viernes, 29 de julio de 2016

Lex Nederlof



La categoría continental del ciclismo profesional daría para un blog dedicado solo a desentrañar los corredores, equipos y patrocinadores que forman ese pelotón, así como las carreras de su calendario. Llamarlo exótico es una visión demasiado eurocéntrica y ombliguista, por lo que mejor diré que, en esa categoría, te encuentras con un ciclismo que habitualmente se escapa del interés mediático y que te permite descubrir escenarios y paisajes donde el ciclismo brilla tanto como en las habituales rampas pirenáicas o las costas del Mediterráneo. 

Entre los muchos equipos del pelotón continental, hoy vamos a hablar brevemente de uno, el Black In Cycling Team que dirige Jamal Mutaqin, aunque solo sea porque queremos hablar de uno de sus corredores. El Black In es un equipo con sede en Laos, o República Democrática Popular de Lao, antigua colonia francesa, independiente desde 1949. Un estado socialista que, generalmente, no suele ser testigo de grandes acontecimientos ciclísticos, en lo que al mercado global y el interés internacional se refiere. Además de un buen puñado de corredores nacionales, en el equipo de Mutaqin también corren ciclistas que han llegado desde otros países, como el joven neozelandés Logan Griffin, el australiano Ben Marshall, el veterano holandés Rien Schuurhuis, el singapurense Ji Wen Low, el malasio Fazlan Adhili Mustafa Kamar o los indonesios Hari Fritianto, Bambang Suryadi y Projo Waseso. Precisamente en Indonesia, el Black In consiguió los últimos puestos que se reflejan en ProCyclingStats, al correr el Tour de Flores, valedero para el Asian Tour, donde el local Hari Fritianto hizo quinto en una etapa y acabó entre los quince primeros. Por cierto, el ciudadrealeño Benjamín Prades y el vasco Ricardo García hicieron segundo y tercero en una prueba, el Tour de Flores, que ganó Daniel Whitehouse, un joven británico que está sorprendiendo por sus buenos resultados en el circuíto asiático corriendo con el Tereengganu Cycling Team. 
Whitehouse bien podría ser uno de esos stagiaire que están empezando a ocupar la prensa especializada estos últimos días. Como sabéis, llegada esta época del año, los equipos ProTour y Continental Profesional, algunos Continentales también, le dan la oportunidad de debutar a dos, tres jóvenes que o bien proceden del campo amateur o de la misma categoría continental. Por ejemplo, hoy mismo confirmaba el Etixx que sus stagiaires para este año serán Adrien Costa, Hamish Schreurs y el asturiano Iván García Cortina, una de las grandes promesas del ciclismo estatal. BMC eligió a Taylor Einsenhart y Fabian Lienhard, el Trek a Piet Allegaert, Jacopo Mosca o el chileno José Luis Rodríguez, el Caja Rural a Jon Irisarri, Josu Zabala e Iker Azkarate... etcétera etcétera.
Precisamente en 1988, Lex Nederlof, según el resumen personal que figuraba en la web de su anterior equipo, se convirtió en el primer stagiaire en un equipo profesional, el histórico Superconfex-Yoko que a finales de los años ochenta era uno de los equipos más potentes del pelotón. Y es que lo cierto es que aún no habíamos nombrado al corredor que queríamos mencionar en esta entrada y que tenéis en el titular, pero Lex Nederlof es compañero de equipo de Fritianto y su compatriota Schuurhuis y el protagonista de una historia que comienza hace casi treinta años en Holanda. Nederlof, sin embargo, corre ahora por distintos países asiáticos y forma parte del equipo de Mutaquin en Laos, aunque ya había corrido para él, porque ese anterior equipo que mencionábamos antes era el CCN Cycling Team de Brunei, el primer equipo profesional del país de la isla de Borneo, donde coincidieron Mutaqin y Nederlof, uno como director y el otro como ciclista, a pesar de que el corredor ya sobrepasara largamente la cuarentena cuando se fueron a instaurar el ciclismo profesional en Brunei. 

Antes de llegar aquí, como decíamos, hay que remontarse a 1988 y aquel Superconfex -Yoko. Poco antes, cuando se fundó, fue el Kwantum. Y más o menos ahora es el Team LottoNL-Jumbo, igual que antes fue el Belkin, el Blanco, el Rabobank, el Novell, Wordperfect, Buckler-Colnago... Toda una historia que comenzó cuando Jan Raas se enfadó con Peter Post y ambos se fueron por su lado. Post fundó otro histórico, el Panasonic y Jan Raas se inventó un Kwantum que pasaría a ser la gran cuna del ciclismo holandés. En aquella temporada del 88, con Jan Raas y Hilarie Van der Schueren como directores, en aquel equipo destacaba Jean Paul Van Poppel, pero también corrían gente como Michel Cornelisse, Nico Emonds, Rolf Gölz, Frans Maasen, Jelle Nijdam, Ludo Peeters, Rudy Pevenage, Edwig Van Hooydonck, Gino Van Hooydonck o Nico Verhoeven. Alguno son ahora directores, pero Lex Nederlof, que debutaría comenzada la temporada para disputar unas pocas carreras, como la Nissan Classic o el Tour de Irlanda, era corredor entonces y lo sigue siendo ahora. Han pasado casi 30 años y Lex Nederlof cumplió en junio los 50 años. 
En 2014, aún con 47 años, Cycling Weekly le entrevistaba y le nominaba como el corredor más viejo del pelotón (la imagen de arriba proviene de esa entrevista y de esa publicación, aunque yo la haya tomado del buscador de imágenes de google). Pues imagínate hoy que sigue corriendo con los 50 años cumplidos (algún otro día igual podíamos hablar del canadiense Louis Garneau, de Davide Rebellin o de Malcolm Elliott). En aquella entrevista, que le hacían antes de correr el Tour de Langkawi (una carrera con reputación internacional y con corredores como Gabriele Missaglia, Chris Horner, Paolo Lanfranchi, Tom Danielson, Ruslan Ivanov, José Serpa o José Rujano en su palmarés), Nederlof ya llamaba a las cosas por su nombre y dejaba claro a qué podía llegar él y a qué no:   

“This is a hors category race, I can still follow but I can’t make a difference. That’s normal because you are dealing with WorldTour teams here, but in the 2.2s, I can be of additional value of the team. That keeps me going.”
(Mi propia y torpe traducción: "Esta es una carrera importante. Yo puedo seguir el ritmo, pero no puedo destacar. Es normal, porque aquí tenemos hasta equipos World Tour. En pruebas de la categoría 2.2, ahí sí puedo aportar algo al equipo. Eso es lo que me ayuda a seguir intentándolo."

Lo cierto es que Nederlof lleva casi una decena de años por Asia. Hace un par de años lo entrevistaban en Direct Velo y explicaba que, tras divorciarse y sin ataduras ni responsabilidades, se marchó a Tailandia donde aún vivía por 2014, al menos, teniendo su propio negocio y habiéndose comprado una parcela para construirse una casa. Nederlof, después de aquel intento fallido de hacerse profesional en el 88, se enganchó al ciclismo amateur en Holanda y durante años tuvo ilusión por cumplir su sueño de ser profesional. Tuvo buenos resultados en amateurs, pero no consiguió el ansiado contrato. Según él mismo ha explicado en varias entrevistas, aquellos postreros años 80 fueron los de la apertura de los mercados en el este de Europa, y al talento de una buena generación holandesa, se le unieron corredores polacos, checoeslovacos, rusos... que ahora sí podían ofrecerse en el pelotón de los Países Bajos. Sin embargo, ya en los noventa, Nederlof se tiró a la aventura y enrolado en el Marco Polo Cycling Team, ya comenzó a conocer otras pruebas, otros paisajes, otro ciclismo que existe aunque parezcan querer enterrarlo. También tuvo que desistir, pero, en 2004, ya instalado en Tailandia, retomaría esa carrera ciclística y firmaría sus contratos con equipos profesionales asiáticos en categoría continental. 
Tras esta larga experiencia, Nederlof se enorgullece de un palmarés que, más allá de las victorias, luce porque, por ejemplo, ha corrido en más de setenta paises, consiguiendo una gran experiencia deportiva y vital. Su palmarés en Asia, de todas formas, no permanece vacío. Por ejemplo, en 2013, y ya con 47 años, ganó la Melaka Governors Cup, prueba que, un año después, ganaría el moldavo Alexandre Pliuschin, excorredor, entre otros, del Ag2r o el Katusha. Y ahí sigue, a sus 50 años, convertido en el corredor más veterano del pelotón profesional, aún instalado en el sudeste asiático e ilusionado como aquel stagiaire que en el 88 recorrió Irlanda portando el mismo maillot que gente como Jean Paul Van Poppel o Edwig Van Hooijdonck. 

