil Jackson y, tras sus años en los Lakers (ganó dos NBA con los Lakers de Phil Jackson, Kobe Bryant y Pau Gasol), el joven técnico parecía la persona adecuada para colaborar con Kerr, otro egresado de Arizona, por cierto.
La polémica (que tampoco ha sido tanta polémica) llegó con el récord de victorias de los Warriors en la temporada en curso. Entre Draymond Green, Klay Thompson y, sobre todo, Stephen Curry, los de Oakland, han amasado una racha de victorias que les ha llevado a los libros de historia, y amenazan con seguir perpetuando esa racha victoriosa hasta límites insospechados. El problema llegó cuando los estadistas y periodistas se plantearon a quién debían adjudicarle tamaño mérito. Generalmente, la NBA no computa los registros temporales de los interinos, ya que suelen ser casos mínimos o periodos cortos, y se tiende a mantener el nombre del entrenador oficial. Sin embargo, la baja laboral de Kerr se alarga ya por 19 partidos, 19 partidos que los Warriors han ganado sin descanso, y tal logro resulta difícil adjudicárselo a un Steve Kerr que, de hecho, lo ha rechazado, argumentando que él se está ocupando de recuperarse físicamente, y que es Luke Walton y el resto del equipo técnico el que merece el reconocimiento. No sé si Walton le ha contestado. No sé medir hasta que punto el renqueante Kerr influye en el rendimiento de los Warriors en la actualidad. No sé tampoco calcular qué ha cambiado o mejorado Luke Walton desde que accedió a ser interino. 
Bendita, de todas formas, estas polémicas, diría Kevin McHale, seguro.

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