Esta última frase me ha quedado un poco efectista y afectada, pero tampoco era mal final. Igual algún día vuelvo con algún otro corredor que merece atención en el mundo oculto de la categoría Continental. Y, si no, os invito a que lo hagáis vosotros mismos. Es divertido, aunque quizás solo porque yo me aburro mucho. A veces, solo a veces.

sábado, 23 de julio de 2016

Ion Izagirre



Venga, va, no voy a esperar ni a que el Tour termine mañana. Luego ocurrirá algo histórico y todo esto se irá al traste, pero sé que si lo dejo para mañana, no lo hago, así que lo voy a hacer hoy. Van mis nueve elegidos, mi equipo preferido, que no tienen por qué ser los mejores, en un Tour 2016 que, mañana, en París, se convertirá en el tercero de Christopher Froome, entre otras cosas, porque ha sido el más fuerte, pero, también, porque no ha tenido rivales. Y prueba de ello ha sido esta semana final, y, sobre todo, estas dos últimas etapas, la de hoy con final en Morzine, y la de ayer con final en Saint-Gervais-Les-Bains. Ciclismo del bueno, del épico, con ataques, descensos peligrosos, remontadas, contraataques, escapadas de quilates, gente luchando por cualquier puesto entre los primeros, desvanecimientos, frenazos... pero ni un solo ataque de alcurnia entre los elegidos. La caída de Froome en el descenso de Bissane pareció ponerle entre las cuerdas, pero nadie fue capaz de tensárselas. Hoy, tampoco, subiendo Joux Plane. Todo ha sido para Geraint Thomas y Mikel Nieve, plácido, recto, sin sobresaltos: entrando todos a meta con cara de satisfacción y alivio, casi que hasta de sorpresa también. Al final, parece que Froome solo tenía un rival, Nairo Quintana, y problemas físicos no especificados le han lastrado. No responde el colombiano y Alberto Contador se fue en la primera semana. A Romain Bardet se le ven maneras, igual que a Adam Yates, pero no son rivales, en la actualidad, para el británico. Con todo eso, el espectáculo lo han puesto los que no se jugaban el pódium. La etapa que acaba de finalizar en Morzine ha sido de las que hacen afición, y no solo porque haya ganado un euskaldun, que ya nos tocaba, si no por todo lo que ha ocurrido durante y mediante: la desfachatez de Julian Alaphilippe, que me recuerda a Thomas Voeckler, pero, quizás, con más talento, agresivo desde el principio, quizás demasiado, pero obstinado como solo son los campeones y con un descenso que no ha sido bien celebrado en televisión. La alegría de un Jarlinson Pantano que parece puro ciclismo: ataca siempre, hace la goma, retoma, se la juega torpemente cuesta abajo, también remonta, entra segundo y lo celebra, se encuentra a Ion Izagirre en meta y charlan como si esto fuera lo que es, un juego, un deporte. La elegancia de Vincenzo Nibali, capaz de superar a su propio cuerpo y reventar a los dos escapados sin levantar el culo del sillín. La tozudez de Kreuziger, el sufrimiento de Pierre Rolland, el orgullo de Joaquim Rodríguez, la zancada de Ilnur Zakarin, el amor propio de Bauke Mollema. Y, sobre todo, la lección de ciclismo del pequeño de los Izaguirre. Escondiéndose inteligente en un pelotón de escapados lleno de talento, remontando sin prisa, desintegrando a Alaphilippe, sin perder los nervios en la cima y jugándose la vida en un descenso húmedo y resbaladizo donde verle trazar las curvas parecía más una lección de física que de ciclismo. Enorme la exhibición de un Ion Izagirre que remata su temporada: ya se había convertido en campeón de España contrarreloj y se llevó el Gran Premio Miguel Indurain, además de dos etapas, una en la Vuelta a Suiza y otra en el Tour de Romandía. Junto con su victoria en la general de la Vuelta a Polonia y aquella etapa en el Giro de Italia, en su debú en la prueba y con el maillot de Euskaltel, Izagirre ya empieza a amasar un buen botín con palmarés, y, a sus 27 años, parece que aún le queda mucho que ganar por delante. 
En resumen, y esta es mi humilde opinión, ha sido un Tour interesante, divertido y apasionante, si nos olvidamos de la lucha por los tres primeros y nos centramos en otras cosas, otras cosas que forman tanta parte del ciclismo como subirse a ese estrado el domingo en París. Supongo que mi elección de los nueve corredores del Tour que quisiera señalar, demuestra un poco eso. Van ahí, sin orden, pero justificando su presencia en la selección final. 




Daniel Navarro

Porque se ha tirado medio Tour escapado. En el llano, en la media, en la alta montaña, en grupos grandes, pequeños, solo, bajo la lluvia, el sol... Parecía que era el único Cofidis en carrera. Y, al final, se cae, y ya desde el suelo, se lleva la mano a la clavícula. Retirado e inmerecido final para el asturiano. Uno de esos corredores que siempre es necesario destacar cuando quieres mirar más allá de donde apuntan las cámaras de línea de meta. 

Chris Froome

Porque parece que ha ganado sin despeinarse. Cuando lo ha necesitado ha tirado de Wouter Poels, dormido medio Tour porque estaba esperando para mostrarse sobrado, solo cuando se le ha llamado, cuando no de Mikel Nieve, cuando no de Geraint Thomas, cuando no de Sergio Henao, cuando no ha querido ha tirado él solo. Algunos dicen que si no tienes piernas, el equipo no sirve de nada. Que se lo digan al director de Astaná. Hoy mismo, ha dado no se qué después de ver la paliza de Luis León Sánchez, como ha caído un decepcionante Fabio Aru a las primeras de cambio. Pero, cuando sí tienes las energías, contar con gente como Poels, Nieve, Mikel Landa, Thomas o Henao te tiene que hacer la vida mucho más fácil. Incluso cuando no te haga falta. La táctica del equipo, además, ha parecido no ser muy conservadora: antes de que me ataquen, me pongo aquí delante y acelero, pero supongo que eso es más fácil hacerlo cuando ha quedado atestiguado que Froome era el más fuerte y, además, no tenía rivales. Uno se dejó la piel en la carretera, a otro lo ha atacado una enfermedad fantasma, a alguno les faltan años y a otros no sé el qué. Froome ya lleva tres (aunque hasta mañana no se debería decir) y a sus 31 años parece que aún le pueden quedar otros cuantos como no aparezca alguien capaz de atacarle con solidez.

Mark Cavendish

Porque ha conseguido cinco victorias. En los últimos años, ya no ganaba con tanta claridad, pero, en este Tour, ha demostrado que él nunca va a dejar de intentarlo, y de conseguirlo, aunque, como ha ocurrido en este Tour, sea tan apretado que se necesite la photo-finish. Además, se ha mostrado extrañamente equilibrado y elegante en las declaraciones y tuvo un detalle muy bonito con la afición vasca. Parece que ha madurado. Un dato: siete victorias británicas en el Tour justo el año del Brexit.  

Peter Sagan

Probablemente, sea a día de hoy el corredor con más talento del pelotón. Se le ha visto en los esprints, en las escapadas, en las metas volantes, en labores de equipo, en la alta montaña... Se le ha visto hasta metiéndose en la autocaravana de un aficionado para aliviarse. Ese es Peter Sagan, el de los caballitos, las azafatas y los peinados a medio camino entre Adrien Brody y Chris Hemsworth. No sé si podría ser un nuevo Laurent Jalabert, pero que da gusto verle correr es evidente. Se va a llevar el maillot verde por quinta vez consecutiva, si no me confundo, y tiene 26 años. Dime tú qué puedo añadir. 

Rafal Majka

Venía de hacer quinto en el Giro, con lo que se pensaba en él más para ayudar a Alberto Contador que para ganar la general. Sin embargo, con la baja del madrileño, ha sabido reciclarse. Ya era tarde para encarar la general: había perdido demasiado tiempo y además no se le veía tan fino como en el Giro de Italia, donde, como ya he comentado, acabó quinto, y ese era un esfuerzo que podía pasarle factura. Aún así, terminará entre los treinta primeros, habiendo rozado la victoria parcial y uniéndose al palmarés del maillot de lunares rojos del ganador de la montaña, añadiendo su nombre a la lista de gente como Richard Virenque, Federico Bahamontes, Gino Bartali, Eddy Merckx, Bernard Hinault, Claudio Chiappucci o Tony Rominger. Por cierto, el polaco no es la primera vez que gana este premio, pero tiene mérito esta vez.

Adam Yates

Sorprendente y maillot blanco de la clasificación de jóvenes. Otra alegría más del ciclismo británico que se ha lucido este año, precisamente, como ya he dicho antes, el año del Brexit, ya ves tú. Ha rozado el pódium y, a sus 23 años, hará 24 en poco más de una semana, el hermano gemelo de Simon Yates promete mucho talento para el futuro del ciclismo. Ya había avisado ganando la Klasika el año pasado o haciendo séptimo en la Dauphinè este mismo año, pero nadie pensaba en él como candidato a quedar entre los cinco primeros. Ese pódium que se quebró en las faldas del Mont Blanc, con Bauke Mollema y él mismo, era uno de los pódiums más inesperados del año. Al final, él ha resistido hasta quedar entre los cinco primeros y peor suerte se ha llevado el lector empedernido Mollema, aunque no ha querido despedirse sin dejar constancia de que es uno de esos corredores, al estilo Dan Martin, que no se esconden nunca y que no se dejan asustar por sus propias debilidades.  

Greg Van Avermaet

Porque es un clásico y porque es un ganador de clásicas, incluso cuando gana carreras que no lo son. A sus 31 años, el de Lokeren ya ha ganado la París-Tours, el Gran Premio de Valonia, Gran Premio Raymond Impanis, el Tour de Bélgica, la Tirreno-Adriático o la Omloop Het Nieuwsblad, además de etapas en Tour de Francia y Vuelta a España. Este año se ha llevado otra etapa y además se ha vestido de líder, maillot que defendió con respeto aunque luego nos dejara una respuesta futbolera a pregunta de un periodista. Pero es que Van Avermaet tiene un palmarés que no se refleja en los que normalmente repasamos en la wikipedia: un palmarés de segundos, terceros, cuartos, quintos puestos, escapadas, intentonas... Todo eso le ha convertido en un corredor respetado y al que, al menos yo respeto. Precisamente nuestro anterior protagonista y el belga llevan unidas sus carreras: Adam Yates ganó la Klasika 2015 sin saberlo porque no se había enterado de que Van Avermaet, escapado y casi virtual ganador (al menos, con bastantes posibilidades), había acabado arrollado por una moto. Solo por eso, en parte, me alegro de que en este Tour haya sido noticia por cosas más agradables.

Tom Dumoulin

Ha acabado en el suelo y retirado. El guapo ciclista de Maastricht se presentó como candidato a grandes vueltas en la pasada Vuelta a España, donde finalmente acabó sexto pero demostró que, teniendo 25 años y dotes de contrarrelojista, podía ser el definitivo proyecto de ganador que lleva esperando Holanda no sé cuánto tiempo. Corrió el Giro de Italia y no lo terminó. No sé con qué aspiraciones llegaba al Tour, pero pronto se vio que la lucha por los puestos de honor no iba a ser lo suyo. Sin embargo, se supo recomponer y se marcha con un botín inmejorable: dos victorias de tapa (en montaña en Andorra y en contrarreloj en la región de Ródano-Alpes) y un segundo puesto porque solo le batió el imparable Chris Froome. Vamos, que sigue dando destellos de que quizás en el futuro su nombre se deba tener muy en cuenta.

Jarlinson Pantano

Cuando lo fichó el IAM Cycling parecía que respondía a la nueva moda en el ciclismo europeo: "pon un corredor colombiano en tu equipo". Con el boom de los Nairo Quintana, Esteban Chaves o Sergio Henao, todo el mundo quería tener, por si acaso, un corredor colombiano en su equipo. Pantano llegaba al equipo suizo después de una carrera en Colombia que había destacado por ganar una etapa en la vuelta de su país y lucirse un poco en europa ganando la montaña del Tour del Mediterráneo. Este Tour era su cuarta grande: el año pasado ya lo corrió y quedó entre los veinte primeros. Antes había corrido dos Giros con el equipo Colombia. Este año, se ha destapado: siempre ha tenido presencia cuando se ha empinado la carrera. Ha sido el mejor de su equipo y se lleva premio. La victoria de etapa que le birló a Majka en Culoz, pero ha hecho otros buenos puestos. Hoy, por ejemplo, ha sido segundo, dejando una buena muestra de su pundonor y capacidad. Además, parece que repetirá el puesto de su primer Tour y acabará 19º. Una cosa más: la ilusión con la que hoy ha celebrado el buen trabajo hecho durante la etapa, aunque haya acabado segundo, y la alegría y buen rollo con el que se le ha visto charlar con Jon Izagirre le hacen merecedor de nuestro aplauso. 



Y aquí lo dejamos. Podríamos meter a más, claro. Que no esté aquí Romain Bardet, por ejemplo, me deja en mal lugar. Gente como Rui Costa, Thomas de Gendt, Richie Porte, Alejandro Valverde (hacer entre los diez primeros en Giro y Tour, incluyendo un pódium, tiene mucho mérito), Wouter Poels... Todos deberían estar aquí. Qué decir de Joaquim Rodríguez, quien se ha despedido hoy de la montaña del Tour con la elegancia que merecía su excelsa carrera: atacando y asegurándose un puesto entre los diez primeros, uno más en una carrera que aprovechó uno de los descansos del Tour para darla por cerrada y que, cuando llegue el momento, esperamos despedirla aquí con el mismo nivel que ha demostrado a lo largo de todos los años de profesional. Es decir, muchos podrían estar, pero yo he elegido a esos. Si alguno queréis dejar aquí a los vuestros, invitados estais. 

Volveremos para la Vuelta si no antes. 


Posdata: La foto del buscador de imágenes de google parece provenir de la web yytrends.com

viernes, 22 de julio de 2016

Berni Rodríguez



Lo mismo podría haber sido para Raúl López pero me pilló en una mala época y no podía dedicarle a la entrada el tiempo que debía. Con todo el respeto del mundo, escribir sobre Berni Rodríguez me resulta un poco más fácil porque lo tengo más lejos, y, además, puedo permitirme utilizarlo solo para una de las dos razones que, en ambos casos, motivaban que recibieran una entrada en este blog. Quiero decir: tanto en el caso de Raúl López como en el de Berni Rodríguez, ambos merecían entrada porque han sido dos jugadores dignos de recibirla, con el suficiente bagaje baloncestístico como para merecerla, pero también porque sus retiradas son el reflejo del paso del tiempo y como lentamente se aproxima el final de una generación. Con Raúl López me hubiera sido más difícil ceñirme principalmente a la segunda dimensión de la entrada porque el base catalán jugaba en el equipo del pueblo y porque, además, desde siempre fue una debilidad personal como aficionado. En el caso de Berni Rodríguez, su carrera deportiva ha transcurrido demasiado al sur, aunque no lo suficiente, por supuesto, para permanecer ciego a su talento y relevancia. 
Al fin y al cabo, el malagueño se retira habiendo ganado una Liga, una Copa y una Copa Korac, los tres títulos con el Unicaja de Málaga, donde jugó 13 temporadas. Tanto ahí como en Murcia y Sevilla, acumuló partidos hasta retirarse con 601 partidos jugados en la ACB y 169 en Euroliga, no es poco. Es el 13º jugador con más partidos en la liga española, empatado con José Miguel Antúnez. Solo Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes y Álex Mumbrú siguen en activo y han jugado más partidos que él. 
Dos de esos tres, Reyes y Navarro, estaban con él en aquella selección de baloncesto junior que se alzó con la medalla de oro en el Mundial de Lisboa 1999. El año pasado se cumplieron quince años de aquel acontecimiento que, para muchos, marca el comienzo de la era dorada del baloncesto estatal. Fue el comienzo de los Pau Gasol, Raúl López, Felipe Reyes, Germán Gabriel, Juan Carlos Navarro y compañía. Con probabilidad, el germen de los éxitos deportivos que estaban por llegar: a nivel de clubes, a nivel de selección y a nivel de representación individual en la NBA. 
La retirada de Berni Rodríguez (pasa a los despachos en el superviviente CB Sevilla) y de Raúl López (parece que también puede que trabaje para el Bilbao Basket) marca el comienzo del final para una generación que se acerca ya peligrosamente a los 40 años. Pau Gasol acaba de firmar un jugoso contrato con los San Antonio Spurs y Felipe Reyes y Juan Carlos Navarro, aunque recortando sus minutos, siguen rindiendo al más alto nivel en Real Madrid y FC Barcelona. Parece que se resisten a una llamada natural que han escuchado ya el catalán y el andaluz. Les llegará el día, cuando ellos lo decidan, y, entonces, podrán rememorar aquella medalla y las muchas otras que han conseguido en categorías superiores. Sin ir más lejos, el ex jugador de Murcia, Sevilla y Unicaja se retira con el oro en el Mundial de Japón 2006 y las platas en el Europeo de 2007 y los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Por supuesto, también con aquel simbólico metal que consiguieron en Portugal. 
Se queda solo Carlos Cabezas, porque, su nombre, siempre parecía ir unido al de Berni Rodríguez. Al fin y al cabo, fueron muchos años coincidiendo en Málaga. Germán Gabriel debutaba en la 98-99 y un año más tarde lo hacían el base y el escolta. Durante años, fueron el ejemplo de una cantera, la malagueña, que ha dado muchas alegrías al baloncesto nacional. Ahora, parece que puede cogerles el relevo Alberto Díaz, quien todo apunta a que tendrá un hueco en la plantilla de Unicaja el año que viene. Juan Pedro Jiménez, Morayo Soluade, Romaric Belemene, Kenan Karahodzic, Cristian Uta, Carlos de Cobos, José Alberto Jiménez, Ignacio Rosa, Miguel Ángel Moreta, Golden Dike... son otros jóvenes que están o han estado en la red de formación del Unicaja y que aspiran a vestir de verde en la ACB. 
Por cierto, los malagueños también se han despedido, como no podía ser de otra manera, de Berni Rodríguez. Aunque haya dicho adiós en Sevilla, supongo que, para muchos, siempre será el capitán del Unicaja. 
Volvemos a escribir de baloncesto. Y volveremos con el mercado. Por ahora lo dejamos y quizás en breve regresamos con ciclismo.  

Posdata: la foto del google images, aparentemente, proviene de estadiodeportivo.com.

jueves, 14 de julio de 2016

Eros Poli



Dicen que en el Rose Bowl de Pasadena se reunieron más de 90.000 personas. Imagínate todas las que trasnocharon en Europa para ver, cambio horario de por medio, la final del Campeonato del Mundo de 1994. Más aún cuando nadie había conseguido marcar en los minutos de juego, prórroga incluída, y se llegaba a la tanda de penaltys. Arrigo Sacchi había elegido a Franco Baresi para empezarla, y el capitán del Milán, defraudó, falló. No sería el único de su selección. A Daniele Massaro se lo detuvieron y, finalmente, la gran estrella de aquel equipo, Roberto Baggio, fallaría para desconsuelo italiano y alegría de los Mauro Silva, Bebeto, Mazinho, Romario, Branco, Dunga... Entre los muchos italianos que aguantaron hasta la madrugada para retirarse disgustados a la cama, hubo uno que debió mirar el reloj y lamentarse por partida doble. 

Eros Poli tenía que tragarse casi 200 kilómetros en bicicleta al día siguiente y, además, debía hacerlo tras subir el legendario Mont Ventoux. Así que, cuando Baggio falló, debió apagar la televisión, mirar el reloj, y maldecir su pasión futbolera sabiendo lo que le esperaba al día siguiente. En el balcón, su compañero de habitación dormía al raso intentando evitar el calor.

Su equipo, el Mercatone Uno, no llevaba un buen Tour de Francia cuando ya solo quedaba la última semana y Miguel Indurain parecía tener completamente atado su cuarto triunfo final. Franco Chioccioli andaba muy retrasado en la general y Silvio Martinello, esprinter del equipo para la ocasión tras la baja de Mario Cipollini, no parecía estar muy inspirado (acabaría segundo en la clasificación por puntos, pero no batió en ninguna ocasión al demoledor Djamolidine Abdoujaparov). Apenas quedaban cinco corredores en el equipo y todo consistía en llegar a París con decencia y sin sobresaltos. Por eso sorprendió aún más cuando Poli, aprovechando un primer ataque de su compatriota del GB-MG Davide Cassani, buscara la aventura desde lejos. Más de 170 kilómetros por delante, el Mont Ventoux mediante, y desde la cima, cuarenta kilómetros de sufrimiento hasta Carpentras, línea de meta. Ni el propio Poli debía saber muy bien a dónde iba.
A sus 31 años, Poli se había ganado fama de hombre de equipo y peón de esprinters para preparar los metros finales. No debutó en el ciclismo profesional hasta bien tarde (27 años), algo que no era tan raro por entonces ya que, entre otros, uno de los mejores corredores de aquella época, Tony Rominger, había pasado por la misma experiencia. Era un consumado rodador, medallista olímpico en pista, que tenía difícil destacar en otra cosa que no fuera el llano cuando medía más de 190 centímetros y su peso se acercaba peligrósamente a la centena. Pero ahí iba, en solitario, decidido a dejar que pasaran los kilómetros. 

Según confesaría después había sacado sus cuentas: si llegaba al pie del puerto con 25 minutos, tendría sus oportunidades. Y llegó, pero después se dio de morros con la realidad de las rampas y el paisaje de un puerto que, para muchos, trasciende lo proporcionado. Más aún cuando el jovencísimo Marco Pantani, debutante en el Tour con el Carrera Jeans de Claudio Chiappucci y Vladimir Poulnikov, atacaba con las primeras rampas y empezaba a zamparle minutos de desventaja. Pantani ascendía ligero, con solvencia. Poli se retorcía, corría en horizontal, clavaba sus caderas en cada pedalada, como si estuviera corriendo sobre arenas movedizas. Como confesaría años después en una entrevista, fue la primera vez en su carrera profesional que el ordenador le marcaba velocidades por debajo de la decena. Parecía ir a cámara lenta, pero precisamente lo suyo eran los ritmos lentos. Encontró uno, lo apadrinó y con él llegó a la cima en solitario y con algo más de cuatro minutos de ventaja. El descenso, lo abrazó como si fuera un oasis en medio del desierto y a él le quedaran cuarenta kilómetros de larga travesía. 

Sí, hubo final feliz. Poli llegó a meta entre saludos solemnes, tirando su gorra al público, con un aspecto de satisfacción que no olvidaría jamás. Apenas añadiría otra victoria a su palmarés, cuando ya corría en Francia para el Crédit Agricole y se acercaba a su retirada. Fue en la carrera nocturna de Dun Le Palestel. Pero, en cualquier caso, ya había ganado su gloria eterna: una sola victoria pero con la carga emocional y el valor épico que haría que todo buen aficionado al ciclismo la recuerde con cariño. Él fue el gregario afanoso, con un cuerpo de escolta de baloncesto, que salió a probar suerte y triunfó en las rampas del Mont Ventoux cuando nadie lo esperaba. 

Al día siguiente, en Alpe d'Huez, Roberto Conti conseguiría otra victoria inolvidable para el ciclismo italiano. La cuarta de aquella edición tras las que habían conseguido Nicola Minali y Gianluca Bortolami. La quinta si consideramos la contrarreloj por equipos que ganó el GB-MG Technogym donde corrían Davide Cassani, Alberto Elli, Franco Vona y Flavio Vanzella. Este último, además, se vistió de líder. Italia, además, vibraría con un Marco Pantani que ganaba la clasificación de los jóvenes y acababa tercero en su primer Tour. Puede que nada de esto fuera suficiente para aplacar la derrota en el Mundial de Estados Unidos 1994, pero, al menos, pudo ayudar. Poli, seguro, una vez en Carpentras, olvidó por completo que había trasnochado y Roberto Baggio no fue capaz de superar a Claudio Taffarel. 

Yo no he recordado todo esto hoy porque tenga una memoria maravillosa. Entonces, yo tenía 18 años, ya pasaba del fútbol de selecciones y el Tour de Francia, por entonces, era solo Miguel Indurain. Por supuesto, alguien lo ha mencionado en una web de ciclismo (en concreto, Max Bulla, para biciclismo.com) y yo he tirado un poco de recuerdos, otro poco de hemeroteca, algo de youtube.com y mucho de imaginación. De Poli me acordaba. Su nombre es de los que se recuerda. De esos que se te quedan grabados como si fueran memorias maravillosas de tu propia vida: Germano Pierdomenico, Frankie Andreu, Beat Zberg, Uwe Raab, Bo Hamburger, Ronan Pensec, Jesper Skibby, Jaan Kirsipuu, Rosario Fina... Todos sonaban a promesas de aventuras, lugares exóticos, descubrimiento. 

Apenas estoy siguiendo el Tour, lo confieso. Por eso no he escrito una sola entrada aún. Vi ganar a Tom Dumoulin bajo la lluvia y poco más. Sigo el día a día en diferido, por supuesto: sé que Froome hoy se ha echado una carrera, vi desinflarse el globo, leí las buenas palabras de Mark Cavendish, me alegré un montón por Greg Van Avermaet, otro futbolero, y me declaro fan confeso de Peter Sagan. Pero no estoy siguiendo esta edición como lo he hecho en otras ocasiones y no hay ninguna razón que no me tenga a mí, y solo a mí, por protagonista. 

Esta mañana alguien me recordó a Eros Poli y quise aprovechar la oportunidad. Gracias Max Bulla, gracias Eros Poli, gracias Mont Ventoux. 




Posdata: La foto la he encontrado en el buscador de imágenes de google y proviene, al parecer, de la web de Radio Televisión Española. El vídeo del youtube, sobre todo, ofrece imágenes de las últimas rampas de Mont Ventoux y el kilómetro final.

viernes, 8 de julio de 2016

Alessandro Gentile



Las olimpiadas de Río de Janeiro que se disputarán este verano siguen envueltas en la polémica. Entre las huelgas de distintos gremios, los índices de violencia y el virus zika, las noticias siempre parecen referirse a cosas que no afectan directamente al mundo del deporte. Encima, en el baloncesto, la guerra entre la FIBA y los organizadores de las competiciones de clubes europeas estuvo apunto de crear un cataclismo.
En la categoría de baloncesto ya tenemos a nueve equipos clasificados: Brasil, como país anfitrión, Estados Unidos, como campeón mundial, Australia por Oceanía, Nigeria por África, Venezuela y Argentina a través del Campeonato Americano, igual que España y Lituania por el Europeo y, finalmente, China. Las últimas tres plazas se disputan ahora mismo en los tres torneos preolímpicos. Y de eso queríamos hablar aquí. 

Pero antes, y ya que muchas de las selecciones participantes ya han hecho las primeras cribas para su participación en las olimpiadas, echémosle un repaso a las mismas. 

Sergio Scariolo ya dio una lista de 24 hombres que luego redujo a 17. La duda más significativa, Serge Ibaka o Nikola Mirotic, se resolvió. Mirotic estará en Brasil, igual que lo estarán, a no ser que surja un imprevisto, todos los grandes nombres actuales del baloncesto estatal: Ricky Rubio, Pau Gasol, Marc Gasol, Sergio Llull, Rudy Fernández, Sergio Rodríguez...

Las bajas en la selección de Estados Unidos serán más significativas, pero, aún así, siguen siendo los grandes favoritos y se presentarán con un equipo de garantías para refrendar ese favoritismo. Mike Krzyzewski ya tiene a sus doce jugadores y estos serán los siguientes: Carmelo Anthony, Harrison Barnes, Jimmy Butler, DeMarcus Cousins, DeMarr DeRozan, Kevin Durant, Paul George, DeAndre Jordan, Kyle Lowry, Klay Thompson, Kyrie Irving y Draymond Green. 

De China no tengo datos, pero supongo que jugadores como Yi Jianlian, Wang Zhelin o Zhou Qi formarán parte del mismo. 

Australia trabaja ahora mismo con 18 hombres, entre los que no están Dante Exum o Andrew Bogut, aunque a este último aún se le espera si se recupera bien de su operación de rodilla. A falta de estos dos, los Boomers serán doce, como todos los demás, y necesitan hacer descartes. Entre los primeros seleccionados hay viejos conocidos de la ACB como David Andersen, flamante ganador de Liga en Francia, Joe Ingles, Chris Goulding, Daniel Kickert, Nathan Jawai o Brad Newley, y NBAs como Matthew Dellavedova, Aron Baynes, Cameron Bairstow o Patrick Mills. 

Nigeria invitó en Mayo a 27 jugadores, entre los que no estaba Victor Oladipo, quien parece que no tenía muy clara la invitación. También creo que la rechazó Thanasis Antetokounmpo, pero, a buen seguro, tendrán un equipo competitivo si alguno de los otros jugadores invitados a la preparación deciden defender a Nigeria en las Olimpiadas. Al fin y al cabo, en la lista hay jugadores como Ikechukwu Diogu, Olumide Oyedeji, Al-farouq Aminu, Chamberlain Oguchi, Trevor Mbakwe, Ike Ofoegbu, Derrick Obasohan, Ekpe Udoh, Festus Ezeli, Michael Umeh, Michael Gbinije, Ebi Ere o Folarin Campbell. 

Rubén Magnano, seleccionador de Brasil, también tendrá que hacer descartes, pero, su primera lista, deja bien a las claras su apuesta: nada de experimentos, pero sí experimentados. Entre los primeros elegidos, Leandro Barbosa, Guilherme Giovannoni, Rafael Hetsheimeir, Marcelinho Huertas, Nené Hilario, Vitor Faverani, Raulzinho Neto, Augusto Lima o Anderson Varejao. 

Jonas Kazlauskas empieza a preparar la participación de Lituania con una primera lista de 20 hombres. Parece que el equipo combinará la veteranía de gente como Robertas Javtokas o Darjus Lavrinovic con la juventud de Domantas Sabonis. Entre los NBA, parece que sí estará Jonas Valanciunas pero no está tan claro que la salud deje participar a Donatas Motiejunas. 

En Argentina, Sergio Hernández dio una preselección de 20 nombres, algunos de ellos convocados también para jugar el Suramericano. Entre esos veinte primeros candidatos, hay jugadores como Facundo Campazzo, Nicolás Laprovittola, Emanuel Ginóbili, Nicolás Richotti, Andrés Nocioni, Marcos Mata, Luis Scola o Leonardo Mainoldi. 

Por último, en Venezuela, Néstor "Che" García tiene claras las cosas. Maneja una lista de treinta hombres, incluyendo a muchos jóvenes jugadores cuyo único objetivo debe ser empezar a conocer los mecanismos y exigencias de la selección nacional. Más tarde, la preselección se reducirá a 26 y, finalmente, cuando jueguen su último amistoso, contra la selección norteamericana, si no me confundo, dará la lista definitiva de 12. Por supuesto, entre esos 30 primeros jugadores, están los más reconocidos del baloncesto venezolano, gente como Gregory Vargas, Gregory Echenique, Heissler Guillent, Donta Smith o el NBA Greivis Vásquez.

Así están los equipos que ya tienen asegurada su presencia en Brasil, pero, como decíamos al princpio, aún habrá hueco para otras tres. El preolímpico cuenta con tres sedes: Turín (Italia), Manila (Filipinas) y Belgrado (Serbia). Los ganadores finales en cada sede serán los afortunados que viajen a Brasil en unos meses. En el grupo que juega en Italia, se encuentran las selecciones de Grecia, México e Irán, que forman el Grupo A, e Italia, Túnez y Croacia, que forman el Grupo B. En Belgrado, también hay dos grupos. En el primero, se enfrentan Serbia, Puerto Rico y Angola; en el segundo, Japón, República Checa y Letonia. Finalmente, en Manila, se disputarán la plaza de acceso a las olimpiadas, Turquía, Senegal y Canadá, reunidas en el Grupo A y Filipinas, Nueva Zelanda y Francia en el B. De cada grupo en cada sede, se clasifican dos equipos. Los primeros del A disputarán una semifinal con los segundos del B, y los primeros del B disputarán la otra semifinal con el segundo del grupo A. Los clasificados para cada una de las tres finales se jugarán entre sí las invitaciones para viajar a Brasil. 

El torneo lleva disputándose desde el lunes y terminará este domingo. Y ya tenemos semifinales. 

En el grupo de Belgrado,  Serbia acabó primera del Grupo A y Letonia primero del Grupo B. Serbia se enfrentará a la República Checa, que acabó segunda en el Grupo B. Y Letonia hará lo propio contra Puerto Rico, que quedó a una victoria de los anfitriones en el A. Japón y Angola quedaron eliminadas. Serbia ha tenido a Nemanja Nedovic y a Nikola Jokic, sobre todo a este último como sus mejores hombres. Por los letones, el jugador más destacado ha sido Dairis Bertans quien, además, ha tenido tiempo de despedirse por video del Bilbao Basket. Por la República Checa, hay que destacar a Tomas Satoransky y a Blake Schlib, además de a un Lukas Palyza que destacó en el partido ante Japón. Por Puerto Rico, Juan José Barea ha sido el jugador más destacado. 

En el grupo de Manila, las semifinales enfrentarán a Canadá, ganador en un grupo, contra Nueva Zelanda, segundo en el otro, y a Francia con Turquía, que han ocupado las mismas posiciones. Se quedaron fuera Senegal y la anfitriona Filipinas. En el Grupo A, Canadá ganó los dos partidos gracias, sobre todo, a Cory Joseph, su mejor jugador. Turquía ganó a Senegal (digno papel, las dos derrotas fueron ajustadas) gracias a Ali Muhammed, que no es otro que Bobby Dixon. En el grupo B, Francia tiró de, como no, Nando de Colo en el primer partido y de varios jugadores en el segundo, destacando Mickael Gelabale. Por Nueva Zelanda destacaron los hermanos Webster, Corey y Tai. 

Finalmente, en Turín, los anfitriones, Italia, ganaron el primer puesto de su grupo y, por lo tanto, se enfrentarán a México, segunda en el otro, en una de las semifinales. La otra la disputarán Grecia, como primera de su grupo, y Croacia, como segunda del suyo. Túnez e Irán quedaron fuera. En Croacia, han destacado Bojan Bogdanovic y Dario Saric. En Grecia, Giannis Antetokounmpo,  mientras que en México el hombre más destacado ha sido Francisco Cruz. Por Italia, habría que destacar a Marco Belinelli, Danilo Gallinari, Andrea Bargnani o Alessandro Gentile (para él el titular porque es el último jugador que nombro en esta entrada y por nada más). 

Lo dicho, Italia, Grecia, Croacia, México, Nueva Zelanda, Turquía, Canadá, Francia, Serbia, Letonia, República Checa y Puerto Rico. Tres de estos doce acompañarán al anfitrión Brasil y a los otro ocho equipos ya clasificados para los Juegos Olímpicos de 2016. Quiénes serán finalmente, no lo diremos aquí. Tendréis que averiguarlo vosotros por vuestra cuenta que yo bastante he escrito ya aquí sobre ello.

jueves, 7 de julio de 2016

Erazem Lorbek



Para los curiosos o para los nostálgicos, la gran noticia fue el anuncio de que Erazem Lorbek jugaría las ligas de verano de la NBA con los San Antonio Spurs. A sus 32 años, muchos le dábamos por retirado. Entre otras cosas, porque lleva parado desde finales de 2014. Problemas físicos le han tenido apartado durante todo este tiempo, tanto tiempo que muchos nos olvidamos de él, pero él no se olvidó del baloncesto. Ahora, intentará firmar con los Spurs, equipo que tiene sus derechos desde el traspaso de George Hill a los Indiana Pacers, equipo que lo eligió en el puesto 46 del draft de 2005. Incluso a los prácticos y realistas les ha llamado la atención esta noticia. Al fin y al cabo, si no firma por los Spurs pero se confirma que está recuperado, un buen puñado de equipos se volverán locos por ofrecerle un contrato en Europa. 

Sin embargo, la noticia de Lorbek fue efímera y la enterraron, rápido, decenas de ellas que se han sucedido en las últimas semanas. Hablamos, por supuesto, todas aquellas que provienen del otro lado del océano Atlántico y que guardan relación con el baloncesto. Todas ellas, no podía ser de otra manera, han venido acompañadas de números, de cifras desorbitantes que clasifican los nuevos contratos que se están firmando este verano. 

Lo dije hace un par de entradas, que iba a ser un verano movido en el baloncesto norteamericano. Lo dije porque el calibre de la agencia libre para estos meses calurosos parecía impresionante. Pero hay más. Las consecuencias del nuevo contrato televisivo están alcanzando más allá de los contratos de renovación o los cambios de equipo.

Porque sí, solo hay una razón para explicar esta lluvia de cambios y movimientos en las escuadras NBA: el dinero.  21.645 millones de euros que pagarán Disney (ESPN y ACB) y Turner (TNT) por el nuevo contrato televisivo para los próximos nueve años, de 2016 a 2025. 80 millones al año irán a cada franquicia. El 50% de esos ingresos, según el convenio, deben disfrutarlo los jugadores. Por lo tanto, el límite salarial se ha disparado. Si hasta ahora los equipos tenían un límite de gasto establecido en 63 millones, ahora, la cifra ha subido hasta los 80 millones y se calcula que para 2018 los gastos podrían permitirse en torno a los 100 millones. Por eso las figuras cambian de zamarra, por eso un jugador como Mike Conley se ha podido convertir en el jugador mejor pagado. 

Por supuesto, hay otras razones. Son razones que, a veces, se arrinconan para favorecer solo el razonamiento monetario, pero existen. Se olvidan porque se dan por sentadas o porque en la NBA no parecen tener importancia. Una, es la falta de apego a los equipos. Si, en general, ya es difícil encontrarle sentimientos a los contratos profesionales, en una competición como la NBA, razones como el lugar de nacimiento o la sintonía no suelen jugar un papel destacable. Algunos a esto lo consideran algo bueno, otros malo. El caso es que los jugadores son traspasados, vendidos y despedidos, como cualquier otro producto de mercado, a veces con la connivencia de los mismos, que están protegidos por un buen convenio y comparten esa distancia sentimental con los equipos que defienden. Hay casos que rompen esta constante, por supuesto. Otra razón, pero en este caso solo responsable de explicar el trasvase de jugadores desde Europa hasta Estados Unidos, es ése ascendente abstracto que parece tener la cultura norteamericana sobre algunos sujetos europeos, y más aún si se trata de baloncesto. Son muchos años de un férreo sistema de publicidad y comunicación que ha creado leyendas (que, en realidad, lo fueron) y ha sido capaz de crear un aire casi mitológico en torno a esta liga. De tal manera que todo jugador quiera jugar aquí algún día y todos parecen acabar haciéndolo. Desde veteranos que vienen, prueban, se quitan el gusanillo y vuelven (Juan Carlos Navarro, Antoine Rigaudeau) hasta jóvenes que se dejan encandilar demasiado pronto (Nikolosz Tsikitishvili, Víctor Claver), pasando por estrellas que se cansan de chupar banquillo (Vassilis Spanoulis, Nando de Colo). Esto ocurre y ha ocurrido con o sin nuevo contrato televisivo, pero, si hasta hace poco, los equipos europeos podían resistir la tendencia con algún contrato jugoso y la posibilidad de ganar títulos, el dinero fresco que entra este año está consiguiendo que la primera variable desaparezca. 

Por supuesto, el anuncio de cambio de equipo más destacable ha sido la confirmación de que Kevin Durant jugará el año que viene en los Golden State Warriors. Más que por el montante económico, por supuesto, este cambio ha tenido relevancia y polémica por llevar al extremo la tendencia moderna a crear equipos que acumulan estrellas con el único y obsesivo afán del éxito final. Algo, por otra parte, bastante norteamericano: lo grande, lo mayúsculo, lo espectacular. Reunir en un mismo equipo a Draymond Green, Klay Thompson, Stephen Curry y Kevin Durant, deja por los suelos las reuniones de LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh o la de Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett. La polémica ha llegado casi de manera automática y los debates se suceden más allá de los exabruptos de Charles Barkley. Pero ha habido más. Los propios Golden State Warriors de Steve Kerr han incorporado a otros jugadores y la mano derecha de Steve Kerr, Luke Walton, ahora primer entrenador de los Lakers, también anda recomponiendo al equipo angelino. Sus antaño archirivales de los Bulls van para recomposición absoluta y sin miramientos. Y otros buenos jugadores como Al Horford o Dwight Howard también han cambiado de equipo. Ninguno es oficial. Nadie ha firmado aún, pero muchos han hecho ya públicas sus elecciones y estamparán las firmas rápido. Quedan más, muchos más que aún deben elegir su destino, y habrá más sorpresas. Esta es una lista incompleta pero ilustrativa de todo lo que se ha movido o parece que se va a mover hasta ahora.

Kevin Durant a Golden State Warriors
Dwayne Wade a los Chicago Bulls
Derrick Rose a los New York Knicks
Yannick Noah a los New York Knicks
Serge Ibaka a los Orlando Magic
Victor Oladipo a los Oklahoma City Thunder
Boris Diaw a los Utah Jazz
Al Horford a los Celtics de Boston
Pau Gasol a los San Antonio Spurs 
David West a Golden State Warriors
Brandon Jennings a New York Knicks
Harrison Barnes a los Dallas Mavericks
Zaza Pachulia a los Golden State Warriors
Roy Hibbert a los Charlotte Hornets
Andrew Bogut a los Dallas Mavericks
Luol Deng a Los Ángeles Lakers
Dwight Howard a los Atlanta Hawks
Kent Bazemore a los Atlanta Hawks
Jeremy Lin a los Brooklyn Nets
Rajon Rondo a los Chicago Bulls
Darrell Arthur a los Denver Nuggets
Ish Smith a los Detroit Pistons
Matt Barnes a los Sacramento Kings
Ryan Anderson a los Houston Rockets
Eric Gordon a los Houston Rockets
Timofey Mozgov a Los Ángeles Lakers
Chandler Parsons a los Memphis Grizzlies
Mirza Teletovic a los Milwaukee Bucks
Matthew Dellavedova a los Milwaukee Bucks
Bismack Biyombo a los Orlando Magic
Evan Turner a los Portland Trail Blazers
 
No todos cambian. Algunos deciden continuar, pero también las renovaciones están siendo millonarias. Dicen que lo será la de LeBron James por los Cleveland Cavaliers, que, por cierto, han visto como un antiguo primer entrenador del equipo, Mike Brown, firmaba como ayudante de Steve Kerr en San Francisco. Precisamente, ayudante de Brown en los Cavaliers fue Jordi Fernández, entrenador español, con un largo currículo en Estados Unidos, que acaba de firmar un contrato como miembro del equipo técnico que encabeza Michael Malone en los Denver Nuggets de Juancho Hernangómez. Volviendo al tema, otras renovaciones millonarias, y estas sí que parecen confirmadas, serán las de Hassan Whiteside por los Heat, Dirk Nowitzki por Dallas Mavericks, DeMarr DeRozan por Toronto Raptors, Bradley Beal por los Washington Wizards, Andre Drummond por los Detroit Pistons y, sobre todo, Mike Conley por Memphis Grizzlies (153 millones para 5 años). 

Cuando decíamos al principio que no solo en esos movimientos se ha notado el incremento en el límite salarial, lo decíamos porque una de las consecuencias más notables de tener más dinero es que, como también decíamos antes, los argumentos de los equipos europeos para hacer frente al razonamiento número dos quedan más bien expuestos y menguados. Ahora, las franquicias NBA tienen más parné para repartir y sus contratos pequeños, para jugadores de fondo, son también más jugosos y apetecibles. Por ello, el nuevo contrato televisivo también está afectando al mercado europeo, y, en especial, a la ACB. Son ya varias las marchas confirmadas, algunas de jugadores importantes, y se esperan más. No solo en España, también otros jugadores, norteamericanos o no, elegidos en el draft o no, que han destacado esta temporada en Europa se verán tentados de cruzar el charco. 

Estos son algunos de los que se han confirmado o han estado nombrados en diversos rumores:

Sergio Rodríguez parece que volverá a la NBA y conocerá a su cuarto equipo, los Sixers de Philadelphia; Willy Hernangómez, del que ya hablamos, estará a las órdenes de Jeff Hornacek en los renovadísimos New York Knicks; Daivis Bertans coincidirá con Pau Gasol en los Spurs de Gregg Popovych; Tomas Satoransky tiene un acuerdo verbal con los Washington Wizards y el FC Barcelona los da por perdidos; Mindaugas Kuzminskas también viaja a Nueva York; Malcolm Delaney, uno de los bases más inspirados en la temporada pasada, firmará por los Atlanta Hawks. También el ex Valencia Justin Hamilton se vuelve a su país y otros rumores han tocado a gente como Anthony Randolph o Ioannis Bouroussis. No serán los únicos, muchos andan disputando ahora las ligas de verano y pueden encontrar un contrato. Por Orlando, Las Vegas y esos lugares de veraneo baloncestístico andan gente como Darius Adams (también ha aparecido en los rumores), Ondrej Balvin, Stevan Jelovac, Kyle Kuric, Brandon Paul, Mateusz Ponitka, Ethan Wragge, Alec Brown... Alguno quizás encuentre quién le quiera firmar el pasaporte de vuelta a casa. 

Lo que queda claro es que el año que viene va a haber más estrenos en la NBA que en la cartelera del cine. Estos movimientos de dinero, en Europa, asustan un poco, y creo que este año hasta allí están maravillados. Y eso que todo apunta a que el próximo verano puede ser aún peor. ¿Peor? O mejor, lo que tú quieras. 

Posdata: el titular y la foto para Erazem Lorbek. La foto le muestra joven cuando jugaba para Michigan State y proviene, al parecer, de la página somosbasket.com.

lunes, 4 de julio de 2016

Enric Saborit




La idea se me ocurrió antes de ayer, y hoy ya he visto una noticia parecida en un periódico regional. Eso me dice dos cosas: una, que tampoco es tan original. Dos, que no tiene mucho interés. De todas formas, voy a escribirla antes de que pase el tiempo. Y eso que creo que para que esta entrada tenga sentido debería pasar, pasar algo más de tiempo porque aún faltan cosas por pasar. 

Con la temporada finiquitada y el mercado en ebullición, me he fijado en un equipo en concreto que a la mayoría se la traerá al pairo, pero a mí no. No, porque soy aficionado del club, y eso ya se sabe por aquí. Pero también por curiosidad e interés real, que de eso normalmente tengo poco. 

El Bilbao Athletic, filial del Athletic Club, consiguió hace poco más de un año un merecido ascenso a Segunda A tras eliminar en la última ronda al hoy ascendido Cádiz. Un gol de Néstor Salinas en el Ramón de Carranza cerró la eliminatoria y le dio la gloria a los cachorros. El navarro, por cierto, saldría de Lezama y su temporada en el Mirandés ha sido de enmarcar hasta que se lesionó. Los rumores le sitúan en Almería para la próxima temporada. 

Un año y poco más después, el Bilbao Athletic regresa a la Segunda División B tras consumar un descenso con más oscuros que claros, pero, al fin y al cabo, con claros también. Terminó la liga en última posición con tan solo 32 puntos, a 16 puntos de la salvación. Se despidió de su año en la categoría de plata tras jugar 42 partidos que saldó con 8 victorias, 8 empates y 26 derrotas. 26 derrotas son muchas, la verdad. Marcaron 35 goles y recibieron 59. Son unos números bastante esclarecedores si lo que pretendes es averiguar por qué quedaron últimos. 

Sin embargo, el año discurrió con contínuas loas de todos los rivales a los que se enfrentaban. Los entrenadores rivales, por costumbre o protocolo, siempre repetían los mismos argumentos: es un rival más duro de lo que parece y no será fácil derrotarlos. Luego los derrotaban, pero las premisas se repetían en el siguiente partido. Todo el mundo parecía coincidir en que, al equipo, le penalizó la inexperiencia, la juventud y la falta de puntería, pero que había calidad y mimbres en una plantilla que José Ángel Ziganda parece que seguirá preparando el próximo año aunque sea en otra categoría. 

Eso sí, la plantilla será completamente distinta. Por ahora, se han confirmado varias incorporaciones para encarar el cambio de nivel. Un fichaje, el de Iker Hernández, delantero guipuzcoano, internacional en categorías inferiores, que no renovó su contrato con la Real Sociedad tras estar cedido el año pasado en el Barakaldo CF. Su temporada en Lasesarre ha sido irregular, sobre todo, por las expectativas que había puestas en un jugador que, a menudo, en los partidos, da más muestras de lo que podría hacer que de lo que hace. También regresarán al equipo filial varios de los cedidos en otros clubes, como Jon Agirrezabala, Gorka Pérez y Yanis Rahmani. Del tercer filial del club, ascienden al Bilbao Athletic los siguientes jugadores: Gorka Guruzeta, que ya debutó en la Liga Adelante, los porteros Unai Simón y Unai Etxebarria, Urtzi Urcelay y el defensa barakaldés Andoni López Saratxo. Aún hay alguna incógnita sobre el futuro de los jugadores que repetirían año en el filial, sobre todo de los lesionados, pero entiendo que durante el verano se resolverán.  

Sin embargo, lo que queríamos tratar en esta entrada son las sálidas que se producen en el club. Y, antes de sacar conclusiones y dar mi simplista opinión, observemos los datos:

En la plantilla de la temporada 2016 se encontraba Iñigo Lekue, a caballo entre el primer y el segundo equipo. El bilbaíno ha jugado tres partidos con el filial en la pasada temporada y ha marcado un gol. Con el primer equipo, jugó 20 partidos de liga y también se estrenó como goleador. Estuvo invitado por Vicente del Bosque para entrenar con la selección absoluta antes de que esta se fuera a Francia y, según un periódico deportivo de tirada nacional, aparece en los informes de jugadores potencialmente interesantes para renovar la selección estatal. Por lo tanto, el lateral será jugador del primer equipo la primera temporada, casi como lo ha sido en esta por mucho que haya jugado también con el filial. 

En la pretemporada, además de Lekue, otros tres jugadores que esta temporada han disputado la Liga Adelante con el filial, tendrán la oportunidad de buscarse un hueco en la plantilla de Ernesto Valverde. Serán el mediocentro Mikel Vesga y los defensas Yeray Álvarez y Óscar Gil. Puede que los tres, o solo alguno de ellos, convenza al de Viandar de la Vera y acabe por firmar contrato profesional y pasar a formar parte de la plantilla del primer equipo. Si no es así, muy probablemente serán cedidos a algún equipo de la Liga Adelante. Siempre y cuando, los responsables técnicos de Lezama no decidan que sigan en el filial para estar a disposición del primer equipo cuando lo necesite. 

Hay jugadores como Jon Iru, Iker Guarrotxena o Egoitz Magdaleno, a quienes se les ha dado la baja y aún no hay noticias al respecto de su futuro. A Enric Saborit se le renovó el contrato, pero no queda muy claro si será cedido o permanecerá en el club. Tampoco se sabe nada del futuro de jugadores que interesan al club, como Unai López, o de los que sufrieron lesiones de gravedad, como Iker Undabarrena, aún pendiente de renovar, y Ager Aketxe. Sin embargo, algunos ya aparecen en los rumores y otros, directamente, ya conocen cuál será su futuro. 

Hasta ahora, ya han quedado confirmadas las cesiones de Markel Etxeberria al Valladolid, de Alejandro Remiro al Levante y de Urtzi Iriondo al Elche. Jonás Ramalho firmó, con la carta de libertad en la mano, por el Girona. Los rumores, por ahora, han tocado a otros dos jugadores del filial. Gorka Santamaría, renovado antes de confirmarse que saldría cedido, ha sonado para el Mallorca y el portero suplente Jon Ander Felipe, según mencionaban algunos medios ayer, interesa al Numancia.

En resumen, de la plantilla con la que se inició el año en Segunda división, un jugador ya forma parte del primer equipo a todos los efectos y otros tres realizarán la temporada. Tres han sido cedidos a equipos de Segunda división y probablemente varios más les sigan, alguno siendo ya objeto de rumores, otros esperando a la decisión del club. Uno ha sido traspasado a un club de segunda y varios que recibieron la baja aún negocian su futuro. La lectura ha de ser positiva. En un año nefasto en cuanto a resultados, la liquidación de la plantilla está dejando muestras de que los jugadores valían para la categoría y que incluso puede que valgan más. Y la muestra viene de fuera. Equipos como el recién descendido Levante o el reciente aspirante al ascenso Girona, confían en las prestaciones de los jóvenes jugadores del filial. Que muchos estén encontrando acomodo en la segunda división (alguno incluso ha sonado para equipos de primera como Granada o Leganés) y que otros aún tengan aspiraciones de jugar en primera con el Athletic Club, dejan claro que esta generación de jugadores sí valía, aunque las 26 derrotas parecieran decir otra cosa. Muestran, además, que trabajar por el fútbol de formación también sirve. 

El año que viene le tocará disfrutar de la experiencia al Sevilla Atlético, único filial que jugará en la Segunda división. Mientras tanto, el Bilbao Athletic regresará al fútbol de bronce, donde, probablemente, se encuentre con otros tres filiales: Real Madrid B, Real Sociedad B y Osasuna B. Muchos de los jugadores que defendieron la camiseta del filial en Segunda A, sin embargo, habrán empezado una nueva aventura para cuando estos filiales se enfrenten entre ellos la temporada que viene. Muchas de esas aventuras, deberán agradecérsela a una temporada en la que aprendieron a perder y ganaron un futuro. O no, habrá que ir viéndolo. Por cierto, el titular se lo damos a Enric Saborit porque alguno había que elegir, pero, la verdad, no hay más razón que ésa.